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Críticas de Kyrios
Críticas 1.319
Críticas ordenadas por utilidad
7
24 de septiembre de 2013
19 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1973 se firmó una de las obras más notables que ha dado el cine de terror contemporáneo. Olvidada y maltratada por muchos que no han sido capaces de admirar la auténtica belleza gótica que desprenden sus imágenes, Amenaza en la Sombra de Nicolas Roeg se presenta como una obra llena de singularidades que siguen impresionando hoy en día.
La película de Roeg (la mejor de toda su filmografía) no marcó ningún camino a seguir dentro del cine de terror. El cine de género la dejó olvidada, no por su calidad, sino porque las vías que proponía eran demasiado difíciles como para ser imitadas. La película, y en esto coinciden tanto detractores como admiradores, es única, y ha hecho que muy pocos films hayan seguido los caminos que se abrieron con amenaza en la sombra. Realmente la película no se puede calificar exclusivamente como película de terror, pues las dosis de suspense y tensión también forman parte de la obra, de manera ineludible.

Y por eso es bastante difícil hablar de ella. Amenaza en la sombra nos habla especialmente de un personaje principal, interpretado ni más ni menos que por Donald Sutherland, el cual pese a que no lo crea, tiene poderes sobrenaturales, como el don de la profecía. Precisamente en la primera secuencia del film, en que la Hija del matrimonio muere ahogada, se nos muestran a manera de señas estas adivinaciones que sufre el protagonista principal. Una de las constantes del film es esta lucha entre lógica y superstición, como se nos muestra no sólo entre los debates que sostiene el protagonista principal dentro de su propia mente, sino también con las espiritistas con las que su mujer se reúne a lo largo de la obra.

En realidad, principio y final de la obra están sumamente conectados, y hacen que la película gane enteros, a medida que se desvela el final en que todo queda sentenciado para el espectador. La película juega precisamente con el desarrollo de la obra para no dar ni una explicación lógica al espectador, cosa que ha hecho que gran parte del público se desentienda de la película, al ver que no se ofrecían soluciones simplistas como las que si suceden en otras películas del género, en que todo queda marcado por pautas previsibles (como en el subgénero del slasher, en el que se puede adivinar fácilmente lo que sucederá a continuación). Lo que Nicolas Roeg busca precisamente con su planteamiento es hacer desesperar al espectador, que no entienda en gran parte lo que está viendo (en muchos momentos el público se siente perdido y cree que no está entendiendo el argumento o que no ha seguido bien la película y ahora no puede volver a conectar) con lo que se crea un sentimiento de auténtico desasosiego (pocas veces una película logra desesperar tanto como lo logra Amenaza en la sombra). En gran parte gracias al talento de Nicolas Roeg, que riega la película con recursos que hacen que esta sensación de desesperación vaya in crescendo a lo largo de la película.

Por ejemplo, la ubicación de nuestros protagonistas. Venecia parece una ciudad tranquila y apacible (o así la intentan vender desde los folletos turísticos) pero precisamente la película se encarga de retratar la parte oscura de la ciudad, y por eso no sólo se nos muestra la cara oficial de la ciudad (con sus apabullantes iglesias y sus canales marítimos) sino también los oscuros callejones y su vida nocturna menos turística. Hay que decir que Roeg realiza una utilización de la luz más que correcta, y las secuencias nocturnas resultan muy efectivas, porque realmente consiguen contraponerse a las diurnas, en el sentido que representa totalmente lo contrario que antes se nos había mostrado. Si hay que destacar una secuencia en este aspecto, sería sin duda la final, en la que nuestro protagonista corre de manera desesperada por un laberinto de calles (Roeg emplea el uso del humo para acrecentar la atmósfera maligna).
No sólo vemos que algo no falla en la ciudad donde residen nuestros protagonistas, sino también en introducir muchos personajes que resultan o intentan parecer bastante enigmáticos.

La película en gran parte se convierte en un quien es quien por tratar de adivinar quién es el auténtico peligro en la ciudad. Por ejemplo, las mujeres psíquicas, que el director se encarga de presentar como si fueran auténticas brujas del siglo XX, o el cura, el cual habla de una manera mucho más sombría de lo que un padre debería hacerlo.

Y el montaje, sin duda alguna, es protagonista principal de la película. Gracias a él se nos produce el efecto que el director intenta conseguir desde el primer momento. Ya la primera secuencia, en la que se realiza una interacción entre la escena que está teniendo lugar fuera de la casa (en la que se ahoga la hija) y la de dentro (con la premonición de Donald Sutherland) se realiza un trabajo que demuestra las dotes artísticas del film. Es cierto que en ocasiones pueda parecernos un montaje descuidado o naif (tenemos que pensar en el encuentro sexual en Venecia de los dos protagonistas, que es cierto que deja una sensación parecida al bochorno) pero sin duda esto también hace que la película gane una idiosincrasia totalmente propia.
Kyrios
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6
17 de junio de 2018
16 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Leto (Leto, 2018) se trata de una interesante e irregular película Rusia, dirigida por el más que interesante Kirill Serebrennikov, director que triunfó con la modesta Uchenik (El discípulo, 2016). A Serebrennikov no le tiembla el pulso a la hora de rodar películas que a pesar de no olvidar el target comercial, presentan temas implicados con la sociedad. La película es también un homenaje a una generación musical que marcó historia, y se nota el cariño del director por toda esta farándula musical que surgió en una década políticamente convulsa en la URSS.

La película se trata de un curioso Biopic que nos presenta principalmente la vida de dos músicos claves de la última década de existencia de la URSS, Viktor Tsoi, líder de la mítica banda Kino y célebre en parte por su prematura muerte,y Mike Naumenko líder de la banda Zoopark, quien también falleció joven. Para entender el contexto de la película hemos de tener en cuenta la situación musical en la que se encontraba la Unión Soviética, donde la música rock tenía una mala consideración por ser la música del enemigo(el rock como símbolo del capitalismo) y cantada en lengua extranjera. En ese ambiente, una serie de jóvenes, especialmente en la ciudad de Leningrado (hoy San Petersburgo) empezaron a adaptar y a tocar música rock, siempre con las autoridades vigilando en la nuca. Como veremos más adelante, la película toma claras influencias de otras películas como Control (Control, 2007), Biopic sobre Ian Curtis, el cantante del grupo postpunk Joy Division y sobre todo, el filme de Michael Winterbottom, 24 Hour party people (24 Hour party people, 2002).

Rodada en blanco y negro, en ocasiones el filme utiliza el color así como singulares recursos visuales. Pero no es desde luego una película convencional, y hay que tener en cuenta esto cuando visionamos la película. Para empezar, el guión de la película no nos cuenta el ascenso de una banda musical, sino que la película se centra especialmente en dos caminos: Por un lado, la formación del grupo liderado por Tsoi y por otro, el trío sentimental que se desarrolla, entre la novia de Mike, este y Tsoi. Una relación a tres bandas que resulta ciertamente atrevida. En ocasiones la película se centra exclusivamente en los sentimientos de estos tres personajes, así que no nos equivocaríamos si dijéramos que Leto está más pendiente de sus personajes que de hacer avanzar la trama. Esto sirve también de advertencia contra espectadores ansiosos, que estén más sedientos de un BIopic al uso...la película está lejos de serlo. También hay que decir que el film no es perfecto, y en ocasiones puede resultar reiterativo, además, el guion tiene algunos problemas de estructura, y es incapaz de cerrar correctamente la película, dejándonos casi con tres finales diferentes.

La película ha tenido también algunas críticas dentro del ambiente musical ruso. La más destacable es sin duda alguna la que ha realizado el cantante del grupo Akuarium, otro de los grupos claves en la Rusia contemporánea), Boris Grevenishkov quien ha tachado el filme como “Una mentira desde principio a final incluso afirmando que el guionista es más bien un ser de otro planeta. Lo cierto es que tanto por la temática como por el tono, la película no ha estado exenta de polémica. Desgraciadamente, y conociendo tanto nuestra España como la Europa "Buena" a Leto no le espera un análisis demasiado en profundidad por la crítica.

La influencia postmoderna de 24 hour party people es más que evidente. Tanto, que resulta insultante que la crítica apenas haya realizado mención alguna. Al igual que en la película de Winterbottom, el filme es totalmente autoconsciente. Para empezar, en Leto nos encontramos con un narrador totalmente omnisciente, prácticamente calcado al personaje que interpretaba Steve Coogan en 24 hour party people y que es conocedor del pasado, presente y futuro de los hechos que se narran. Por si fuera poco, parece evidente que el director ha dado ciertas directrices al actor que interpreta este personaje para que se fije en el de la película británica, de tal manera que podemos observar muchos gestos actorales así como el tono general prácticamente calcados.

La película nos introduce ciertas escenas musicales que reinterpreta “clásicos” del Rock americano alternativo como Passenger de Iggy Pop, Pschyokiller de Talking Heads o a Perfect day de Lou Reed. A pesar de que estéticamente son unas piezas que deslumbran por su creatividad, no funcionan más que de manera separada, y nunca de manera conjunta en la película. En gran medida porque como siempre nos introduce el personaje omnisciente, estas escenas nunca ocurrieron en la realidad (otro guiño parecido al filme de Winterbottom). Quizá la única que pueda tener cierto sentido es la de Passenger por su implicación en la trama (mostrarnos como avanza el romance).

La película si es totalmente recomendable para los amantes de la New Dave americana, Punk y Postpunk. Paradójico por otra parte, que en los cines rusos se haya estrenado una película que censura las "palabrotas", cuando el propio filme nos habla de la censura soviética. Cosas que nunca cambiarán.
Kyrios
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9
3 de marzo de 2017
16 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Город зеро (Ciudad Zero, 1988) es una película dirigida por el cineasta Karen Shakhnazarov y realizada en las vísperas de la caída de la Unión Soviética. La película, que cuenta con un argumento delirante y que se liga de lleno con el surrealismo, es también una pieza de un valor incalculable, no sólo por la originalidad de su planteamiento, sino también por las más que obvias referencias socio-políticas que incluyen y que sirven de testimonio histórico.

Ciudad zero está llena de metáforas de las que se sirve el cineasta para explicar la caída de la URSS. Evidentemente, hemos de situar al contexto del filme en su época histórica, porque sino seremos incapaces de entender lo que estamos viendo. Gorbachov ya se encontraba en el poder, y la mayoría de películas de aquella época aprovecharon la teórica libertad que se les había permitido para realizar películas que antes habrían resultado imposibles. El guion del filme toma buena nota de ello.

La película nos presenta un argumento que irá en crescendo en cuanto a sus dosis surrealistas. Un hombre de negocios, interpretado por Leonid Filatov y llamado Aleksei Varakin llega a una ciudad con el objetivo de revisar unos diseños sobre aires acondicionados y donde en un primer momento todo parece normal, hasta que empiezan a suceder cosas realmente extrañas. La primera de ellas, añade más bien un toque cómico antes que dramático (una secretaria desnuda que actúa con naturalidad). Y es que efectivamente, en la primera mitad del metraje, podemos decir que la película, salvando las distancias, tiene más en común con Amanece que no es poco (Amanece, que no es poco, 1988; realizadas ambas en el mismo año ), que con otras películas surrealistas. Pero a medida que transcurre el filme, el tono paródico se vuelve cada vez más hiriente, una arma en manos del cineasta para atacar los entresijos corruptos del sistema de aquellos años.

El filme tiene también una creatividad interesante, que se explaya en cantidad de numerosos detalles ingeniosos, originales y capaces de combinar el sarcasmo con el humor más negro. La reacción del espectador es doble, por una parte se consigue la risa en él, pero también existe un segundo nivel de reflexión mucho más profunda, que es la que diferencia al filme de otras películas puramente surrealistas, donde no hay una intención ideológica más consciente.

Metáforas más que interesantes y que son abundantes. Una de las más célebres la encontramos en la visita que realiza nuestro personaje al museo provincial, donde se le explican cantidad de historias sobre la ciudad, a pesar de que todas ellas son falsas. La parábola es evidente, el filme ridiculiza la exagerada propaganda, que no tiene reparos en mentir de cualquier forma con tal de engrandecer el nombre de la ciudad (y por ende, del país). Aunque parezca una locura, lo cierto es que esta exhibición del museo local tiene bastantes similitudes con las que continúan existiendo hoy en día en Rusia, y que cualquiera que haya visitado una ciudad provincial de dicho país sabrá reconocer. También aparece como elemento iconográfico de importancia la música Rock, que como bien es sabido provocó más que problemas en el Stablishment, quien recelaba de este tipo de música por ir en teoría en contra del sistema.



El final del filme nos presenta la decadencia y la corrupción de la URSS, con un árbol podrido al que nadie ha prestado atención durante todos estos años. Una clara referencia al propio sistema soviético. Demoledor resulta el hecho de que cuando cae una rama, toda la élite de la ciudad, que se encuentra congregada delante del árbol, corren poseídos a llevarse un pedazo. Un pedazo del pastel, que suponía la propia URSS en aquellos momentos, y que serían los nuevos ricos en un futuro. De igual manera simbólica resulta el final, cuando nuestro protagonista consigue escapar de la locura final en una barca. Pero…¿A dónde irá? El mismo rumbo desconocido que toma nuestro personajes es equiparable con el destino de la Rusia de finales de los años noventa, un país con un futuro a todas luces incierto.

Lo cierto, es que si comparamos el cine de Eisenstein con Ciudad Zero, nos daremos cuenta de lo que resultó el principio y el fin de la Unión Soviética, comparar ambas puede resultar un ejercicio más que estimulante, en cuanto ofrecen dos caras de la historia de un país y un modo de vida.

https://neokunst.wordpress.com/2017/03/03/%D0%B3%D0%BE%D1%80%D0%BE%D0%B4-%D0%B7%D0%B5%D1%80%D0%BE-ciudad-zero1988/
Kyrios
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4
19 de abril de 2020
23 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Kalashnikov (2020) se trata de una producción rusa que se aproxima a la biografía de Mijáil Kalashnikov (1919-2013), célebre ingeniero soviético que desarrolló el modelo de fusil más reconocido de la contemporaneidad, el AK-47. La película se estrenó el 20 de febrero en Rusia, y había conseguido reunir prácticamente a medio millón de espectadores, hasta que la crisis del coronavirus hizo su efecto. 

La película adopta el formato del biopic para adentrarse en la vida del ingeniero Kalashnikov, aunque con algunos saltos temporales extraños. Evidentemente, la película se centra prácticamente en su totalidad en el desarrollo del AK-47, que ocupa la mayor parte de la película. Como la película está pensada para ser consumida por el gran público, el proceso de elaboración del AK-47 no se ha mostrado de una manera detallada o científica, sino muy ligera para ser consumida fácilmente (de hecho no hay ni una explicación técnica en toda la película y no sabemos que diferencia al AK-47 de otras armas). Así, como Newton y la leyenda de la manzana se trataba de una historia fácil y apta para ser entendida para toda la familia, así es la trama del filme.

De hecho, hay una pequeña secuencia de la infancia del ingeniero, que parece que recortaron del metraje final algo que en teoría había de ser más amplio. 

La película utiliza también una factura y diseño de producción muy ligado al biopic convencional. No hay nada que destaque para bien o para mal, la película sigue el estilo de las últimas producciones rusas de los últimos diez años, que al menos son competentes en lo que a diseño se refiere. Eso sí, resulta todo demasiado brillante, y teniendo en cuenta que estamos ante el contexto histórico de la Segunda Guerra Mundial, no deja de resultar chocante esa pulcritud que muestran la mayoría de personajes que desfilan por el filme, exceptuando un par de momentos donde podemos comprobar la factura de la guerra cuando en pantalla aparecen personajes tullidos.

Y sí, por desgracia es otra de tantas películas que añade una subtrama de amor (que eso sí, está en parte basada en hechos reales) para intentar abarcar aún más públicos. En vez de contarnos detalles realmente interesantes para la trama la película añade el personaje de la ayudante de Kalashnikov, para no se sabe muy bien que, porque ni siquiera existe la química entre ambos actores, por no añadir que resulta una subtrama nada interesante. 

Para explicar la historia de Kalashnikov, hay que tener en cuenta que la invención del fusil de asalto aconteció durante el período de la URSS. En las últimas películas rusas se acostumbra a realizar una mirada similar en películas que tratan la historia del país. Existe gente muy competente, pero cuya libertad es cohartada por funcionarios que no tienen visión de futuro. En Tres segundos (2017), el entrenador de baloncesto era acusado de utilizar nuevas tácticas para el equipo que eran absurdas según los anquilizados burócratas. En Kalashnikov, nadie toma en serio al ingeniero que pretende diseñar un nuevo fusil, y ponen trabas para que este se desarrolle, una y ota vez. La figura del funcionario (Chinovnik, en ruso) incompetente es ya casi un troppo de todas estas películas que realizan una vista atrás en el pasado soviético.

Kalashnikov fue el inventor de una de las armas que al fin y al cabo fue más populares en el siglo XX y XXI. Esto, conllevó también una gran ristra de muertos (se exportó a numerosos países, no solo en la URSS9. Seguramente el propio ingeniero no deseó esta situación, e incluso tenemos declaraciones del propio inventor mientras vivió, mostrando su rechazo por haber desarrollado un arma que segó tantas vidas. Esto la película debería haberlo mencionado, como mínimo de pasada, pero no lo hace en ningún momento. 

Conclusión

Kalashnikov es una película de propaganda, solo que en vez de Yankee, se trata de una obra rusa. Pero a pesar de otras películas que también pertenecen a dicho país y además están bien dirigidas o aportan algo de interés, en este caso nos encontramos con un producto prefabricado y sin gracia.

Crítica escrita para Cinemagavia.es
Kyrios
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8
28 de agosto de 2013
20 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hablar de Posesión, de Andrzej Zulawski es hablar de una de las películas de terror más fascinantes que ha dado la historia del cine. Si alguna vez los tópicos se cumplen es en esta ocasión, porque pese a que la película nos cuenta una historia que ya por aquella época había sido explotada por producciones norteamericanas (la posesión de un ente demoníaco en una mujer), se nota que la película toma unos senderos muy poco habituales para retratar la narración, es decir, la etiqueta de terror europeo le viene ni que pintada.

Y es que Zulawski es un auténtico maestro, que puede recordarnos a otros directores que también crean atmósferas pesadas y casi insoportables como David Lynch (recapacitando, mejor quítenle el casi). Porque es muy cierto que Posesión no es una película de usar y tirar, sino que tiene imágenes que se quedarán para siempre en la mente del espectador, para bien o para mal. Que no significa que Zulawski se vaya por la senda del gore (en ese mismo año se estrena Evil Dead, la película de Sam Raimi que sin duda contiene mucha más violencia explícita que Posesión), sino que consigue dosificar sus ingredientes para crear una historia realmente horripilante.

Ya en su época fue recibida con ambivalencia por los críticos, pese a que fue nominada en Cannes para competir por la palma de oro a la mejor película. Aún así hay que advertir que la película no está hecha para todos los gustos y en muchas ocasiones se desvía hacia una poética casi del mal que puede hacer tirar para atrás a más de uno. Evidentemente, como en la película el bando que sale triunfante es el mal (en realidad habríamos de escribir el MAL en mayúsculas), a más de un iluminado se le ocurrió pensar que la película hacía una apología al satanismo y demás lindezas, cosa totalmente absurda, pero ya sabemos que pasa en el cine cuando un director se atreve a romper el Happy End, y más en una película de estas características.

Y eso que en los primeros minutos nada hacer ver que estamos ante una película de Terror. Sam Neill interpreta a un hombre que vuelve después de largo tiempo trabajando en el extranjero a su casa con su mujer (interpretada por Isabelle Adjani) y su hijo. Pero pronto cambiará totalmente al enterarse que su mujer ya no siente nada por él y que ha estado todo el tiempo viéndose con otro hombre. Ahí la película parece tomar los caminos de un drama en toda regla, aunque el director ya nos presenta algunos elementos que nos hacen sospechar que estamos ante una relación totalmente disfuncional. En gran parte es debido a que Zulawski recrea una magnífica atmósfera para definir su película, mediante una gran gamma de tonos grises y azules que transmiten la desesperación que hay entre Adjani y Neill Después de mostrarnos bastantes escenas más que reiterativas entre los dos, la tensión va igualmente en crescendo, hasta que vemos que las cosas empiezan a sobrepasar los límites de lo real. Una gran metáfora es el escenario donde se ubica la historia, en el muro de Berlín, que podría simbolizar perfectamente los límites que siempre bordea la película, entre lo real y lo fantasioso, o entre la relación tortuosa de Sam Neill e Isabelle Adjani.

Después de observar como su matrimonio se evapora, el director polaco adopta una actitud más agresiva, adentrándose en el auténtico terror. Un acierto sin duda de la película es el tempo con el que se articula todo el film, que es el culpable que hace que primero choque tanto al espectador la reiteración de las peleas entre los dos protagonistas (algunos acusarán a la película de aburrida) para más tarde seguir con un espectáculo que podríamos calificar como Dantesco, pero en el sentido más literal de la palabra. Aunque para ser exactos la película nunca exhibe demasiado sus fantasías, sino que las deja en el punto de cocción perfecto para que el espectador ponga de su parte para acabar con el rompe cabezas, como sucede exactamente en el final. A más de uno le provocará dolor de cabeza, pero en realidad es bastante fácil de adivinar por dónde van los tiros.

En realidad, aparte de la fascinante historia de terror que hay en la película, también observamos una historia de amor totalmente retorcida, en la que se nos cuenta hasta donde es capaz el ser humano con tal de amar una persona. No hace falta ni decir que Zulawski tiene una imaginación desbordante y parece que hay momentos en los que el director desvaría, pero aún así, el personaje de Sam Neill está tan encaprichado de su esposa, que es capaz de perdonarle los más terribles actos. No hay que extrañarse, que por algo el director en la primera parte de la película ya nos lo señala como un ateo.

Sigue en Spoiler sin desvelar nada

http://neokunst.wordpress.com/2013/08/28/posesion-1981/
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Kyrios
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