Uno de los últimos trabajos de John Sturges ambientado en la ciudad de Sinola (Nuevo Mexico), allí llega Frank Harlan (Robert Duvall), un rico terrateniente que intenta detener a Luis Chama (John Saxon), responsable de organizar una revolución para recuperar los territorios usurpados a sus compatriotas, para ello Harlan contrata los servicios de Joe Kidd (Clint Eastwood), un conocido pistolero de la zona. Sturges cede todo el protagonismo de la película a un Eastwood que acentúa más si cabe su imagen de tipo duro influenciado claramente por sus interpretaciones en los spaguetti western de Sergio Leone, como contrapunto aparecen un sobrio Robert Duvall, y un extraño y diferente John Saxon que aguantan muy bien el peso del film sobreponiéndose a las deficiencias de un guión demasiado típico y previsible. A pesar del éxito de taquilla que supuso, "Joe Kidd" no es de los westerns más recordados ni de Sturges ni de Eastwood, es una pequeña decepción que la unión de dos mitos del género no nos ofreciera algo mejor, aún así es un western aceptable que merece ser visto.

Dirigida por Michael Curtiz en 1939 la película nos cuenta la llegada a Dodge City de Wade Hatton (Errol Flynn), un antiguo militar que se dedica a conducir ganado que acaba casi sin quererlo ocupando el puesto de sheriff para erradicar las injusticias y corrupciones del lugar. A parte de todos los tópicos habituales del género, es decir, el héroe que imparte justicia donde no la hay, el malo con sus secuaces que hace lo que le apetece, los tiroteos, las diligencias, o la historia de amor entre los dos protagonistas que empieza fatal y acaban enamorándose, Curtiz nos introduce también en la trama el gran cambio que supuso para los Estados Unidos la llegada del ferrocarril a todas las tierras que quedaban por colonizar, de hecho la secuencia inicial donde una diligencia y una locomotora compiten por ver quién es mas rápido es una buena demostración de lo inevitable del progreso. Pero dejando de lado el argumento, el gran reclamo de "Dodge, ciudad sin ley" fue la elección de su pareja protagonista, Errol Flynn y Olivia de Havilland protagonizaron grandes películas juntos a pesar de no llevarse nada bien, "Camino de Santa Fe" y "Robin de los bosques" quizás sean las más conocidas pero "Dodge, ciudad sin ley" es la mejor sin discusión, un western de los de antes que merece ser visto y recordado, por su pareja protagonista y por ser una gran película.

Peter Segal dirige esta película que consigue reunir dieciseis años después de la estimable "Copland" a Robert De Niro y Sylvester Stallone y que los recupera además como boxeadores homenajeando a dos de sus papeles más icónicos, es decir, Jake La Motta y Rocky Balboa. En esta ocasión son dos viejas glorias ya retiradas que deciden combatir una vez más para poner punto final a una rivalidad de mas de treinta años. La pelicula es una buena comedía, con buenos diálogos, llena de homenajes a sus viejas películas y un excelente reparto entre los que destacan a parte de sus protagonistas, Kevin Hart, Kim Bassinger, Jon Bernthal y sobretodo Alan Arkin.
En resumen, una película divertida, con buén ritmo, con dos actores míticos y un buén combate final, ¿Que más se puede pedir?.

Mariano Ozores aprovechó en 1980 el gran éxito de "Rocky II" para filmar su particular parodia sobre el mundo del boxeo contando con su habitual trio protagonista (Fernando Esteso, Andrés Pajares y Antonio Ozores). A pesar de su evidente falta de presupuesto y sus prescindibles escenas de destape "Yo hice a Roque III" es de las mejores comedias que filmó Ozores, una película llena de escenas muy divertidas y delirantes muy recordadas como la de la bascula, la subida inacabable de escaleras a lo Rocky por parte de Esteso y Pajares o la aparición en el gimnasio de un grupo de boxeadores deformes, delgados y ancianos para convencer a Roque de que todavía puede boxear, además hay que decir que sorprendentemente el combate final está muy bién filmado.
En resumen, el paso de los años no juega a favor de estas películas pero "Yo hice a Roque III" es buen ejemplo de la sociedad española de la época además de ser una muy buena parodia sobre el mundo del boxeo. Algún dia se hará justicia con Mariano Ozores, uno de los grandes directores de la comedia española.

Billy Wilder consiguió con esta parodia del cine de gangsters filmar una de las mejores comedias de la historia del cine. La película nos transporta a los años veinte del siglo pasado donde dos músicos, Joe (Tony Curtis) y Jerry (Jacl Lemmon), presencian una matanza en Chicago, tras ser descubiertos por los asesinos deciden uir a Florida camuflados como mujeres en una orquesta femenina.
Wilder dirige con maestria una escena detrás de otra dando una lección de agilidad narrativa a ritmo de jazz y ofreciendo una visión del hombre desde el punto de vista femenino muy cómica y nada favorable, todo apoyado por un guión excelente y muy bién engranado al que no le sobra ni una frase, lo cual nos lleva a disfrutar de innumerables situaciones cómicas y muy divertidas.
Jack Lemmon y Tony Curtis están esplendidos en sus papeles muy bién secundados por Marilyn Monroe que demuestra sus cualidades como actriz de comedia además de cantar con mucha sensualidad un par de canciones, también merece ser destacada la interpretación del gangster a cargo de George Raft, un papel que tantas veces había interpretado con éxito en los años treinta en infinidad de películas.
En resumen, "Nadie es perfecto", sublime frase que resume a la perfección esta obra maestra de Billy Wilder que merece ser vista por cualquier persona con un mínimo de interés por el buén cine.