También sería válido Cotillard versus 12 hombres (compañer@s de trabajo) sin piedad, cualquiera de las opciones es válida para encabezar esta humilde crítica. Esta verosímil historia de denuncia socio laboral resulta fría, austera, cruda y palmaria.
A ello contribuyen su efectiva progresión lineal, su rodaje cronológico temporal, su desarrollo circunstancial episódico y su ausencia musical; a pesar de que en ciertos momentos la desazón y la reincidencia (una mujer llamando siempre a una puerta) pueden llegar a causar cierta pesadez, no es menoscabo para disfrutar esta obra semi documental , reflejo vigente de la sociedad que nos envuelve.
Aun así lo mas loable no es lo anteriormente expuesto, sino la carnal exhibición de la figura francesa. Marion Cotilledard se muestra omnipresente, con un papel bipolar, su talento, su brillantez interpretativa, su carisma ganado en brillantes trabajos anteriores así lo totalizan; y en esta nueva película se confirman una vez más.

La inconstancia, ese vocablo con prefijo previo refleja muchísimo mejor esta obra. Otra palabra sería la indiferencia, sentida ante este thriller de producción combinada (catalana, española, francesa...) que pasó con algo de indolencia en las pantallas cinematográficas.
Las carencias le vienen en la historia, en el guión, quedándose a medio trayecto del thriller de terror, el drama paterno familiar y la típica cinta histórica patria (con nuestra guerra civil de por medio).
Por otro lado, resuena en algunos retazos al Laberinto del Fauno, la ambientación y la fotografía están bien logradas. El montaje es lúcido, mezclando historias de forma coherente sin que nos perdamos en los enlaces entre una y otra; y Juan Diego aparece en un papel algo dilapidado, pero aún así, por su carisma y figura, es un placer siempre verle. Debut de mérito de Juan Carlos Medina.

Hermoso, como todo lo que le ocurre a esa atractiva, extravagante e inusitada pareja belga que forman la esencia de esta valorada película belga que te deja huella y te implica sea cual sea tu situación vital.

Lacónico, tal como la historia que desarrolla y narra, a través de saltos temporales, flash backs recurrentes que componen un vibrante y genial montaje, tan acertado que la trama a pesar de su simpleza elemental te engulle por completo.

Tatuaje, es lo que merece la enorme química que desprenden los dos protagonistas. Transmitiendo con una sola mirada un océano de sensaciones y sentimientos que todos (o casi) hemos sentido alguna vez. Y sería un tatuaje de Alabama/Elise (Veerle Baetens), un personaje para la posteridad dentro del cine europeo.

Vital, así es su banda sonora. Con temas country bluegrass que encajan en la trama y en la película tan meticulosamente como un verdadero protagonista más. No es de extrañar que sus temas fuesen número uno en Bélgica. Genial y asombrosa música.

En conclusión, fabuloso material belga. Muy recomendable a pesar de algún que otro aspectos intrascendentes (conflicto religioso y uso de células madre con financiación pública).

Breaking Bad más Autos-Deportivos es igual a cine palomitero pasable. Es lo que ofrece esta película, "penúltimo" intento de adaptar un exitoso videojuego al celuloide. ¿Cual será el siguiente?
La vienen comparando con la saga de Fast & Furious, y parece que sale perdiendo, aunque quizás todas las comparaciones puedan resultar odiosas; y es que en la otra saga automovilista no se se encuentra nuestro Jesse Peakman (Breaking Bad forever).
Pero sin engañar a nadie, quizás Aaron Paul no tenga ni el carisma ni la estatura suficientes para soportar una producción así; y aunque se le rinda homenaje en la cinta (apareciendo en escenas de Bullit), Paul no es Steve McQueen. Sin embargo es lo más resaltable de la película, sobretodo si no entiendes o no te atraen los deportivos.
Por otro lado, las panorámicas aéreas de New York, de California y del Grand Cannyon, son de gran calidad; así como algunas persecuciones. Pero... la música, las incoherencias de guión (algunos bordeando el ridículo) y la poca consistencia de los personajes (incluido el locutor de Michael Keaton) dejan algo que desear para intentar ser el inicio de una nueva saga automovilística.

Así se puede resumir, así la sintetizo yo (Siempre guardando las distancias con el mago británico, este nuevo intento de franquicia cinematográfica). Para los amantes de la Sci.Fi, entre los que me encuentro, es inevitable disfrutarla y alabarla; con unos efectos, diseños y secuencias galácticas que merecen el visionado ineludible de esta franquicia ochentera de éxito.
Teniendo un buen casting, el protagonista Asa Butterfield, no se desmerece ni se amilana ante tanta estrella consagrada. Destacable actuación.
También es controvertida toda la polémica levantada ante el casposo autor de la novela (s) y su extraña homofobia homosexual. A esto le añadimos la larga y problemática producción del libro (con varios intentos defectuosos). Todo esto han conseguido que la cinta no haya alcanzado el taquillazo que esperaban en un inicio. Una lástima, porque su mensaje pacífico, y su escenas anti-gravedad merecían una continuación. El tiempo dirá si Ender vuelve a jugar.