En la línea de lo que ocurría con la cinta alemana El Canibal de Rottemburgo firmada por Weiss, la película atrapa al espectador cuando éste se da cuenta de cómo puede internet satisfacer incluso los más sórdidos y rebuscados deseos de cualquiera por muy perturbado que nos parezca pero le falta algo de ritmo y le sobra algo de reiteración para ser un producto redondo.

La dirección es rea de un guión al que le falta chicha y de los personajes, decir que está magnífica Maria Bello, como casi siempre, y tan encantadoramente odioso Sewell como en él es habitual. Quizás sea el personaje de Jason Patric el que peor esté dibujado.

Una muestra más del aceptable cine que se hace fuera de los grandes estudios pero poco más.

Pese a que soy un fanático del True Crime, me toca las narices sentarme a ver un documental sobre un caso que conozco y que, en vez de limitarse a exponerlo me intenten colocar publicidad (en este caso política) encubierta.

Porque en puridad , el documental, sí no incumple la Ley Audiovisual 7/2010 que obliga a avisar de emplazamientos publicitarios encubiertos, poco le faltará . Ya la escena inicial es toda una declaración de intenciones: el asesino va en su coche y en la radio se habla de la guerra de Irak. Podría ser casual para situar en el tiempo los hechos…pero no. Más adelante el asesino aparece en su casa y en la tele Bush habla de armas de destrucción masiva. En otra el asesino recorta una mención sobre él y la noticia de al lado en el diario, “muere paciente por las largas listas de espera” y así hasta el infinito en un intento desesperado de convencernos, en campaña electoral de que la España más próspera que hemos conocido era un desastre.

Para rematar, aparte de que el hilo conductor es un periodista (de El País, claro) que se afana en vincular al ejército con “la ultraderecha”, como supuesta experta llaman a la periodista de ultraizquierda del diario Público que ve nazis por todos lados y no sé cómo insiste porque ya metió la pata en el caso de Eva Blanco apuntando a grupos de jóvenes radicales de derecha en cierto programa cuando el asesino resultó ser un cincuentón de origen magrebí

Una vergüenza