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España España · almeria
Críticas de TOM REGAN
Críticas 5.256
Críticas ordenadas por utilidad
6
1 de septiembre de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
284/35(29/08/22) Interesante telefilm que he visto por indagar en los inicios del gran realizador Michael Mann, director de obras como “El último mohicano”, “Heat”, “El dilema” o “Collateral”. Mann, se había iniciado como director de comerciales y documentales en Inglaterra, donde había marchado para estudiar en la Escuela de Cine de Londres. Después de ganar un premio en Cannes por su corto “Janpuri”, regresó a los EE.UU., donde hizo un nuevo documental y comenzó a escribir para diversas series de televisión. Entonces, tuvo la idea de hacer su propio telefilme y con un guion que había escrito con Patrick J. Nolan, se embarcó en “The Jericho Mile”, indicaba muchas de las marcas posteriores del cineasta de Chicago, con elementos buenos que apuntaban lo que estaba por llegar. Siendo un éxito de crítica tan grande que en muchos países se estrenó en cines. Además de ganador de tres premios Emmy y Michael Mann ganó el Emmy a mejor guion. Tras su exhibición, le llovieron las ofertas y fue así como pudo realizar, “Thief”, considerado su primer largometraje de cine. Film este rodado íntegramente en la penitenciaría Folsom de California (penitenciaria que nombra el protagonista de encarnado por De Niro en “Heat” como la que estuvo recluido y a la que jamás volvería), contando con la participación de algunos actores profesionales y numerosos reclusos colaboraron con el mayor respeto ante el equipo técnico. Esto entronca con el co-protagonista que es el presidio, Mann lo retrata de forma naturalista, sin efectismo de motines, violaciones, intentos de huida, o guardias corruptos, es realista en este sentido, con algunas rencillas, apuñalamientos y tensiones de violencia latente. Componiendo el microcosmos ambiental las bandas raciales, con las clásicas supremacistas blancas, la banda de negros y los latinos, con un lenguaje de jerga penitenciaria que rezuma verité.

Estando en el centro ‘Rain’ Murphy, ejemplo de los protagonistas que están por llegar en el cine de Mann, seres nobles, íntegros, orgullosos, con un código de comportamiento estricto en sus principios morales. En este caso un preso de cadena perpetua por asesinato que asume su culpa con estoicismo, ser solitario, no se adscribe a programa de reinserción alguno, ni se apega a las bandas, va por libre, solo tiene la afición de durante el tiempo libre en el patio de correr, cual modo de mientras lo hace no estar allí dentro. Solo tiene un amigo, su vecino de celda, tipo negro, RC Stiles (buen Richard Lawson), amargado por su situación, de tener a su esposa e hija recién nacida sin haberla visto fuera. Murphy es encarnado por Peter Strauss (el eterno Rudy Jordache de la serie “Hombre Rico, Hombre Pobre”) en su probablemente, mejor papel, comprometido con su rol ya desde el esculpido físico que tiene, fibroso muscularmente, con una gran fisicidad en las carreras, y sobre todo derrochando intensidad en varios tramos de la cinta, donde su mesura termina explotando en ira y con ello haciéndonos sentir su tormentoso mundo interior, como cuando habla con el psicólogo de la prisión Dr. Bill Janowski (buen Geoffrey Lewis), donde cuenta el porqué está allí recluido, o en el clímax del enfrentamiento de la comisión deportiva. Actuación que le valió un Emmy a Mejor Actor a Strauss.

Mann inicia su película mostrando el microcosmos de la prisión, una alegoría del exterior en como se fraccionan los guetos por razas, con las consiguientes tensiones étnicas, vemos las rutinas de la reclusión, ello mediante el recurso de unas entrevistas en el patio de la prisión, ello bajo los acordes (coitus interruptus) de una versión instrumental sesgada de "Sympathy for the Devil" de los Rolling Stones, leit-motive del film (esto es bueno y malo a la vez, pues este rítmico tema aporta nervio y energía constante, pero también te quedas con una sensación de no llegar al clímax cuando nunca termina de arrancar y se corta). Y en este crisol de razas surge ‘Rain’ Murphy, alguien contracorriente que por su trabajado Don de la velocidad puede remover esta división. Mientras asistimos a este inframundo de corrupción que son las interioridades de la cárcel, donde si quieres algo, debes pagarlo, aunque para ello debas aliarte con el demonio, y esto le pasa a Stiles, tenido sus consecuencias.

Mann imprime un ritmo ágil, donde la tensión es efervescente en todo momento, con momentos donde la explosión es cercana, construyendo secuencias de notable valor, ejemplo la de ‘Rain’ quemando algo crucial en medio del patio con el dueño de esto observando encolerizado; o la paliza que le dan por defender el nombre de su amigo; o cuando en el comedor van pasando al lado suya para cederle parte de su comida varios presos en señal de respeto hacia çél, y para que se alimente bien para la carrera; Filmando de forma vigorosa las carreras, con una labor de cámara (Rexford L. Metz) y edición (Arthur Schmidt: “Forrest Gump” o “Piratas del caribe”) bien trabajado para proyectar el atractivo de la galopada de la milla. Todo para desembocar en un clímax cargado de romanticismo y a la vez nihilismo con ‘Rain’ corriendo contra sí mismo.

Cabe destacar entre los secundarios al gran Brian Dennehy como el amenazante líder de los supremacistas blancos Dr. D, actuación carismática, cargada de nervio, de sutilidad en su modo sibilino de hablar, de gesticular, de sonreír, hasta tiene su arrollador momento de implosión, muy bueno.
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TOM REGAN
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5
20 de agosto de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
271/22(19/08/22) Decepcionante film dirigido pro Ridley Scott y van legión de este director que lleva años dando tumbos, amontonando una extensa filmografía, casi a película por año, cuando no dos como este año pasado 2021 (las olvidables “El último duelo” y “Gucci”), gastándose pasta gansa, con una producción siempre lujosa, acompañada de un tropel de intérpretes sensacionales a sus órdenes, pero el resultado es que mucho nunca quiere decir bueno. Esta, a priori era una cinta con poderosos alicientes, por mucho que la crítica ala hubiera machacado, siempre queda la duda si pasará como con su clásico de ciencia ficción “Blade Runner”, vilipendiada en su estreno, hoy día una Obra Maestra homérica. Y es que tenemos al realizador de “Los duelistas”, “Alien” y “Thlema & Louise”, tenemos un guión del fabuloso escritor Premio Pulitzer 2006 (por “La carretera”) Cormac McCarthy, autor de por ejemplo la novela “No es país para viejos” del 2005, que adaptaron sensacionalmente los Coen en 2007, que tiene una de las mejores novelas escritas jamás sobre la maldad intrínseca del ser humano como es la fascinante “Meridiano de sangre” de 1985, que a sus 80 años debuta como guionista para un libreto original (demostrando que lo suyo no es esto), tenemos un a priori, argumento de cine negro fronterizo que siempre da mucho, y tenemos un reparto fabuloso con Cameron Diaz, Michael Fassbender, Penélope Cruz, Javier Bardem (protagonista oscarizado, aunque por secundario de la mencionada “No es país para viejos”, como con su mítico asesino a sueldo Anton Chigurh, aquí con un peinado ridículo), Brad Pitt (no trabajaba con Ridley Scott desde hacía 22 años, desde que precisamente lo lanzó Ridley al estrellato con su carismático papel de cowboy en “Thelma &Louise”, y nada mejor que homenajearlo que con otro sobrero de ala ancha). También figuran en el reparto Édgar Ramírez, Bruno Ganz, Natalie Dormer, John Leguizamo, Rubén Blades, Rosie Pérez, y Dean Norris (eterno Hank Schrader de “Breaking Bad”).

Pero mi gozo en un pozo, ya desde esto último empezaré, pues pocas veces he visto un desperdicio mayor de talento para una película, solo se salva de la quema (y bochorno) Cameron Diaz, el resto son caricaturas con patas, van de lo histriónico (Javier Bardem y Brad Pitt desatados), a lo de pasaba por allí (Bruno Ganz, habráse visto mayor despropósito de salir en un papel sin fuste alguno el majestuoso actor suizo, menudo insulto), pasando por lo grosero (Penélope Cruz como mujer florero), no ayudando lo caóticamente que están escritos los personajes (Michael Fassbender, que hace en la cinta? Quien es? Por que se mete en el jaleo viéndose que no tiene problemas económicos? Porque le llaman consejero cuando no vemos aconseje a nadie? Ni tan siquiera lo vemos con algo de inteligencia, es una pluma llevada de un lado a otro por los acontecimientos que le arrastran, penoso; por decir algo bueno es buena la escena en el coche con la llamada con Ruben Blades, donde este último aparece de la nada para dar un monólogo ‘machadiano’ mezclado con tono sombrío, hablándole en modo críptico sobre cruces donde no hay opciones), lo confuso de sus apariciones de la nada (Rosie Pérez parece una Don Nadie en su celda? Porque la lleva ‘El Consejero’ [este es su nombre en el film]? Porque se implica con el hijo? Quien leches es el hijo?). También está Natalie Dormer (eterna Margaery Tyrell en “Game of Thrones”), en otro papel chusco, luciendo palmito, pero totalmente eliminable, y más, con una reacción final bastante inverosímil en su pacato moralismo, y como consigue el código? La respuesta (seguro) está en el viento.

Añádase que todos (menos ‘El Consejero’) son unos filósofos low cost, todos tiene diálogos de producida metafísica, con peroratas cansinas que resultan al principio interesantes, pero cuando ves que cada rol tiene su soliloquio, ves que si todos son de hondura, nada es creíble, se nota artificioso, este no es un mundo realista. McCarthy se cree más listos que todos, y seguramente lo sea, y lo tiene que demostrar en tropel de frases sueltas, pero esto valdría para un libro de arte y ensayo sobre sus pensamientos, no puede hacer de cada rol un puzle de sus pensamientos agudos y los gotea por cada personaje ("Realmente no conoces a un hombre hasta que sabes lo que quiere"; "Si tu definición de amigo es alguien que moriría por ti, entonces no tienes amigos"; “... prefiero a las mujeres inteligentes. Pero son un vicio jodidamente caro”; “A una mujer puedes hacerle cualquier cosa... menos aburrirla” [y al espectador s?]; “No conoces a alguien hasta que no sabes que lo que quiere”), suenan a que lo están leyendo de un libro de citas.

Película anárquica de principio a fin, donde el guion de Cormac confunde inteligencia del espectador para entender las elipsis con caos narrativo, donde no hay personajes que, con arco de desarrollo, son igual al principio y al final, nadie ha aprendido nada. Por supuesto que se ve que hablan de la codicia, de la avaricia, de zapatero a tus zapatos (no te metas en lo que no controlas), pero esto es contado de modo aturullado, parece un conjunto de escenas colocadas en algún momento al azar, lejos de la tragedia en varios actos que petulantemente quiere ser. Para sacarnos de la morriña de vez en cuando hay estallidos de escenas pretenciosamente impactantes, como la seguramente más conocida de la película, el ‘fornicamiento’ que la Diaz tiene con el parabrisas de un Bentley, que el rol de Bardem describe de forma chusca ("demasiado ginecológica para ser sexy"), comprando las partes de ella con un animal marino, escena que por cierto es de una gratuidad sexual sublime, que aporta al personaje de Malkina (Diaz).
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TOM REGAN
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6
13 de agosto de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
262/13(12/08/22) Con motivo del Oscar al mejor film de este año para CODA, que me decepcionó bastante, me he decidido a ver el original francés, y es que encima la galardonada cinta es un remake! Y hasta muy reciente! Ello con la intención de poder encontrar parte de lo bueno que quizás se perdió en la traslación al continente americano, pero no hay tampoco mucho donde rascar en esta película clásica ‘I Feel Good Movie’, revestida de un buenismo y simplismo. Es una dramedia dirigida por Éric Lartigau, con guion del propio director junto a Victoria Bedos y Thomas Bidegain (“Los hermanos Sisters”), planteando un relato que en su fachada habla de las personas sordas y su modo de integrarse en una sociedad de oyentes, ello lo exponen con veta humorística, con un comienzo un tanto grimante por la forma pretendidamente transgresora de la comedia (me refiero por supuesto a la visita al doctor de enfermedades venéreas con la hija de traductora), luego la cosa irá virando hacia situaciones Déjà vu, con un tono de querer agradar a toda la familia con problemas cargados de inocencia, donde incluso las notas de humor viene de reírse de los sordos, y no con ellos. Ello añadiendo dosis de comedia juvenil ya muy ajadas (lo del guaperas del insti que pretende la prota, o que esta esté emparejada as una feucha como amiga, son clichés ya muy rancios; como los tramo pretendidamente humorístico de la alergia al látex, propio del teta, culo y pedo). Metiendo sub tramas que ni aportan, ni van a lado alguno (la del padre con su aspiración de ser alcalde[conlleva una crítica al nivel pellizco de monjita al capitalismo], o la amiga promiscua y su relación con el hermano de la prota).

El argumento sigue a la familia titular, el padre Rodolphe (Francois Damiens) que dirige la granja de la familia, la esposa Gigi Karin Viard) y sus dos hijos: el hijo Quentin (Luca Gelberg) y la hija Paula (Louane Emera). El giro? Toda la familia es sorda. A excepción de Paula, quien, debido a su habilidad para comunicarse con personas sordas y oyentes, dirige la mayor parte de los negocios familiares y es la figura central de la familia. Al comenzar otro año escolar, Paula se siente atraída por unirse al coro de la escuela, gracias al interés amoroso de Gabriel (Ilian Bergala), donde descubre, gracias al apoyo del apasionado profesor de música Fabien (Eric Elmosnino), que tiene un talento natural para cantando.

Donde se supone que el tema central va a ser la sordera y como la enfrentan tanto los que la tiene como los de su alrededor, pero esto es solo el MacGuffin, pues el núcleo es el muy manido recurso del retoño que una vez ha crecido siente la necesidad de dejar el nido, y los problemas que causa en sus padres (esto remarcado por, esos sí, muy bonito tema cantado por Louane en el clímax del film, ‘Je Vole’, de Michel Sardou), en este caso porque estos, encima, son dependientes de que este sea el traductor por signos, con lo que se acentúa la visión minusválida de los sordos, en contraposición con el enfoque de personas autosuficientes que debería ser la cinta, y no una visión condescendiente y paternalista de los sordos. Es de esas películas que aspira a mucho (pero mucho) más de lo que te da, pero si hasta los ponen de rencorosos contra los oyentes. Termina tirando de mil y un tópicos, arramblando con un buenrollismo que en algún momento sentimentaloide da ardores.

Las actuaciones son bastante mejorables (siendo benévolo), solo Eric Elmosnino como el simpátrico profesor de música Fabien Thomasson aporta algo de personalidad, resto van desde lo aceptable de Louane Emera (semifinalista de la versión gala del reality La voz, que den¡,muestra ser una buena cantante, aunque algo menos en actriz) como la hija cantante, a lo irritante de Karin Viard y François Damiens como los exasperantes padres sordos, unos histriónicos desagradables por mucho que quieran ser encantadores, queriendo ser empáticos se pasan y son unos niños encerrados en cuerpos de adultos, siempre haciendo tonterías impropias de su edad, ser sordo no implica ser idiota, no es gracioso tener de intermediaria a su adolescente hija durante una consulta con el doctor de índole sexual, no es gracioso el egoísmo de ellos, su egocentrismo, no es gracioso que el padre cuando la hija tiene la regla le de un guantazo, no es gracioso que un candidato político insulte a sus potenciales votantes. Encima da mucha rabia que para unos pocos roles que se podrían dar a personas sordas, te enteras que estos intérpretes no lo son, al menos en la versión estadounidense arreglan este despropósito. De hecho, el único sordo en el plantel es Luca Gelberg, que interpreta al hijo de los padres sordos, y esto se nota en una mayor naturalidad en el manejo del lenguaje de sordos; Estas actuaciones y como están escritos los personajes hace que la pretendida química entre la familia me sea impostada, por imperativo del guion.
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TOM REGAN
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6
4 de agosto de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
245/24(28/07/22) Film impactante en su fuerza sensorial, con secuencias de acción sensacionales en los muy realistas combates bélicos que bene claramente de querer exponer la crudeza de la Guerra cual si se mirará en el espejo de la spielbergiana “Salvar al soldado Ryan” (incluso tiene un prólogo cual el film del director de “Tiburón”, en el presente visitando la tumba de un soldado muerto, y una coda que vuelve al mismo lugar), pero que pierde en un argumento muy melodramático que algún momentos resulta excesivo. Un relato folletinesco sobre dos hermanos que son obligados a entrar en guerra (la de Korea al principio de los 50), y donde el mayor se siente en el deber de proteger al menor y este termina enfrentándose por la condescendencia del otro. La que fue la producción más cara (12 millones $) y a la vez con más éxito de Korea del Sur (11,74 millones de espectadores en el país asiático) que dirige Kang Je-gyu, con guion propio junto a Sang-don Kim (“Tae-weo”), y Han Ji-hoon (“Daleui Ddeuneun Gang”), protagonizada por Jang Dong-gun y Won Bin, donde el primero da una buena actuación y el segundo me resulta cargante, seguramente por la carga que conlleva un carácter grimante. Una inmersión cruenta en la guerra y su deshumanización, incluso para ser un film desde el punto de vista de Korea del Sur se agradece no ser un panfleto, pues sabe mirar a la tiranía de las levas forzosas, al fanatismo paranoico de que un bando vea quintas columnas por todos lados, sin saber rascar en las motivaciones, mostrando que, en una Guerra, una vez entras en la espiral de salvajismo todos los combatientes cometen actos atroces, pues la vorágine vengativa no tiene fin.

Película que destaca por el tratamiento cercano al gore de las secuencias de batallas, filmadas con gran nervio, con una cámara Hong Kyung-pyo (“Snowpiercer” o “Parásitos”) parece manejada por un reportero de guerra, con mucho granulado, emitiendo frío, donde nunca se ve el sol, todo grisáceo acorde con el tono tristón del film, con explosiones, tsunamis de disparos, bombardeos, morteros, mutilaciones, desmembramientos por los aires, muchas muertes, y por supuesto litros de sangre que salpican incluso el objetivo en pos de hacérnosla sentir más cerca, aunque tiene exceso de enfatrizadores ralentizaciones. Quedando el substrato de que las Guerras pueden comenzar por causas nobles, pero cuando la maquinaria se engrasa la única motivación del soldado es la supervivencia y el sentido del compañerismo de querer proteger al de al lado. Posee la cinta gran energía, pero cae en demasiados clichés, amén de resultar por momentos muy manipuladora en querer empujarte a emocionarte de forma un tanto artificiosa.

Jin-Tae (Jang) limpia zapatos como parte del esfuerzo familiar para enviar a su hermano menor Jin-Seok (Won) a la universidad. Pero cuando comienza la Guerra de Corea en 1950, ambos hermanos son reclutados para luchar. Jin-Tae asume su responsabilidad con él, participando en un heroísmo audaz para ganar los máximos honores y poder enviar a su hermano a casa. Pero para Jin-Seok esto parece una forma de patriotismo obsesivo y matón.

Es una obra que tiene su fuerte en la puesta en escena, porque en su historia nuclear queda bastante estereotipada en una relación de hermanos muy acartonada, y poco creíble en como toma el menor que el mayor desee que este este a salvo. No me creo sus peleas. No me creo sus conversaciones bastante cogidas por los pelos. El giro del rush final para convertir la narración más diáfanamente en la Guerra entre las dos Koreas, cual una Guerra entre Hermanos me ha resultado ya cual meter un elefante por una guja, me ha chirriado. Y más por el modo brusco de la elipsis, y ya el remate es la pelea final entre ambo en el campo de batalla, me ha suido cuando poco incómodo ver esta morcilla que seguro a muchos ha emocionado, pero a mi me ha sido un recurso que rompe con cualquier tipo de verité.

Siendo por momentos una producción muy entretenida, el director termina no teniendo mesura a la hora de evolucionar el metraje y hay y tramos en los que se alarga en la batalla y la acción con su casquería y puede terminar por saturar y con ello perder el valor de hincar el diente en el espectador, al poder cansarnos y con ello alejarnos de la pantalla, hay que tener remansos en que se pueda reflexionar, cual bien hizo Spielberg en su ya mencionada “Salvar al …”. Los estallidos de violencia deben ser bien calculados y calibrados en su equilibrio expositivo para no insensibilizar al visionador al atiborrarlo, pues a una persona le gustará un plato determinado de comida, pero si tiene que comerse diez platos igual no es la misma sensación; Tampoco hay un y tratamiento mínimo a las causas de la guerra, a los ideales que tenían cada uno de los bandos, simplemente es la tribalidad de defender donde estas, pero no se indaga en que había en el Norte y que en el sur políticamente.
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TOM REGAN
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9
2 de agosto de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
244/23(27/07/22) Maravilloso film checoslovaco (Se considera la película checa de mayor éxito jamás realizada), de los que me hace sentir que el cine es infinito, nunca deja de sorprenderme, cuando creo haberlo visto todo, descubro joyas como esta que me hacen revitalizarme con el Séptimo Arte. Un fascinante homenaje al cine de aventuras centrado en la figura totémica del francés Julio Verne y su amplia bibliografía perteneciente a este género, dirigida por Karel Zeman, fanático del autor de Nantes, guion de Frantisek Hrubín (“Juraj Herz”) y diálogos de Milan Vácha (“Pysná princezna”), basándose en varias obras de Verne, principalmente su novela de 1896 “Frente a la bandera” (con la que la película comparte su título checo), obra a la que se insertan elementos de otras novelas ‘vernianas’, ejemplo claro son las alusiones submarinas que indefectiblemente nos llevan a “Veinte mil leguas de viaje submarino y al avión Albatross de “Robur el Conquistador”, también hay cosas de “La isla misteriosa”, “Los quinientos millones de la Begún”, “El dueño del mundo” o “La asombrosa misión Barsac”. E incluso un a la “La isla del tesoro” de Robert Louis Stevenson, en el rol del pirata Long John Silver. Obra de una creatividad arrolladora de las que ha influenciado claramente a cineastas como Terry Gilliam, Wes Anderson o Tim Burton.

Una banda de piratas al servicio del malvado Conde Artigas (Miloslav Holub) secuestra al científico Roch (Arnošt Navrátil) y a su ayudante Simon Hart (Lubor Tokoš), para obtener el secreto del arma futurista del científico. Esta arma está destinada a ser utilizada en el plan del Conde para dominar el mundo. Roch es secuestrado por un grupo de piratas, liderados por el sin escrúpulos Capitán Spade (František Šlégr).

La película también rinde homenaje al estilo del cineasta pionero Georges Méliès, del que Zeman probablemente vio su trabajo en el Archivo Nacional de Cine Checo en Praga, donde estaban disponibles copias coloreadas a mano de “El viaje imposible” (1904), “La bruja” (1906) y “El inquilino diabólico” (1909). Zeman usó libremente detalles del estilo de Méliès como inspiración; por ejemplo, la máquina de vapor a pistón y el submarino de Vynález zkázy son variantes creativamente adaptadas de las de “The Impossible Voyage”. Otras posibles influencias cinematográficas pueden ser el Fritz Lang de “Metropolis” (1927), la película de 1925 de Sergei Eisenstein “El acorazado Potemkin” y posiblemente incluso la versión de 1916 de Stuart Paton de “20.000 leguas de viaje submarino”. Con la ayuda de los tres directores de cinematografía Antonín Horák (“Cesta do praveku”), Bohuslav Pikhart (“El dirigible robado”), y Jirí Tarantík (“El Barón Fantástico”), en comunión epicúrea con el diseño de producción del propio Zeman y el decorador Zdenek Rozkopal (“El Barón Fantástico”), evocan en su filmación en un proceso denominado "Mysti- mación", implica mezclar acción, animación, cut-out, trabajo con modelos, títeres, o stop-motion, sumado a una estética cuasi-hipnótica en su belleza recreando con fidelidad los grabados victorianos (de Édouard Riou,Léon Benett y otros; estilo Gustave Doré) que aparecen en las ediciones originales de las novelas ‘vernianas’. Según la hija de Karel Zeman, Ludmila Zeman: "De niña, recuerdo que tenía todos los libros con esos hermosos grabados. Realmente no puedo visualizar la historia de otra manera. Y mi padre sentía, porque adoraba a Verne [ ...] solo puede ser una buena [re]narración usar las mismas técnicas". Evocando la magia de las novelas, proyectando un espíritu juvenil aventurero donde todo es posible.

Zeman y su equipo compusieron la película con varias formas de animación mencionadas, junto con efectos en miniatura y pinturas mate, dibujos, marionetas, todo diseñado para mantener el estilo de grabado uniforme. Incluso clips de material de archivo de pájaros, olas del mar y otros detalles se adaptaron para lograr el efecto imprimiendo la película con filtros alineados y fondos de cielo enmarañados. El director coloca a sus actores frente a telones de fondo pintados y grabados bidimensionales, antes y al lado de accesorios planos pintados y recortes animados, y los rodea con pinturas, recortes y títeres de cosas como peces extravagantes, un pulpo gigante, y varias máquinas fabulosas, todas ellas movidas mediante animación stop motion. Zeman edifica un mundo de ensueño que nos hace sentir adolescente y disfrutar de forma extasiante con una imaginación que desborda la pantalla con sus artilugios como aviones extraños e imposibles que vuelan por los cielos, extrañas máquinas animadas, un cañón gigantesco, dibujos articulados de peces e incluso camellos en patinetes.

Para igualar las imágenes, Zeman ordenó a sus actores que se movieran de una manera decorosamente estilizada, comentando: "A mis héroes ni siquiera se les permitía estornudar o rascarse la cabeza; tenían que adaptarse completamente a su entorno irreal". Hay una utilización de actores sobre un fondo de grabados en blanco y negro de los libros típicos del siglo XIX. Gran parte de esta impresión se creó en la cámara, gracias al diseño de producción de la película. El equipo de Zeman fabricó y usó rodillos de pintura de goma dura para agregar un sombreado similar al grabado en el escenario y el vestuario. Mezcla con actores y objetos reales, creando escenarios en los que la continuidad entre uno y otro medio es casi perfecta. Zeman hace sus intérpretes posen, se pongan en lugares precisos o se muevan de modo que se armonizan a la perfección con su entorno. Diferentes incidentes de los personajes acaecen sobre esos grabados de novelas vernianas con submarinos, minisubmarinos impulsados por aletas, dirigibles, navíos blindados, cañones gigantescos, globos aerostáticos, bicis submarinas, buzos con escafandras, islas huecas con fábricas, ataques de calamares o pulpos gigantes, héroes y heroínas.
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TOM REGAN
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