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Argentina Argentina · Córdoba
Críticas de Roberto
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Críticas 73
Críticas ordenadas por utilidad
5
4 de febrero de 2020
8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un pastel en tonos pastel

Mujercitas

Kilómetros de telas para el vestuario de época, centenares de lazos, moños, apliques y detallitos en cada vestido, centenares de combinaciones contrastantes para que todo sea una suma agradable y variada. En la foto se ve: ¿Cuántos colores combinantes podemos combinar en cada vestido? Veamos los lilas, a ver... veamos los rosa viejo, a ver, metamos un pistacho por ahí, a ver...
En Filipinas las textiles no daban abasto, y los pedidos eran todos en materiales nobles: sedas crudas, linos, lanas, chifones, telar, etc. Ah, y con tinturas orgánicas de 1868.
A esto se suma la escenografía, recargada y abundantísima, con unos interiores en tonos acordes, cálidos cuando corresponde, fríos cuando lo mismo.
Risitas, mohines, muecas. Un aluvión de naturalidad, parecen casi porteñas.
Buenos sentimientos y modernidad, o sea una puesta al día empujada y obvia, falta solo que Jo se corte un poco más el pelo, mejor dicho se lo afeite en un costado, en un lateral parietal. La hubieran puesto directo a Kristen Stewart.
Toda risita bella lleva a un momento dramático, todo dramita lleva a una sorpresa feliz.
Una mezcla de tiempos que parece un rompecabezas, al que uno al final se acostumbra, aunque está todo el tiempo diciéndose: Ah, esta la pesqué, es en el pasado, porque la luz es más cálida y ella tiene el pelo corto, ah, ahora se fue al presente, porque ahora Amy está en París, pero el vestido sigue siendo enorme con delantalito de pintora también enorme, y ellos están en un estudio enorme que ni Degas y Amy se hace la pintora enamorada.
Los pobres son pobrísimos, de casa desvencijada, y ellas les llevan una vez el desayuno y después los olvidan hasta que mueren.
La casa de ellas en cambio parece un palacete, puro tendaje dorado. Velas a montones, calidez. Pero los áticos son severos, con tonos grises hasta las vigas, y ellas vestidas acorde de colores plomizos.
Timothy Chalament sigue jugando al adolescente lánguido Elliot de Llámame por tu nombre, haciendo movimientos raros, saliditas intempestivas, y oscureciendo la voz, que es linda. Demasiado joven para el papel, pasan los años,
7 en la peli, y sigue siendo un pendejo.
Las chicas están bien, pura dulzura, andan siempre corriendo. Laura Dern un poco más baja que lo habitual últimamente, lo que es un alivio. Usa siempre su voz sedosa, aterciopelada, y su mirada de madre comprensiva ante cualquier cosa. Lo único que sobresale en ella es el vestuario, cargado, en tonos marrones y siempre con un lazo rojo contrastante. Meryl Streep, para lo que hace, podría no estar, y nos ahorraría un montón de muequitas.
No hay sensualidad a pesar de tanta vela, salvo las miraditas suplicantes de Timothy, la nueva estrella.
El editor es ridículo cada vez que aparece: Ponga una muerte, ponga un final feliz, haga que se case la protagonista Jo/Kristen, al final.
En fin, aunque por ahí llega a emocionar, porque uno no es de hierro, la miré todo el tiempo frío como el hielo más frío, a pesar de las oleadas de caramelo fundido que caían sobre mi cerebro.
Roberto
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2
1 de marzo de 2012
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
No entiendo nada. Creo es un perfecto bodrio, insulso, meloso, lleno de musiquitas insoportables y tomas al cielo para demostrar algo, con un guión donde se pasa del ambientalismo ingenuo a una comicidad ridícula y a incongruencias inexplicables, como el personaje del amiguito de la hija, algo sin ton ni son. George Clooney asomándose escondido a esa empalizada de jardín, algo presuntamente cómico, es tristísimo de ver. Película absurda si las hay, de la que sólo esperaba que llegaran los títulos para poder escapar del cine, donde, por otro lado, todos masticaban alegremente comiditas ruidosas. Una velada espantosa, tanto como cuando vi El artista, otro bodrio ingenuo y edulcorado a rabiar, o La dama de hierro, esa peli retrógrada e insufrible. De toda la sarta de pavadas del Oscar, Globos de Oro y etc. lo único que hasta ahora voy salvando es Una separación. No iré a ver Scorsese, ni regalado, ni Spielberg, ni nada de todo eso que me quedaría. Ni loco.
Roberto
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6
4 de enero de 2011
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
No remonta esta película. Promete, promete y se queda en promesas. Eso de darle a la vida el tiempo que la vida tiene es interesante, y algunos consiguen aferrar ese transcurrir. Ozu, Jia Zhang Ke, Béla Tarr, Porumboio, muchos en realidad. Muntean -para mí- queda en la superficie. Sus personajes son más interesantes que el modo en que reaccionan. El matrimonio de Adriana y él se merecería otros movimientos, otras actitudes, también otros dolores. Todo suena ya visto cuando estalla, y estalla en la esposa de un modo mezquino que no condice con lo que intuimos de ella ni con la relación que tienen en su matrimonio. Tampoco la amante convence, suena simplemente caprichosa, imprevisible y arbitraria. Él por momentos logra dar la incomodidad y la ajenidad que provocan en uno las traiciones, los amores desesperados, pero luego al quedar sólo en ese registro lo único que transmite es una especie de indiferencia hacia lo mismo que siente, o hacia los cambios que provoca. Son todos grandes actores y las tomas secuencia son muy elaboradas e interesantes; la secuencia de los regalos es espléndida, pero creo que cierta inconsistencia que siento es un problema del guión, o de la concepción. Ya me pasó con Boogie, del mismo Muntean, aunque es un film más conseguido, para mí. Aquí lo siento como arañando la superficie de las cosas. Está todo listo, todo podría ser perfecto, pero todo se escurre de entre los dedos.
Roberto
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10
4 de enero de 2010
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya no sé qué decir que no hayan dicho todos los que han opinado. Se parece a Haneke, el modo de relatar el choque de culturas, de clases, de sexos... A ver... Vi el film a lo largo de varios días, en la computadora, muy de cerca, cortándolo más de 20 veces. Casi no lo podía soportar y muchas veces tapaba con la mano fragmentos de la pantalla para no ver algunas partes del cuadro. Pocas veces me pasó eso en la vida y que no sea en atrocidades como Hostel. Quedé revuelto y preguntándome muchas cosas. Una de ellas es el límite entre lo que se toma o se filma de seres casi indefensos y se exhibe a todo el mundo. Yo creo que es necesario mostrar lo que nunca se muestra en el cine, la muerte, la soledad, la degradación y el sin sentido, pero a la vez me inquieta y me pregunto cuál es el límite ético. Si esos viejitos, cuando eran adultos en plena posesión de sus facultades, hubieran aceptado ser filmados hasta la muerte, como en parte Nicholas Ray por Wim Wenders en Lightning Over Water, me sentiría tal vez más cómodo y vería el film con menos prejuicios. Pero a la vez sé que esa filmación y todo ese movimiento en el geriátrico debe haber sido una experiencia feliz, intensísima, para todos. Con feliz me refiero a plena, viva, paradójicamente. Entonces creo que rescato eso, esa aventura del equipo de Seidl. Ese riesgo de tocar los bordes, un límite terrible que nadie toca. Me recuerda por momentos algunas de las obras de teatro de la Compagnia Pippo Delbono, de Italia, con su trabajo sobre y con los "discapacitados", que integran la propia troupe.
Lo otro que pienso es que es lo invernal del film lo que despierta esa sensación -por momentos- de excesiva manipulación, de regodeo en lo terrible: esa nieve, esos edificios, la mugre, ese frío... Claro que son ciertos, pero no creo que la película hubiera perdido nada si de vez en cuando salía el sol o ella y su amiga se iban de picnic al Prater. Seidl quería que fuera de invierno, y por eso el rodaje fue muy largo, pero para mí conspira en parte con lo que él desea expresar. Tal vez hubiera sido aún más tremendo todo. En fin... Lo otro que quiero decir es que ellos, los dos, cada uno a su modo, se hacen querer. Se hubieran merecido alguna tregua. Ella la tiene, pero en circunstancias terribles. Él nunca. Merecerían ser mimados, acariciados, entibiados. Después la vida sigue.
Roberto
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4
4 de septiembre de 2021
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Claro que esto que escribo es solo mi opinión.
Me pareció pésima. Poco o nada creíble, envarada, tosca.
Ellas viven besándose donde todo el mundo las puede ver. Echan miraditas por si acaso pero claro que las ven.
Los personajes masculinos son de cartón.
Rachel Weisz está pésima, con cara tenebrosa todo el tiempo, parece Dolores Fonzi.
Lo único bueno y muy bueno es la actuación de Rachel McAdams, una actriz estupenda, que se hubiera merecido algo mejor.
Gloria era muy buena, Una mujer fantástica muy mala.
Espero que Lelio vuelva a gustarme.
Roberto
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