Me ha decepcionado el documental de Fern Silva por inconexo y farragoso. Prefiero otras formas de narrar donde se explique mejor la tesis que nos quiere transmitir el autor, donde el director o directora sitúe el contexto para el espectador.
Soy astrofísico y apasionado de la astronomía y en principio me sentí muy atraído por mostrar esta otra forma de colonialismo a través de la imposición de una instalación científica de primer nivel, el gran telescopio multifacetado. Pero el documental pretende ser tan abstracto, tan de generar sensaciones ambivalentes que resulta aburrido y poco concreto. Me puede mi formación cartesiana.

La película es argentina y muy reciente, esto me crea expectativas, tal vez un poco larga. Un oficial que llega a un nuevo barco mercante. El sonido es muy malo y cuesta trabajo entender algunos diálogos, a pesar de ser en español necesita subtítulos.
El director abusa con una música muy enfática, en algunos momentos parece el grupo alemán Kraftwer, en escenas que no sucede gran cosa. Nos muestra continuamente tomas muy largas del protagonista Fernando, por ejemplo un recorrido rutinario de 3 minutos de Fernando montado en un taxi. Llega un momento en que tanta toma cansina y eterna cansa y aburre. Desde luego es una obra muy menor comparada con "El Incendio"

Un capítulo piloto inicial muy costeado, lleno de acción y que crea muchas expectativas por lo variado de los personajes y lo ambivalentes que son todos ellos. Rápidamente empezamos con flashback repetitivos en una casa familiar y que poca sustancia aportan a la trama.
El guion se desliza hacia terrenos poco interesantes donde se nos vende a ratos un sentimentalismo barato preñado de psicología. Una pena pues el planteamiento inicial era interesante y la propuesta se desinfla rápidamente. Otro problema es que quiere dar algunas cosas muy masticaditas y explicadas al 100%.

Tras haber visionado Río Rojo, pues Río Bravo me ha resultado una obra menor de este director. Por momentos parece una sitcom cuyos protagonistas son el sheriff, el cojo y el borracho con continuos zascas e ironías entre ellos en el recinto de la cárcel. Dean Martin me resulta poco creíble en su papel de pistolero borracho.
Los villanos tienen un carácter poco sólido, no dejan de ser por momentos unos tontos que de vez en cuando disparan. Y lo que clama al cielo es el papel estereotipado del mejicano dueño del hotel. Río Rojo sin embargo es una película cruda, sin concesiones a la galería.

Hacía tiempo que no veía un producto con un guion tan endeble. Que pena ver a Kevin Bacon o a Michael Fassbender en estas apariciones alimenticias. La película no se sostiene ni como un film de aventuras o de ciencia ficción. En muchas ocasiones los planteamientos son tan ridículos que dan risa. Se desaprovecha el planteamiento moral y ético de los mutantes como seres que molestan a la CIA y al ejercito.