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España España · La Línea
Críticas de JBV
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Críticas 32
Críticas ordenadas por utilidad
3
24 de mayo de 2024
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Theda Hammel debuta en la dirección con una comedia de personajes encerrados en un bloque de viviendas en Nueva York ambientado en los meses más coléricos de la pandemia, cuando la histeria y el desespero hacían tambalear la poca cordura de los estadounidenses que más deseaban poder salir de la cuarentena.

Rodeado de personajes modernos con distintas etiquetas, desquiciados y cerrados de mente, nos encontramos a Bahlul, un joven marroquí que articula el discurso con una voz en off durante todo el relato. Hace una introspección por su infancia que utiliza para escribir un libro autobiográfico, pero jamás consigue crear un discurso centrado y potente que esté ligado con lo que vemos en pantalla. Bahlul queda empañado por el resto de personajes que, si bien están muy interesados en conocerle, lo silencian hasta tal punto de cortar su voz en off para que hablen otros personajes... sin que quede claro. Me es imposible seguir la trama y reconocer al personaje que está comentando por encima en cada ocasión.

La dirección queda en evidencia al no saber qué hacer con ese guion desordenado. Tiene un humor que nunca termina de despegar, persigue una constante búsqueda de la moraleja que entorpece el discurso y embota al espectador, los personajes son caricaturas sin mucho que aportar, es latente su torpeza al tratar el tema LGTBI y más si intenta mezclarlo con el desconocimiento sobre Oriente Medio como sátira de la sociedad norteamericana... un desastre.

Por comentar dos cosas buenas, destacaría la dirección de fotografía y a Theda Hammel como Karla, la única actuación verdaderamente solvente que eleva a su personaje por encima de los demás. Todos destacan la desquiciada actuación de John Early, pero no, lo siento, me parece irritante (y eso que el personaje pedía una dosis, pero no convertirlo en un capullo integral).

Si buscáis la alocada comedia definitiva de secuencias tronchantes, conversaciones irónicas y demás pensamientos positivos que provocan su póster, sigue esperando. Y es que no le puede venir mejor: aunque intenta manejarse siempre en el humor, esta viñeta de la pandemia es propia de una portada chusca de El Jueves más de una película exitosa de Sundance.
JBV
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6
2 de marzo de 2024
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Cuando el cine era mudo, los espectadores no estaban formados cinematográficamente y las salas eran circos itinerantes, surgía una figura muy querida por el público que vendía la película a proyectar y, ya dentro de la sala, explicaba lo que estaba ocurriendo en pantalla. Puede venir de aquí la inspiración para crear un personaje como María Magdalena, la contadora de películas de un pequeño pueblo en Chile con poco poder económico y dedicada a la producción de salitre durante los años de las revoluciones sociales del país a mitad del siglo pasado.

Sara Becker y Alondra Valenzuela (por el paso del tiempo en la película) impregnan a su personaje de una simpatía y romanticismo que nos lleva a enamorarnos de ella, que en cierta medida significa enamorarnos de las películas y aceptar su poder. Su familia y el pueblo necesitaban de una terapeuta como ella, capaz de sanar a los suyos contando sus películas favoritas. Ni la radio ni la televisión, como en la vida real, han sido capaces de quitar un mínimo de prestigio e importancia al cine... y a ese personaje. Es alguien fuerte que entiende su cometido y no se hunde ante todos los problemas que su familia padece en muy poco tiempo; una carta a aquellas personas que deben madurar aceleradamente para sobrevivir.

Lone Scherfig crea una película placentera, un poco lacrimógena en exceso en su parte final -cosa innecesaria viendo el tono-, con muchas elecciones acertadas en la puesta en escena y la fotografía. El guion, escrito a cuatro bandas en torno al libro homónimo de Rivera Letelier, presagiaba una mezcolanza de ideas y visiones mal llevadas. Sin ser una mala historia y con ciertos puntos positivos en su escritura (los diálogos, las películas seleccionadas para crear el universo cinéfilo, la voz en off bien hilada y/o la capacidad de síntesis temporal que no resulta desconcertante) lo que empieza con solidez termina con una sensación de estar relatando secuencias muy importantes (y no del todo malas; como la representación de un abuso sexual) que quedan en el limbo, no afectan de sobremanera a los personajes y parece que tiene un final prescrito (dicho de otra forma: el guion debe acabar 'aquí', que queda uno decida el camino aunque luego no todo case correctamente).

Una película que remite al cine clásico y al labor social del cine, que no cae en el mito de 'el cine de antes sí era cine y no el de ahora', podría haber ofrecido un poco más, es la sensación que queda. Un visionado light a veces torpedeado por la mezcolanza de acentos y subtítulos que apoyan un español complicado de entender.
JBV
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8
28 de febrero de 2024
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
No hay persona(je) mejor para protagonizar esta película que Nicolas Cage, ese campechano actor californiano capaz de salir en más de 6 películas anuales sin que el estrés se le eche encima. Estará acostumbrado a aparecerse con sus más de 100 acreditaciones por las pantallas de medio mundo, así que no le pesará ser Paul Matthews, un profesor y padre de familia común, soso y mediocre que gana una fama sin precedentes al pasearse en los sueños de todas las personas.

Si en el 2022 estrenó ''El insoportable peso de un talento descomunal'' interpretándose a sí mismo, ahora vuelve a usarse como meme-personaje para la maravillosa ''Dream Scenario''. Borgli pone a funcionar un engranaje de sueños-realidad que fusiona al Nicolas Cage actor con el Cage meme. Su personaje y él tienen muchas similitudes: aparece en los sueños sin hacer nada (como en algunas de sus últimas películas de su despertar cinematográfico como ''Color out of space'' -no recuerdo ni que moviera algún músculo de la cara- o ''Pig'' -genial película, pero igual Cage ni habla), tiene sus detractores, le ofrecen propuestas loquísimas (como algunos de los guiones que acepta), etc.

La película habla con mucho acierto de los influencers, el ''todo vale'', las campañas de cancelación y la banalidad de la fama efímera. Borgli, que ya tiene soltura en estos campos (firma ''Sick of myself''), utiliza una comedia negra muy inteligente que retrata a la sociedad y una fotografía tan cuidada como alejada, conveniente para encontrar el drama dentro de tanta absurdez. Por suerte, consigue avanzar más allá del Cage Gate hasta encontrar su voz, no como le terminó pasando a ''El insoportable peso (...)''.

A24 se afianza nuevamente como bastión en la industria con esta película y coloca a Borgli en una situación de privilegio en Hollywood que, de seguir así, será parte mucho tiempo. Ari Aster participa en la producción de esta película y nos regala por segunda vez este mismo año una película sobre pesadillas y tempestades, siendo el contrapunto perfecto de ''Beau tiene miedo'' (también de A24).
JBV
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5
4 de junio de 2022
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Solo puedo comprender la existencia de una película como Bailar en la oscuridad si el propio Lars von Trier, durante su reescritura de las normas cinematográficas, me confesase que odia los musicales y necesitase romper con ese género. Números musicales esperpénticos se mezclan con una trama lacrimógena y dramática que, dicho sea de paso, podría haber sido unas de las mejores dramas del siglo de haberse realizado de una manera clásica. La historia tiene muchos puntos fuertes durante los primeros 45 minutos y un personaje potente y muy bien llevado tanto por el director como por una Björk irónicamente sublime actuando, pero horrible cantando.

Vaya por delante que adoro los musicales, pero esta vez entorpece una historia con potencial los números musicales inútiles y ''poco canónicos''. Un desperdicio de tiempo, porque ni siquiera la música es buena. Solo destacaría musicalmente el potente final que nos regala la cantante, aunque, como dicen en una crítica de FilmAffinity, y que yo pensé durante el juicio, está todo muy cogido por pinzas para llegar a esa situación. Pero bueno, nos regalaron una secuencia para la historia.

Hay muchos críticas que se sumergen en los puntos donde la película falla (así no me tengo que detener tanto), pero muchas más que destacan el potencial de esta película. Yo insisto que esta visión del musical no es más que la estereotipada de los retractores de este género y que seguro han disfrutado más de su destrozo en este film que de la propia historia.

Me da mucha pena también porque esta película fue una recomendación de un amigo que seguramente todos hemos tenido en algún momento de nuestras vidas: aquel que te coge siendo un espectador básico y te cultiva en el buen cine (que no quiere decir que solo sea el cine clásico, independiente o de autor, no). Entre las oleadas de recomendaciones estaba esta película, pero me dio una recomendación mayor: mírala cuando pasen los años. Es verdad, la visión del cine te cambia con la edad y el hábito. Pienso que debí haber disfrutado más de la cinta, pero no puedo, de verdad. Este tiempo también me ha servido para saber qué me gusta y qué me parece de calidad, y Bailando en la oscuridad es lo opuesto a todo lo que soy. Salvo por una cosa: la vida de Selma. Por ese personaje y todo lo que le rodea se lleva el 5. No sé qué película hubiéramos visto tras los primeros 45 minutos de haber tenido a otro guionista trabajando con esa base.
JBV
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6
29 de marzo de 2024
4 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
En una España donde dos generaciones tan arraigadas en sus peculiaridades incapaces de mirar al otro más allá de la base que rechazan es tan complicado de sostener como una mezcolanza de todos los temas de unos y otros y que quede bien como en esta película de Emilio Martínez-Lázaro, quien firma las rancia-venturas de la saga 'Ocho apellidos' que, por suerte, resuenan muy en la lejanía durante la complaciente 'Un hipster en la España vacía'.

Llevamos unos años adentrándonos de una manera cómica en el mundo de la España vacía con resultados dispares como en 'Lo nunca visto' o 'El pueblo', pero aquí se recoge de buena manera los frutos del aprendizaje en la escritura. Sí, ha habido una evolución en la forma de plantear estas películas y en escribir sus chistes; que sea más o menos del agrado de todos ya es cuestión de gustos. La realidad es que las aventuras de un progrepolítico con aires de grandeza (venido a menos cuando debe enfrentarse a los problemas típicos del patriarcado que ataca: el amor heteronormativo en concreto) golpea de lleno con el cerrojo generacional que los habitantes de un pequeño pueblo de Teruel tienen echado para defender su idiosincrasia.

Sin grandes gags ni griteríos consigue entretener y plantearnos un subtexto de hasta qué punto la tradición y el avance tienen que estrechar lazos y mirar juntos hacia delante, totalmente expuesto en la maravillosa versión del tema ''Despechá'' que interpreta Salsa Rosa al final de la cinta. En el fondo, más allá del ego protagonista y su prototípico aprendizaje, habla del desapego entre política y realidad, la defensa de lo nuestro, el abrazo y entendimiento entre partes y al progreso. Aquí nadie renuncia a nada y, en cambio, se detiene el ''todo vale''. No pretende ser la película más aleccionadora del siglo, pero se le puede sacar sus lecturas.

Todo es típico, todo es cliché: todo lo has visto y todo lo has oído, la fórmula está totalmente estandarizada y te ves venir cada giro, pero mezcladito todo queda bien. Da la sensación viéndolo que este cine gusta porque no te resulta desconocido y ese es el punto al que debemos llegar en muchos aspectos de la sociedad. Evidentemente, no dar un pasito más allá le resta mucha puntuación a pesar de su acertado discurso.

Incluso, a título personal, que -a pesar de mi 'corta' edad (ni la treintena)- cada vez disfruto más estas comedias ligeras porque me resultan muy cercanas a la realidad, a la España que conozco de la calle, mis amigos o de las redes sociales. Los guionistas empiezan a entender ciertos temas de la cultura pop, las películas abrazan su momento temporal de creación y se impregnan de lo que hay, sin meter nada con calzador; al final, eso siempre han hecho las películas. Por eso unas personas prefieren un cine y otras, otro, por como se sienten de arraigados a esa forma de ser que exponen. Me gusta 'La ciudad no es para mí', pero no me veo; en cambio, aquí sí puedo ver otras personas de mi vida. Cuando más entreno esta actitud (igual diría cuanto más me alejo de la actitud canceladora de ahora), más disfruto del cine español.
JBV
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