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España España · OVIEDO
Críticas de ALESNAKE
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Críticas 201
Críticas ordenadas por utilidad
4
4 de marzo de 2020
41 de 68 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras tres grandes fracasos entre la insustancialidad y el bochorno, Ritchie vuelve a sus conocidos bajos fondos londinenses con una hollywoodiense recopilación de sus grandes éxitos que habría alucinado a mi yo del instituto.
El previsible argumento y la -falsamente- intrincada narración son una excusa del cineasta para permitirse un confortable revolcón en su gustosa verborrea, su juguetona puesta en escena, sus chistes anticuados de antaño y esos conocidos tics del alumno más listo de la clase.
Con todo eso la película es bastante entretenida e incluso tiene algunos momentos de alta calidad, aunque lo más destacable es el trabajo de un inspirado y divertido Hugh Grant. En fin, que Guy Ritchie nos pregunta a nosotros también eso de..."Any chance?".
ALESNAKE
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4
30 de marzo de 2018
27 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
-Quítense las gafas VR, esta es una de las peores películas de la carrera de Steven Spielberg.
-Cinta tan banal como la distopía que retrata. Te echamos de menos John Williams.

El año pasado tuvimos nuestra ración del Spielberg político gracias a “The Post”, esa magnífica película sobre el buen periodismo. Este año le tocaba el turno al Spielberg aventurero, al cineasta que pone a prueba los confines del universo y las posibilidades del séptimo arte, al arquitecto de la infancia de varias generaciones, a uno de los maestros de la ciencia ficción. Un regreso en forma de adaptación de la elogiada novela de Ernest Cline, “Ready Player One”. Todo parece de ensueño: una premisa a la altura, el propio autor en el guion, un potente reparto (Tye Sheridan, Ben Mendelsohn, Mark Rylance, etc), un sinfín de guiños populares al alcance y nuestro Rey Midas favorito a los mandos del reluciente vehículo. Y sí, a priori este DeLorean luce fantástico, suena a música celestial y corre de forma vertiginosa; pero en cuanto llega la primera curva simplemente no da la talla. Claro, nos hemos equivocado de Spielberg, aquí solo está el productor infalible que sabe como nadie donde poner la cámara. ¿Ready? ¡Launch!
El comienzo nos atrapa sin remedio. El cineasta elabora una dinámica presentación de universo y personajes con la que además quedan bastante claras las intenciones de la cinta. Una idea representada de forma diáfana a través de una violenta carrera de obstáculos con un King Kong gigante guardando la meta. No queda lugar a duda, Oasis es un mundo en el que todo puede ocurrir, un mundo excesivo, nostálgico y alucinante. Pero no deja de ser un mero videojuego. Es algo que todos tenemos claro, menos tal vez, el propio Spielberg, que se juega todas las monedas a su vacua mezcla de espectacularidad y nostalgia. De este modo la propia película se acaba convirtiendo en un excesivo, nostálgico y alucinante videojuego Triple A. Lo que no sería un problema si tras los píxeles hubiera algo más valioso que la opulencia visual y una nostalgia vomitada sin embudo. Sin embargo detrás de todos esos guiños y toda la pirotecnia no hay nada más que otro puñado de guiños y más pirotecnia (aparte del “planting” cómico más vergonzosamente divertido del año); y nada de eso nos lleva a creer en unas auténticas consecuencias en el mundo real, por mucho que los personajes insistan en soltar sus presagios fatalistas. La última media hora es una gigantesca prueba para la suspensión de nuestra incredulidad, un clímax de giros de guion cogidos con pinza y acción convencional que desembocan en el obvio y prolongado momento de la moraleja.
“Ready Player One” es un entretenimiento tan vivaz y bien diseñado como en el fondo, plano. Una historia desaprovechada de la que se debía sacar muchísimo más. Spielberg salta al ritmo de Van Halen conducido por una nostalgia ciega y trivial, para terminar creando un easter-egg gigante y saturado que observamos entusiasmados aunque en realidad sea tremendamente vulgar. Es difícil asimilar que el cineasta que antaño rompió los límites de nuestra imaginación esté detrás de este aparato comercial sin alma. Un batiburrillo de referencias a la cultura pop tan irreprochable en lo formal que casi se pasa por alto su mediocre guion y a esos personajes que no son sino un puñado de avatares impersonales. Spielberg, casi cual flautista de Hamelín, nos guía por un camino de luces de colores para al final pedirnos que saltemos al vacío, aún sabiendo que no hay nada en el fondo.
ALESNAKE
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1
5 de septiembre de 2016
24 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
-Kevin Costner sale airoso de una propuesta en la que todo falla estrepitosamente. Es larga, tediosa, tonta, fea e irritante.
-El reparto está desperdiciado, la dirección es mala, el montaje peor y el guión para quemarlo y tirar las cenizas a un volcán en erupción.

Esta nueva apuesta del thriller scifi no pintaba nada mal en un principio. Ariel Vromen había dirigido “The Iceman”, un sombrío y muy interesante thriller mafioso que había gustado mucho a la crítica. Era el momento de que el director se asegurara una posición de interés para futuros proyectos. Además el guión corre a cargo de Douglas Cook y David Weisberg, guionistas de “Double Jeopardy” y la que ostenta el título de mejor película de Michael Bay (para algunos ex-aequo con “Pain & Gain”), “The Rock”. Y el reparto, protagonizado por un renacido Kevin Costner, tiene una lista de secundarios impresionante entre los que se encuentran: Gary Oldman, Tommy Lee Jones, Jordi Molla, Ryan Reynolds, Alice Eve, Gal Gadot y Michael Pitt. Con todo este equipo, una premisa bastante interesante y un trailer llamativo; todo apuntaba a que este decepcionante verano aún tenía alguna cosa que decir.
Pero nadie dijo que fuera buena. Así que nuestro odiado verano del 2016 decidió volver a hacerme sufrir en la sala. Porque aunque la premisa pintara interesante, todo lo demás no vale absolutamente nada. Desde el punto de partida el filme ya no se sostiene. El guión es espantoso. Era difícil escribir algo tan lioso, incoherente, contradictorio, insustancial e irrisorio. Y era aún más difícil manejarlo con tal nivel de seriedad como lo hace Vromen. Algo que vuelve todavía peor a la película, que ni siquiera es capaz de verse como una serie B sin sentido, sino que prefiere entenderse como un complejo entramado político, psicológico y emocional cuando es una chorrada tan vacía como inexplicablemente confusa. Un cruce discordante, formulario y soporífero entre “Bourne”, “Sin identidad”, “La Jungla 4.0”, “Eternal” y alguna de las muchas majaderías de Luc Besson. Y ni siquiera el increíble reparto mejora la propuesta. Todos están desaprovechados, algunos no sé ni para que salen y a penas dos de ellos se esfuerzan algo en que sus personajes parezcan mínimamente humanos. Este es el ejemplo de un Tommy Lee Jones con expresión de preocupación permanente hacia el protagonista, gracias a lo cual se forma una subtrama patética a todos los niveles. El otro es Costner, que resulta ser con diferencia lo único salvable de esta cinta. Entre héroe y villano, alternando la dureza, el chiste macarra y una ligera introspección.
La verdad es que no sé porque los actores se subieron a este barco, aunque está claro que sin ellos la película hubiera ido directa al mercado doméstico. Pero tampoco puedo culpar a los actores de no esforzarse cuando sus personajes son meros arquetipos sin motivaciones o coherencia interna. Véase el hacker de Michael Pitt, el innecesario y risible personaje de Alice Eve (ojo a esa relación que comparte con Gary Oldman, una frase), Gal Gadot en el lamentable rol de la mujer del protagonista y el villano de Jordi Molla, un anarquista español llamado Heimdhal, directamente sonrojante. El guión además de por personajes unidimensionales e innecesarios, está formado por diálogos pésimos de telefilme y una sarta de clichés a lo largo y ancho de dos aburridas y estiradas horas protagonizadas por personajes que corren de un lado para otro sin el mínimo interés. Y por último si pensáis refugiaros en la acción como último recurso, olvidar la idea. La dirección de Vromen es torpe y además el montaje es desastroso, haciendo liosa la acción en parte debido a su escepticismo para con el raccord. La guinda del pastel la ponen los “flashbacks”, esas fugaces y horribles sacudidas de imágenes que lograrían que apagáramos el televisor de no ser porque estamos en una sala de cine.
Entre el thriller genérico y el scifi estúpido se sitúa este bodrio infumable de Ariel Vromen. “Criminal” es como un calco de mil películas en la peor versión posible. Durante dos horas de "correcalles", sólo nos muestra personajes lamentables, escenas de acción confusas, agujeros de guión, paradojas, subtramas de chiste, diálogos perjudiciales para la salud e ideas a medio cocinar. Kevin Costner consigue -no sé como- salir airoso de este disparate manido, risible e inaguantable. Hacer la declaración de la renta es mucho más emocionante.
ALESNAKE
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2
6 de mayo de 2017
26 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
-Preferiría trabajar en atención al cliente que volver a ver una película tan idiota como ésta.
-Aún nos faltan años para derrocar dictadores enviando caritas enfadadas, pero tal vez unos cuantos “dislikes” sirvan de retroalimentación para los responsables de esta pifia.

La carrera de James Ponsoldt se iba cimentando de forma muy sólida, con proyectos independientes de sumo interés. En 2013 se estrenó “The Spectacular Now”, un conmovedor retrato de la adolescencia y el paso a la madurez, dos años después el director entregaba “The End of the Tour”, estupendo y reflexivo drama de ritmo sosegado, con un inteligente guion y el duelo interpretativo entre Eisenberg y Segel. Ahora que han pasado otros dos años, Ponsoldt nos trae una propuesta muy llamativa, la adaptación del famoso best-seller de Dave Eggers, “El círculo”. La película no llega en mal momento, ahora que “Black Mirror” tiene a todo el mundo atrapado en su red y aviva nuestros presagios sobre los males de internet, la evolución de la sociedad cibernética y la eliminación de la privacidad y la identidad del individuo. Para buena noticia de los fans, el guion lo co-escriben Ponsoldt y el propio Eggers. Además tenemos la música de Danny Elfman, la fotografía de Libatique y un reparto atractivo encabezado por Emma Watson y completado por Tom Hanks, John Boyega, Karen Gillan, Bill Paxton y Ellar Coltrane -entre otros-. Como ocurre con internet y su imparable progresión, este equipo de profesionales nos hace preguntarnos: ¿Qué puede salir mal?
Más bien todo, pues el filme es como una gigantesca hecatombe en la que nada funciona. Una especie de “efecto 2000” en la que ni siquiera el elemento humano es capaz de sacar las cosas adelante. En primer lugar está la desequilibrada mezcla entre drama fallido, fallido thriller sci-fi de tintes distópicos e intenciones premonitorias y fallida crítica a la inexistente privacidad provocada por el avance de Internet y la tecnología. Ninguno de los géneros y tonos de la película consiguen funcionar, la sensación es de constante error. Aunque los primeros minutos captan nuestra atención, al poco de empezar los elementos empiezan a dar muestras de fragilidad. El director logra algunas soluciones visuales muy acertadas (el modo en que la cámara y sus movimientos contrastan el interior del círculo con el mundo exterior, inseguro e inestable) y otras inesperadamente torpes. No obstante, el guion liquida cualquier virtud formal con toda su verborrea innecesaria que no lleva a ningún lugar sino al hastío más absoluto.
Se hace incomprensible que Eggers haya firmado un guión tan esquemático, repleto de baches y errores plenos. Un guion que reduce el contenido al boceto más exiguo para orientarse a escenas desechables, innecesarias y que Ponsoldt alarga y subraya avivando la irrisoriedad casi con afán de ella. El filme es incapaz de proponerle conflictos o de hacerle pensar al espectador, solo le ofrece diálogos horribles, sobreactuaciones, situaciones manidas presionadas hasta hacerse hiperbólicas y absurdas, personajes incoherentes y trucos de guion obvios. En cuanto al reparto, cuanto más tiempo vemos a Watson más claro tenemos que no está preparada para asumir el protagonismo de una cinta, menos aún de sacar adelante un personaje carente de matices y de un arco dramático verosímil. De la participación de John Boyega mejor ni hablar, la forma del director de reducir al personaje a una anécdota con utilidad final es lamentable. Lo mejor, el carisma de Hanks y ver una última vez al fallecido Bill Paxton, que recupera aquí su esencia de entrañable y sólido secundario.
En los últimos años se han hecho muchas películas y series sobre los miedos del ser humano a la evolución tecnológica y de la Red, todas eran mucho más interesantes y aprovechables que ésta. La única virtud de “The Circle” son las valiosas soluciones visuales del director, el resto parece una mezcla de hueco spot publicitario y un histriónico vídeo cómico de youtube. Pero incluso todo ello es mejor que su desenlace, tan ingenuo y manufacturado que por primera vez, la película inquieta.
ALESNAKE
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3
1 de abril de 2017
26 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
-Hollywood le ha arrancado el alma, la poesía, la belleza y la inteligencia a la historia de Masamune Shirow. Los pezones son lo de menos.
-Sanders nos recuerda el peor significado de los términos “remake” y “blockbuster”.

Puede que no sepan quien es Masamune Shirow. Tal vez hasta ahora no conocieran esta inabarcable obra suya o que lo hicieran gracias a la adaptación que Mamoru Oshii hizo en 1995. Si su primer encuentro con la historia de Motoko Kusanagi es con este remake de imagen real escrito por William Wheeler ("Queen of Katwe") y dirigido por Rupert Sanders ("Snow White and the Huntsman"), lo siento mucho por ustedes, pero ni está cerca de hacer honor a una de las mejores obras del Cyberpunk. En seguida les explico las razones por las cuales la atrayente puesta en escena y las tramposas ínfulas metafísicas son un mero envoltorio para otro blockbuster Hollywoodiense sin pizca de personalidad o contenido. No obstante, si han venido a leer mis reproches sobre el casting occidental, ya saben dónde está la puerta. Esta cinta tiene bastantes problemas que comentar sin necesidad de meterse en otras polémicas mucho menos interesantes. Vamos allá.
Desde el trailer se observaban con suntuosa facilidad las modificaciones argumentales que se habían introducido, pero hay más de las que esperaba. Puede que esté muy usado el truco de decir que han “cercenado” el contenido, sin embargo este caso es de manual. De hecho, hasta se han esforzado en eliminar cualquier rastro de “espíritu” para dejar solo el aspecto mecánico. El grueso de la trama del filme de Oshii era sencillo y directo, la historia se complicaba por sus numerosos elementos, la riqueza del universo, los entresijos políticos, su aterradora alegoría premonitoria y su minuciosa atención al detalle tecnológico y a la melancólica contención emocional. Aquí la trama es simplona y la narrativa tan esquemática como reiterativa. Todos los cambios son en pro de la espectacularidad, y a cualquier fan le producirán una indignante carcajada. No hay más. Pasada por el filtro de Hollywood esta historia carece de nada que contar y de la abrumadora fascinación de antaño. Todas aquellas perlas líricas, cerebrales, sociales, políticas, existenciales y teológicas que la adaptación del 95 ofrecía en unos intensos -y escasos- ochenta minutos se han perdido, como lágrimas en la lluvia. Y lo mejor de todo, el filme de Sanders dura cuarenta minutos más, 120 en total, pero se las arregla para transfigurar los elementos hacia el blockbuster superficial y tirar de insoportables repeticiones vacuas y vagos homenajes. Incluso amenaza con irse a peligrosos terrenos melodramáticos.
No es difícil creer que el producto comienza a provocar bostezos una vez pasados los veinte primeros minutos. El mayor problema es la inexistencia de algo sólido a lo que agarrarse más allá de su impecable factura visual y el ritmo habitual de estas producciones; virtudes insuficientes. Ni siquiera puedo perderme en la música de Clint Mansell como en aquel cautivador y asfixiante trabajo de Kenji Kawai. Los personajes tampoco tienen el carisma de las obras precedentes, y Sanders rechaza desarrollar más a los secundarios, una decisión que podría haber sido interesante. En cuanto al reparto, Johansson reafirma su poderío como heroína de acción dura y frágil pese a que su personaje es arrebatado de arco dramático. Por otro lado Binoche y Michael Pitt alegran un poco la cinta con sus intervenciones, aunque ambos personajes están desaprovechados. A Kitano, que parece muy perdido y produce confusión, casi se le perdona gracias a una contundente escena del tramo final. Momentos más tarde llegamos precisamente al final y sobre éste se hace necesario comentar el modo en que uno de los mejores desenlaces de la historia de la ciencia ficción es sustituido por la típica conclusión de esquema indolente, que da la ración esperada de drama chorra y monólogo superheroico post frase lapidaria. Lamentable.
Me resulta curioso que Spielberg le ofreciera el puesto de dirección para este proyecto a Sanders, por su spot de Halo. El publicista que una vez intentara convertir a Kristen Stewart en Blancanieves ha acercado “Ghost in the Shell” a la “Lucy” de Luc Besson. La diferencia entre ambas obras es que Sanders se ha tomado en serio su película, y puede que no sea una chorrada Bessoniana, pero es tan inane, vulgar y unidimensional pese al 3D que la mediocridad deja paso, por fortuna, al olvido. Si hace 22 años nos agotaba la densidad de la obra, aquí lo hace la insustancialidad. Un revisionado del anime y/o una relectura del manga lo arreglan seguro.
ALESNAKE
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