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España España · Madrid
Críticas de OsitoF
Críticas 2.130
Críticas ordenadas por utilidad
2
14 de diciembre de 2022
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine ruso no deja de sorprenderme. Siendo como es, el reflejo de una mentalidad social y artística que tiende a una libertad de corte casi anarquista, sus películas (al igual que su deporte, su literatura o su ejército) sabes cómo empiezan pero no cómo van terminan. Lo mismo una drama social evoluciona a invasión alienígena que una comedia de adolescentes degenera en una de coches voladores. Puede sonar errático porque lo es, pero no deja de ser cierto que algunas tienen su puntillo y detrás de todas ellas se pueden vislumbrar ideas atrevidas, no siempre llevadas a la práctica con buena mano o con los recursos adecuados. Al final más de una vez he terminado sorprendido para bien…

… Pero no es este el caso. “Pánico en el metro” empieza como una peli de accidentes y supervivencia, se viene arriba con una de catástrofes masivas y no se le va de las manos hacia el fin del mundo Maya (como su cartel promocional parecía querer sugerir) por pura logística. Su problema, además de la manifiesta improvisación que deja fluir el argumento hacia donde las circunstancias del rodaje marquen en cada momento, es que no tiene medios para abarcar todo lo que pretende, ni siquiera los elementos más básicos, de modo que lo que podría pasar por una serie B entrañable, cae en la categoría de truños incalificables. Al delirio argumental y las incoherencias narrativas, se une unas interpretaciones histriónicas de un guion que roza la histeria en cada escena, bajo una dirección entre lo hortera y lo estrafalario.

Quizá Emmerich hubiese podido hacer algo con ella, pero el resultado fina es una pérdida de tiempo absoluta.
OsitoF
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7
12 de diciembre de 2022
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues al final terminé viendo “Downton Abbey”, la serie, y puedo hablar de esta “Downton Abbey: una nueva era” con más con más criterio que cuando escribí sobre “Downton Abbey”, la película… aunque me parece que voy a terminar diciendo lo mismo, simplemente confirmando lo que en su día no eran más que suposiciones.

No me extenderé alabando su factura, su fotografía, su ambientación o su escenografía: son continuistas, o sea, tan excelentes como la marca nos tiene acostumbrados. Uno de los grandes méritos de Downton Abbey: una nueva era” es seguir siendo capaz de encontrar, a estas alturas, la manera de obtener un nuevo producto capaz de integrarse en el universo creado por la novela y la serie. Nuevamente, logra reunir a un extensísimo reparto y meterlo en nuevas y abundantes tramas con un nuevo salto temporal y consigue que el resultado sea una extensión natural del punto en el que se quedó la anterior película. Parece fácil pero no lo es, habida cuenta de la cantidad de personajes a los que hay que mantener en movimiento en todo momento y para los que hay que escribir frases y escenas.

“Downton Abbey: una nueva era” sigue encontrando a estas alturas, conflictos razonablemente novedosos que siguen despertando interés, casi siempre relacionados con el tratar de adaptar una mentalidad conservadora a los nuevos tiempos, y, lo que suele ser más complicado, la manera de resolverlos de forma conmovedora y convincente. La película sigue aprovechando el equilibrio que encontró la serie entre un familia aristocrática de buen corazón y un servicio leal, entre los que se establecen relaciones de afecto, casi familiares, pero manteniendo las formas. Todos conocen su sitio, todos conocen las normas y todos conocen los límites, por lo que todos se tratan con respeto, dignidad y lealtad, todos dando más de lo que exige el deber o una mera relación contractual.

Aunque, aparentemente, tira de dos recursos fáciles para extender sagas: el viaje al extranjero y el hacer una película sobre las complicaciones de hacer una película, ambas historias están bien traídas. El viaje está plenamente justificado y aporta el colorido esperado. Y la trama pseudoicinematográfica al final no es una simple salida fácil, sino que ofrece el interesante punto de vista de cómo se hacía el cine de la época e introduce nuevas tramas y personajes alrededor del eje de la adaptación a los nuevos tiempos.

Por la forma de cerrar ciertos arcos, por la pérdida (argumental) de algunos personajes y la no presencia de otros, esta vez tiene toda la pinta de que “Downton Abbey: una nueva era” echa el cierre definitivo a uno de los productos más merecidamente exitosos del panorama audiovisual. De ser así, y espero fervientemente que lo sea, sería un broche de oro. Todo el equipo ha demostrado capacidad sobrada para seguir sacando tantas nuevas películas como haga falta. Incluso una nueva temporada de la serie, si se lo proponen. Pero como al mago al que se le empiezan a intuir los trucos a fuerza de repetirlos en exceso, a la fórmula Downton se le empiezan a percibir las costuras en forma de oportunas conveniencias, tramas recicladas o situaciones que antes se resolvían de manera progresiva en varios episodios y ahora se clarifican con un simple «ah, casualmente ayer oí a Lady X diciendo que necesitaba a alguien con tus capacidades». Pero vamos, que hagan lo que quieran, que yo seguiré tragando lo que echen.
OsitoF
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6
28 de noviembre de 2022
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cine trescientos por cien independiente, de concepto teatral, mucha cháchara solemne, mucha mirada intensa , mucho plano fijo y aire general de panda de amiguetes reunidos en torno a un proyecto que ha captado su atención durante un hueco en sus agendas. Además, el guion ya viene medio hecho gracias a un personaje de la américa profunda, mitad leyenda urbana mitad fenómeno de Crónicas Marcianas, que alzancó notoriedad por llevar a cabo su propio funeral estando aún en vida, con la idea de reunir a sus conocidos y allegados una última vez. Vamos, el típico suceso de provincias para rellenar columnas de periódicos en verano, pero con enormes posibilidades a la hora de construir sobre él toda clase de tramas emocionales y entramados filosóficos que peroren sobre lo efímero de la vida, sobre aprovechar las oportunidades, sobre el carpe diem y el sic transit gloria mundi.

No quiero engañar a nadie. “El último gran día” es la típica película que me demanda varios para terminar de verla entre siesta y cabezada, el típico ritual de «zzz…. ¿dónde estoy…? ¿qué estaba viendo…? voy a rebobinar que no me he enterado de nada… zzzz…» y para las que suelo tirar de raciones extra de palomitas y chucherías que me endulcen el sopor. Aún así, quién sabe por qué, hay en ella un punto de calma y de extraño sosiego que resulta conmovedor. Quizá sea por unas interpretaciones a la altura del carisma que se espera de su reparto o quizá por algunas decisiones afortunadas de su director, la película despierta la curiosidad y compensa el esfuerzo dedicado a terminar de ver.
OsitoF
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3
26 de noviembre de 2022
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el cine, suele pasar como con el baloncesto: un jugador que medio destaca en España o en Europa suele terminar recibiendo una oferta para jugar en la NBA. Yo siempre digo que, en su caso, yo siempre tendría dudas: la NBA es muy exigente y tiene una dimensión global, entre negocio y espectáculo, totalmente distinta al baloncesto FIBA, que muchas veces termina devorando a un jugador estrella que, publicitado al principio como una nueva sensación, termina siendo traspasado de equipo mediocre en equipo mediocre para jugar los minutos de la basura. Económicamente suele merecer la pena, porque los sueldos allí son estratosféricos incluso para los jugadores de cuarta fila, pero es habitual verles amargados en el banquillo echando de menos las emociones de una Europa mucho más competitiva.

A Paco Cabezas, encumbrado en España como un (posible) sucesor de Jaume Balagueró, le llegó la oportunidad y escogió probar la aventura americana, dejar de ser por una temporada cabeza de ratón para convertirse en cola de león. Creo que hizo bien. Yo, personalmente, no lo hubiera hecho, pero creo que en estos casos hay que arriesgarse y no vivir luego pensando en la oportunidad perdida. Desgraciadamente para él, le tocó debutar (como a Pau, Marc o la Bomba Navarro) en un equipo mediocre tipo Memphis Grizzlies, esta “Tokarev”. Una película trampa con el siempre impredecible Nicholas Cage y un argumento tan potente en apariencia como insostenible en la práctica, viviendo siempre a base de excesos argumentales en forma de continuos giros y sorpresas que impiden a la película coger forma y llegar a alguna parte.

Una de las pocas claras de “Tokarev” es que es un thriller de venganza. Bueno, o ni eso, porque también hay mafiosos. Y esperanza de redención. Y ajustes de cuenta con el pasado. Una macedonia de tramas de la que no sabes si sus tres o cuatro arranques fake, cogiendo caminos narrativos distintos y saltando a nuevos horizontes cuando parecía que entraba en una fase de estabilidad, son una genialidad o un indicativo de ideas poco claras. No termina de asentar unos cimientos cuando ya está tratando de construir una nueva base argumental, siempre en la dirección opuesta y con el recurso de un plot twist, de modo que al final nos juntamos con veinte giros más de los recomendables y treinta más de los necesarios.

Total, que al final la película va de un lado a otro en un caos de personajes y situaciones a las que sólo Nicholas Cage parece verles el sentido y muestra algo de coherencia. Más que dirigir, Cabezas parece tener bastante con tapar agujeros y poner parches. Al final logra un resultado bastante decente para lo que podría haber sido en unas manos más dejadas o menos capaces. Incluso alcanza momentos interesantes, pero muy diluidos en la confusión generalizada

En el caso del baloncesto, el final la aventura depende del jugador: los hay que están cómodos cobrando por hacerse cuatro fotos y disputar algún minutillo ocasional, los hay que vuelven al cabo de una o dos temporadas enriquecidos tras haber vivido una experiencia y los hay que vuelven tocados renegando de una aventura en la que tiraron los mejores años de su carrera. Pero también los hay que, si bien no es que triunfen, sí se hacen un nombre. Es el caso de Cabezas al que, merecidamente, Hollywood y las plataformas han seguido confiando en él como director competente y resultón. Nos alegramos. A veces hay que tropezar en las tokarevs de la vida para coger impulso.
OsitoF
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5
21 de noviembre de 2022
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que conste que la idea no es mala, un spaghetti-western austríaco que cambia la desértica Almería por los abruptos Alpes, con sus héroes solitarios, tiroteos y sus revanchas familiares en plan Puerto Hurraco. Y, de hecho, el resultado tampoco es un desastre absoluto, pero hay algo en este “Valle Oscuro” que impide tomarsela todo lo en serio que necesita. Quizás sea por ciertas inseguridades o falta de personalidad que le lleva a caer en algunos de los más rancios tópicos del género y ensombrecen ciertos arranques de novedad que la película quería ofrecer.

Bien en lo técnico. La dirección es consciente del enorme potencial del entorno y no duda en sacar músculo con continuos planos de lucimiento del entorno. Las escenas de acción están bien rodadas y dan sensación de realismo. También en lo argumental “Valle Oscuro” acierta llevando la historia por lo más siniestro, endogámico y sociopático de los pueblos europeos, ya sea de Austria o de Badajoz, porque dota a la producción de cierta humanidad verosímil alejada de las pintorescas y típicas ciudades del salvaje Oeste. Realmente, el problema es que a “Valle Oscuro” le sobran topicazos propios de lo más viejuno del género, con personajes construídos a base de coser retales de guiones de westerns poco afortunados, frases de anuncio de Malboro y referencias innecesarias a ciertos cánones. Como si el bueno de Andreas Prochaska no estuviera seguro de que el nivel intelectual de sus espectadores fuese suficiente para darse cuenta de que está ante una revisión europea del western y necesitara que el protagonista usase un rifle Winchester o un revólver Colt para confirmarlo.

Irregular, alterna conceptos brillantes con ideas poco lucidas, algunas bien desarrolladas y otras que acaban inexplicablemente en vías muertas. Igual que sucede con personajes bien definidos, con múltiples capas y otros que tienen la misma profundidad que las portadas de las novelas de Marcial Lafuente Estefanía. Aprobado alto.
OsitoF
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