Eso decía mi madre cuando yo era niño y estábamos en el salón viendo una película en la tele, y, de pronto, se levantaba y se iba a la cocina exclamando en voz alta y con cierta melodía: qué película, qué película, qué película. Yo al principio no entendía bien el asunto, pero pronto comprendí que se trataba de una especie de burla cínica dicha a su modo, como sólo las madres pueden decir las cosas.

Y sí, es de agradecer que la peli no te mantiene en vilo sin saber qué va a ocurrir, como esas películas que no te dejan ni siquiera ir al servicio por miedo a perderte algo importante. Nada de eso. Esta peli te pemite levantarte en cualquier momento e ir al servicio, por ejemplo, o a por palomitas, o a por un sandwich, en fin, a lo que quieras, que siempre podrás volver al punto donde te quedaste. Te permite hablar de otras cosas con la familia mientras la ves, de política quizás o de futbol, cosa que se agradece a veces, pues ciertamente, en general, nos falta comunicación.

Como diría mi madre: qué película, qué película, qué película.

Pues eso. La película empieza bastante lenta, continúa al mismo ritmo y no termina de coger velocidad, hasta que, de pronto, se acaba. Y es una sorpresa, porque el final es de lo peor que se les podía ocurrir, francamente. Le pongo un pasable por los dos tres "sustitos" que tiene.

Lo mejor: que no es una exageración, y en su moderación resulta suficiente para pasar el rato. Sí, es entretenida. Y, por supuesto, la protagonista.

Pues yo recuerdo que hace ya "algunos años" ví en dibujos animados esa escena en la que los Nâzgul se aproximan hacia una casa donde Frodo se encuentra durmiendo. Recuerdo con pavor cómo esas criaturas, a las que no se les veía el rostro, entraban en su habitación y llegaban a su cama con aterradoras intenciones. Y recuerdo que pasé "entonces" mucho, mucho miedo, y que la escena se fue repitiendo en mi mente al acostarme durante un tiempo después. Porque el relato de esa escena era aterrador y porque la historia en su conjunto es rematadamente buena, cuando la adaptación también lo es, es indudable que el resultado es positivo, como lo es en este caso y, sobretodo, en la primera entrega.

Pero las amplias distancias entre defensores y detractores de la trilogía han de traernos alguna conclusión, como ha de traerme alguna conclusión el hecho de que la película la he visto una sola vez y que, por cierto, cuando he tenido ocasión de volver a verla, he preferido alguna otra cosa. Creo que es una película de género, y que algunos hemos perdido en el camino parte de la capacidad que alguna vez tuvimos para asumir la fantasía y del misterio, al menos la clase de fantasía que esta película contiene, en esencia, la misma que contiene el libro de Tolkien; desde luego (por si acaso), sólo en esencia.

En todo caso, debe reconocerse el excelente trabajo cinematrográfico en todos los sentidos, si bien, por lo ya comentado, mi puntuación subjetiva debe ser de 7, y no superior.

Unas pésimas actuaciones, unos personajes estúpidos, un pésimo guión, un pésimo rodaje y una música, en general, absurda, son las características más singulares de este bodrio, que resultó ser, al parecer, el debut como director de Wes Graven, lógicamente más conocido, y debe dar las gracias por ello, por Pesadilla en Elm Street. Quitando las escenas "de estructura", que deberían ser aquellas que se introdujeran en la película para dar "forma" a los personajes, a la historía, al fondo y a otras cosas, que en este caso son pases fantasmagóricos sin sentido que van intercalándose sin orden ni concierto, en lo que resulta un insulto a la psicodelia de la época, un eco de los sesenta, nos quedan unas cuantas presunciones de violación y de humillaciones, envueltas en un sadismo sangriento mal rodado, todo ello exento de morbo alguno, que termina en un clamor tópico de venganza. Menudo bodrio.

Cada cosa en su sitio, sí. No se puede ir a ver una película de terror y estar pensando que debería ofrecernos realidad, o que los monstruos no existen y que, por tanto, no deberían aparecer en el film. Pues lo mismo; no se puede ir a ver una película del estilo de Le llamaban Trinidad, con Bud y Terence, y estar esperando un western al uso, quizás con una parafernalia histórica detrás, basada en hechos reales, o con peleas y escenas realistas en las que los protagonistas sean tan sólo dos hombres en el lejano oeste, pasando penurias y dificultades.

Esta es una película cómica, ambientada al estilo western, y ya está. Y como tal es una de las mejores películas de este estilo, una joya.