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España España · Palma (Mallorca)
Críticas de Miquel
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Críticas 1.665
Críticas ordenadas por utilidad
9
25 de junio de 2010
151 de 157 usuarios han encontrado esta crítica útil
Principal largometraje del realizador alemán Robert Wiene (1873-1938). El guión, del austriaco Carl Mayer y del checo Hans Janowitz, se inspira en hechos reales sucedidos en Hamburgo y recoge algunas ideas de Fritz Lang, al que se le ofrece la dirección, pero la declina por sus compromisos anteriores de realización de “Las arañas (parte 1 y 2)”. Se rueda en un estudio instalado en Lixie-Atelier (Weissensee, Berlín) entre diciembre de 1919 y enero de 1920, con un presupuesto estimado de 20.000 DM. Producido por Erich Pommer y Rudolf Meinert para Decla-Bioscop, se proyecta por primera vez en público, en sesión de preestreno, el 26-II-1920 (sala Marmorhaus, Berlín).

La acción dramática tiene lugar en un pequeño pueblo de montaña del noreste de Alemania llamado Holstenwall. El presente narrativo del film (1920) es diferente del presente del relato (anterior, pero indeterminado). La narración se desarrolla en un largo flashback que contiene otro flashback. El joven Francis (Fehér), sentado en el banco de un jardín protegido por una tapia elevada, cuenta al compañero o amigo que le acompaña unos hechos extraordinarios de los que fue testigo directo. El Dr. Caligari (Krauss), un sabio aficionado al estudio de fenómenos de alteración de la mente, especializado en sonambulismo, muestra en su gabinete de la feria de Holstenwall a un sonámbulo, Césare (Veidt), de 23 años, que lleva toda la vida en estado catatónico y que puede dar respuesta a preguntas sobre lo que ocurrirá en el futuro sobre temas relacionados con la vida y la muerte. Al mismo tiempo se producen en el lugar varios asesinatos terribles y otras acciones criminales.

El film suma drama, terror, horror, suspense, thriller y cine mudo. Dividido en seis actos, es una obra vanguardista del momento, que está considerada por los especialistas como la primera cinta expresionista de la historia. Reúne todos los elementos propios del cine expresionista: escenarios amenazantes, interpretaciones exageradas, decorados fuertemente estilizados, objetos deformados, puertas y ventanas irregulares, fuertes contrastes de luces y sombras, maquillaje lúgubre, iluminación tenebrosa, imágenes deformadas, encuadres inclinados, efectos teatrales que exageran o deforman la realidad, etc. Incorpora, también, los elementos argumentales propios del cine expresionista: atmósfera claustrofóbica, exploración del lado oscuro de la condición humana, referencias a la muerte, la violencia, la locura y la maldad, ambigüedades, situaciones de angustia, etc. El estilo narrativo claro y naturalista del cine tradicional se hace aquí oscuro, confuso, desordenado y caótico.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miquel
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10
31 de diciembre de 2007
172 de 200 usuarios han encontrado esta crítica útil
Film nº 18 de Bergman. Escrito por él, se basa en su obra de teatro en un acto "Trämalning" ("Pintura en madera"), de 1955. Se rueda en exteriores de Suecia y en los platós de Svensk Filmindrustri. Obtiene el Premio Especial del Jurado de Cannes. Producido por Allan Ekelund, se estrena el 16-III-1957 (Suecia).

La acción tiene lugar en Suecia a mediados del s. XIV, a lo largo de unos pocos días, anteriores a Todos los Santos (1 nov.). Antonius Block (Sydow), tras 10 años de lucha en Tierra Santa, regresa en compañía del escudero Jons (Björnstrand). Llega cansado y deprimido: en su largo viaje ha cruzado tierras devastadas por la peste. En suelo patrio se topa con la Muerte (Ekerot), un monje de hábitos negros y rostro blanquedo, aficionado al ajedrez. El caballero la reta a jugar una partida para ganar tiempo.

La desolación y la muerte hacen que el mundo se vea estremecido por estallidos de crueldad y violencia, abandono de las normas sociales, fanatismos, penitencias exageradas y egoismos sin límite. La iconografía que emplea el relato está tomada de retablos y figuras medievales que Bergman conoce a raíz de haber acompañado al padre (pastor luterano) a predicar en lugares diferentes. La iconografía incluye juglares, brujas, flajelantes, cruzados, frailes, pesebres, ángeles e imágenes de la muerte (la del film). Glosa sus obsesiones religiosas: existencia de Dios, ausencia de Dios, más allá, pecado, confesión, perdón. Se refiere, también, a temas terrenales que le preocupan: adulterio, crueldad, fanatismo. Hace uso de símbolos: fresas (juventud y erotismo), águila en vuelo estático (muerte), familia de Jof y Mia (inocencia). Da tangibilidad a elementos etéreos (viento), invisibles (demonio), íntimos (deseo) e inmateriales (maldad). Presta atención a temas que le complacen: feminidad, sensualidad, maternidad, infancia, teatro. Enmarca el relato en imágenes de gran belleza plástica, que parecen inspiradas en Durero. Muestra playas solitarias, rocas erosionadas, parajes desnudos y árboles sin hojas, que refuerzan el sentido de la acción. Celebra el deseo, el amor, la comida, la belleza (paisaje) y el arte. Rechaza el sufrimiento, la crueldad, la pena de muerte. Ofrece un discurso conceptualmente denso y fascinante. La reflexión que propone no está cerrada a toda esperanza. Parece querer decir que en el mundo, enfermo y desquiciado, dominado por la codicia y la crueldad, subsisten casos aislados de inocencia y de no inocentes dispuestos a apoyarla. El film confirma la proyección internacional de Bergman.

La música, de Erik Nordgen, aporta una partitura compleja, de instrumentos medievales. Crea melodías conmovedoras, ajustadas para no perjudicar los diálogos. Incorpora 5 canciones originales y añade un fragmento del "Dies irae". La fotografía, de Gunnar Fischer, hace uso de trucos efectistas (cuenco de leche) y de un trabajo de cámara pausado, variado y rico en recursos. Hacia el final juxtapone emotivos planos a cámara fija.
Miquel
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9
19 de enero de 2006
163 de 182 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las 5 películas sonoras de Dreyer. Se basa en la obra teatral "Anne Pedersdotter" (1906), de Han Wiers-Jensen, inspirada en hechos ocurridos en una aldea danesa a finales del XVI. Se estrenó en Copenhague el 13-XI-1943, durante la ocupación alemana.

La acción tiene lugar en una localidad danesa a partir de 1623. Narra la historia de los terrores que se desencadenan en una comunidad a raíz de la muerte en la hoguera de una supuesta bruja, Marta de Herlofs. El terror afecta a todas las mujeres, mayores y jóvenes, que por capricho, envidia o deseos de venganza, pueden ser acusadas inpunemente de brujería y condenadas a la hoguera. Afecta a los inquisidores, sobre los que recaen las maldiciones y los conjuros mortales de las presuntas brujas. Afecta a los poderosos, que se sienten amenazados por los presuntos poderes de las brujas, con facultades diabólicas de matar con el deseo, enamorar con la voluntad, seducir con la mirada y propagar el mal al servicio de Satán. Afecta a los débiles, que se defienden mediante la delación, la traición y la mentira. El terror genera espirales imparables de venganza, represión y muerte. El mundo perverso de la muerte tiene su contrapunto en Anne, la protagonista, joven, hermosa, apasionada, alegre, amante de la vida, soñadora. Ríe, juguetea y ama en un mundo impregnado de tristeza, miedo y sangre. Algunos autores la consideran el símbolo de Dinamarca en los años oscuros de la ocupación nazi. Otros personajes tienen también valor de símbolos: Absolón encarna la hipocresía aliada con el propio interés; su madre, la severa Meret Preben, envidia y detesta los arrebatos de la juventud; Martín es un hombre débil y cobade; el inquisidor Laurentius encarna la intransigencia deshumanizada, Marta es la víctima inocente. El título (el día de la ira) rectifica el acta de defunción de Marta, que habla del día feliz de su muerte en la hoguera.

La música reproduce una partitura que combina melodías idílicas en torno a Anne y Martin, con otras inspiradas en la cadencia gregoriana del canto del "Dies irae". El Vaticano II prohibió el "Dies irae" en la liturgia católica. La fotografía ofrece composiciones de gran belleza plástica, inspiradas en la pintura de Vermeer y Frans Hals. La escena del tomento de Marta, semidesnuda, en presencia de los inquisidores, reproduce la iconografía y la estética de "La lección de anatomía", de Rembrandt. El guión narra una historia cautivadora y emocionante. La interpetación de Lisbet Movit, en el papel de Anne, es extraordinario. Destaca la escena en la que tras la ventana contempla a la izquierda el tormento de Marta y a la derecha los movimientos de Martin. La dirección construye un relato parsimonioso, denso y sobrecogedor.

Una de las 3 mayores películas de Dreyer. Denuncia la espiral que se teje entre represión y venganza. Apuesta por la libertad y la paz. Lo hace bajo la dominación nazi, asumiendo riesgos incaculables. Magnífica.
Miquel
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9
19 de febrero de 2006
221 de 301 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basada en la novela "Breakfrast At Tiffany's" (1958), de Truman Capote, fue dirigida por Blake Edwards. Se rodó en NY, con un presupuesto de unos 2 M de dólares. Ganó 2 Oscar (música y canción), 1 Grammy (banda sonora), 1 Golden Laurel (sonido) y 1 WGA (guión). Obtuvo 3 nominaciones sin premio a los Oscar (actriz, decoración y guión adaptado) y otras. Se estrenó el 5-X-1961.

La acción tiene lugar en NY en 1960. Narra la historia de Holly Golightly (Hepburn), de 19 años, que dejó su casa a los 14 y se trasladó a NY en busca de la felicidad. Siente pasión por las joyas y sobrevive aprovehando sus encantos para obtener pequeñas cantiades de dinero de sus amigos nocturnos ocasionales. Un joven escritor de escaso éxito, Paul Varjak (George Peppard), que vive gracias al patrocinio no desinterresado de la Sra. Failansen (Patricia Neal), ocupa el apartamento superior al de Holly. Entre ambos surge pronto una gran amistad.

Protagonizan la película dos desarraigados, que sobreviven en un mundo de lujo, ocultando intimidades de marginación y prostitución. Están profundamente insatisfechos, atrapados en un mundo falso, venenoso y sin futuro. La pasión por las joyas y la obsesión por encontrar un marido rico, mantienen a Holly en un estado de aturdimiento que le permite seguir huyendo de si misma. Paul, más reflexivo, cae en la cuenta de su error. Se inicia a partir de entonces la lucha de Paul contra la inconciencia y los falsos sueños de Holly, que se resiste tenazmente ante la inminencia de su traslado a Brasil en compañía de un rico hacendado. Los intentos de Paul cerca de Holly dan lugar a unos diálogos llenos de matices y complejidades, de gran interés. La obra está punteada de un humor jovial e irónico (incendio del sombrero, reloj en el tobillo, hurto en unos almacenes ante la mirada del vigilante, etc.). Son escenas emblemáticas la visita de Holly al escaparate de Tiffany's mientras desayuna a las 6 de la mañana antes de acostarse, la canción de Hepburn en la ventana y otras.

La música, de Mancini, se apoya en una partitura que enriquece la jovialidad del humor, la desesperación de los personajes y el ambiente festivo de los partys. Incluye la canción "Moon River", cantada por coros, Hepburn y silbada por Peppard. La fotografía es de Franz Palmer, en su última intervención en cine. La cámara se mueve en descripciones generales, fijación de detalles y primeros planos de Hepburn. Predominan los fondos de colores suaves, sobre los que resaltan masas oscuras, cálidas o frías intensas. El vestuario de Hepburn (Givenchy) y de Neal (Pauline Trigere), supervisado por la mítica Edith Head, es magnífico. El guión de G. Axelrod, es rico en sutilezas, lances cómicos e invitaciones a la reflexión. La interpretación de Hepburn es magistral en el papel más complejo de su carrera. La dirección se crece con el apoyo de Hepburn.

Película deliciosa, rica en amigüedades, sutilezas y buen humor. Imprescindible.
Miquel
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10
18 de mayo de 2006
163 de 186 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuarto largo de Billy Wilder, tercero realizado en EEUU. Adapta al cine la novela "Three of Kind" (1935), de James M. Caine, basada en hechos reales. Se rodó en LA y en los Paramount Studios (California), con un presupuesto estimado de 1 M dólares. Producida por Joseph Sistrom, se estrenó el 6-IX-1944.

La acción tiene lugar en LA entre finales de mayo y el 16 de julio de 1938. Narra la historia de Walter Neff (Fred MacMurray), vendedor de seguros, de 35 años, soltero, reservado y débil de crácter. Al visitar a un cliente, el Sr. Dietrichson, para renovar la póliza del seguro de sus coches, conoce a su esposa, Phyllis Nirdlinger (Barbara Stanwyck), sensual, atractiva y seductora, que despierta en él gran interés. Al amparo de este suceso, ella trata de seducirlo para convertirlo en cómplice de un plan que los conducirá a la perdición.

La película enfrenta a un hombre honrado, pero débil, con una mujer fuerte, sin escrúpulos, que aprovecha su atractivo personal para engañarlo, manipularlo y utilizarlo despiadadamente. Es destacable la sordidez de la historia, centrada en la ejecución de un crimen con premeditación, frialdad, desprecio por la vida humana, codicia y alevosía. Barbara Stanwyck interpreta la figura de una de las más pérfidas "mujeres fatales" del cine. Entre los dos personajes se establece una insana relación de amor y odio, dominio y sumisión, atracción y repulsión, que se ve corroída por las sospechas cruzadas de infidelidad, de Neff con Lola Dietrichson (Joan Hearther) y de Phyllis con Nino Zachetti (Byron Barr). Se añaden las sospechas de crímenes pasados, de planes de nuevos crímenes y la aparición de deseos mutuos de venganza. El investigador Barton Keyes (Edward G. Robinson), mientras avanza en su investigación implacable, hace que salga a la superficie un mundo escalofriante de bajas pasiones. La obra está narrada en forma de confesión, que relata los hechos en "flashback". El espectador queda con la sensación de que los verdaderos motivos que mueven el comportamiento perverso de los dos protagonistas no quedan explicados de modo justo y cabal. Posiblemente, de esta sensación se deriva uno de los atractivos más poderosos del film.

La música, de Miklós Rózsa, aporta intensidad, estridencias y disonancias, sumamente adecuadas. La fotografía, de John Seitz ("Días sin huella", 1945) se inspira en obras del expresionismo alemán, como "M, el vampiro de Dusseldorf" (1931), de Lang. Crea ambientes oscuros y tenebrosos, de fuerza inmensa. La interpretación de Stanwyck es extraordinaria en el que posiblemente es el mejor papel de su carrera. Excelentes son las intervenciones de MacMurray y Edward G. Robinson. A destacar la intervención del español, afincado en Hollywood, Fortunio Bonanova en el papel de Sam Garlopis. La dirección crea una de las obras culminantes del género negro.

Película magistral, arquetipo de cine negro, que sitúa en la secuencia final una sobrecogedora confesión de amor entre dos hombres.
Miquel
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