Y no era una película que probablemente hubiera visto en otras ocasiones, ni reparto estelar ni nada (solo Irene Jacob, que encandila), pero llevaba un tanda de películas poco alentadoras para el espíritu, por decirlo de algún modo (entre ellas The Road y Revolutionary Road), y haber visto una película alegre y ligera como esta es algo que sinceramente he agradecido. (En el autobús, para más señas, lo curioso es que en la vuelta del mismo viaje la volvieron a echar y me la he vuelto a comer xD)
Que decir, es un poco de traca que llegue el 'americanito' a salvar el día, y eso que la peli la ha escrito y dirigido un francés, pero por lo demás es una película que te alegra si tienes el día un poco gris, aunque como dicen en el resto de comentarios, no habla tampoco demasiado sobre cocina si buscas eso, tal vez un poco más sobre como son los interiores de un negocio un tanto caótico y de personajes pintorescos. Buena nota para el trio protagonista, pero a la peli no se le puede pedir mucho más.
¿Y he dicho ya que me he enamorado definitivamente de Irene Jacob?

Si te llegas a sentir identificado con el protagonista, es curiosa la forma de la que probablemente lo hagas. Por supuesto, no con las dificultades que ha pasado, ni con su inteligencia o brillantez, ni con su rebeldía, ni con su desapego, ni con la facilidad que tiene para ir sobrado cada vez que quiere.

Es con lo de no tener cojones. Lo de no aprovechar el propio potencial, lo de ser un 'underachiever'.

En su caso, toda su agresividad no es más que una forma de ocultar su terror al rechazo. Al fracaso, irónico viniendo de él, que lo puede tener todo. Y el hecho de que al final vaya a ‘cobrar’ su ‘boleto ganador’ es la mejor lección que saco de la película: hay que dejar de tener miedo a fracasar, hay que echarle huevos a la vida.