Una lástima que lo último de esta nueva trilogía de Michael Myers termine de esta manera. Una historia absurda que malogra el enfoque bien conseguido de las dos anteriores, dejando en el espectador un poso de decepción bastante grande. Indiferencia absoluta hacia un cierre de trilogía incoherente, desganado y con poca inspiración, saliendo perdiendo unos personajes míticos del terror contemporáneo ya muy maltratados en mil y una secuelas anteriores.

Decepción total.

Es inevitable no emocionarse con este documental, testimonio vivo del amor de dos personas y su pasión por la naturaleza. Unos vulcanólogos que pusieron su existencia y saber al servicio del planeta que nos da la vida y que nos destruirá al mismo tiempo. Un ciclo vital que la pareja protagonista tenía perfectamente asumido y que les permitía ir más allá de lo establecido para ampliar el conocimiento y la libertad de pensamiento. El amor -como la ciencia- puede ser algo arriesgado, pero también recompensa bastante.

Una muy buena película que brilla a un gran nivel. El rigor y la denuncia de los atroces hechos queda reflejado en un guión muy preciso, mezcla de denuncia política, cine documental y aroma a cine clásico. Todo reforzado con unos intérpretes muy creíbles en sus actuaciones a la hora de perfilar a sus personajes. Un film conmovedor por la injusticia mostrada, que también es un gran canto de esperanza hacia el ser humano.

Lo nuevo de Jordan Peele viene precedido de buenas críticas y unos resultados decentes en taquilla. Algo que no termino de entender del todo al salir del cine. Una película que parte de una idea original muy buena, llevada a la ruina por unos personajes -sobre todo la hermana protagonista- que son el anticlimax absoluto. Cualquier brizna de emoción e intriga es boicoteada una y otra vez por unos protagonistas poco perfilados en sus acciones y diálogos. A esto se suma un exceso de metraje (130 minutos) que hacen que el aburrimiento haga mella en el espectador, acentuado por una puesta en escena muy ambigua en su intencionalidad a la hora de originar misterio en la imaginación del espectador. El director, con sus imágenes, nunca termina de decantarse por qué tipo de película quiere hacer, siendo muy disperso en sus intenciones y muy poco profundo en la personalidad de sus secuencias. De hecho, por momentos, el film roza más la parodia que la Ciencia Ficción. Aún así, los buenos momentos salvan una producción con grandes posibilidades tristemente desaprovechadas.

Claire Denis nos propone una relación de amor a tres bandas que oculta más que muestra por parte de sus personajes. Silencios, palabras y expresiones a medio significar hacen de los diálogos una cortina que encubre la sinceridad de una trama que nunca se despliega del todo ante el espectador. Y ése es el verdadero problema de esta película: mostrar la parte menos interesante, y dejar lo mejor y más cinematográfico del turbio pasado de los personajes suspendido en unas conversaciones intrancesdentes y muy pedantes.

Se esperaba más