Haz click aquí para copiar la URL
Críticas de Luis Guillermo Cardona
Críticas 3.333
Críticas ordenadas por utilidad
10
4 de marzo de 2014
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sí, aunque te parezca increíble, aunque creas que no es más que exagerada ficción, aunque te resulte imposible aceptar que haya habido en la historia tanta infamia contra la gente de raza negra, lo que aquí se cuenta es sólo uno de los miles -quizás millones de sucesos-, que tan solo en los Estados Unidos de Norteamérica, se han dado a lo largo de su oprobiosa historia.

Imposible no llorar, no sentir que se te quiebra el alma y que te llenas de impotente rabia, al presenciar el cruel e infame calvario por el que pasan seres tan inocentes y tan valiosos como Solomon, Patsey o Eliza, entre otras víctimas del racismo y el esclavismo que, ¡por siglos!, han padecido los afrodescendientes.

Solomon Northup (1808–187?), era un hombre culto, un sensible músico y un apreciado padre de familia que vivía en su tierra, Saratoga, New York... y cuando asistía a una engañosa entrevista de trabajo, fue drogado por sus supuestos empleadores (en realidad, esclavistas) y vendido luego -contra su voluntad y sus derechos de hombre libre-, a un terrateniente sembrador de caña en un estado del sur. Desde entonces, Solomon (llamado ahora, Plat) pasaría, 12 años, entre varios “amos”, teniendo su peor momento cuando es cedido a Edwin Epps, en cuya siembra de algodón, y a cuyo lado, conocería la infamia llevada a los máximos extremos.

Es allí, donde Solomon compartirá sus mayores penas junto a la esclava Patsey, una joven que despierta la lascivia de aquel esclavista, y en consecuencia, los patológicos celos de su cruel esposa, viviendo allí un infierno que no se lo merece ningún ser humano. La recreación es cruda, intensa y profundamente dolorosa, como si el director, Steve McQueen, quisiera compensar las tantísimas historias edulcoradas -made in Hollywood-, que nos contaran por tanto tiempo, donde los esclavos lucían siempre tan bien tratados que parecían parte de la familia. Lo que nos muestra, <<12 AÑOS DE ESCLAVITUD>>, es el revés de la edulcorada, “Lo que el viento se llevó”, contado ahora por alguien que sufrió, en carne propia, las atrocidades del esclavismo.

La película está basada en el libro de memorias, “12 years a slave”, que, Solomon Northup, publicara en 1853 y del cual se han sacado numerosas ediciones, siendo la última de 1968, pero, es bien seguro que el éxito de esta adaptación cinematográfica, galardonada con el premio Oscar a Mejor Película, Mejor Guion Adaptado (John Ridley) y Mejor Actriz de reparto (Lupita Nyong’o), hará que la obra de Northup vuelva a reimprimirse.

Queda exaltar las brillantes actuaciones de, Chiwetel Ejiofor, como aquel ser humano que padeció el arrebato de todos sus derechos por más de una década. Lupita Nyong’o, una Patsey que se convierte en una de las mayores víctimas de la infamia que hayamos visto en la historia del cine; y Michael Fassbender (actor fetiche de Steve McQueen), quien, como el amo Epps, consigue una figura, tan despreciable, que no vas a poder olvidarle durante mucho tiempo.

Creo que, <<12 AÑOS DE ESCLAVITUD>>, será capaz de sensibilizar al más duro de los corazones.
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
20 de diciembre de 2013
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando el amor empieza a ser acompañado por un sentimiento de propiedad (“Ella es mía” “El es mío”) por parte de alguno de los miembros de la pareja, el sufrimiento y/o el fracaso, comenzarán desde entonces a penetrar por la puerta. ¿Y esto por qué? Sencillamente porque, amor y libertad son uno solo, y son tan indesligables como la lluvia y el río. Quítale al amor la libertad y se convertirá en tormentoso sometimiento, y quítale a la libertad el amor y se convertirá en libertinaje… o en una triste soledad.

Mary es una mujer de aquellas que parecieran conceder a la libertad el valor que se merece y también pareciera conceder al amor la estima en que ha de tenérsele. Pero ha podido más en ella el deseo de gozar de privilegios y abundancia… y se ha casado con Howard Justin, un solvente hombre de negocios mucho mayor que ella, a quien solo valora por su dinero y su posición. Entre tanto, Mary vive añorando al amor de su juventud, el ahora biólogo Steven Stratten, y cada que tropieza con él se entrega con alma, vida y sombrero… y las cosas solo se apagan cuando también Stratten habla de querer que Mary sea “suya”.

Justin también tiene muy claras las razones por las que Mary se casó con él, y con esto demuestra que es un hombre de muy débil autoestima, pues se sirve de su prestancia para poder obtener (a medias tintas) aquello que desea. Objetivamente, estamos pues ante una oportunista, un hombre posesivo y un débil de carácter. Y lo que puede darse entre ellos no ha de ser más que sufrimiento porque, Mary solo se aguanta a un hombre al que no ama y no quiere sentirse poseída por el hombre al que sí quiere; Howard tiene muy claro que su mujer ansía volar y que esto es algo que él no puede concederle; y el pobre Steven no sabe vivir sin poseer y será capaz de unirse de buenas a primeras con aquella que le permita tener la sensación de amo.

Pero de los tres, quizás el más fuerte sea Howard porque es quien sentimentalmente nada recibe, y es el que más perdona. En diversas ocasiones, tenemos el presentimiento de que su estado emocional va a estallar en un acto de incontenible agresividad, pero el hombre sabe seguir el cauce de la razón y pareciera comprender que solo recoge lo que él mismo ha sembrado.

H. G. Wells (1866-1946), famoso no solo por sus novelas de ciencia-ficción, sino también por sus dramas y otros muchos escritos, nos ofrece con “Los amigos apasionados” (1913), un brillante y conmovedor entramado acerca del bien complejo manejo del afecto, y nos enseña a tres seres que, en el fondo, merecen toda consideración.

Con un cálido protagonismo de Ann Todd, su nueva pareja sentimental, el director David Lean, realiza un filme de muy bella estética y con un toque romántico que nos remite irremisiblemente a “Breve Encuentro”, su preciosa película de cuatro años atrás, que también tenía a Trevor Howard como el hombre de hogar que entraba fugaz, pero intensamente, en la vida de una mujer también casada.

Junto a ellos, el siempre correcto Claude Rains, logra una profunda y contenida caracterización, como el débil en la búsqueda del amor, pero de gran fortaleza para mantener siempre la altura ante lo que siente.

Una historia así no puede deparar un final feliz, pero abre una puerta para que por fin un hombre se haga querer tan solo por lo que es… pues dignidad, generosidad y carácter, es todo lo que un hombre necesita para poder ser amado de Verdad.

Título para Latinoamérica: “APASIONADA”
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
6
19 de noviembre de 2013
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Circo Brumbach comenzó a finales del siglo XIX y se ha sostenido durante varias generaciones en diversas partes del mundo. Lo inició el austríaco Gustav Brumbach en 1846, quedando luego en manos de su hijo Philip y de su esposa Johanna, quienes tuvieron 15 hijos que siguieron sus pasos, y entre los cuales se contaba Katharina (Katie) por muchos años aceptada como la mujer más fuerte del mundo. Grandes capitalistas, ya que su éxito era de carácter internacional, cuando en 1948 los soviéticos se toman el poder en Checoslovaquia y se inicia la nacionalización de diversas empresas -con lo que se logró que este país tuviera la economía más sólida de la Europa oriental-, el circo de los Brumbach pasó también a manos del Estado, pero los Brumbach no se resignarán a convertirse en empleados de su propio circo y menos les interesa la causa comunista… y entonces inician un plan, que les tomaría tres años, hasta conseguir escapar a la Alemania occidental en 1950.

Este hecho es el que ilustra el director Elia Kazan en su película “FUGITIVOS DEL TERROR ROJO”, en la que el exitoso circo Brumbach se cambia por el Cirkus Cernik y se les hace aparecer como una empresa venida a menos, donde hasta las cuerdas para sostener a los artistas lucen bastante raídas. Esto, claro, hace ver las cosas como si el “infame” Estado estuviera quedándose con el ranchito del pobre Karel. Tampoco sabremos que sigue tras el “paso a la tierra de la libertad”, y la cosa queda como cuando en otras películas las parejas se casan, pareciendo que llegó la felicidad para siempre… pero se abstienen de mostrarnos como anda la guerra seis meses después.

Este filme haría parte de La guerra fría y fue dado a Kazan para que hiciera una “demostración” pública de que ya no hacía parte del comunismo como había declarado el año anterior ante el Comité de Actividades Antinorteamericanas. Sin embargo, obsérvese el carácter tolerante, permisivo, y casi bondadoso, con que el director recrea a los personajes del gobierno y a los militares, y para un buen entendedor...

En lo que respecta a la relación de equipo, “FUGITIVOS DEL TERROR ROJO” recrea un interesante ejemplo de unidad; el personaje de Karel Cernik (muy bien interpretado por Fredric March) posee bastante carisma y resulta un buen ejemplo de lo que se puede conseguir con tacto y perseverancia; y los personajes femeninos de su esposa Zama (Gloria Grahame) y de su hija Tereza (Terry Moore), estarán aspirando a la redención y al encuentro de sí mismas, porque ante ese colectivo circense, quizás tengan que entrar a representar roles protagónicos.

Con todo, Kazan no tendría nunca entre sus afectos a esta película, de la que evitaba hablar porque, bueno, nadie desea hablar de lo que en alguna forma le avergüenza. Pero si se logra dejar de lado los asuntos políticos y nos centramos en la relaciones humanas, en este filme hay cuestiones bien interesantes (la “pelea” entre Cernik y Barovik por ejemplo, imposible negar que resulta memorable).

Título para Latinoamérica: “EL CIRCO FANTASMA”
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
16 de noviembre de 2013
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
“La primavera romana de la señora Stone” (1950) fue la primera de tres novelas que escribiera Tennessee Williams, y es la única que ha sido llevada al cine, a diferencia de sus diversas obras teatrales que son frecuentemente adaptadas para las tablas, el cine o la televisión.

El encargado de dirigir la versión cinematográfica, fue un hombre que por primera vez se ponía tras las cámaras y que ya nunca más volvería a dirigir una película, porque no obstante los ostensibles méritos de “LA PRIMAVERA ROMANA…”, y que la actriz Lotte Lenya se llevó un Oscar de la academia, José Quintero (Panamá, 1924-1999) sintió que las tablas seguían siendo lo suyo, pues fue donde cosechó los mayores éxitos como adaptador de las obras de Eugene O’Neill, el mismo Williams y otros grandes dramaturgos, siendo más de 70 las obras que representó en Broadway y otros lugares.

La historia vuelve a tener como protagonista a una mujer. Esta vez se trata de Karen Stone, una vieja gloria de las tablas que, tras el rotundo fracaso de su última representación, decide renunciar definitivamente… Entonces, se va de paseo a Europa con su marido, pero este fallece durante el trayecto en avión, obligando a una escala en Roma donde la señora Stone decidirá quedarse con la esperanza de sentir unos nuevos aires.

Una condesa, cuyo negocio es facilitar gigolós muy jóvenes a las turistas ricas, la detecta entonces… y así Karen conocerá a Paolo di Leo, un apuesto muchacho que pronto descubrirá que, además de dinero, la ex-actriz de teatro también tiene brillantez, encanto y un sólido carácter.

El rol de Karen Stone le vino como anillo al dedo a la actriz Vivien Leigh, pues de alguna manera era como representar su propia vida, aquejada por sus peleas con “su dueño”, el productor David O’ Selznick, por sus frecuentes ataques de neurosis, y por sus fracasos con casi todo lo que se proponía, lo que la llevaría a refugiarse, un día, en juveniles aventuras como habría de hacerlo el personaje que ahora representaba en este nuevo filme.

Más que referirse a la prostitución masculina, en boga ya por aquellos tiempos, creo que el filme profundiza más en la necesidad del ser humano de hacerse valer por lo que es (su personalidad, sus atractivos, sus logros…) que por el dinero que posee. Karen Stone lo dice con precisión: “Si llegase el momento de que nadie me quisiera por mi misma, preferiría la soledad a que me fingieran amor”.

A lo largo de la historia, hay un personaje silencioso pero muy significativo, que se pasará los días enteros sentado en las escalinatas que conducen a la casona de la señora Stone y funciona como ese hado sombrío que solo espera el momento para cumplir su misión. Este es un gran acierto de la película, sobre todo porque deja en el espectador la posibilidad de decidir que papel jugará realmente en la vida de la ahora desencantada actriz.

Vivien Leigh luce impecable con esa belleza otoñal que contra todo se conserva pulcra, y especialmente, por esa serenidad con que asume lo que se aviene en la vida, que ojalá le haya servido para su vida personal, pues era con crisis histéricas como ella asumía lo que a diario padecía.

Muy recomendable esta historia para aquellas personas que se hacen valer solo por su dinero, y para aquellas otras que creen que, el dinero, es lo único que cuenta de un hombre o una mujer.

Título para Latinoamérica: “PRIMAVERA ROMANA”
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
6
16 de febrero de 2013
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Terminado “El hotel de los líos” con la RKO, Los Hermanos Marx regresaron de inmediato a las toldas de la Metro Goldwyn Mayer donde, recuperados de la pérdida de Irving Thalberg, les ofrecieron un contrato para tres nuevas películas… pero ya nada volvería a ser igual, pues, para Groucho el interés por el cine se esfumó de repente. Ya no le divertía entrar en un set, y ahora, como cualquier viejo cantante de aquellos cuya voz se torna desgarrada y apagada, seguía actuando interesado tan solo por el dinero.

Como productor, les asignaron nada menos que a Mervyn LeRoy quien, por entonces, además de tener experiencia como actor, desde 1924 se había convertido en escritor de gags y era un especialista en construcción de comedia. Después, su historial como director en la Warner es de sobra conocido. Y como director, Edward Buzzell, tenía ya un abundante fogueo en la realización de comedias, y proveniente de Broadway, sabía también como era el cuento con los manidos musicales.

Pero el punto débil de “UNA TARDE EN EL CIRCO” radica en el guión. El escritor, Irving Brecher, apenas hacía sus primeras tareas en Hollywood y es muy probable que, a petición de los productores, el objetivo fuera repetir ¡una vez más! el viejo esquema, cambiando solo el ambiente y añadiendo unas cuantas divertidas situaciones.

Así, se trata otra vez de salvar a alguien que está en peligro de perder su patrimonio… y su matrimonio (un joven dueño de un circo); los Marx, en cabeza del abogado Cheever Loophole (¡Sí, Groucho!) se convierten en los héroes que combatirán al enemigo; y ¿adivinen de quien saldrá el dinero que resolverá el problema?…… ¡Claro, de Margaret Dumont! Bueno, de la señora Dukesbury a la que representa de nuevo la estupenda actriz Dumont.

Lo curioso, es que todo esto se perdona fácilmente, porque se logra incluir un buen número de divertidas situaciones; Harpo es estupendo en su interrelación con los animales (foca, pavo, avestruz, gorila…); Chico le hace una estupenda partida a Groucho en las escenas que comparten, sobre todo en la entrevista que tienen con el enano del que pretenden conseguir la prueba del cigarro; y Groucho desacredita un poco la profesión de abogado, pero siempre se las ingenia para hacer llegar los buenos resultados.

Se extrañan un poco las frases punzantes; las sesiones musicales aburren cuando canta el chico enamorado, cuya relación con los Marx, cabe decirlo, apenas existe; el intermedio –¡Sinónimo de la MGM!- se salva porque Chico y Harpo toman esta vez su repertorio de títulos harto conocidos (La cucaracha, Barrilito…), pero que el ritmo decae, ¡decae! Se rescata también la original y novedosa intervención como cantante de Groucho con su tema “Lydia, the tattooed lady”, pero en mucho, es más y más de lo mismo. Entonces, recobra sentido la frase que alguna vez le dijo Irving Thalberg a nuestro querido Groucho, refiriéndose a sus primeras películas: ”Si, ustedes han hecho filmes muy divertidos, pero no eran verdaderos filmes porque carecían de argumento”.

Título para Latinoamérica: “LOS HERMANOS MARX EN EL CIRCO”
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
Más sobre Luis Guillermo Cardona
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow