La película nos muestra a través de sus personajes los últimos años del cine mudo y su salto al sonoro, hito que supuso el nacimiento del Hollywood de los grandes estudios cinematográficos, de una auténtica industria donde muchos actores no se adaptaron a las nuevas reglas adelantado su crepúsculo y caída del estrellato.

Brad Pitt y Margot Robbie, notables en sus interpretaciones, personifican aquellas estrellas que brillaron en los albores del imperio hollywoodiense, entonces mágico y caótico donde el físico y saber improvisar un rol eran las cualidades necesarias para que un actor triunfara ante las cámaras. Un mundo donde la fama y el dinero desembocaban en fiestas en grandes mansiones llenas de derroche y lujuria, propias de la antigua Babilonia.

La duración de la película es algo excesiva (3 horas) pero no se hace lenta gracias al guión y al dinamismo que imprime la dirección de Damien Chazelle.
Buena banda sonora y excelente fotografía de Linus Sandgren. A destacar la sobresaliente interpretación de Diego Calva en su papel del mejicano Manuel Torres.

Babylon es un espectáculo, un homenaje dedicado al primitivo Hollywood puro y salvaje, a su gente, que pese a caer en el olvido siempre será inmortal gracias a la magia del cine.

Una historia nostálgica que se desarrolla en la Girona de finales de los 70, protagonizada por una pandilla de jóvenes marginados con aficiones delictivas. A este grupo se unirá Nacho, un chico ingenuo que junto a ellos descubrirá nuevas sensaciones y peligrosas experiencias.

La película, que posee un buen ritmo de principio a fin, recrea muy bien el ambiente de aquella época (inicio de la transición), acertando plenamente con los actores y sus respectivos personajes, destacando especialmente el de Tere interpretado por una excelente Begoña Vargas.

A recordar la escena, muy lograda, de Nacho y su padre frente al interrogatorio de los inspectores de la policía.

Estamos ante un auténtico clásico del género de ciencia-ficción que tras más de 50 años de su estreno no ha envejecido. Es más, ha derivado en un fenómeno social, a raíz de dos sagas de películas, serie de TV, cómics y juegos, inmortalizando esa fantástica historia basada en la novela del escritor francés Pierre Boulle.

El filme fue todo un éxito comercial, y la crítica muy pronto fue valorando al alza su calidad técnica y artística. Posee un buen ritmo narrativo fruto del guión del aclamado Rod Serling ("La dimensión desconocida") y de la impecable dirección de Franklin J. Schaffner ("Patton", "Papillon",...), director que fue escogido por Charlton Heston quien guardaba buen recuerdo de estar bajo su dirección en episodios de TV de "Studio One" y también en la película "El señor de la guerra".

Resaltar el excelente maquillaje de John Chambers, quien obtuvo un Oscar por este trabajo, la magnífica fotografía de Leon Shamroy, y la acertada banda sonora de Jerry Goldsmith (nominada también al Oscar). Respecto al elenco de actores, subrayar que la elección de Charlton Heston como protagonista, actor de moda durante los años 60, fue una de las garantías para que la película fuera un boom de taquilla. Por otra parte, con este filme Heston iniciaba una nueva etapa en su carrera, quien hasta entonces se estaba encasillando en personajes épicos de fondo histórico.

Destacar la actuación de Roddy McDowall, quien repetiría durante años su rol simiesco, así como la de Kim Hunter (Dra. Zira) y Maurice Evans (Dr. Zaius).

"El planeta de los simios" es todo un icono no solo dentro de su género sino también de la historia del cine.

Parece ser que los hermanos David y Álex Pastor son especialistas en llevar a Barcelona al apocalipsis. Lo digo porque en 2013, justo hace ahora 10 años, se estrenó, su película "Los últimos días", protagonizada por José Coronado y Quim Gutiérrez, donde ya se mostraba una Ciudad Condal desolada por una misteriosa enfermedad que amenazaba a toda la humanidad.

Ahora, con "Bird Box Barcelona" nos encontramos con la misma temática, escenario y también con una extraña pandemia, que esta vez incita al suicidio. Lo único que difiere realmente son los personajes y poco más. Ambas películas sólo destacan por unos efectos visuales muy bien conseguidos, especialmente en esta "Bird Box spanish".
Las imágenes apocalípticas del espacio urbano barcelonés (la playa San Sebastián y el hotel W, la plaza Cataluña, la Ronda de Sant Pere, el barrio del Raval,...) captan la atención del espectador, y muy especialmente, como es obvio, a los que vivimos en la Ciudad Condal.

La interpretación de Mario Casas no quita el sueño, a excepción de unas pocas escenas su actuación es simplemente pasable. Los secundarios tampoco destacan, posiblemente también porque no se ha profundizado en sus personajes, propio de un guión poco trabajado. Respecto a este apartado, posiblemente "Los últimos días" era mejor.

La dirección de David y Álex Pastor es discreta, se nota que han dedicado los esfuerzos en resaltar la atmósfera apocalíptica, en superar el nivel de efectismo de su anterior película, aderezando
frecuentes conversaciones en inglés y alemán para darle al filme un "ramalazo" internacional bajo la excusa del carácter cosmopolita de la capital catalana, si bien es una caracteristica que cada vez se repite más en nuestro cine, alejándolo así de lo español castizo, buscando con ello una seriedad y credibilidad de la historia (son complejos??).

La forma en que está narrada (flashbacks,...) y determinadas escenas me hacen recordar la película "Soy Leyenda" que, como en "Los últimos días", sospecho ha influido en los guionistas/directores.

Me gustó la original "Bird Box (A ciegas)" pero no esta secuela "made in Spain". Aquella traslada al espectador con acierto el terror y la angustia que sienten los personajes. Esta, sin embargo, solo atrae momentáneamente por su efectismo y el tour turístico por Barcelona, invitando inexorablemente al aburrimiento y la somnolencia.

Para los amantes del género catástrofes/post apocalíptico barcelonés y cine made in Spain.

Interesante película ambientada en la Normandia de la alta edad media, cuya historia versa sobre el "ius primae noctis" (derecho de pernada) que ejerce un señor feudal (Charlton Heston) sobre una sierva campesina (Rosemary Forsyth) por la que siente una irresistible atracción y que en breve será mútua, relación amorosa que provocará la ira de todo el poblado.

Sin duda estamos ante un filme con buen ritmo narrativo que mezcla dos géneros cinematográficos: el drama romántico y el de aventuras, hábilmente dirigido por Franklin J. Schaffner quien consigue trasladar a la pantalla la atmósfera supersticiosa de aquella época oscura.

A destacar la actuación de Richard Boone (el escudero del señor feudal) y de Maurice Evans (el sacerdote).