Me gusta el cine de Farhadi. Me gusta conocer la cotidianidad de Irán, más allá de guerras, terrorismo y dictaduras. Porque vida cotidiana existe hasta en los países que los medios de comunicación muestran desde el mismo eterno prisma.
Me gusta porque me recuerda al neorrealismo italiano de posguerra
Me gusta porque nunca ningún personaje actúa en blanco o negro (quién no se lo piensa dos veces antes de devolver el dinero que encontró?)
Me gusta porque me hace pensar, elegir, preguntarme.
Quizás, es cierto, es un poco larga, pero no me aburrió y no sobra ninguna escena.
El actor protagonista es de los buenos y conmueve. El resto lo hace tan bien que no parecen personajes, parecen personas reales.
Por último, si tú eres de los que antes de ver una película lee las críticas de Filmaffinity, te suplico que tengas en cuenta que la puntuación más baja (un tres) la dio alguien que confundió Irán con la India.

En una buena parte del mundo, damos por descontados la inclusión, la aceptación, el respeto por las diferencias. Esto no siempre fue así, ayer nomás, en algunas geografías, podías ser acreedor de una golpiza por ser homosexual y, desde luego, el acoso en las escuelas y los trabajos eran algo normal. Las cosas cambiaron, no sé cuánto, no sé si suficientemente.
Esta película cuenta la historia de un ascenso, desde lo más bajo, desde el desprecio y la burla, hasta lo más alto: lograr el propio sueño.
Un sentimiento sobrevuela todo el filme: la ternura. Es claro que todo el equipo, director, guionistas, actores, amaron el personaje. Y hacen que nosotros también lo amemos.
Cuando García Bernal sonríe, en los paños de Cassandro, ilumina la escena. Nos muestra este pequeño héroe, nos muestra la gente que lo rodeaba, imperfecta, perdedores, olvidados, pero queribles.
Es una hermosa película, que nos deja una sensación agradable y esperanzadora.
Mención aparte 1, la banda sonora, que conmueve.
Mención aparte 2, Gael García Bernal, un actor increíble.
La recomiendo fuertemente.