Las dos primeras temporadas de Vis a Vis, emitidas por Antena 3, fueron muy buenas. Luego se "americanizó" y las dos siguientes dejaron muchísimo que desear. Y ahora nos salen con esto. Una pena. No lo merecía la serie original.

A ver, ya de por sí cuesta hacerse a la serie fuera de la cárcel. Se extraña a personajes como Rizos o Saray, pero bueno, están las imprescindibles. El inicio es prometedor, pero luego del tercer episodio, se vuelve tediosa y arrubida.

Si en una historia de 8 capítulos tienes que meter tantas tramas alternativas con calzador (los trabajadores del Oasis, la familia, los chavales) mal vamos. Es más el relleno que la trama principal.

Menos mal que ya termina, porque cada nuevo intento por rescatar la serie es peor. Ni me quiero imaginar cómo sería el próximo.

Un thriller psicológico interesante. Javier Gutiérrez, personalmente uno de mis actores favoritos, revive su personaje en El Autor, un manipulador de manual dispuesto a lograr su objetivo, "cueste lo que cueste". Un final previsible y alguna problemática anunciada en un principio y luego olvidada atentan contra el filme. No obstante, la trama principal se desarrolla correctamente, por lo que si te gusta el género, no debes dejar de verla.

Una gran historia maravillosamente desarrollada. La Albufera es espectacular, la fotografía, las actuaciones (Irene Arcos sencillamente enamora), los personajes, absolutamente todo te envuelve y deseas que cada episodio no termine. Al final quedas con ganas de más, y eso, a mí particularmente, me ha pasado con muy pocas series.

Tiene sus cosillas, como Cecilia Roth como madre de Verónica Sánchez, que no pega ni con cola, y quizás una ligera sobrecarga de tramas en la segunda temporada, pero es que me da igual, porque lo bueno es tan, tan bueno, que no merece ni un pero.

En definitiva, un 10 en toda regla.

Me fastidió muchísimo la cancelación de esta serie. Entendí en su día por qué, y leyendo aquí varias críticas de otros usuarios lo corroboro. La serie parte de la estereotipación de españoles y alemanes, y el abrupto contraste que dichos clichés suponen. Algo así como Allí Abajo, pero evidentemente peor llevado, por lo que comprendo que gran parte de la audiencia española le haya dado la espalda.

Coincido con ello, pero, al menos yo, valoro las comedias, fundamentalmente, por cuánto me hace reír, y con Buscando el norte ha sido un no parar. Ha sido recordarla ahora y empezar a reír otra vez. Quizá tenga que ver que yo ni soy español (solo descendiente de españoles), ni alemán, ni (desgraciadamente) he estado ni cerca de ninguno de los dos países, aunque soy adicto a las series españolas.

Me gustó cómo se desarrolló la relación entre los personajes de Antonio Velázquez y Kimberley Tell, y espectaculares Belén Cuesta (una de mis actrices favoritas) y Silvia Alonso en ese plan mofeta y gata de los dibujos animados.

En fin, una pena que no haya tenido continuidad.

Creo que merece la pena ver la película, aunque los clichés le salen por la azotea: el padre de la niña fallecida, un convicto con el tercer grado, busca tomarse la justicia por su mano, la policía corrupta al servicio de los narcos, la agente honrada que se rebela contra sus compañeros, la especie de duelo final entre esta y su pareja policial... en fin, todo demasiado visto y muy predecible.
Lo mejor son las actuaciones. Mario Casas resulta creíble, Natalia de Molina logra hacerte sentir el dolor de una madre que en un suspiro pierde a su hija, y Ruth Díaz, notable.