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Críticas de Scissorhands20598
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Críticas 27
Críticas ordenadas por utilidad
6
14 de noviembre de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entre medias de sus dos primeros largometrajes, Tim Burton colaboró en dos series de televisión de éxito en la década de los 80: “Cuentos de las estrellas” y “Alfred Hitchcock presenta”. La primera de ellas estaba producida por Shelley Duvall, actriz que se hizo famosa por su sufrido papel de esposa del protagonista de “El Resplandor” de Stanley Kubrick y que ya había trabajado con Burton en su magnífico cortometraje “Frankenweenie” por lo que sabía que era ya un realizador lo suficientemente competente como para dirigir uno de los episodios de la serie.

“Cuentos de las estrellas” fue una serie bastante exitosa en EEUU en la que cada uno de sus capítulos, independientes entre si, adaptaba un cuento popular. Por sus diferentes entregas desfilaron bastantes rostros célebres de Hollywood, y en este capítulo en concreto tenemos a dos nombres tan conocidos por los aficionados a la ciencia-ficción como los de Leonard Nimoy y James Earl Jones, aunque es Robert Carradine quien da vida al protagonista Aladino.

La historia es ya por todos conocida: el joven y pobre pícaro árabe que tras ser engañado por un avaricioso hechicero (que finge ser su tío) termina encerrado en una gruta en mitad del desierto en la que encuentra una lámpara mágica en cuyo interior vive un genio capaz de hacer realidad todos sus deseos. Como en el resto de capítulos de esta serie, el aspecto visual es netamente teatral y cuenta con unos efectos visuales muy simples pero aceptables tratándose de un producto televisivo modesto y dirigido a los más pequeños de la casa.

Si en su colaboración en la serie “Alfred Hitchcock presenta” no apreciábamos ni el más mínimo resquicio del estilo de Tim Burton, aquí si que se nota que dentro de lo que cabe pudo “meter algo de mano” y sobre todo en la escena que se desarrolla en el interior de la gruta vemos ya una clara muestra del peculiar estilo visual del realizador. Por lo demás, se trata de un trabajo más que correcto que si bien no destaca especialmente sobre el resto de capítulos de esta serie, se deja ver sin problemas.
Scissorhands20598
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6
8 de noviembre de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras una serie de cortos tanto fuera como dentro de la Disney y sobre todo tras dos trabajos de un nivel tan alto como “Vincent” y “Frankenweenie” estaba claro que Tim Burton estaba pidiendo a gritos su salto al largometraje. Su oportunidad llegaría en 1985 con “La gran aventura de Pee-wee”.

Es evidente que al ser un director novel el bueno de Burton no tuvo demasiada libertad creativa sobre su primera película: se trata de un trabajo de encargo para mayor lucimiento de Paul Reubens, un actor que pese a ser bastante desconocido en nuestro país fue una estrella del entretenimiento infantil durante bastantes años en EEUU, sobre todo dando vida a su personaje estrella Pee-wee Herman al cual ni que decir tiene que interpreta también en esta película. Es difícil definir a este personaje, sinceramente: podríamos decir que es una especie de niño-adulto que viste de manera ridícula, ríe tontamente cada dos por tres y puede llegar a resultar verdaderamente muy irritante, sobre todo si antes de ver la película no vas avisado de lo que vas a encontrarte en ella. La historia de la misma es bastante simple: a Pee-wee le roban su flamante bicicleta y, timado por una vidente que le dice que su bici está nada menos que en “los sótanos de El Álamo”, termina emprendiendo un pintoresco viaje por Estados Unidos en busca de la misma, durante el cual se irá cruzando con personajes a cada cual más grotesco.

Seamos sinceros: ni estamos ante una gran película ni por mucho que el por entonces joven realizador de Burbank se hubiese esforzado podría haber conseguido algo mucho mejor de lo que se estrenó. Como ya hemos dicho se trata básicamente de una sucesión de gags (la mayoría no demasiado logrados) a mayor gloria de Reubens/Herman y en el que Burton apenas pudo dar rienda suelta a su talento y a su particular imaginario como si haría ya en su siguiente largometraje “Bitelchus”. Aún así, seamos justos y reconozcamos que “La gran aventura de Pee-wee” es un film entretenido y que probablemente funcionó perfectamente como producto dirigido al público infantil admirador del personaje en cuestión.

Además tiene varios detalles que salvan de la quema el conjunto y lo convierten sino en (como ya hemos dicho) una gran película, si en un producto aceptable: los sueños del protagonista en los que imagina su bicicleta víctima de todo tipo de horrores, esa curiosa maquinaria que utiliza para prepararse el desayuno y que si podemos identificar ya como producto de la inventiva de Burton (pues veremos artilugios parecidos en obras suyas posteriores), algún que otro fragmento bastante logrado como el de la camionera fantasma o el de la persecución en los estudios Warner... y también un sentido del humor que aunque en ocasiones es infantiloide y directamente idiota, sorprende por su fina ironía en otros momentos en los que la película se toma directamente a broma a si misma (como ese ejercicio de meta-cine final o su nada disimulado cachondeo a costa de la “América profunda” texana que si consigue arrancarle al film algún que otro buen chiste).

A destacar también el trabajo del músico Danny Elfman en su primera colaboración con Burton (del que se volverá inseparable) y un aspecto visual colorista y muy cuidado que es sin lugar a dudas lo más destacado de una película evidentemente muy discreta.
Scissorhands20598
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8
2 de noviembre de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras demostrar con la maravillosa “Vincent” su enorme potencial en el mundo del cine, Tim Burton continuaba trabajando como animador para la Disney sin demasiado éxito y comprobando cada vez más que su peculiar “universo” en poco o en nada encajaba con el de la compañía del ratón. Sin embargo, todavía tendría la oportunidad antes de abandonarla de rodar para ella otro delicioso y diferente cortometraje, esta vez de acción real y también homenajeando a los clásicos del terror que tanto le influyeron en su niñez.

Si en “Vincent” los homenajeados eran Vincent Price y sus películas con Roger Corman, en este caso es el ciclo clásico de Monstruos de la Universal al que nos remite la historia. Y muy concretamente al “Frankenstein” de James Whale, de cuyo doctor (Víctor Frankenstein) toma el nombre el niño protagonista de esta historia, que está interpretado por Barret Oliver (el célebre Bastian de “La historia interminable”). Víctor vive feliz con sus padres y con su perro Sparky, por el que siente verdadera adoración y al que hace partícipe de sus juegos y pequeños proyectos (como las películas en Super 8 que graba en el jardín de su casa, aquí tenemos de nuevo la infancia de Burton proyectada en su obra). Un día, Sparky fallece atropellado por un coche y el niño, tras observar en clase de ciencias cómo la electricidad es capaz de conferir movimiento al cadáver de una rana, decide (como buen Frankenstein) intentar devolverle la vida en una maravillosa secuencia que nos transporta directamente a la de la citada obra de Whale, una de las más icónicas y emblemáticas del cine de terror de todos los tiempos.

Víctor (obviamente, si no no habría historia) tiene éxito en su experimento, pero se encuentra con que el “Sparky resucitado” no cuenta precisamente con el beneplácito de sus vecinos, que desconfían y temen a esta nueva “criatura” (que en realidad es “el mismo Sparky de siempre", en palabras textuales de su joven dueño, pues en efecto el animal no muestra ningún cambio con respecto a su comportamiento anterior). Este mismo panorama de vecinos recelosos y que desconfían de todo lo extraño o diferente lo volverá a plasmar Burton unos años después en su obra maestra “Eduardo Manostijeras”, y es una vez más una plasmación de su infancia en un barrio residencial de Burbank donde (al igual que le sucedió después en la Disney) jamás terminó de encajar.

Un delicioso cortometraje (cuya idea retomaría bastantes años después el propio realizador para rodar una película de animación también muy recomendable) y que forma junto con “Vincent” una excelente carta de presentación de un director que daría mucho que hablar en años posteriores y que sorprendería a propios y extraños con su peculiar imaginario y el impacto visual de su cine.
Scissorhands20598
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1
26 de octubre de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si a alguien le pusieses a ver por primera vez “Vincent” y “Luau” y le dijeses que están dirigidas por la misma persona en el mismo año lo más probable es que se pensase que le estás vacilando. Pero si, en 1982 además de rodar uno de los mejores cortos de animación de la historia del cine (y una extraña pero simpática versión de “Hansel y Gretel”), Tim Burton volvió a unirse con el tal Jerry Rees (con el que ya colaboró en uno de sus primeros cortos) para rodar “esto”.

Es muy difícil calificar “Luau”: es un mediometraje de 32 minutos de duración cada uno de los cuales se hace largo como un dolor y en el que se nos cuenta una historia absolutamente absurda, disparatada y sin ningún tipo de coherencia ni razón de ser. La cosa al parecer va de un grupo de surferos que se reúnen en la playa para practicar su deporte favorito y ligotear con las chicas... pero si ya un argumento tan pobre es difícil de empeorar, Burton y Rees lo consiguen imaginándose una seríe de sub-tramas absurdas como una cabeza parlante de otra dimensión (que por cierto interpreta el propio Burton) que para colmo también surfea y trata de controlar la mente de un cangrejo para que mate a los surferos (tal cual), una pelea de tartas con un grupo de tipos encorbatados que sin saber el motivo resulta que también están por ahí y que quieren construir un complejo turístico en el lugar de recreo de los chavales (o algo parecido, a esas alturas de la historia yo ya tenía ganas de cortarme las venas)... y alguna otra majadería más que terminan por convertir el visionado de “Luau” en un auténtico martirio chino que no le recomendaría ni a mi peor enemigo, sinceramente.

En resumen, si en este repaso que estoy haciendo de toda la obra de mi admirado Tim Burton ya he calificado alguno de sus trabajos primerizos como pasables, entretenidos o incluso reseñables, en este caso puedo afirmar categóricamente que no es solamente lo peor que jamás ha rodado y rodará jamás el genio de Burbank sino que es también una de las peores películas que he visto en toda mi vida. Si eres muuuy fan del director (como yo), échale un vistazo simplemente por aquello de haber visto toda su obra... si no lo eres probablemente no estarás leyendo esto, pero si lo lees: no pierdas media hora de tu vida viendo esto.
Scissorhands20598
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5
26 de octubre de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El primer trabajo de Burton para la Disney fue este mediometraje para televisión de poco más de media hora de duración que al parecer fue emitido una sola vez en Disney Channel y que fue prácticamente inencontrable durante bastante tiempo, hasta que hace unos años un alma caritativa tuvo a bien colgarlo en Youtube para la alegría de fans y completistas del genio de Burbank.

El “qué” en este caso está claro porque la historia es por todos conocida: el célebre cuento de los niños Hansel y Gretel que viven en una cabaña en el bosque junto a un padre que les adora y una madrastra que les desprecia profundamente. Lo novedoso es el “cómo”; Tim Burton arriesga hasta el límite en su forma de contarnos el cuento: en primer lugar llama bastante la atención que todos los personajes sean japoneses; en segundo lugar choca todavía más que tanto la madrastra como la bruja estén interpretados por la misma persona y más todavía que dicha persona sea un hombre. Si aceptamos sin rechistar estas peculiaridades, nos encontramos con un trabajo que sin ser ni mucho menos para tirar cohetes es como menos digno, y que visualmente ya muestra bien a las claras bastantes de las imaginativas ideas que Burton nos mostraría en posteriores proyectos: destacan los decorados teatrales (quizá simplistas en exceso), las atmósferas coloristas (destacando la casa de la bruja con todos esos objetos comestibles) y sobre todo los ingeniosos y algo siniestros juguetes que diseña el padre de los niños, y que tanto recuerdan a los que veríamos unos cuantos años después en la célebre “Pesadilla antes de Navidad”, destacando un curioso pato mecánico que será importante en el transcurso de la historia.

“Hansel y Gretel” versión Burton probablemente no sea una buena película y desde luego está todavía a años luz de las maravillas que su realizador nos iba a ofrecer en años posteriores (o incluso en ese mismo año, con “Vincent”), pero lo que queda claro es que es un trabajo muy personal y perfectamente reconocible como suyo (cosa que no podemos decir de la infecta “Luau” rodada también ese año), y que a pesar de sus muchas peculiaridades y defectos es un producto entretenido y que sin lugar a dudas divertiría (a la par que desconcertaría un poco, no nos engañemos) a los niños norteamericanos que tuvieron la suerte de presenciar aquella única emisión televisiva. Imprescindible para completistas de la obra de Burton... no tanto para el resto.
Scissorhands20598
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