Hermoso documental, que nos muestra el interesante resultado de un proyecto: llevar el cine a África con un proyector que funciona a base de la energía generada por el pedaleo de una bicicleta. Es un viaje que cubre todas las emociones y situaciones: la inquietud y los problemas para proyectar en Marruecos, las risas de los niños al ver a Chaplin, la reacción de las mujeres jóvenes al ver una película que refleja su situación social, la enfermedad y agotamiento que atacan a los intrépidos “cinecicleteros”... Animo a todos a ver este documental.

Me debo de estar haciendo viejo, porque recuerdo este capítulo con agrado. Ciertamente, hoy se pedirían mejores efectos especiales y demás zarandajas, pero dudo de que el recuerdo que dejase una nueva versión fuera mayor. Liza Minnelli, Shelley Duval y demás intérpretes crean una atmósfera divertida, que hace que el cuento atrape tanto a niños como a mayores. Llena de colorido e inocencia, es una oportunidad de ver la recreación de un cuento tradicional sin “vueltas de tuerca” innecesarias.

Aventura infantil, entretenida y con un toque de ciencia ficción.
La tecnología avanza tan rápido que esta película está destinada, sino me equivoco, al mercado televisivo. Lo cual quizás sea mejor porque los más pequeños (más pequeños que sus protagonistas, ya que hoy se pierde la inocencia más rápido) tendrán más acceso a ella, sin tener que pagar una entrada de cine.
La película responde a los viejos cánones: grupo de amigos, acomplejados por cosas típica de la edad y del bombardeo mediático de los supuestos estándares ideales, que se apoyan entre ellos (buena estrategia para sensibilizar contra el acoso escolar a futuras o presentes víctimas y agresores), más unos malos muy malos que no dan miedo y, como no, la chica guapa y valiente que demuestra sensibilidad y cerebro (se acabó la chica guapa a rescatar, lo cual es tan o más necesario que nunca en esta época de “oye niña, papi te cuida, ya sabes”). Al conjunto hay que añadir el abuelete paria, que es rescatado por el espíritu juvenil y nos recuerda que se es viejo cuando se tienen más recuerdos que sueños. Y hablando de sueños, me voy a la cama. Aquí dejo la única crítica de la única persona que de momento ha puntuado esta película. Lo cual probablemente vaya a no variar nunca.
Nota: salen unos cachivaches en la película que forman la base del filme. ¡Los quiero todos menos uno! Gracias.

Creo que no veía a esta pareja de cómicos desde mi niñez, la mayor parte de la veces con mi padre.
Ahora tras el paso de los años, salgo con alegría del reencuentro, sobre todo cuando es común que este tipo de "regreso" sea decepcionante, pues lo recuerdos de este tipo se engrandecen al vincularlos a unos momentos de mentalidad infantil. Pero Laurel y Hardy siguen "ahí", en la pantalla, tan radiantes como el primer día, con sus simpáticas aventuras, sus enredos, su inocencia e infantil "maldad".
Esta película ha sido la mejor forma de tropezar de nuevo en mi camino con elllos. Sus gestos, sus frases y sus golpes de humor siguen enganchando como antes.

Anécdota: durante el velatorio de Stan Laurel se podía ver un cartel, que él dispuso que se pusiera durante sus exequias: "Si alguien llora en mi funeral, no volveré a dirigirle la palabra".
Humor hasta en la muerte.

Simpático corto donde los hijos adoptivos de Gru luchan por permanecer en su nueva casa y su singular nuevo papi. Transmite la emoción de unos niños que hacen lo imposible por pasar el examen de validación para seguir bajo la tutela de su singular padre adoptivo, de modo que la preocupación de una posible separación sea asumible para un cerebro infantil, sin causarle miedo.
Tierno y original corto. A destacar el remozado de la casa. Es la base del guión y se aborda con ingenio y uso de grandes y pequeños detalles. Se aprovecha con brillantez los pocos minutos que dura el filme.