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Críticas de Rick el acomodador
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Críticas 189
Críticas ordenadas por utilidad
9
30 de marzo de 2010
23 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
El magistral guión lo firma Jules Furthman sobre una historia del propio Hawks . Solo los ángeles tienen alas, está basada en historias reales que Hawks vivió en primera persona. No sólo él fue piloto en la primera guerra mundial, su hermano murió pilotando un avión en similares circunstancias a las que el film relata. Sobre el por qué Hawks impuso un título tan curioso se ha escrito mucho pero se sabe poco o nada.

A la pelicula solo le pongo un pero: Jean Arthur venía descolocada tras ser eliminada del casting de Scarlett O’Hara, y con su background de popularidad como chica Capra angelical. Que nadie me malinterprete. Capra me fascina, pero su tono no es el de Hawks. Y esa mujer Capra tenía que haber hecho un esfuerzo mayor para ser la mujer Hawks. Pasar de su esfera femenina de confort en la que Capra se movía con placer, a la esfera masculina de Hawks, en la que este aún no había encontrado a la Lauren Bacall de sus obras maestras del cine negro, a la Angie Dickinson de “Rio Bravo”, o a la Elsa Martinelli de “Hatari!”.

Solo en una escena, ambos consiguen lo que el guión precisa. Cuando tras haber asumido lo rápido que deben ser los duelos en “Barranca”, Jean Arthur se sienta al piano y demuestra que hay algo más en ella que una adorable cara en una enamoradiza corista dispuesta a subir a la habitación del misógino piloto tras la última copa. Porque Artrur no va a subir a su habitación retadora, se dispone a hacerlo entregada… Y por eso chirría que Grant se arrepienta, se moje la cabeza y decida volar.

Arthur perdió la oportunidad de haber forjado un registro inédito en este papel, pero o no se quiso enterar de lo que Hawks quería, o este no se lo supo explicar, o se cansó de pedirlo… El papel exige a gritos una interpretación más sexi, más cortante, más chulesca, en la que debía ocultar más sus inseguridades ante Grant y solo mostrarlas ante Mitchell, como el perfecto guión tenía previsto. Dicen que se enteró años después, cuando vio a Bacall, con dieciocho añitos, dando réplica a Bogart en “Tener y no Tener”. ¡Qué fácil hubiera sido! Si esa chiquita lo bordaba, ella podría haberlo grabado a fuego… Pero en “El Sueño Eterno”, Hawks repitió con Bacall, y Arthur no volvió a tener una oportunidad al lado del maestro. La gran Jean Arthur de tantas otras películas, en “Solo los ángeles tienen alas”, no puede ser una corista que viaja sola por Sudamérica… da, como mucho, para ser la profesora de piano que nunca llega a conocer al dueño de la plantación que la ha contratado para dar clases a sus aburridos hijos.

Y aún con este lastre de casting o de dirección de actores, la película es, sin lugar a dudas, sobresaliente. Porque como definía el propio Hawks “las buenas películas deben tener tres o cuatro escenas buenas y ninguna mala…”


“Sólo los ángeles tienen alas” tiene diez o doce escenas de matrícula de honor. De ver en reclinatorio. No las enumero. Descúbrelas. Para mí ha sido una gozada volverla a ver, una vez más.
Rick el acomodador
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10
28 de mayo de 2013
14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Diríase que solo es feliz mientras canta y destila acordes de su armónica… Harry Dean Stanton se muestra auténtico y cercano, pero es aún más un personaje de sí mismo que un actor en busca de un personaje.

Gran título el que ha decidido Sophie Huber para este film, porque tal vez estemos ante el mejor papel de Harry Dean de toda su carrera… ¡y los ha tenido grandes! Desde su primer protagonista en "Paris, Texas", hasta "Lyle", el hermano de Wisconsin de Richard Farnsworth en "Una historia verdadera".

Solitario, desarraigado, en conflicto con su forma de ser y con un pasado familiar sobre el que prefiere no ahondar… heredero de una juventud de trueno mujeriego entre hordas de compañeros de fatigas… Jack Nicholson, Marlon Brando, Kris Kristofferson, Bob Dylan, Willy Nelson…

No se siente nadie. No es nada. Así los problemas desaparecen… No le importa cómo le recuerden… Aún le gusta cantar, y lo hace bien, pero por alguna razón no ha seguido haciéndolo…"He sabido evitar el éxito con ingenio…", dice tras confesar haber participado en más de 250 películas.

"Todo va a desaparecer" - piensa en voz alta sin inquietarse - "Yo me iré, tu te irás… y la tierra gira alrededor del sol a 106.000 km/h…"

Decenas de armónicas, bien ordenadas bajo una foto del niño que fue, junto a la madre que le cantaba canciones irlandesas. Fotos y mil recuerdos clavados y colgados por las paredes… "Corazonada", "La Leyenda del Indomable", "Alien, el octavo pasajero"…

Diríase que Sophie Huber le ha hecho protagonizar, con gran éxito, su propio panegírico.

Larga vida, Harry Dean...
Rick el acomodador
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El sicario: Room 164
Documental
Estados Unidos2010
6,5
398
Documental
8
15 de octubre de 2011
14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
No hay nada de broma en el título. Es descriptivo y hasta revelador. Nos enfrentamos a un documental atípico que no es más que el testimonio oral y gráfico de un sicario mexicano montando un docudrama con sus capacidades dramáticas y pictóricas al servicio de veinte años de crímenes escalofriantes…

Rosi pone la cámara, y recorta un par de tramos de cuaderno con poco o ningún interés. El resto nos lo brinda tal cual nos lo quiere contar este sicario, excomandante de la policía de Chihuahua, una vez ha visto la luz y ha decidido contarlo en primera persona, aunque enlutado, bajo un tupido velo negro, anonimizando su rostro, y desnudando su alma y su conciencia, su memoria y sus vergüenzas…

La sencillez de la producción cuenta con la excepcional aportación del protagonista, un sicario con el don de la palabra, con talento dramático innegable, y con una portentosa habilidad, propia de un maestro del « Pictionary », para ir dibujando y esquematizando cada una de sus ideas y conceptos, cada situación y cada personaje.

Interesante, escalofriante, original, crudo, y hasta con un misticismo final que no debe distraer la realidad objetiva sobre la que se basa : Un sicario al que nunca se le imputó crimen alguno ni en México ni en EEUU, y sobre cuya cabeza se ofrece una recompensa de 250.000 $. Un asesino que vive libre y oculto, arrepentido de su pasado y con un talento innato como comunicador.

Recomendable, claro.
Rick el acomodador
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10
2 de abril de 2010
16 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es una crítica común a dos películas que serán siempre un 10 en mis valoraciones, y sobre las que ya se ha dicho casi todo. Por eso que me referiré solo a su "tempo". A un "tempo" común del que gozan las dos y por el que siempre me han parecido obras maestras unidas en una estructura formal enorme y majestuosa. Épica y genial.

Ambas obras se aceleran poco a poco, al ritmo insostenible de un metrónomo trucado por Penn y Lumet, como un "Bolero de Ravel" obsesivo, doliente, rabioso y claustrofóbico. Según corren los minutos, el montaje logra acelerar tu nervioso corazón de espectador. Te vas sintiendo cada vez más indignado por las situaciones y los diálogos. Te vas sintiendo inquieto, ansioso, impotente... Todo en un "in crescendo" tan deliberado como incómodo. Más carcelario que envolvente. Ambas muestran una raza de hombres idiotas, hipócritas, enfermos... entre los que la cordura, la integridad y el honor sólo la encarnan unos pocos... Muy pocos. Y estos son cercados y perseguidos por la mayoría, porque son los realmente peligrosos para la sociedad herida de muerte que los necesita y los teme a la vez. El poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente. No es nuevo, pero Penn y Lumet te lo marcan a fuego en la piel. Y eso duele. Duele una barbaridad. No creo posible ver las dos películas seguidas de un tirón. El improbable programa doble debería avisar de la posibilidad real de ser perjudicial para la salud de toda persona de bien. De todo ser sensible y bien nacido.

"Acabo de encerrar a un hombre que no ha hecho nada, solo para que no lo linchen. No me gusta este trabajo. No quiero que mis hijos crezcan en una sociedad como esta..." dice el sheriff Calder. Grandes guiones, grandes diálogos. Grandes y sencillísimas producciones, sin un ápice de efectismos. Grandísimas interpretaciones y unos pulsos en la dirección dignos de los mejores cirujanos del celuloide.

Atribuyen a Einstein aquello de que solo hay dos aspectos que definen lo infinito: el universo y la estupidez humana. Ambas películas son el corolario perfecto.

Y cuando ya no puedes más. Cuando la rabia y la impotencia te han llenado los ojos de lágrimas, más ácidas que amargas... Entonces, ambas películas acaban de golpe. Sin un respiro redentor. Sin una concesión a la esperanza. Con la contundencia salvaje de que somos lo que somos y esta sociedad la hemos montado nosotros solitos. Que nadie escurra el bulto. Que si el conjunto es así, cada uno de sus miembros haríamos bien en hacérnoslo mirar.
Rick el acomodador
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9
1 de abril de 2010
16 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuántos cabos quedan sueltos y que atado está todo en esta sobresaliente película del maestro Edwards.

Tras el logradísimo inicio en el garaje, la conversación telefónica de la víctima con Rippley ya nos hace advertir que no estamos ante una película de tópicos, y sin embargo, cuántos homenajes se gasta el bueno de Blake, cuántas veces se copió a sí mismo, después de esta cinta, y cuántas veces quedó este film en la memoria de otros directores.

Sobresaliente partitura, buen guión adaptado, diálogos cortos y medidos, excelentes interpretaciones, acertadísimo casting, fotografía magistral... ¿qué falta? La mano de quien aún haría "Días de Vino y Rosas" es firme, y muestra sin complejos que ha bebido en Wells, Hitchcock, Kurosawa, Reed... y que es un discípulo agradecido. La rueda en escogidísimos escenarios naturales de San Francisco y alrededores. Hasta el vestuario aparece especialmente cuidado para ser una película de género policíaco y en blanco y negro. Sobresaliente ambientación en el club de jazz, en el zulo lleno de perchas polvorientas, en la fábrica de maniquíes, en el estadio de los Gigantes...

Rippley llega tarde a la fábrica de maniquíes... Qué lástima, ahí había otra película que podía ser tan buena como esta.
Rick el acomodador
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