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España España · Almendralejo
Críticas de Siferval
Críticas 611
Críticas ordenadas por utilidad
6
5 de enero de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desinhibida comedia que va subiendo sus prestaciones cómicas según avanza como una montaña rusa, alcanzando su cénit a mitad de película y que va manteniendo el nivel hasta casi el desenlace, donde todo confluye como una pequeña explosión descontrolada. Tal y como dice el titulo, la fiesta es la protagonista de esta función, pero sus actores contribuyen a mejorar el cariz humorístico que toma la cinta.
Para ello, los directores Josh Gordon y Will Speck (Un Pequeño Cambio) se rodean de un cast cómico compuesto por nombres ya acostumbrados a estas lides cinematográficas: Jason Bateman (Cómo Acabar con tu Jefe), Jennifer Aniston (Somos los Miller), T.J. Miller (Deadpool), Kate McKinnon (Cazafantasmas -2016-), Olivia Munn (X-Men: Apocalipsis) o Karan Soni (Deadpool). Con este reparto habituado a la comedia, resulta fácil crear una cinta como esta, donde el gamberrismo está a la orden del día y el humor grueso es manejado con tiento por sus directores, alojándolo en el lugar más profundo de la fiesta y su desmadre. Pero también es capaz de darle un poco de racionalidad a tan descabellada historia y el trasfondo del motivo de la fiesta confiere de humanidad a la trama.
Y cierto es que tiene muchos errores, descabellada por momentos y con el humor grueso que suelen mostrar este tipo de producciones norteamericanas, pero es capaz de hacernos olvidar durante un buen rato los avatares de nuestro día a día. Y, nada mejor en esta época de pandemia, que disfrutar de una fiesta de empresa navideña en un año que han desaparecido por motivos de salud y seguridad. Señores, bienvenidas sean estas producciones en la dura época que nos ha tocado vivir.
Siferval
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6
4 de noviembre de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Loable intento de Jennifer Aniston (Somos los Miller) para el asalto a una posible nominación al Oscar que no fue correspondida por la Academia americana. Y personalmente creo que debería, al menos, haber obtenido la nominación. Sin lugar a dudas su interpretación en Cake es lo mejor de la película. Demuestra con este personaje la equilibrada mezcla entre una actuación física y una actuación psíquica. Un personaje complejo, atormentado, pero a la vez capaz de ofrecer síntomas de positivismo y recuperación. Es ambivalente en sus motivaciones, con la mezcla de la depresión y el dolor físico que la atormentan, pero que a la vez es capaz de mirar a la vida y sentirse útil para la sociedad. Y, en definitiva, ser valiente.
Este esfuerzo para dar lo mejor de su interpretación se reconoce al saber que también es productora de Cake, lo que provoca que se inmiscuya más en la representación del personaje principal de la película. En la dirección se sitúa Daniel Barnz (Phoebe en el País de las Maravillas), que no aporta mucho más allá de un trabajo sencillo y rutinaria, dejando todo el peso en Jennifer Aniston. Quizás esta falta de ambición por parte del director lastre el desarrollo principal de la película, que la hace por momentos monótona (que no aburrida) y que apenas aporta sorpresas destacables. Como secundarios están la interesante Adriana Barraza (Dora la Exploradora) y el reconocido Sam Worthington (Avatar). Ambos cumplen bien con su trabajo aunque se vean absorbidos por el huracán que es Aniston en esta película.
Resumiendo: meritoria película que no encuentra el tono narrativo correcto para cada momento, pero que cuenta con la gran interpretación de su protagonista, muy alejada de lo que nos tiene acostumbrados habitualmente.
Siferval
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6
16 de octubre de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película de Tim Burton (Big Fish) que es muy poco Burtoniana. Este es el resumen que se puede hacer de esta historia basada en un hecho real que en su época dio mucho que hablar por el contexto en que se movía.
La película es un ejemplo de cómo se puede ambientar a la perfección la década de los 50 y los 60. Un trabajo de producción digno de un clásico, de una película de aquella época, que se mueve con un buen gusto estético, fotografía similar a la de antaño y unos diálogos conformes a lo que se estilaba en aquellas míticas producciones. Todo esto aderezado por la fantástica BSO del compositor fetiche de Tim Burton, Danny Elfman. A toda esta buena composición de elementos, se añaden las interpretaciones de sus actores: una siempre estupenda Amy Adams (La Llegada) y un ambiguo Christoph Waltz (Malditos Bastardos) serán los que lleven las riendas del proyecto como la pareja protagonista y creadores del imperio de las ilustraciones de niños con ojos grandes que tanto vendió entre finales de los 50 y toda la década de los 60. Como secundarios encontramos a Krysten Ritter (Jessica Jones), Danny Huston (Wonder Woman) que no hace de malo o Jason Schwartzman (Academia Rushmore).
Una producción que a pesar de ser entretenida, peca de todo lo que conlleva recrear una historia basada en hechos reales, para no alejarse de esa realidad que es necesario contar. Por eso, entra los clichés del género con la consiguiente aparición del conflicto central de la película que es la más que anunciada separación de la pareja y la búsqueda del apoyo moral por parte del personaje de Amy Adams, que curiosamente, y según afirman, se produce por la aparición de unos testigos de Jehová. Así, y gracias al "impulso divino", esta fantástica y original artista se envalentona para luchar por todo su trabajo. Tampoco cuadran mucho algunos momentos de Christoph Waltz, que a veces torna la película en un thriller que puede ser innecesario, aunque de cara a la galería es una forma de crear tensión en un desarrollo sin sobresaltos.
Entretenida película de Burton sin ser Burton (bueno, hay pequeños toques que se notan) que es una magnífica fuente pare conocer todos los entresijos de las pinturas del matrimonio Keane, su desarrollo y su justo desenlace. Y una buena manera de conocer un estilo artístico singular.
Siferval
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6
17 de septiembre de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Relato vívido de una época llena de matices y de comparaciones. Un retrato de la sociedad en las dos Alemanias durante la Guerra Fría. Un extracto social del trato que se dispensaba a los emigrantes (aunque siguieran siendo alemanes) dentro de un país dividido. Una fractura que duró muchos años y que aún tiene que cerrarse completamente.
Christian Schwochow (Paula) recrea con precisión una época agreste para los germanos, unos años 70 de reconstrucción en los que nos muestra el trato que se daba en la Alemania occidental a los emigrantes de la Alemania oriental. Con un control minucioso de cada ciudadano de la RDA, se nos muestra hasta qué punto los servicios de inteligencia de EE.UU., Francia, Reino Unido y Rusia seguían combatiendo de forma silenciosa en un país que fue separado. Estas consecuencias las pagaron muchos ciudadanos, llenos de sospechas por la posibilidad de hallar espías entre ellos.
Así empieza la aventura de una madre y su hijo en tierras de la RFA, con el seguimiento de los servicios secretos y el trato desigual de algunos ciudadanos occidentales. Interpretados por una gran Jördis Triebel (Dark - serie TV), en un papel agrio y diáfano, un Alexander Scheer (Berlín, Berlín) muy creíble en su franco papel y el insoportable niño Tristan Göbel (Goodbye, Berlín).
Una película que comienza como un melodrama familiar que va evolucionando, casi sin darse cuenta, en una cinta de espías (a su manera) real como la vida que vivieron estas esforzadas personas que buscaban una vida mejor en la Alemania occidental. En definitiva, filme social que se mueve sin precipitarse y que a veces peca de lentitud que provoca aburrimiento en algunos momentos.
Siferval
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7
16 de septiembre de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una obra que a primera vista parece simple, pero a raíz que avanza en su ejecución muestra muchas más cartas de las que en principio se le atribuyen.
John Lee Hancock (Comanchería) rueda con presteza y con un gusto exquisito y de tono clásico una película que es más cercana a los filmes de los años 50-60 que a lo que podemos encontrar hoy en día. Con esa facilidad para ejecutar un estilo clásico, el director se rodea también de actores en estado de gracia, con una Emma Thompson (La Niñera Mágica) malhumorada pero encantadora en el papel de la escritora y creadora de Mary Poppins, P.L.Travers; un Tom Hanks (El Puente de los Espías) que entrega uno de sus mejores papeles en años con su rol de Walt Disney. Les secunda el siempre solvente Paul Giamatti (Entre Copas), Jason Schwartzman (Viaje a Darjeeling) o un sorprendente Colin Farrell (The Gentlemen). A la postre, será este personaje el que en parte sea el culpable de llevar el protagonismo (en segundo plano) de la película. Pero es algo que dejaré para spoiler, o simplemente no mencionaré más.
Con un reparto muy acertado, Hancock se dedica a dirigir con clase y acierto una cinta que se convierte en clásico por sí misma. Es cierto que la historia puede pasar como algo visto o falto de presteza narrativa con sus continuos flashbacks, aunque quieran narrarnos dos películas en una con este uso tan acusado del salto temporal. Aún así, en esa misma vuelta al pasado radica el por qué de la cinta primordial, además de narrar la creación (ardua para Walt y sus guionistas) de la película sobre Mary Poppins. Una lucha esta que costó sudores a Disney, y años, para convencer a Travers y conseguir su permiso para la adaptación de una película que resultó ser maravillosa.
Es este un agradecimiento a Walt por no cejar en su empeño, y un agradecimiento a Travers por no dejar que se hiciera todo como los guionistas de Disney querían.
Siferval
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