Antes de comenzar con esta crítica, tengo que añadir que no soy fan de Lars Von Trier y que, de hecho, me aburre sobremanera. Llevaba ya tiempo teniendo en mi poder Melancholia y no me atrevía a verla. Bueno, no me arrepiento, pero tampoco me alegro. El sabor del film y su lavia hacen que sea una puesta en escena electrizante, no obstante, a Trier le ha vuelto a dar la fiebre de las vacas locas. El personaje de Dunst, Justine, da vida a Melancholia I - y digo I porque el film parece estar dividido en dos partes, la boda y el meteorito, dos partes que no llegan nunca a unir - de una manera fugaz, llevando el peso de toda esa primera parte; pero, y digo pero, el nivel emocional del personaje de Dunst, se desata en la segunda parte, quitando el protagonista a una Charlotte Gainsbourg que no puede competir con su hermana de escena, mientras que un Keifer Sutherland encarna una de las mejores interpretaciones que he visto de él.

Lo mejor: La intrepretación de Dunst, la cual es la que más vacío muestra y, no obstante, se antoja más llena.

Lo peor: La locura mental de Von Trier y su lento temple narrativo.