Lamentablemente no se puede compartir las muchas y favorables opiniones sobre una mediocre producción a la cual le falta el alma que de vida a un thriller con peso. Quizás en su época marcó un antes y un después, pero no ahora. Actuaciones de principiantes con guión pobre, enrevesada trama con muchas licencias y por qué no decirlo con situaciones rayanas a lo estúpido. Alguien podría estar en desacuerdo y estaría en su derecho, y como en gustos...véanla y arrepiéntanse. No olviden poner atención en la música de telenovela de tres de la tarde.
Sí, lamentablemente este es el típico cine de habla hispana que todo el mundo aplaude...no nos queda otra.

Una película de acción que mantiene la tensión necesaria y evita caer en diálogos demasiado clichés lo que habitualmente ensucia lo poco de seriedad con que naturalmente se dota un guión de golpes y balas. Liam Neeson cada vez con mayor apariencia de estar en "retiro", sorprende o por lo menos nos entrega lo que se espera que él pueda darnos. La conjunción con Ed Harris engrandece la temática mafiosa y oscura del relato, la frialdad en el trato, los mensajes extraverbales fueron una buena jugada del director, y dentro de el triángulo de fuego, Joel Kinnaman y su clásico acento de no sé donde, encaja como la pieza del equilibrio. La película tiende a cansar hacia la última media hora, sin embargo el enganche inicial de la voz en off del personaje de Neeson nos ha perseguido durante toda la historia...así que no queda otra y vamos muéstrennos lo que tiene que suceder: el crimen no paga, aunque te arrepientas, siempre algo importante para ti u otros se pierde para siempre.

Grandes actuaciones para una historia con fuertes tintes biopicos, cuya cuota de ficción quizás no supere la realidad. Un conocido millonario norteamericano irrespetado y sin talento, a quien su fortuna le permite exponer un patetismo que parece no tener límites, compromete hasta lo insospechado la vida de dos grandes deportistas olímpicos de la lucha greco romana (por otra parte hermanos de sangre), cuyas diferencias que abarcan tanto el plano personal como deportivo, se profundizan a medida que la historia avanza hacia un abismo sin retorno ni salida. Pero es parte de lo que sucedió y si no entendemos el o los por qué, tampoco estaríamos capacitados para comprender que existen actos dentro de una determinada forma de ser que no tienen a ojos profanos explicación coherente y que por lo demás pertenece a lo que llamamos vida. Este ser infame de apellido du Pont encarna el peligro que acaece cuando el dinero se usa para comprar lo que no se vende, como lo es el respeto, cariño, lealtad, y sobre todo admiración real; en estos aspectos Carell es digno de ovación, su actuación sobrecoge, más bien produce esa desagradable sensación de que si nosotros enfrentáramos ese tipo de situaciones, la vergüenza, lo indigno, lo obsceno nos invadiría de tal modo que nos paralizaría...¿hacia dónde escapar una vez comprometido, una vez aceptado tu rol de semiesclavo, una vez comprado tácitamente tu silencio?. El personaje que encarna Ruffalo (el hermano mayor de los Schultz) es el ideal de disciplina, el ideal de morigeración, de cariño y dedicación al deporte y a su familia, el individuo que aparenta la menor fortaleza, pero que en realidad es todo lo contrario, es el luchador que extrapola lo aprendido en el gimnasio, la voluntad por sobre las pasiones, el sacrificio como camino. No así la historia del hermano menor (Tatum) personaje central, que ya en la edad en que debieran estar claramente trazados los rumbos a seguir, no logra el sano encuentro consigo mismo; este tipo de personalidad inmadura y de escaso desarrollo intelectual, es terreno ideal para forjar dependencias psicológicas y físicas a casi cualquier cosa que engrandezca un ego alicaído, es triste asistir a lo que tiene que suceder. Sea esto cierto o no, el cine puede y está para darse el lujo de modificar la realidad, de tomar un poco de el mundo de los sueños y de la imaginación (sin dañar a personas reales por supuesto), es por esto que en esta película y con gran acierto se polarizan las diferentes personalidades, lo que probablemente crea un ambiente de tensión que aumenta exponencialmente con cada intervención de los actores, muy bien dirigidos por lo demás.
Absolutamente recomendable, sobre todo si no conocéis la historia previamente, así te encontraréis cara a cara con el brutal sinsentido de la vida, lo que probablemente os deje por un momento la respiración contenida.

En sí existe intencionalidad de algo diferente a lo habitual en dramas policíacos, pero no se puede evitar comparaciones con una reciente y sobresaliente serie de 8 capítulos made in USA. Sí claro, en menos de dos horas se debe dejar planteado todo lo necesario incluida la reseña política, que si bien es cierto ayuda a contextualizar el actuar de las fuerzas públicas que recién retoman el camino abandonado durante tantos años de franquismo, pero que por otra parte distrae innecesariamente. Muy buena fotografía, actuaciones sin sobresaltos ni demasiada testosterona, algunas escenas de violencia no transmiten lo que debieran, formidable música incidental que envuelve y mantiene tibio el ambiente por lo demás frío.

Una llamativa historia en una road movie de un padre y seis niños que conforman una familia muy singular. Van tras una libertad que se conquista a cada instante absolutamente en contra de lo establecido y socialmente aceptado; sin embargo, lo extremo del tipo de naturalismo propuesto con la razón como ideología no deja de llamar la atención en forma positiva, porque es eso exactamente lo que nos hace cuestionar todo lo imperante en nuestras vidas. Existen muchos contrastes y se juega a veces con el mundo emocional del espectador; pero no es necesario rechazar sino más bien acompañar e intentar ser parte. Todo queda más que aclarado cuando somos capaces de escudriñar y aceptar que se gestan pequeñas revoluciones en nosotros mismos y somos capaces de aventurarnos junto a los personajes de esta bella historia. Que importante es cuestionarse, lo es también aprovechar todo lo que podemos hacer y para lo cual estamos naturalmente dotados. Es una verdadera lástima que necesitemos tantas cosas que no nos sirven para nada, y a pesar que en la vida hay situaciones en las que se deben llorar las pérdidas, dejar ser, dejar ir... el resto es para ser libres ¿Pero cómo?.

PD: Las frases que ese padre dedica a su hijo mayor superan con mucho cualquier decálogo moral añejo e insufrible.