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España España · Barcelona
Críticas de Lluís
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Críticas 66
Críticas ordenadas por utilidad
8
1 de julio de 2014
13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si nos viéramos obligados a calificar el film El hombre que ríe con un solo adjetivo, este sería sin lugar a dudas barroco. Esta adaptación de la novela homónima de Víctor Hugo nos introduce en la Inglaterra de inicios del siglo XVII en el que las miserias humanas fruto de la marginalidad y la pobreza se confrontan a la falsedad y al derroche de la aristocracia, siendo ambos mundos unidos por la codicia y la maldad humana, las cuales establecen un hipervínculo por el que nuestro protagonista deberá divagar en su incesante camino hacia el amor y la felicidad.

Paul Leni, aun rodando esta película en Estados Unidos, no puede sino hacernos pensar que nos hallamos ante un film alemán. A partir de una fotografía barroca que concuerda totalmente con el relato y un uso de lo grotesco que sirven tanto en los momentos cómicos como sobre todo en los dramáticos, siendo una especie de preludio semiexpresionista de Freaks (1931), encontramos, sumergido en el más que arquetípico viaje del héroe, un sinfín de pequeños detalles y momentos de brillantez que lo elevan como una cinta de lo más notable en el periodo del cine mudo.

Un brillante Conrad Veidt será capaz de hacernos sentir aquello que su personaje siente a través del brillo de sus ojos, compartiendo todas sus dudas, temores y aventuras, durante casi dos horas de metraje. Los pequeños detalles, como el cuidado de la fotografía que comentaba así como el inciso en sentimientos de los protagonistas y la moralidad de la gente que les rodea la convierten en un producto de calidad que va más allá del entretenimiento, aun contando con un final un tanto alargado, movido por una acción que a día de hoy consideraríamos palomitera, quizás necesaria para satisfacer las expectativas del espectador de cine del momento.

Cabe destacar, a parte de la utilización de un ser monstruoso como protagonista, algo poco convencional, el poderío visual que contienen las escenas de alto nivel erótico, siendo presentado el personaje de la duquesa en su cama, dejando bien claro, tanto a Gwynplaine como al espectador, que esos son sus dominios, y claro está, es donde mejor sabe desenvolver su papel. Este tipo de caracteres de alta sensualidad serían censurados tras la aplicación del código Haus en el año 1934, dejándonos hasta entonces, desde los inicios del sonoro, sabiendo que este film es una especie de mezcla de cine mudo con algunos elementos audibles, un seguido de temáticas que tardarían lustros en volver a aparecer en las grandes pantallas estadounidenses.

http://cinemonogatari.blogspot.com.es/2014/07/the-man-who-laughs-1928-el-hombre-que.html
Lluís
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4
25 de marzo de 2009
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Veo que le dais mucha caña a esta "película" pero creo que quizás os esteis pasando un poco. Entiendo que no veais reflejado en este film lo que Dragonball significa (yo soy un fan aférrimo a la serie) pero al menos los personajes son fieles al manga.

Los efectos especiales son cutres, vale, pero... ¿y? Le da un toque de humor, igual que algunos diálogo o hechos (Yamsha corriendo a cámara rápido, la depravación de Mutenroi,etc.)


A lo mejor estoy hablando demasiado bien porque la vi justamente después de "Dragonball evolution". Y es que esta película taiwanesa le da mil vueltas a la versión yanki.
Lluís
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7
23 de marzo de 2014
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras arrasar en forma de premios en 2011 en occidente con la iraní Jodaeiye Nader az Simin (Nader y Simin, una separación), Asghar Farhadi llegó a Cannes en mayo del año pasado con una película de producción francorianí en cuya sencillez se respira su grandeza. Una película pequeña en su puesta en escena pero grande en matices que si bien se refuerza en una soberbia dirección, no menos elogios se merecen sus interpretaciones, uno de sus puntos fuertes que la llevaría a verse premiada con el premio a la mejor actriz, Bérénice Bejo, en el prestigioso festival galo.

En cuanto abarcamos el film se nos presenta a los personajes de forma minimalista, cruda y veraz, y los vamos conociendo tanto a ellos como el ambiente que los rodea, con el cual interactúan de una manera que logran fusionarlo con sus propias personalidades, sentimientos y estados de ánimo.

Se crea una atmósfera de tristeza, de descolocación en la cual se puede palpar la sensación de que ahí hay algo que no está bien. Poco a poco y con ligera sutileza se va abriendo un resquicio gracias a la llegada de Ahmad, que en cuestión de días ayuda a levantar un manto de negatividad del cual nadie se atreve a estirar para no encontrarse sumergido en un inevitable fatalismo existencial.

Tras conocer a todos y cada uno de los miembros que forman esta gran familia desestructurada, tanto física como mentalmente, y sin caer en melodramas adulterados (salvo en alguna pequeña ocasión), se abre en canal a los personajes para que vayan sacando todo elemento impuro de sus vidas tratando de luchar para conseguir sentirse mejores con ellos mismos y una vez conseguido esto se encuentren mejor en su relación con los demás.

Un guión calmado, férreo y sin fisuras, de ritmo pausado pero sin alargamientos artificiosos, logra la tensión en el espectador, que odia y compadece a los personajes mientras los acompaña en su odisea personal en busca de la felicidad.

En definitiva, estamos ante una película dirigida con mano firme, con un guión al que bien poco se le puede criticar y con unas actuaciones de lujo que bien supondrá una buena oferta para la cartelera del mes de abril para todos aquellos que quieran ver uno de los nuevos productos de calidad con la frescura de una historia realista tratada desde una perspectiva europea.

http://cinemonogatari.blogspot.com.es/
Lluís
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8
16 de febrero de 2014
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mizoguchi, a partir de una fotografía recargada y casi barroca y de cierta sencillez en el montaje, sin planos contraplanos ni otros artificios que incremente ritmo a la historia, nos radiografía el corazón de la cultura japonesa del momento, donde en plena posguerra, ya entrada la segunda mitad del siglo XX, el papel de la mujer en la sociedad no tiene cabida más que para agradar al sexo masculino. Observamos a partir de una geisha y una aprendiz como la situación familiar obliga a querer convertirse en objeto de deseo y servicio para el hombre. Está bien visto ser sumisa y agradar al hombre. Está tan bien visto que el día en que nuestra protagonista se estrena, la felicitan por todo el barrio dándole los buenos días.

A medida que avanza la película nos encontramos con que quizás no esté todo perdido, nos encontramos con voces jóvenes que no se atreven a hacer cambios radicales pero sí tienen una mentalidad distinta, existe una pequeña posibilidad de que llegue un cambio.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Lluís
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8
20 de febrero de 2013
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película nos ofrece la oportunidad de acompañar al joven Pedro en su aventura personal que invita al espectador a conocer la realidad social de la urbe de la posguerra española, abarcando sus andaduras por un trágico recorrido que lo mareará en idas y venidas a partir de la clarísima diferencia de clases existente en la época (y la cual llega hasta nuestros días).
Un exceso de teatralidad en las actuaciones, patentemente visible en el personaje de la abuela, la gitanilla o al que da vida Juan Echanove, no hace sino acentuar aun más la sensación de realidad ante lo que está viendo el público, invitándole a pensar que lo que está visionando es una representación irreal de la realidad más real que la realidad misma (algo así como lo que hizo Bergman en sus películas, salvando clarísimamente las distancias, antes de que me enterréis a valoraciones negativas por tan osada comparación, entre el maestro sueco y el director español).

La clase social más baja entra en la vida de Pedro por interés meramente laboral y no siente más que una inquietante curiosidad por aquello que le puede ayudar a elaborar un análisis favorable sobre sus teorías en su investigación. La falta de dignidad humana, respeto y razón no son más que meros defectos que perviven en este estamento y no preocupa en absoluto al bueno del médico. Se topa ante ellas y la sensación que transmite es de pasividad. Entra en su mundo, no se siente a gusto, no reflexiona sobre él, soporta una amenaza sin querer inmiscuirse en el por qué de ésta y la abandona cuanto antes mejor.

La segunda clase social, la clase media, se presenta ante él reconociéndolo como superior y como objeto de deseo. La abuela (acertadísimo personaje), insta fehacientemente a su nieta a conquistarlo, viéndolo casi como un sustituto de su fallecido marido, el cual encarnaba los valores morales de los que ha de poseer un “caballero”. No se trata sino más que de un deseo (quizás totalmente innato, es una perra vieja) de emparentar a su nieta con todo un médico, un hombre claramente de una clase social superior.

Por último tenemos la clase social más acomodada y más burlescamente descrita. La razón, la elocuencia y la cultura no son utilizadas por estas personas como grandes bienes para la humanidad (exceptuando a Pedro) sino como una manera de marcar un claro distanciamiento con las clases inferiores. La satisfacción que siente el amigo de Pedro exagerando y deformando forzadísimamente su esnobismo no es más que el reflejo de una vida vacía, vaga y aburrida la cual tan solo puede ser edulcorada por el alcohol, las casas de putas y la pseudointelectualidad. La madre del joven dice claramente que su hijo no es más que un vago, por muy inteligente que sea. Un hijo de papá que vive de sus apellidos. La escena en la que observan atónitos un espectáculo conceptual en el que divisan una manzana en diferentes perspectivas y diferentes planos personales siendo éste un mismo ente en sí les hace regocijarse de su intelectualidad, claramente banal y retrasada (respecto a las vanguardias históricas). Todo este mundo de intelectualidad se desmorona en cuanto Pedro habla sobre sus estudios y el presunto intelectual le presta la más mínima atención.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Lluís
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