6 años después de debutar con una película sobre un gemelo siamés deforme que se venga de los médicos que le separaron de su hermano, volvía a la carga Frank Henenlotter con la historia de un chaval al que una especie de picha mutante (y parlante) le inyecta una sustancia psicoactiva en el cerebro que le lleva a hacer lo que sea por otro chute. Y tendrá que hacer bastantes cosas...

Con limitaciones presupuestarias más que evidentes pero también con bastante habilidad para lidiar con ellas, esta película se apoya en su originalidad, en un humor más negro que los cojones de un grillo y en unas escenas gore bastante retorcidas (y en su mayoría bastante bien resueltas) para ofrecer un rato de diversión sin tregua para amantes de la serie B y para reflejar, no sé si con afán de burla o de denuncia, o un poco de ambas, comportamientos típicos de yonki, desde una óptica digamos peculiar.

Merece la pena echarle una ojeada.

De las muchas basurillas producidas pro la Troma en la década de los ochenta, siempre he sentido especial cariño por esta película que cruza adolescentes salidos, pandillas escolares, gore de baratillo, desnudos injustificados y un difuso (muy difuso) mensaje antinuclear. Está hecha con dos pesetas y escaso talento, nadie lo duda. Pero no engaña. Ni lo pretende. Desde la primera escena da lo que promete: desparrame, humor chorras, escenas gore bastante aceptables, personajes estrafalarios y diversión descerebrada en cantidad. No necesitaba nada más, pero trae de regalo una de las escenas sexuales más surrealistas de la historia del cine, el único parto por vía bucal del que yo tenga noticia y un desenlace demencialmente absurdo.

No se le puede pedir más.

En plena fiebre de las "comedias de terror aptas para toda la familia" llegó esta secuela de "El regreso de los muertos vivientes" que más que una secuela es un remake con un tono más cómico (a pesar de lo cual no resulta más divertida), menos violencia explícita, menos sangre, menos terror, y menos mala leche. Vamos, lo mismo que en la anterior pero menos interesante, más descafeinado, más flojo.

Tal vez para los que se iniciaron en el asunto del cine de terror con ella pueda tener el valor de la nostalgia, pero yo soy de la misma quinta y os digo que no merece la pena perder el tiempo en verla.

Si la primera parte de la saga era un falso vídeo "snuff" y la segunda una ida de olla que le buscaba la belleza estética a la mutilación y el desmembramiento, de esta tercera en adelante (con la excepción de la quinta, que es caso aparte) la serie mutó a una especie de versión cafre de "Humor amarillo" con chistes incomprensibles, escenas gore incoherentes, diálogos disparatados y jambos poniendo caras extrañas, que supongo que en Japón tendrá su punto de comicidad pero vista aquí no provoca más que estupor.

No te vas a traumatizar por verla, pero encontrarás formas mejores de perder el tiempo. Estoy seguro.

Con esta película vagamente inspirada en Carrie empezaba el declive definitivo de Lucio Fulci y su entrada en el mundillo de los telefilmes de peseta y media. Hay alguna escena imaginativa y algún aspecto sugerente del planteamiento (la venganza a través de la telepatía y demás), pero todo lo demás (actores, fotografía, efectos especiales, música, diálogos, etc.) es tan malo que el conjunto es difícilmente soportable aunque seas un fan de Lucio Fulci (y yo lo soy). Para olvidar.