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España España · Un lugar de La Mancha
Críticas de CarlosDL
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Críticas 215
Críticas ordenadas por utilidad
3
18 de mayo de 2018
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Decididos a superar la monotonía y el conformismo que ha invadido su matrimonio, una pareja acuerda lanzarse a una nueva vida partiendo del divorcio. Es una decisión fruto de la meditación de dos adultos ciertamente acomodados que han pasado 15 años conviviendo y ya no recuerdan lo que era sentirse enamorados. Su principal problema son tres hijos en común, sus complicadas edades y cómo comunicarles dicha decisión. Por si fuera poco, las oportunidades laborales elevarán las expectativas de sus futuros por separado, dejando que la codicia de ambos les lleve a actuar para evitar tener la custodia de sus hijos y desatando la sátira en rededor a la hipocresía de la clase más burguesa, las relaciones familiares y el egocentrismo.

El interés que Martín Bourboulon despierta en la frenético plano secuencia inicial de Papá o mamá (Papa ou maman, 2015), además de la lucidez que aportan ciertos momentos ágiles, se desestabiliza demasiado pronto en favor del cliché, anticipando un resultado cíclico –y muy roído- que será destapado por cualquiera capaz de señalar la receta costumbrista que el film decide seguir. Una vez superada su introducción, sus desviaciones intencionadas exceden límites que no todos los espectadores serán capaces de disfrutar. Es entonces cuando el humor simpático y los planteamientos melodramáticos dejan paso a una batalla disparatada, provocando a su vez que el ridículo y egoísmo de los personajes les aboque con demasiada diligencia hacia herramientas que resultan vulgares en pantalla: la comedia ciertamente misógina aparece sin pudor aunque intente quedar justificada, mientras el recurso de los gags a ritmo de bofetada o palabras malsonantes es continuamente reclamado por un guion en declive desde el inicio de su segundo acto.

Encontramos situaciones patéticas junto a momentos de humor esporádicos que pueden conseguir alguna carcajada furtiva, pero la irrelevancia de muchas escenas colocadas fuera de compás, así como la desdibujada silueta de los secundarios, los altibajos continuados y los excesos como bastón de apoyo ante la falta de originalidad lacran la credibilidad del conjunto. Es una verdadera lástima ver cómo la fluidez puntual de su dirección o las actuaciones logradas de sus protagonistas poco tienen que ofrecer cuando el resto de elementos pesan claramente en su contra, acercándose más a una colección de sketches mal encajados que a un entretenimiento agradable y cercano.

Lo mejor: apreciar lo bien orquestado que resulta el plano secuencia inicial.
Lo peor: que una trama interesante para una comedia más inteligente se deje llevar por convencionalismos mediocres.

CarlosDL - http://redrumblogdecine.com/
CarlosDL
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8
31 de julio de 2017
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La eugenesia es una corriente social (y pseudocientífica) que defiende la mejora de la raza humana mediante la manipulación y alteración de los métodos usuales de selección natural. No es algo a ser tomado a la ligera, siendo un tema incluso escabroso, aún más si recordamos que los nazis defendían este tipo de filosofías (con técnicas que por desgracia todos conocemos). Por ello es un argumento utilizado habitualmente en contra de la investigación en genética, en ocasiones sin ningún reparo. Justo en este lance de opiniones se abre un interesante debate entre diferentes corrientes filosóficas en torno al desarrollo científico de este campo que tan bien supo explotar Aldous Huxley en su maravillosa novela Un mundo feliz (Brave New World, 1932), la cual abasteció a su vez de ideas al creador de la película que hoy venimos a recordar.

El proyecto de Gattaca (1997) nos remite fácilmente a la prestigiosa novela, pero cada matiz que forma su imperfecta genética ha conseguido que la película se sobreponga al paso del tiempo por sí misma, logrando alcanzar su veinte aniversario tan fresca como el día que fue estrenada. Su particular guion plantea un mundo distópico en el que la población está dividida en individuos “válidos”, fecundados en laboratorios para tener gran esperanza de vida al nacer con características perfectas, y “no-válidos”, quienes han nacido por métodos imperfectos –naturales- sin la superioridad física o mental de la que dispone la supuesta raza superior. La sociedad se construye cual cadena de ADN en una doble espiral; la de los válidos desempeñando tareas científicas con grandes metas y la de los no-válidos, despreciados por la “raza avanzada”, estancados en tareas desagradable y rutinarias sin posibilidad de promoción. Ningún eslabón debe salirse de su lugar o generará el colapso. La conciencia de clase intenta ser eliminada y cualquier raciocinio que pretenda desviarse de los dictámenes de los poderosos es perseguido. Lo cual no quiere decir que nuestro héroe en cuestión no intente imponerse a las adversidades.

En esta ingeniosa fábula futurista Ethan Hawke da vida a Vincent, un no-válido que sufre de insuficiencia cardiaca pero sueña con estar en la élite y realizar viajes espaciales. Lo hace por amor propio, y por demostrar que no tiene por qué estar siempre a la sombra de su hermano Anton, concebido in-vitro para ser perfecto. El único método que Vincent tiene para lograr su meta es saltarse todos los controles genéticos con muestras de ADN falsas que Jerome (Jude Law) le proporciona ya que, a pesar de haber nacido siendo “válido”, sufrió un accidente que le dejó postrado en una silla de ruedas de por vida.

Partiendo de este extravagante argumento, Andrew Niccol construye un relato visualmente explosivo, cargado de aspectos simbólicos y con grandes aspiraciones reflexivas; ¿dónde queda el libre albedrío en una sociedad donde las personas nacen programadas y sus vidas están definidas según sus condiciones físicas? ¿Es la perfección la verdadera meta de la humanidad? ¿Deberían establecerse límites claros a la ingeniería genética? Estos son temas que se plantean en frío, una vez finalizada la afilada espiral de acontecimientos que nos adentra además en un romance protagonizado por Uma Thurman y una investigación policial comandada por Alan Arkin. Ambas líneas argumentales toman un aspecto atípico y casi atemporal en una película del género sci-fi aportando ápices de la brillantez de imagen y la intrigante atmósfera propias del cine noir de los años 30.

Si todos estos argumentos no son válidos para ver por primera –o quinta- vez Gattaca, quizá deberíamos finalizar este pequeño homenaje hablando de su cálida y soberbia banda sonora -compuesta por el ya inmortal Michael Nyman-, hablar de su potente acogida en Sitges (mejor película y banda sonora en 1997), o de sus nominaciones al Oscar a Mejor dirección artística y el Globo de Oro a Mejor banda sonora. Todo lo referenciado nos da una idea del gran estado de forma que esta película sigue disfrutando gracias su planteamiento argumental adornado con inteligentes diálogos, su aspecto artístico y los debates que lanza al espectador. Creo que después de escribir el punto final a este texto iré directo a coger el DVD de la película, sentarme frente al televisor y disfrutarla una vez más.

CarlosDL - http://redrumblogdecine.com/
CarlosDL
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7
23 de marzo de 2017
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película sueca del año viene disfrazada como tragicomedia conmovedora capaz de hacer saltar las lágrimas por emociones tan dispares como equilibradas. Su drama aparece como un elemento que oscurece la comedia, a la vez que ésta limita la gravedad emocional de los hechos que se relatan, generando así un balance que pocas producciones consiguen sostener sin derrumbarse, en este caso, ante la agonizante desdicha de su protagonista. Tanto es así que, gracias a su filosofía enmascarada con la fachada más amable del cine, Un hombre llamado Ove (En man som heter Ove, 2015) se ha convertido en toda una delicia disfrutada en los mejores festivales de cine europeos, obteniendo el galardón a Mejor Comedia Europea otorgado por la European Film Academy, llegando incluso a saltar el charco para ser nominada a dos premios Oscar como mejor película de habla no inglesa y mejor maquillaje.

Su protagonista, Ove (Rolf Lassgård), es un hombre solitario, cascarrabias y gruñón; un vecino odioso que no soporta una hoja en el suelo ni un cartel torcido; que buscará por los rincones aquello que se salga de la norma o no esté de acuerdo a su criterio como excusa para aleccionar a quien ose a cruzar la mirada con él. Aunque gracioso, no deja de ser repelente y antipático. Pero, ¿alguien se ha preguntado por qué? En este caso, pronto descubrimos que su leitmotiv yace enterrado en el cementerio local junto a su esposa Sonja (Ida Engvoll), que nunca se ha preocupado por establecer un vínculo amistoso y que además acaba de ser despedido de su trabajo. Abandonado a su suerte en plena crisis existencialista, la náusea sastriana inunda su ser y él decide optar por intentar acompañar a su amada bajo tierra lo antes posible, después de todo –y citando sus propias palabras-; “hagamos lo que hagamos en la vida, nadie sale con vida de ella”.

Entre un catálogo bastante sorprendente de suicidios fallidos, el film poco a poco nos demuestra lo fácil que resulta establecer un primer juicio peyorativo sin conocer a las personas, cuando en verdad quizá sea más sencillo alejarse de suposiciones o prejuicios erróneos y humanizar los entornos. Para ello, Dannes Holm y su equipo se encargan de fundir el pasado y presente de Ove mediante flashbacks –evocados de una manera excepcional- para conseguir un personaje férreo y complejo que evolucionará gracias a sus hilarantes suicidios frustrados, y a unos nuevos vecinos que –por suerte- no le dejarán morir en paz, lo que se convierte en una feliz paradoja.

La efectividad de su resultado final radica además en el propio reparto, y no únicamente en el guion adaptado de la novela homónima escrita por Fredrik Backman. Para interpretar a Ove, Rolf Lassgård consigue conocer bien al personaje y hacerlo propio, un trabajo ayudado por el equipo de maquillaje, responsables de su camaleónica transformación. A su vez, Bahar Pars se convierte en el otro gran pilar de película al interpretar a Parvaneh, inmigrante iraní y madre de la molesta familia que decide mudarse enfrente, con grandes convicciones y mejores valores, culpable además de cambiar el destino de Ove logrando que encuentre nuevos propósitos por los que creer que su vida aún merece ser vivida, después de todo “nadie puede arreglárselas solo”.

Lo que en un principio pueda parecer una comedia ligera con algo de humor negro resulta, en definitiva, una maravillosa manifestación de cine con sentido, sentimiento y técnica, en la que los personajes entrelazan sus vínculos para crecer conjuntamente, a la vez que los escenarios varían para –aunque de manera superflua- abordar también temas como la inmigración, la homofobia o la discapacidad, además de un claro dilema entre rendición y lucha; vida o muerte. La sensación final es reconfortante y las alabanzas internacionales quedan más que justificadas; una película sorprendente por sus contrastes de tono, a la vez que gratificante por su narrativa y forma.

Lo mejor: su inesperada aparición en el panorama internacional.

Lo peor: lo empalagoso que resultan algunos de sus flashbacks.

CarlosDL - http://redrumblogdecine.com/hombre-ove-estupidos/
CarlosDL
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7
10 de julio de 2014
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace ya unos 10 años, un desconocido realizador cántabro sorprendió al mundo entero colándose en la alfombra roja de Los Ángeles al estar nominado al Oscar a Mejor Cortometraje por '7:35 de la mañana' (podéis verlo AQUÍ), pero su carrera no se quedó en eso, si no que siguió trabajando hasta conseguir crear su primer film 'Los Cronocrímenes', un thriller que tuvo mayor expansión internacional que dentro de nuestras fronteras -por triste que parezca- y que se ha convertido en pocos años en una pequeña pieza de culto para muchos por su visión de la ciencia-ficción 'low cost'. Más tarde probó con la comedia (con aires chanantes) en 'Extraterrestre', mientras seguía trabajando en cortometrajes y otros proyectos. Así llegamos al esperado estreno de 'Open Windows', película rodada en inglés que se ha hecho rogar, pero que llega a nuestros cines para demostrar que existe otra manera de hacer las cosas, otra manera de contar historias, y que Nacho Vigalondo no tiene miedo a los retos.

En la trama, Nick (Elijah Wood) es el creador de una web dedicada a admirar -y babear con- la figura de una de las actrices del momento, Jill Goddard (Sasha Grey). Nick ha ganado un concurso para conocer a la protagonista de sus sueños pero ella cancela la cita, momento en el que un pirata informático aprovecha para manejar a Nick a su antojo e involucrarlo en el acoso a la estrella mediante el acceso a sus datos privados y cámaras que nadie más puede ver. Así comienza el juego moral y perverso entre los tres protagonistas que nos deja unas interpretaciones a la altura abriendo un hueco para Sasha Grey en el cine (aunque no sea su primera película en el cine "normal", ¡pillines!) y permitiendo que Elijah Wood siga alejándose de Frodo creciendo cada vez más en sus papeles y demostrando su habilidad para manejar el thriller como en 'Maniac' (ver crítica AQUÍ) o 'Gran Piano'.

Acostumbrado a bailar fuera de los límites actuales del cine español, Nacho Vigalondo alcanza con este film su versión 3.0 para destacar más su carrera con un ejercicio meticuloso de innovación narrativa y de pospodrucción como nunca antes habíamos visto. La acción en tiempo real ayuda a involucrarnos, a la vez que su esfuerzo por crear una sensación interactiva en el espectador -acercando una pantalla de ordenador al cine- se convierte en una obsesión que, en alguna ocasión, deja de lado la propia lógica de un guion, el cual en un principio nace como un thriller frenético en el que la tensión está bien construida a partir de detalles y falsedades. Con más de 70 horas rodadas entre todas las cámaras que aparecen en la película, la información se amontona en la pantalla igual que lo hace en nuestros ordenadores cuando entramos en la red, entrando en juego la práctica del propio espectador a la hora de seleccionar lo importante y dando un toque divertido que muchos, acostumbrados a montajes más llanos, detestarán.

Termina siendo más una muestra de originalidad, empeño y pasión, que una película con un guión remarcable. Busca ligeramente ser un cine de "la nueva era", de la era informatizida, globalizada y pirateada. Sorprende su manera de utilizar el mismo tono narrativo durante todo el metraje, pero flaquea en lapsus de guión con aportes sin sentido o intentos de crítica a la globalización con sabor a 'Black Mirror' que no terminan de calar. Quedan escenas a remarcar que se muestran como piruetas tecnológicas, un cierto humor con gusto a una serie B renovada y algunos giros drásticos en el volante que conduce al equipo entero, que nos divertirán haciendo más llevaderos aquellos detalles en los que derrapa. Es bueno ver cómo uno de los mejores directores en activo de nuestro país sigue luchando por hacer cine a su manera. Una manera diferente y magnífica. Me gustaría saber más de la planificación de la película, espero algún DVD con extras; el trabajo que hay detrás de estos 100 minutos debe ser espectacular.

CarlosDL - http://odiseaenelcine.blogspot.com.es/
CarlosDL
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8
30 de junio de 2014
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos ante uno de los más bellos homenajes al cine que se ha ofrecido en este año. Un homenaje a películas de las que no se producian hace tiempo y a un estilo cinematográfico que siempre será una delicia para todo cinéfilo. El recuerdo a grandes clásicos empapa la imagen tostada de una América corrupta, amarga y sombría en cuyos cimientos yacían los sueños e ilusiones de gran parte de los inmigrantes que llegaban a ella buscando aquello imposibles en sus lugares de origen. Su melodrama se prolonga durante dos horas en las que evoca nuestros recuerdos de obras maestras como 'El Padrino' o 'Érase una vez en América' -hecho que no implica la necesidad de imitarlas para ganar nuestro aprecio-. Su desarrollo alaba la fortaleza y el valor de aquellas personas que cambiaron todo por buscar una oportunidad en la tierra de las promesas tras la Gran Guerra, demostrando a la par la cruda realidad que encontraban al llegar.

Al igual que el mismísimo Charles Chaplin había utilizado en su corto homónimo de 1917 -aunque lo hiciera con un toque cómico-, la brutalidad del viaje de Ewa hacia la tierra de las promesas, marcará su llegada y su estancia allí. Separada de su hermana Magda nada más llegar, se ve obligada a aceptar los "favores" de Bruno para salir adelante y volver a reencontrarse con su única familia. La prostitución se convertirá en su único recurso. El pecado y la vergüenza asolarán su existencia por la necesidad de recaudar dinero para el tratamiento de Magda, mientras ve cómo Bruno, aunque enamorado de ella, sigue aprovechándose de su situción. Sentimientos en conflicto, desolación de una mujer privada de sus derechos y cruel realidad.

Aunque el guion no permita libres interpretaciones, es capaz de atar todos los cabos y firmar una historia sensata, sencilla y efectiva, en parte gracias a los grandes actores que dan vida a sus personajes. Marion Cotillard hace gala de su versatilidad para interpretar a un personaje que se encuentra constantemente al límite, estirando la soga que sostiene Joaquin Phoenix por el otro extremo. Phoenix vuelve a desenmascarar a un personaje irritante, pretencioso, grosero e incluso grotesco, para acercarnos a su desvergonzado sentimiento de culpa tras mostrarse como un celoso enamorado. En el forcejeo, Jeremy Renner destaca como la luz en una historia oscura.

Es magnífico que los años 20 vuelvan a las pantallas cuando muchos se habían olvidado de que grandes películas surgieron ambientadas en ellos. La música, aunque discreta, acompaña la imagen de época brillante en apariencia aunque desaprensiva en efecto. La ambientación nos transporta a esos años y los personajes nos muestran su lucha. La película consigue despertar nuestra empatía; hacernos disfrutar de un viaje en el tiempo a la vez que sufrimos con ellos. Me arriesgaría a decir que es una de las mejores propuestas de lo que va de año o, al menos, una de las menos habituales.

CarlosDL - http://odiseaenelcine.blogspot.com.es/
CarlosDL
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