Buena película, y vuelta del romanticismo a primera plana y es que después de ver los últimos fracasos dentro de este género, encontrarse con esta perlita, olvidada en el fondo del video-club, me ha devuelto las ganas de enamorarme.

La historia engancha desde el principio, Ryan Reynolds, mantiene a través de sus memorias perfectamente al espectador al sillón, sin dejarle tiempo ni para parpadear, ya que si lo haces, puedes perderte en esa magnífica historia de enredo amoroso.

Un desarrollo perfectamente llevado, sin lagunas y manteniendo el orden de los acontecimientos, y sin inventar chorradas transfísicas para dar linealidad, además todo ello mezclado con una originalidad plasmante, con unos buenos toques cómicos, y por supuesto, con el éxtasis emocional pertinente, que si no, no sería una película romántica de enredo.

Espero que la veáis, porque no os defraudará, y si estáis con la pareja, seguro, que una vez que acabe, los recuerdos os invadirán y sino estáis con pareja, pues seguro que os da ganas de enamoraros nuevamente.

Andrómeda, es de esas series que es castigada por críticos y satirizantes, pero gracias a los amantes del género, y a unas buenas cifras en pantalla consigue 5 temporadas, algo que muy pocas series dentro del género consiguen, y es que no es tan mala como aparenta o quieren hacernos ver.

Trata principalmente sobre una nave de combate que justo antes de la gran batalla, cae por circunstancias extraordinarias en el vértice de un agujero negro, quedando varada durante 300 años, aunque dentro de nave sólo han pasado unos segundos, pero en ese tiempo la galaxia ha cambiado mucho.

Hay que decir, que tiene un gran comienzo un par de episodios bastante buenos, pero a partir del sexto o séptimo empieza un declive, donde los episodios tienen una estructura semejante, y las actuaciones van a menos, destacando Ryder por encima de todos (Nota=7). Ya en la segunda, aunque hay un par de buenas ideas, apoyadas siempre en el ingeniero Woolvet, la cosa no levanta cabeza, actuaciones pobres e historias más fantásticas que la anterior, desapareciendo uno de los personajes principales, Stait, ya que su gasto en maquillaje era demasiado para la serie (Nota=6). En la tercera temporada, Kevin Sorbo, se las pasa metiéndole la lengua en la boca a todo bicho viviente, la peor sin duda, aburrida a más no poder y escenarios cartón piedra poco realistas (Nota=3). Ya en la cuarta, aunque se desprende de otro de los protagonistas, Hamilton de forma intermitente y recupera de forma continua a Bacic, es la mejor sin duda, la cosa recupera los aires ficticios, con guiones tremendos, escenarios naturales, una historia lineal y donde los personajes se consiguen explayar en sus actuaciones, con un final de temporada tremendo (para mí, aquí tendría que haber acabado la serie. Nota=8). En la quinta y última temporada, quisieron rizar el rizo, crearon una historia interesante e introdujeron un nuevo personaje, la pechugona Ledford, a causa del embarazo de Lexa Doig, pero por desgracia el uso de un escenario poco realista junto con unos capítulos más que aburridos y vuelta a Sorbo a meter la lengua a todo bicho viviente, llevaron a la serie a su final, un final en un capitulo doble donde cierra la serie y no deja ningún fleco abierto, cerrando todo posible vuelta de está serie y dando fin a una serie marcada por la irregularidad (Nota=5).

Como dije, para fans del género, y poco más, el resto, y viendo lo qué hacen últimamente, que es criticar sólo viendo un episodio, dejarán de verla automáticamente.

Es para hacer caja, simple y llanamente, y no hay que darle muchas vueltas.

Nos encontramos con una continuación, donde esta vez los padres son el matrimonio Follen, donde se pondrá a prueba el amor que se profesan a causa de varios elementos externos a ellos.

La película destaca por encima de todo por el gran elenco de actores, todos ellos, tuvieron su juventud dorada en el cine, pero ahora mismo, son todos unos devaluados, sin grandes proyectos, donde deben proyectarse en este tipo de films para obtener algún crédito o por lo menos se les recuerde, aunque el tema económico es importante también, ya que al ser la tercera entrega el caché por participar debe ser elevado, así que además de escaparate es para llenarse los bolsillos.

El guión una chapuza de tercera categoría, con algunas escenas de risa, otras simplemente burlas o gracias sin nada de jocosidad o burlesco.

Película para hacer caja, por la falta de ideas de las grandes compañías, donde ven que las secuelas son más fáciles de obtener dinero fácilmente, y esta no ha sido la excepción. ¡Decepción!...esperada.

Partiendo de los huevos de Jackman, pasando por la enajenación de Watts, por los E-babe de Gere, por las locuras de de Berry y un sinfín de historias a cual más excéntrica, alocada y disparatada se presenta Movie 43, un film con una historia central insulsa, cargante e infantil rodeada de casi una docena de “chistes”, con un reparto de lujo, a cual más vacío, trivial, insulso y frívolo, donde el aburrimiento y la apatía se apoderan del espectador, llegando al sopor, y quitando unos cuantos segundos donde aparece una genial interpretación apoyada en un par de buenas líneas de guión, el resto se puede tirar a la basura, pero al contador de residuos peligrosos, ya que su manipulación puede acarrear graves problemas.

Un toque de violencia de Jia Zhangke es una demoledora crítica a la evolución China, a su crecimiento económico, tal descomunal en los últimos años, donde el progreso convive con las tradiciones, pero la transformación de sus habitantes no va a la par, y menos aún el entorno político y moral, y para ello utiliza cuatro historias inconexas, violentas, en su justa medida, sin llegar a los excesos, bien trazadas y desarrolladas, donde el propio espectador puede cavilar y ser el propio juez del entorno general, siendo consciente de los más íntimos pensamientos de sus protagonistas.

China ha pasado en unos pocos años de la opresión socialista roja (rojo de política) a una abertura económica roja (rojo por el color del dinero), pero sus tradiciones, su moralidad, han sido arrolladas por las grandes industrias y la corrupción política, algo común en todos los países desarrollados, pero lo qué en estos países se ha tardado incluso más de un siglo en alcanzar su desarrollo actual, a la par de la evolución de las leyes, en China ha sido solo en una docena de años, lo cual ha hecho que se estanque en aspectos básicos, dejando huérfanos a los más indefensos, al pueblo, el que verdaderamente al final carga con toda la miseria y el trabajo, y por supuesto las penas.

La película, de una calidad notable, es un claro ejemplo de creación y destrucción, la eterna lucha del bien contra el mal, del individuo, joven o viejo, sin importar la edad, incapaz de adaptarse, perdido en la maraña socio-económica de un país en progreso.

Otro punto a destacar, y es interesante, es la fotografía, gris, tremenda e impactante, fijaros en los planos, los exteriores, todos feísimos, horrorosos, humanos inertes, puentes a medio construir, ciudades sin vida, carreteras destartaladas, edificios monótonos, calles muertas, viento, polvo, suciedad, podredumbre y fábricas qué destruyen el entorno, todo ello, en una China acostumbrados a tener los paisajes más bonitos del mundo entero, qué siempre han cautivado, aquí vemos la China capitalista, la futura China, carente de color y esperanzas.

Hay que verla, hay que saborearla, el cine chino evoluciona y esta película es un punto de inflexión para muchas otras que vendrán, donde el individuo, su drama personal en una sociedad moderna, será el personaje principal, alejándose de los tópicos (Kung-fu, Wuxia y Triadas).