Creo que los asexuados tal vez padezcan algún conflicto personal que debiera tratarse para que la interacción esté normalizada en sus vidas. En cuanto a SLOW, resulta indiferente mantener o no relaciones sexuales, opción que cada uno puede y debe adoptar, según decida.

En los asexuados existe un conflicto que si es libremente asumido, no tiene mayor trascendencia, siempre y cuando no haya sido generado por una situación traumática anterior; algo que sospecho, hubiera podido suceder.

La película es aburrida y con limitados recursos de entretenimiento, no se ahonda en lo que se relata y el tono es melifluo además de extremadamente superficial.

Maneja con habilidad los recursos narrativos transformándolos en una visión onírica de la realidad. Nos encontramos ante una película sencilla, jamás simple. Suena sincera, tanto como la frescura de Joseph Engel y Sara Montpetit, interpretando a Bastien y Clhoe.

Es su fluidez luminosa y magnífica lo que llega e invade, moldeada en la belleza de instantes particularmente sencillos e intensos. No es la intriga lo que desea ofrecer, sino la cotidianidad desde una mirada inquisitiva que no juzga.

Charlotte Le Bon, su directora, sortea con acierto la monotonía de una historia, donde fácilmente hubiera podido caer, al carecer su narrativa de esos giros tan comunes en el cine del momento, donde la intensidad es lo que parece mover la industria.

Lo que más me sorprendió fue el sexo explícito, donde los actores se exponen desinhibidos en secuencias que podría decirse, rozan el cine para adultos. No me escandalizó porque soy consumidor de porno.

La película muestra un tipo de cotidianidad en las relaciones entre gays, que conozco. Bastante bien reflejada, pensando que ANONYMOUS, fue rodada hace veinte años.

Algunas torpezas de guion, al ir añadiendo generalidades poco entendibles, y si me apuran... banales, dando como resultado, cierta confusión en su resultado.

La avala un guion bien elaborado, sin demasiado relleno superfluo, diálogos e ideas que la hacen avanzar con solvencia. Rasgos de lateralidad en sus personajes; algo que siempre me apetece.

Una definición perfilada con esmero en cada interpretación. Se apoya en una trama embaucadora desarrollada para el engaño. Su argumento no es novedoso, pero si el tratamiento que hacen del blanqueo del dinero procedente del narcotráfico.

La recomiendo, como a mi me la recomendaron.

Contiene muchas frases como la que encabeza mi comentario. Frases que perfilan acertadamente la serie, conduciéndola hacia el lugar de destino que todos conocemos. Brillante y entretenida, pese a un cierto aire rancio que parece dominarla; logrando aportar, curiosamente, una pátina de prosapia aristocrática a sus tres magníficos capítulos.

Hugh Grant acierta con la caracterización de su personaje; su origen inglés desde luego ayuda, para imbuir personalidad al parlamentario Jeremy Thorpe, cabeza del partido liberal, que se vio implicado en un escándalo de origen homosexual a finales de los años 60. En spoiler amplío una conversación entre él y el ministro del interior, absolutamente demoledora, a la vez que significativa.