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Tajikistan Tajikistan · Demonlandia
Críticas de Neathara
Críticas 1.159
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
7 de julio de 2013
18 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
La tripulación del Enterprise vuelve a asomar en la gran pantalla con una nueva entrega tan startrekiana como las anteriores. Aquí, por suerte, no hay héroes torturados, ni saturación de efectos digitales, ni historias de monstruos apocalípticos, no...hay lo de siempre. La siempre agradecida tensión homoerótica entre el capitán Kirk y el señor Spock sube varios grados mientras hacen su aparición varios viejos conocidos de la saga y se suceden los chascarrillos entre batallita y batallita.

Desde el inicio en el precioso planeta Nibiru, la película se desenvuelve con la precisión de un reloj suizo, combinando a la perfección todos sus elementos, a los que se añade una estética ni demasiado moderna, ni demasiado clásica y unos efectos especiales que nunca invaden la historia ni disfrazan la parte humana de la misma. Cada personaje tiene su forma de ser, su estilo y personalidad y ésta es la mayor fuerza en que se basa el atractivo del universo trekkie.

La trama no es realmente muy original (bebe en parte de la antigua "La ira de Khan") y el mayor logro es la incorporación de Benedict Cumberbatch, cuya poderosa presencia compensa las deficiencias del guion al explicar adecuadamente su personaje. Finalmente, lo esencial se concentra, como de costumbre, en la relación entre Kirk y Spock, lo visceral de uno con lo cerebral del otro, dos maneras de hacer las cosas que juntas, dan como resultado los "golpes de suerte" que hacen que la Entreprise siga viva después de mil batallas.

Gracias a ello, tenemos una muy buena película comercial que ofrece un espectáculo estupendo sin renunciar a las buenas costumbres, esto es: no tomar al público por idiota. "En la oscuridad" está realizada para espectadores que quieren pasarlo bien con los personajes y la historia, no a costa de ellos. Y, dejando aparte algunas malas interpretaciones y algún que otro agujero de guion, la película de Abrams lo consigue.
Neathara
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8
30 de junio de 2013
22 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vivir en armonía con los ciclos naturales. Respetar la vida. Crecer con el entorno. Partir y regresar. Reparar el desequilibrio. Experimentar y evolucionar. Nacer y morir. Este es el tranquilo mensaje de este mandala en imágenes que narra los hechos esenciales de la vida y cuyo secreto, tan fácil y tan difícil al mismo tiempo, es el de la aceptación. Aprender a aceptar es aprender a cambiar. Y aprender a cambiar es aprender a vivir.

Imágenes balsámicas que narran una mínima historia con mucho contenido y que toca, a la manera oriental, los mismos "hechos esenciales de la vida" que ya trataba Thoreau desde la mítica cabaña de Walden, no tan distinta del templo budista en mitad del lago donde el monje sin nombre y su sucesor intercambian silencios interminables.

La película, como su título, es una historia circular, una sucesión balsámica de imágenes de ensueño que podrían quedarse en postales exóticas si no fuese por sus notables logros: mostrar el existir sin convenciones narrativas, sin principios ni finales, es el "todo fluye, todo cambia, nada permanece"...

Y de eso se trata, Esenin...vivir en armonía con los ciclos naturales. Respetar la vida. Crecer con el entorno. Partir y regresar. Equilibrar lo que se desequilibra. Experimentar y evolucionar. Nacer y morir. Este es el tranquilo mensaje de este mandala en imágenes que narra los hechos esenciales de la vida y cuyo secreto, tan fácil y tan difícil al mismo tiempo, es el de la aceptación. Aprender a aceptar es aprender a cambiar. Y aprender a cambiar es aprender a vivir.
Neathara
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3
25 de junio de 2013
68 de 113 usuarios han encontrado esta crítica útil
La nueva revisión de Superman es un auténtico desastre y es una lástima, porque no había época ni presupuesto mejor para actualizar al mítico personaje de DC.

No es una película mala en el sentido de ser una película comercial o facilona o palomitera. Es una película mala dentro del cine comercial y cualquier adaptación mediana de superhéroes de la Marvel, con su desenfado y falta de pretensiones, es más disfrutable que estos 145 vacuos minutos que inician con un periplo espacial a lo Star Wars; prosiguen con un rollo existencial que pretende ser Christopher Nolan y acaba pareciéndose más a un anuncio metafísico para Mapfre Vida; y finalizan la traca con una de Michael Bay.

Henry Cavill, más afín a la fantasía de calendario de bomberos que a la épica interior de un personaje con poderes de semidios y conciencia humana, da el tipo pero no el talento para encarnar a un Superman perdido en una narración torpe, rodada por un director que aquí anda tan sobrado de presupuesto como falto de personalidad. Un sinsentido que viene a poner la piedra angular en lo que se refiere a establecer la visión moderna de este superhéroe y sin embargo, no deja más que guijarro y polvillos.

Tampoco funciona como película de acción y efectos especiales: es farragosa, la cámara deriva de los primeros planos y planos detalle a la panorámicas de barullo digital, hay ratos en que visualmente es un jaleo de mucho cuidado, otras en que de repente parece que estoy viendo otra película y de toda ella apenas se pueden rescatar dos escenas y el guiño a Lexcorp que ya promete supervillano para la segunda parte.

Superman es un héroe marciano con poderes increíbles que elige salvar a la humanidad en lugar de dedicarse a dominarla. Sin embargo lo primero le trae más quebraderos de cabeza de lo que le conllevaría lo segundo. Es el único gran dilema de Superman, el gran poder que conlleva una gran responsabilidad, el camino difícil vs el camino fácil. En el intento por hacer un bombazo rompetaquillas a la par que algo más o menos profundo, se columpia el guion y se vuelve tan pretencioso y tan poco eficaz en sus resultados, que se conforma con despachar el asunto con unos flash-backs torpísimos insertados como para justificar que en un par de escenas saquen al prota posando con perfil meditabundo y el pelo agitado por el viento.

Nadie como Shyamalan en "El protegido" ha sabido explicar porqué la humanidad necesita crear héroes y más allá de eso, superhéroes. Porque para sublimar lo que es mejor en nosotros, fabricamos mitos y ellos nos salvan, en lugar de salvarnos nosotros. Quizás en otras películas tiene sentido lo que intenta hacer Snyder en ésta. Pero aquí, no. Superman no es Batman. Es un mito.
Neathara
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5
21 de junio de 2013
24 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
En líneas generales, coincido con todo lo dicho por la gente que no lloró con esta película.
Todo es muy bonito y visualmente parece un anuncio de lujo con gente que está guapetona incluso con sangre y guarrería por todo el cuerpo. Y los pobres de Tailandia sonríen y ayudan a la gente en plan anuncio de Coca-cola y seguro que fue así, pero seguro también que fue algo más humilde y más humano, si bien menos estético.

La mamá en concreto es un personaje brutal. Imagínate una mezcla entre Sarah Connor y la madre Teresa con un punto a lo Marylin Monroe. ¿Esa gente de verdad existe? Si es así, no consiguen que me lo crea. Oye, ojalá.

Hay que decir que Naomi Watts, muy bregada en esto de sufrir en las películas (como ella misma indicaba en una entrevista reciente, "sólo me llaman para hacer papeles de sufridora") hace de las suyas de nuevo: grita, se desangra, llora, moquea incontrolablemente y en definitiva, lo pasa de pena a su manera magistral de costumbre.

Ewan McGregor está ahí un poco de pegote, porque en la historia real había un marido por ahí y no podían cepillárselo así como así. El hombre pasó por su cheque y esta es su labor más relevante en la película, bueno, eso y una escena que se supone muy bonita y humana, pero que está tan exageradamente dramatizada que yo me quedo como estaba, es decir, a medio camino entre el bostezo y el enarcamiento de cejas.

Los niños son niños sosos que no te dicen nada y también como que sobran un poco, pero hay que poner algo para que Naomi sufra más desaforadamente si cabe y de paso el público, que me cuentan por ahí que lloraba tanto o más que la protagonista ahí en las salas.

El tsunami en sí desde luego no sobra, ya que es, con enormísima diferencia, la mejor escena de toda la película y es super espectacular, aunque ahí sí que estoy segura de que la realidad superó a la ficción.

Mi solidaridad con la gente que estuvo allí y lo pasó de pena, pero no con la película, que ni es mala, ni es buena, pero es como no ver nada.
Neathara
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7
21 de junio de 2013
40 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Carrie", como historia de monstruo, es una historia genial. La película, ya algo envejecida y pasada de rosca, no lo es tanto. Pero la secuencia mítica, tan mítica como el final de "El planeta de los simios" o el bailecillo de "Pulp Fiction" sigue siendo tan espectacular que hasta los desmanes setenteros de un Brian DePalma hasta arriba de farlopa cinéfila se acaban perdonando.

Una secuencia grandiosa, que se prepara con inteligencia desde que el primer hilillo de sangre recorre la pierna de Sissy Spacek en la ducha del instituto. Del hilillo a la debacle sangrienta del final, se pasa por un crescendo de tensión apenas interrumpido por un par de escenas absurdas (el castigo de la profesora de gimnasia o los preparativos del hortera baile) que indican que la farlopa no era únicamente la cinéfila.

Pero de la escenita en cuestión se habla largo y tendido. A mí lo que me fascina más de Carrie es que es la historia de una chica buena y tímida enfrentada a una plétora de monstruos, desde su mamá loca religiosa (desfasadísima Piper Laurie, que luego se reencarnaría en la menos chunga, aunque igualmente sobreactuada Barbara Hershey de "Cisne Negro") hasta los adolescentes acosadores de su instituto.

Aunque también es la historia de una chica peligrosa con poderes telequinéticos que desata una masacre de fuego el día de la mayor victoria y la mayor humillación de su vida.

"Carrie" es, en realidad, la historia de un monstruo sin monstruo; simpatizamos con una asesina de masas, deploramos las acciones de unos cutre-acosadores de instituto. Desde un lado perverso, nos alegramos de lo que les espera. Porque es tan cruel el crescendo que desarrolla la película desde que Sissy Spacek hace su primera aparición, que nos posicionamos sin poder evitarlo, de una manera que resiste toda racionalización.

No deja de retorcer aún más la premisa de la mítica "La parada de los monstruos" de Tod Browning: el monstruo, como lo humano; lo humano, como lo monstruoso. Carrie repele por su físico grimoso, su nula autoestima, su sumisión bovina a las ofensas y los maltratos de sus necios compañeros de clase. Pero a Carrie empezamos a verla con otros ojos cuando saborea la gloria y se le arrebata. Aquí vuelvo a insistir sobre la magistral secuencia del baile; si Carrie no usa sus poderes en plenitud antes, es porque hasta ese momento no ha conocido lo que es el amor propio. Lo empieza a albergar y de pronto, algo se lo quita. Carrie simplemente, explota. ¿Es un monstruo?

Se puede tomar la implacable venganza final no como la masacre brutal que aparenta, sino como la sangrienta declaración de principios de una persona nada dispuesta a seguir siendo puteada.

Y sí, al final es inevitable hablar sobre ello: todo está en el baile.
Neathara
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