Perder el tiempo haciendo una crítica de una película así es que da incluso coraje, pero de vez en cuando también habrá que hacerlo. Típica comedia facilona, de humor penoso, de las que hacen a menudo en los Estados Unidos. Trata con poquísimo acierto un problema social de la magnitud de la obesidad, y en vez de hacer gracia, da pena en muchos momentos. Teniendo en cuenta al actor protagonista, con esa cara, es difícil esperar ver algo bueno. Lo único que se salva es la belleza de Gwyneth Paltrow, cuando aparece en escena.

Esta es una película que recuerdo porque antes la echaban todos los años en la tele, era como una tradición, sobre todo el día de Nochebuena.
Es un clásico entre clásicos, habla de la bondad, de la generosidad, de la amistad, y de tantas cosas que merecen la pena en vida.
Es una película que destaca por su gran reparto, con grandes clásicos del cine americano: Thomas Mitchell, Henry Travers, Lionel Barrymore. Por encima de todos, James Stewart, uno de mis actores favoritos, que siempre me transmite mucha credibilidad y fuerza en sus trabajos.

No se me ocurre mejor palabra para definir esta película, sutil, llena de matices, con dos "monstruos" de actores frente a frente. Magnífica la fotografía, la música, la ambientación. Es una obra sobre la duda, sobre el valor, sobre la renuncia, sobre tantas y tantas cosas importantes que nos ocurren, y, por encima de todo el AMOR.

Espléndida culminación de toda la saga de El Padrino. Para mí es la mejor de las 3, la más redonda. A pesar de haber pasado 16 años desde el Padrino II, todo es coherente con lo anterior. Magníficio Al Pacino de nuevo, así como fotografía y música. Grandes secundarios, entre los que destaco al veterano Raf Vallone.

Es lo que más me impresionó de esta película. La mirada fría, escalofriante, del joven Al Pacino, sus ojos hundidos, amenazantes, en el papel más deslumbrante de su carrera. Cada vez que aparece en escena se corta el ambiente con un cuchillo, las miradas de los otros personajes están llenas de respeto, admiración y en muchos casos, temor. Al final casi siempre termina igual, la violencia dominando la toma de decisiones. No hay otro camino, eliminar al enemigo, como si de luchas entre ejércitos antiguos se tratara. Ningún otro actor podría encarnar igual a Michael Corleone. Michael Corleone es Al Pacino y viceversa. Magnífico y muy atractivo Robert de Niro en el papel de Don Vito joven.