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España España · Madrid
Críticas de Sagitus
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Críticas 29
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
8
11 de enero de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fernando Meirelles se basa en la obra literaria de John Le Carré para demostrarnos un film de denuncia social, que envuelve thriller, amor y una narración de fondo histórico-política. Los personajes que encabezan la historia son un diplomático y una enérgica activista, Justin (Ralph Fiennes) y Tessa (Rachel Weisz).
La película denuncia la acción de una empresa farmaceútica que consigue exagerados beneficios a costa de la vida de muchas personas cuya voz resulta inaudible para el resto del mundo. Tessa se implica en el caso con la intención de denunciar la desmedida corrupción que existe en Kenia, pero su intervención y acción sobrepasa los límites de lo permitido, pues su investigación pone en alerta a todo el Alto Comisionado Británico. Justin continúa la labor de su mujer en un acto sincero de amor por ella.
La narración comienza con la inquietante investigación de Tessa, que poco a poco nos pone frente a la sobrecogedora realidad africana, y continúa con la insaciable búsqueda de la verdad que emprende Justin. Justin se nos presenta como un jardinero que desborda más pasión en su plantación, un trabajo particular que no va más allá de un esfuerzo casero, en contraste con el carismático y luchador carácter de su mujer, que se entrega más de lo que puede sobrellevar por sí misma defendiendo una causa ajena de transcendencia mundial.
Aunque el papel de Weisz quede en un plano secundario, es la clave del film y la de su acompañante, Fiennes; y que además, logró desbordar hasta ganarse el Oscar. Ralph Fiennes encarna un personaje complejo, pues evoluciona de una indiferencia, individualismo e incluso peón de la trama, a un activo diplomático que responde de una manera completamente impredecible. Entonces, ya no le importa nada más que Tessa (“Mi vida es ella”), y olvida su temor y apocamiento para alcanzar la verdad sin preocuparse de si el atrevimiento le pueda conducir al mismo final que el de su mujer.
La película se convierte en un documento y reportaje compuesto por imágenes rápidas que demuestran la vida de un mundo salvaje y abandonado al subdesarrollo, representado con una fotografía brillante, que atrapa con la cámara los momentos y miradas más humanos de Kenia. Encuadres completamente subjetivos y de un color brillante y fuertemente contrastado que imita el ardor de África. La música, compuesta por el español Alberto Iglesias, consiguió salir premiada por lograr convertirse en la voz de todo un continente, intensa y lírica. La manera de exponer los flashbacks puede resultar confuso, aunque el detalle del director es demostrarlos especialmente para remarcar el amor entre los protagonistas y el porqué de la insistencia de Justin en una búsqueda casi suicida: despertar una esperanza y humanidad en una tierra donde la caridad se ha venido abajo y, sobretodo, terminar de completarse a sí mismo en un reencuentro con su mujer.
Sagitus
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9
11 de enero de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin duda, Blade Runner se ha convertido en un clásico de notable transcendencia e influencia en el Séptimo Arte, no sólo por su estética visual, sino también por su contenido temático. La película, va más allá de mostrar un futuro lejano aunque no del todo irreal, en donde los humanos que sobrevivieron a la contaminación que acabó con la mayoría de las criaturas, en su mayoría plantas y animales, responden a una vivencia menos humana que aquellos a los que apodan como “replicantes”: un organismo humano creado para demostrar un programa de perfección indistinguible.
La atmósfera de la película ya nos transmite esa imagen apocalíptica de un mundo absorvido por la superproducción y el abuso del dominio humano sobre la naturaleza. Además de esa constante escenografía oscura y de lluvia contínua que nos remarca una vida sin luz, este futuro del año 2019 demuestra una sociedad pluricultural, donde la lengua ha dejado de ser el enlace de culturas y la publicidad y la comunicación es el único lenguaje por excelencia. Sin embargo, el tema de la obra gira entorno a la manipulación humana y como protesta al abuso de la ciencia sobre el medio.
Igualmente, la fuerte y poderosa compañía Tyrell ha conseguido crear la perfección del hombre, un clon que responde a una imagen de él: el Nexus-6. Gozan de una clarividencia intelectual y unos delicados sentimientos; sin embargo, en su defecto, tienen fecha de caducidad, para que ellos no confundan sus funciones impuestas y no excesen de humanidad.
Los “replicantes” se diferencian de los humanos en su origen, ya que ellos no han sido fruto del amor de sus padres, sino que son diseños biológicos. Son criaturas que han sufrido la violencia de la técnica en su mismo origen.
Los replicantes al final, se acaban dando cuenta de su origen frío, biotecnológico y su reacción es similar a la de descubrir que sus padres no son quienes son, o ver que no fueron deseados, o sobrevivió a un aborto o que fue abandonado al nacer… Ese es el desafío de Blade Runner y su postura crítica ante la vida: “¿Qué ocurriría cuando alguien se percate de que su existencia no es fruto del amor, sino resultado producido por un tubo de ensayo?”.
El líder de los replicantes, Roy, simboliza al hombre en la búsqueda de su creador. Él se resigna a morir, tras los cuatro años de vida que lleva. Es en Roy donde vemos el gran significado de la frase de Tyrell: “más humanos que los humanos”, porque poseen las cualidades que los mismos humanos han olvidado por la deshumanización del siglo XXI.
Con Blade Runner descubrimos un film cargado de metáforas y simbolismos que nos traslada al corazón humano, y que nos demuestra las inquietudes fundamentales de nuestra propia naturaleza, demostrándonos que el hombre realmente no es capaz de descubrir quién es si no es a través del otro y en su contacto con la divinidad.
Sagitus
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9
11 de enero de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tarrence Malick (“La delgada línea roja”, “El nuevo mundo”) nos presenta una película que abre sus páginas en alabanza a Dios y su Creación. Con ella, el artista ha logrado alcanzar una estética que concibe al cine como una clara expresión de arte (El Séptimo Arte), donde ha sabido alcanzar una mímesis completa entre el espíritu humano de los personajes, su conflicto interior y exterior, y el lenguaje técnico-estético de la cámara fotográfica.
En la película, el director nos traslada a la vivencia de una familia de los años 70, los O`Brien. Sin embargo, concretamente nos vincula con la experiencia de uno de sus hijos, el mayor: Jack. El director nos facilita la lectura del corazón de éste joven y su propia lucha interna, y el crecimiento humano y espiritual que va sucediendo desde su infancia hasta la madurez. El chico, como bien descubre en sí mismo, se ha dado cuenta de que Dios le ha otorgado una naturaleza que se deja vencer por la tentación (“Hago lo que más odio”, dice en un momento de su vida); sin embargo, una y otra vez vemos en él la imágen del Hijo Pródigo que vuelve a Dios y a sus padres arrepentido. No obstante, no será sino con la muerte de su hermano menor (aquel al que tanto envidiaba) cuando el espíritu de Jack despierte de verdad en Dios, buscándole a través de esos desiertos y mares sin fin.
“¿Por qué?”. La pregunta que se hacen los protagonistas por lo que les depara la vida es constante. Esta familia feliz y agraciada no llega a comprender la voluntad de Dios y les cuesta ver una pérdida tan querida como algo justo.
Durante esos largos minutos, el director nos expone un cuadro de bellas expresiones del Misterio: luz, fuego, agua… que nos deja sin aliento y maravillados ante la obra de Dios. Malick muestra a Dios en la naturaleza, en lo que nos rodea y en las personas con las que convivimos (la maravilla ante un nuevo nacimiento, la alegría y el compartir de los tres hermanos…).
Las voces en off de los protagonistas nos revelan su disconformidad ante las dificultades, su incomodidad ante la falta de respuestas… y todas ellas, se dirigen hacia arriba, hacia Dios… Malick no sólo nos muestra una historia familiar y sus respuestas a las circunstancias que se les plantea, sino que nos traslada al corazón de cada uno, su visión personal, como única e irrepetible, acercándonos a intensas expresiones o a sus miradas desbordantes de amor, alegría o dolor con esos planos tan cercanos e impactantes.
Sagitus
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7
11 de enero de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todo el mundo conoce al audaz e intrépido reportero británico pelirrojo y a su fiel perro Milú. Steven Spielberg abandona el látigo y se arriesga con la producción de una de las muchas aventuras del famoso periodista. A pesar del gran número de series que protagoniza este personaje, Peter Jackson y Steven Spielberg, maestros de la gran pantalla, abandonan las poderosas sagas y se decantan por la producción del capítulo más intrigante de Tintín: "El Secreto del Unicornio".
En la película, el joven reportero (Jamie Bell) encuentra un misterio encerrado en el mástil de una maqueta de un buque antiguo: la pista para encontrar el tesoro del pirata Rackham el Rojo. Sin embargo, su curiosidad choca con un poderoso coleccionista, Ivan Ivanovitch (Daniel Craig), que guarda una réplica exacta a la maqueta encontrada por Tintín. El reportero viajará persiguiendo el misterio que envuelve a la historia del pirata y su eterno contrincante: Haddock, con la ayuda de Milú, el capitán Haddock y los hermanos Hernández y Fernández, superando todos los conflictos y situaciones, como siempre, tan increíblemente airoso.
Imágenes de una minuciosidad increíble que pretende rozar la perfección. En esta exitosa producción, Spielberg se embarca en un proyecto de alto calibre artístico, con la combinación del tan aclamado, y casi agotado 3D, junto con la estética de la animación con añadidas pinceladas realistas. El resultado es una exposición de fotogramas que simulan la pintura por su exposición tan colorida y vivaz, y a la vez, un acercamiento casi inmediato del expectador a las imágenes, que vibran llenas de vida. Los rostros de los personajes dotan a la película de una gran expresividad y profundidad psicológica, que nos acerca a la personalidad de sus protagonistas. La narración resulta amena y fácil de seguir, con revelantes referencias a otros capítulos de Tintín y con un tono divertido entrelazado junto con el misterio y la aventura.
"Tintín y El Secreto del Unicornio" será la primera película de la trilogía que Spielberg y Jackson se proponen realizar con la intención de resucitar y hacer llegar a todo el mundo las trepidantes aventuras de este famoso reportero.
Sagitus
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5
11 de enero de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como su propio nombre indica, “It’s all about love” trabaja el tema del amor desde una perspectiva crítica. Su postura es demostrar que la causa de que el mundo haya sido condenado bajo una nueva Era de Hielo, apocalíptica (al estilo de El Día de Mañana de Roland Emmerich), es debido a la carecía de amor en el corazón de los hombres. Poco a poco, a lo largo del film, vamos viendo cómo la Humanidad se muere: proceso de congelación (nieva en verano), gravitación de la gente de Uganda o personas muertas en la calle, faltas de amor, sobre las que pasan el resto carentes de toda compasión.
La película trabaja diversos aspectos. Por un lado, la historia de John (Joaquin Phoenix) y su esposa Elena (Claire Danes). Ambos, al llevar vidas completamente separadas y difíciles de compaginar (Elena es profesional de patinaje sobre hielo) deciden divorciarse. Sin embargo, en ese reencuentro y debido a una serie de conspiraciones contra su mujer, John decido volcarse por completo hacia ella para ayudarla. En esa huida, más que escapar, consiguen encontrar de nuevo esa felicidad perdida. Sin embargo, al final del film, ambos protagonistas, ante esa interminable alfombra de nieve y hielo, descubren que la elección del amor la han tomado demasiado tarde, cuando el fin de la Humanidad ya se había firmado. Las personas se han vuelto relativistas, materialistas e individualistas, carentes de toda sensibilidad ante el verdadero valor del ser humano. Sean Pean, hermano de John, se convierte en la conciencia del protagonista revelándole que su búsqueda: el Amor, es lo que realmente importa.
La película puede resultar algo chocante o incluso algo confusa ante esas escenas de cadáveres por la calle o esas imágenes demasiado saturadas de los sueños de John, donde aparecen personas levitando sobre un campo cultivado (espejo de su anhelo por alcanzar la felicidad). Esto puede ser debido a la complicación de la trama o a fallos de guión para expresar la idea simbólica sobre la que se edifica. Por otro lado, ambos protagonistas, especialmente Phoenix, desborda en su interpretación con esas miradas intensas llenas de inquietud captadas con rompedores planos de cámara que acercan al espectador al personaje. Algunas escenas, grabadas con detallismo y minuciosidad, consiguen trasladar la tensión del momento, al igual que esas elegantes iluminaciones y composiciones (como la toma del entrenamiento sobre el hielo de Elena y las otras tres bailarinas), que cargan la película de una atractiva estética visual.
El mensaje se rodea de un cruel simbolismo, que deja en vilo a la moderna sociedad, completamente nihilista y materialista, superficial emocionalmente, invitándonos a descubrir la verdad antes de que sea demasiado tarde.
Sagitus
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