Una interesante idea que se topa con varios de los obstáculos habituales en el cine español, todos ellos centrados en el guión, a saber: demasiado apresuramiento, actitudes y conversaciones artificiosas y poco realistas y una estructura de la historia que la hace inverosímil, lo desarrollo en el spoiler.

De la misma manera que numerosos cocineros imitan a aquellos primeros 'deconstructores' que caramelizan todo y lo reducen al Pedro Ximénez, bastantes directores de cine tratan de emular a algunos que consiguen renovar o rizar el rizo de los géneros existentes. Para algunos espectadores esto parece ser una virtud en sí misma. Quizá sea por desconocimiento. Terror y western ya se mezclaron de forma soberbia en extrañas y personales películas como "La noche de los gigantes", hace décadas, ofreciendo un resultado espléndido. Aquí nos encontramos con un intento vano y "posmoderno" de llamar la atención del espectador con trucos propios, casualidad, de vendedor de crecepelo en el oeste. Primero, durante más de una hora, tenemos a un grupo que sale a la aventura. Solo que la aventura brilla por su ausencia. Tedio y falta de ingenio en los diálogos tratan de sorprender al estilo "soy el más listo de la clase y te ofrezco lo inesperado". Luego, un último tercio "gore" que a estas alturas no aporta nada e incluso en algunos momentos resulta ridículo. No obstante el director muestra talento en algunas escenas, lo que hace pensar que acompañado de un buen guión pueda hacer buenas películas tras este debut.

Pocos piratas informáticos hay tan completos como para disparar de esa manera y manejar herramientas de bricolaje con más pericia mortal que el mismísimo Bruce Lee al exhibir sus nunchakus. Michael Mann nos ofrece un divertimento sólido tanto en el plano más "sesudo" -donde consigue hacer atractivas las cuestiones especializadas sobre ordenadores- como en las escenas de acción. Sólo chirría la elección del protagonista y la escasa química que mantiene con el resto de actores, haciendo que la historia romántica tan habitual en el director no funcione o bien importe poco. Por lo demás una distracción sólida y muy bien realizada, donde se tocan los temas habituales de Mann, como la lealtad, la profesionalidad o el amor romántico. Sin llegar al nivel de sus mejores trabajos no defrauda ni mucho menos, y me extrañan tantas críticas desfavorables.

La película tiene un arranque prometedor que pronto se queda a medio camino en casi todo lo que propone. La comedia negra no alcanza ningún momento brillante, la historia de acción resulta convencional y apresurada, las relaciones entre los personajes están poco trabajadas y son inverosímiles. Se puede ver por una aceptable dirección con el suficiente ritmo y algún buen momento. Pasable sin más y olvidable al instante.

Una comedia romántica que juega con ironía con el espectador. Se presenta durante gran parte del metraje como un intento de ruptura para ir abrazando poco a poco y voluntariamente todos y cada uno de sus lugares comunes. Podría tomarse como una broma sobre la forma actual de hacer cines o series, donde cada vez se busca personajes más complejos, retorcidos, y tramas que rompan los géneros. Al margen de eso, y al contar con varios niveles de representación -cómo se hace la propia película, la historia de un escritor que escribe una comedia y la propia comedia que está escribiendo- nos encontramos con algo así como dos películas dentro de una más el acompañamiento de un narrador que habla sobre el género de la comedia romántica en general. Resulta bonita y divertida, con muchos diálogos ingeniosos y agradables. Una vuelta de tuerca sobre la comedia romántica que consiste en bromear...sobre las vueltas de tuerca.