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Críticas de Ángel Moreira
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Críticas 43
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
31 de enero de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todo es genial en “Sing street”, el comprometido elenco de actores, el cariño con sabor a nostalgia que su director pone en cada fotograma, la música que hace que nos llegue el olor de una época pasada, e indudablemente, la historia, que hace de “Sing street” una de las películas más hermosas de los últimos años.

John Carney demuestra que es un narrador fiable y sigue regalándonos historias maravillosas y llenas de emoción al igual que ya hizo en la entrañable “Begin again”, películas que transmiten “buen rollo", nos eliminan cualquier sabor amargo y producen desde el mismo momento en que vemos en pantalla “The end” que cualquiera de nosotros deje lo que quiera que sea que esté haciendo para montar una banda de música con los colegas.

Mucha gente se perderá esta película (¿Musical?) y la industria se encargará de que nos traguemos todos los “La la land” del mundo.
Ángel Moreira
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8
30 de enero de 2017
44 de 56 usuarios han encontrado esta crítica útil
A diferencia de otras películas de este director, en “Split” podemos observar a un M. Night Shyamalan mucho menos contenido de lo habitual, mostrándonos por momentos lo que esperamos que nos muestre (no es una crítica, es solo una observación). No juega con la misma sutil intensidad de “El protegido” o “El bosque” donde en diferentes situaciones nos enseña en el mínimo continente el máximo de contenido, aquí es más visceral pero no por ello es menos genial. “Split” es una muy buena película que, acompañada en todo momento (como es costumbre en este autor) de una espectacular puesta en escena, nos muestra al que posiblemente sea el Shyamalan más oscuro y perturbador hasta la fecha.

Aunque la premisa pueda parecerlo, no es una película más de secuestros ¿Cómo iba a serlo teniendo en cuenta quien la dirige? Es un thriller psicológico sobre secuestros, si, pero también es un drama sobre secuestros, es una reconceptualización dentro del subgénero sobre como los traumas del pasado marcan a las persona que seremos en el futuro. Porque si algo diferencia a Shyamalan del resto, no solo es la manera en la que filma, la cámara acaricia, lo que diferencia a este genio único, a este profanador de lo cotidiano, es la forma, la rareza y la elegancia para subvertir todos los convencionalismos con los que estamos familiarizados, y ver al mismo tiempo como podemos cambiar el concepto de lo que es una sesión de terapia.

Las interpretaciones de Anya Taylor Joy y de Betty Buckley son estupendas y necesarias, pero el trabajo que realiza James McAvoy va más allá del elogio.

Hay algo a lo que nuestro director nos tiene mal acostumbrados, y son sus giros finales, algo que es ya marca de la casa y que le pasó factura hace tiempo. Nadie debería de ir a ver una película suya pensando en cual será el final con el que nos sorprenderá esta vez, y ver quien es el más listo de la clase por ser el primero en pillarlo. Hay que dejarse llevar por la belleza que radica dentro de sus historias, criticadas muchas veces por los más timoratos.

Shyamalan es por mérito propio el sacrílego de arquetipos de este siglo, y también del pasado, mirando por el objetivo de la cámara como no lo hace ningún otro director, agitando nuestras rutinas y cambiando los muebles de sitio. Por momentos, incomprendido por marcar él mismo las reglas del juego sin ceñirse a lo que cualquier otro haría, criticado por una sociedad hipócrita, pero admirado en el futuro como un genio único e inevitablemente influyente.

Y como pasa en casi todas las obras de este autor dentro de la industria, esta también ganará más en posteriores visionados. Hay que darle tiempo y ya veréis como va mutando la criatura.
Ángel Moreira
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5
13 de diciembre de 2016
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ocasión desaprovechada para una película que con las mismas bases, pero cambiando a su director y a su guionista, podría haber cristalizado en algo mucho más exótico y turbador.

Su primera mitad es entretenida y la segunda es pasable, pero acaba por finalizar en algo un tanto ridículo. Aunque por momentos da la sensación de que creen haber acertado con el personaje interpretado por Affleck, le falta mucha substancia y es bastante plano, se desperdicia una oportunidad fantástica para crear lo que podía ser un individuo icónico si hubiesen buscado algo mucho más complejo, pero no hay inmersión en la oscuridad de una historia que no es más que un fallido intento de realizar algo extravagante y atrevido que inevitablemente acaba siendo un producto petulante y hueco que se queda flotando en la superficie.

Es entretenida, pero ni siquiera es entretenimiento de altura, aunque se agradece que te ayude a matar el tiempo durante 2 horas en las que no sepas que hacer en este viaje que no se repite, es de un solo recorrido.
Ángel Moreira
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6
9 de diciembre de 2016
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Sully” recrea, no sé si verazmente, pero sí de forma muy atractiva y sentida, el aterrizaje forzoso de un avión que tuvo lugar sobre el rio Hudson, en Nueva York en 2009, en el que viajaban a bordo 155 pasajeros y la posterior investigación acerca del hombre que lo pilotaba.

Tom Hanks encarna a Chesley Sullenberger con mucha ternura y dotando de carisma (como hace con todos sus personajes) a un hombre que fue considerado un héroe en su país, pero puesto en duda por las personas responsables de investigar el accidente y de las compañías aseguradoras para las que estas trabajaban.

Clint Eastwood dirige con el pulso firme del gran director que es y que nunca se cansa de demostrar, tanto si tiene que brillar por su sutileza, como si lo tiene que hacer por lo más épico. La reconstrucción del accidente desde diferentes puntos de vista es genial y aterradora. No va a figurar entre sus mejores trabajos, pero es una película que se deja ver, es tierna, que siente respeto por lo sucedido y seguramente tenga más arrestos que muchas de las películas que se estrenan todos los meses, y probablemente más que algunas de las que estarán nominadas el próximo año.
Ángel Moreira
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10
21 de noviembre de 2016
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Están a punto de cumplirse diez años del estreno de esta indiscutible obra de arte, ese clásico que pasó desapercibido, y cuantas más veces la veo mejor me parece, y como suele ocurrir con cada película de este director, el mejor actualmente junto con Martin Scorsese, cada nuevo visionado que se hace sobre cualquiera de sus obras, más cosas nuevas aparecen que no habías visto la primera vez.

Zodiac es una obra perfecta en cada plano, frustrante y obsesiva, es la elegancia de retratar lo más horrible sin llegar a caer nunca en la vulgaridad, es ver reinventado el género del asesino en serie, es ver cómo el director David Fincher filma como un hombre poseído, como juega con los sonidos más comunes como el flash de una cámara de fotos que se dispara, o con los silencios más sutiles. Espectacular la manera en que se recrea el crimen que abre la película, donde predomina el sonido de un coche parándose en seco sobre la tierra, el paso firme de un asesino que avanza hacia lo que pronto serán sus próximas víctimas, el estruendo que produce el sonido de una ruger 9mm cuando se acciona su percutor mientras te susurra al oído la canción de Donovan “The hurdy gurdy man“.

La escena de una pareja en el lago a plena luz del día, donde podemos escuchar el viento agitando los árboles, el canto de los pájaros, el agua estrellarse contra las rocas, el sonido de cuerdas enlazándose para atar a sus víctimas, el de un cuchillo penetrando en la carne y unos gritos poniendo punto y final a un momento aterrador.

Realista la manera en que los policías intercambian datos por teléfono acompañados de un guión ágil y vivaz.

Una casa oscura y lúgubre casi al final de la película. Momento donde destaca la sutileza y una prueba evidente de que para suscitar en nosotros una sensación de pánico no se necesita hacer mucho ruido, solo saber que botones pulsar para hacer que nos agitemos en nuestro asiento. Una muestra más de que este genio sabe reptar por todo tipo de terrenos sin necesidad de recurrir a golpes reiteradamente efectistas.

Reinventando las claves del thriller centrándose, no tanto en el escenario del crimen como en lo que ello provoca en nuestros protagonistas, ubicándonos en su obsesión y su frustración. Un reparto magnífico con unas interpretaciones espléndidas donde destacan, el cada vez más sorprendente Jake Gyllenhaal y un soberbio Robert Downey Jr con un trabajo que va más allá del elogio.

Cuando se creía que en este tipo de thrillers ya estaba todo dicho, llega David Fincher y le da la vuelta con una visión completamente distinta y mucho más compleja. Una muestra evidente de hasta qué punto estaba muerto el subgénero. Nuestro director sabe contar como nadie lo inenarrable y ver las pesadillas más oscuras en los pliegues de lo cotidiano, y lo cuenta midiendo bien la tensión entre los saltos de una escena en la que se comete un asesinato a otra en la que se ve a la policía investigando, o a los periodistas recibiendo nuevas cartas de Zodiac. Fincher filma como el más perfeccionista de los arquitectos arriesgándose en cada plano, donde compone un puzle de un encaje tan delicado, que cualquier pieza irregular puede romper la armonía del conjunto. Pero está todo rodado con una grandiosidad tan sutil, que lo único que le puede amparar como destino, es la excelencia.

Otra muestra de que dejarse embaucar por el cine de David Fincher es una de las cosas más maravillosas de este jodido mundo. Conseguir disfrutar de su cine y evadirte de lo que te rodea tal vez no sea un método curativo, pero desde luego es satisfactoriamente paliativo, es saborear lo mejor del formalismo del cine clásico reconceptualizado en la era digital de hoy en día, porque cuando uno se sienta a ver una película de este director no viene a probar, no viene a catar, viene a degustar el mejor de los manjares.

No hay un director al que, por lo menos yo, le haya visto más obras maestras desde finales del siglo pasado, cuando dirigió “Seven” y “El club de la lucha” y en lo que llevamos de siglo con “Zodiac” y “Perdida”. David Fincher no sólo es único, no sólo es genial, es una persona que no tuvo infancia, nació siendo grande.
Ángel Moreira
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