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Críticas de Ghibliano
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Críticas 336
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
Promare
Japón2019
6,3
556
Animación
7
10 de octubre de 2021
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Hiroyuki Imaishi se ha convertido en uno de los directores de culto más prominentes y reconocidos de la animación televisiva japonesa. Al frente de varios proyectos de gran popularidad y co-creador del estudio Trigger, su animación frenética y su sentido de la espectacularidad y el desenfreno han creado un estilo reconocible en sus obras, del que su último largometraje, el que nos ocupa, es una nueva muestra.

La trama de "Promare" suena excéntrica de inicio. Una brigada especial de bomberos apagan fuegos, creados por una suerte de antorchas humanas generadas por una extraña mutación. Uno de ellos, Galo Thymos, es el protagonista de esta película: un joven espabilado pero presuntuoso, extravagante y lleno de energía que parece hablar siempre frente a una multitud de admiradores. Sus enemigos, los llamados Mad Burnish liderados por el misterioso Lio Fotia, y las autoridades de un gobierno con intenciones oscuras completan un cuadro argumental que, en realidad, ofrece un puro desarrollo clásico escondido entre el absurdo y el griterío.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ghibliano
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8
10 de octubre de 2021
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Inspirado en la novela "El bosque de Ancines" de Carlos Martínez Barbeito, que a su vez ficcionaliza el caso real de Manuel Romasanta, el conocido como el hombre lobo de Allariz, Pedro Olea se adentra en la Galicia rural del siglo XIX para narrar la historia de Benito Freire, un buhonero que sufre ataques violentos de epilepsia y que, debido a las leyendas que circulan sobre la existencia de un licántropo, cree él mismo que lo es, alimentando su sugestión y cometiendo una cadena de atroces asesinatos durante sus estadios alucinatorios.

Brillantemente interpretado por un José Luis López Vázquez que se sale por completo de su estereotipo cómico, Benito es un hombre perturbador, de gestos y comportamientos erráticos, que oculta y guarda con celo sus horrores frente a los demás pero que al mismo tiempo asume como su naturaleza. Atormentado por la perspectiva de hacer daño a alguien, pero aún más por ser descubierto como la bestia que es, su buena fama logra por un tiempo disipar cualquier sospecha, aunque la escalada de violencia que protagoniza terminará por exponerle.

Pero lo que hace a "El bosque del lobo" una obra tan fascinante y en cierto modo espeluznante es cómo la locura y el tormento del protagonista se ven alimentados y crecen por su entorno. Olea nos describe a una sociedad en la que el cristianismo y el paganismo van de la mano, en la que curas y brujos dictan, ambos a su modo, el saber popular de la gente. Una Galicia vetusta, tosca y recatada, pero también misteriosa y folklórica. Benito, con sus enajenaciones transitorias, llega a creer que como “lobishome” (como se conoce a los hombres lobo en esas tierras) su rol es inevitable y está dictado por Dios.

La película podría perfectamente haber caracterizado a su protagonista como un demonio, alguien que pone a prueba y que finalmente es vencido con la fe colectiva, pero este no era su propósito. No es en absoluto casual el rol de Robert, el sacerdote inglés, en ella: un personaje racional, con conocimientos de mundo que logra en un momento dado proporcionar una explicación médica al fenómeno de Freire. Pero cuando llega la hora de cazarlo, su mirada es, como la del resto, cruel e inquisidora, no comprensiva. Para él y para todos, el ser que tienen delante es un monstruo a erradicar, un ser infernal que hay que purgar de la faz de la tierra. Pero Benito es un beato creyente como ellos. Alguien temeroso de Dios y de su personalidad asesina, oscuro en cuanto al horror que oculta, pero también porque es un reflejo distorsionado de lo que le rodea.

Esta ironía tan palpable en la cinta, sumada a ese retrato de la España rural como un lugar donde se mezclan libremente la fe católica y las supersticiones paganas, por poco le cuesta la censura a "El bosque del lobo". Y no es para menos, porque detrás de esta historia de un monstruo hay toda una revisión retorcida de los valores cristianos, del concepto de redención y del papel de Dios en el sufrimiento, en la crueldad y en la maldad humana en su forma más primaria. Una obra que inicia y termina como si de una fábula se tratase, pero que en su interior tiene de todo menos una moraleja.

A medio camino de una sociedad que vive en la austeridad, la ignorancia y la represión moral y un bosque que simboliza el regreso del protagonista a sus impulsos animales, la ambientación de esta cinta da buena cuenta de la dualidad de Benito Freire, y nos introduce a una dinámica asfixiante que observamos desde su punto de vista, añadiendo de este modo la perspectiva psicológica y empática a una obra ya de por sí desasosegante. Sin llegar a ser un cuento de terror, aunque bien podría catalogarse como tal, "El bosque del lobo" es una crónica, y a su vez una revisión irónica, de uno de los casos más turbios de la España rural del siglo XIX, pero también de la fe y la superstición, de la identidad de unos pueblos que no pudo ser borrada y que ha permanecido siempre oculta, en lo más profundo e inaccesible de este país.


Texto escrito para Cine Maldito.
Ghibliano
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8
10 de octubre de 2021
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"Plan 10 From Outer Space" es una película extraña. Ya de entrada hay que hacer todo un ejercicio de fe para ver en ella una conexión real con el reconocido desastre cinematográfico de Ed Wood, ya que más allá del hecho de que aparezcan extraterrestres, nada une a ambas películas. Son historias independientes, en escenarios y con personajes distintos.

Sin embargo, el nombre no es algo casual. Reconociendo a Ed Wood como una de sus grandes influencias, el cineasta independiente Trent Harris concibe su película como una suerte de parodia u homenaje. A una estética kitsch, a un tipo de cine de bajo presupuesto que en pleno auge de la carrera espacial imaginaba como buenamente podía las amenazas ocultas en el universo, como fuente inagotable de ideas estrafalarias. Y de este modo, su película también entra en ese nicho de ciencia ficción paranoica de inteligencias extraterrestres que se preparan para operar en nuestro planeta.

Pero donde podría simplemente haberse quedado en el homenaje cómico a la época, esta obra va mucho más allá en sus influencias. Además de lo mencionado, la película tiene un ojo puesto en la ciencia ficción de los 70 y 80, así como en sus estéticas extravagantes y tramas psicodélicas. Y además, su clara inspiración real es el origen de su ciudad, Salt Lake City, como un asentamiento construido por el que fue uno de los grandes líderes mormones, Brigham Young.

Todo este pastiche de referencias haría pensar que no hay demasiados gestos creativos en la obra de Harris, y que ésta sobrevive en base a la parodia pura, pero no es el caso. "Plan 10 From Outer Space" es una cinta de una imaginación hiperactiva, que sumerge al espectador en una teoría de la conspiración absurda utilizando y manipulando la mitología mormona, al tiempo que se burla de sus idiosincrasias. La protagonista, una joven escritora mormona llamada Lucinda, trata de desvelar los secretos que se esconden en su historia cuando encuentra casualmente una placa antigua, una reliquia que podría destruir los fundamentos de su religión y que conecta con un misterioso plan alienígena.

Lo que sigue es un viaje fascinante para resolver el misterio, que aprovecha el encanto de su presentación casera y modesta (con unos efectos especiales bastante bien logrados, a pesar de) y sus decenas de referencias visuales y narrativas para labrar su propio camino. Pese a ello, la película no se toma en serio en absoluto. Desafiando todavía más cualquier clasificación convencional, el filme tiene un tono decididamente cómico e histriónico. Y éste, pese a que de manera ocasional sea hilarante, tiene un efecto en el espectador que se acerca más a la incredulidad y el estupor, muy en línea con el resto de la obra. Si esto es intencionado o Harris sencillamente tiene un sentido del humor excéntrico y hermético es discutible, pero ello no tiene ningún efecto negativo en el disfrute; es más, si acaso suma a través de ese desconcierto general con el que bien podrían definirse las sensaciones que transmite.

Incluso en las actuaciones esta película se desmarca y sigue su propio camino. Porque en ella no encontramos malas interpretaciones, como tal vez sería lícito esperar. Pero tampoco son buenas en un sentido tradicional. Los aspavientos de los personajes, sus tics discursivos, su teatralidad y hasta su plena sobreactuación en ocasiones no deberían funcionar en ninguna otra cinta, pero le vienen a ésta como anillo al dedo. Y es que todo lo que construye Harris aquí es deliberado, y todo encaja de una forma impecable.

"Plan 10 From Outer Space" tal vez pretenda engañar a primera vista con su título, haciendo creer que se trata simplemente de un ‹exploit› en forma de secuela o una revisión cómica del infame clásico de Ed Wood, pero en ella se esconde algo que es más grande que la suma de sus partes. Una obra decididamente original surgida e influida por la cara B del cine, que adquirió una modesta categoría de culto y que merece un mayor reconocimiento a día de hoy, o al menos encontrarle ese público marginal que la reivindique con fuerza y no permita que vuelva a caer en el olvido.


Texto escrito para Cine Maldito.
Ghibliano
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8
10 de octubre de 2021
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Dos hombres en Manhattan" es una de las películas menos apreciadas de Jean-Pierre Melville y no es difícil entender por qué. Completamente inmerso en sus referencias del noir estadounidense, ésta es una obra que se siente derivativa, que no arriesga, no se sale de la línea ni busca un estilo propio. Por esto mismo cuesta imaginar a alguien eligiendo ésta de entre todas las demás como su favorita del autor.

Y sin embargo, funciona y lo hace muy bien. Ya desde la estética nocturna y jazzística que se imprime a la obra, convencional pero siempre eficaz, la atmósfera atrapa con facilidad. Los estupendos encuadres y la obsesión de Melville con el Manhattan urbano, su noche y sus luces de neón, hacen de ésta una cinta que disfruta perdiéndose en sus lugares y sus planos, de una forma genuinamente sincera. Porque tal vez narrativamente sea una copia de copias, pero no es en modo alguno una película impersonal y el director se encarga de dejarlo bien claro.

Todo esto no quiere decir que su desarrollo argumental sea malo en absoluto. En el peor de sus momentos es funcional, en la gran mayoría de ellos es una entretenidísima pieza de suspense, aderezada con buenos giros de guión y personajes con claroscuros y poco fiables. La trama retrata la investigación sobre el paradero de un delegado de la ONU, a través de las pistas que dan tres mujeres relacionadas con él. De este modo, el discreto —también en lo personal— detective Moreau y el desinhibido y aprovechado fotógrafo Delmas forman una curiosa pareja en busca de la verdad.

Moreau y Delmas se soportan y se aceptan, pero sus filosofías de vida son radicalmente distintas. Melville presenta a ambos con una dinámica que genera tensión por sí sola, pues a pesar de que son útiles el uno para el otro, no están ni remotamente motivados por la misma razón. Sin embargo, la película conduce a observar a los dos, dentro de sus diferencias, como un equipo eficaz que se complementa. Pero deja un resquicio para la duda que acabará cristalizando cuando las intenciones de Delmas choquen con la rígida moral y el servilismo de su compañero.

El tema principal es la ética periodística. No ya en cuestión de publicar la verdad a cualquier precio, pues Delmas no es ningún idealista, sino en manipular para vender el titular sin ningún escrúpulo, sin importar lo escabroso, dañino o irrespetuoso. El guión no es en absoluto benevolente con sus ideas, y la película puede verse claramente como una crítica fuerte al periodismo sensacionalista, pero el personaje de Moreau, a su modo, tampoco es un modelo a seguir: chocando con su sensatez moralista está el hecho de que recurriese a Delmas en primer lugar, y también hasta qué punto está dispuesto a aceptar sus métodos, llegando al extremo de torturar psicológicamente a una mujer suicida para obtener información.

Con todo, la historia que plantea "Dos hombres en Manhattan" y su línea a seguir no resultan especialmente novedosas, y sí que es cierto que sus personajes representan arquetipos rígidos dentro del debate moral que se plantea. Debate que, sí, está planteado con audacia y resuelto con pura elegancia clásica, pero que tal vez se quede corto en cuanto a capacidad de sugestión e inmersión. En general uno puede entender, sumado a que las interpretaciones no son excelentes —Melville es algo limitado como actor y las mujeres que se encuentran no lucen demasiadas cualidades interpretativas— que la película no dé para más, pero aún así tiene mucho encanto. En gran parte esto se debe a la cinematografía y la banda sonora, que trasladan esa visión puramente romántica, influida por los grandes títulos del cine negro de Hollywood, al distrito de Manhattan. Algo por lo que ya merece bien la pena perderse en esta cinta tan frecuentemente denostada dentro de la filmografía de su autor.


Texto escrito para Cine Maldito.
Ghibliano
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7
10 de octubre de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cuarto largometraje del director sudafricano Oliver Hermanus adapta una novela autobiográfica del mismo nombre escrita por André Carl de Merwe. Ambientada a principios de los 80, en plena efervescencia del apartheid y en el contexto de una guerra contra Angola, la película narra la brutal represión y persecución de la homosexualidad en esa época, aún más acentuada al encontrarse en un contexto militar. Su título, "Moffie", alude al calificativo peyorativo con el que la sociedad sudafricana se refería a los homosexuales, funcionando en parte como denuncia y en parte como reapropiación de un término que ha hecho mucho daño a la comunidad gay en ese país.

El protagonista es un chico homosexual que es llamado a filas para ingresar a las Fuerzas de Defensa de Sudáfrica. Nicholas se ve distinto a los demás, no participa a gusto de las barbaridades que cometen los otros soldados y le cuesta encajar en el ambiente racista, sexista y homófobo. Para más inri, arrastra el recuerdo de un episodio horrible y vergonzoso de su infancia en el que fue expulsado de una piscina por mirar a un hombre en la ducha. Sorprendentemente, se adapta rápido a su nueva situación y muy pronto se gana la simpatía de los otros soldados creando una imagen adulterada de sí mismo, e indulgiendo en los excesos pandilleros y la violencia de su odio. Sin embargo, paradójicamente Nicholas conoce allí a un soldado con quien entabla una relación a escondidas. Bajo la amenaza siempre constante de ser llevados al temido Pabellón Psiquiátrico 22 si les pillan, el joven soldado redescubre su sexualidad, brutalmente reprimida, que brota con fuerza y decisión a pesar de los riesgos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ghibliano
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