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España España · Madrid
Críticas de Moody
Críticas 783
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
5
29 de diciembre de 2018
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si tuviéramos que elegir entre el Gonzalo Bendala director y el Gonzalo Bendala guionista, la elección sería muy clara. “Cuando los ángeles duermen” deja al primero como indiscutible ganador y al segundo sensiblemente tocado.

La película tiene un excelente ritmo, marcado sin duda por una tensión entre los personajes al alza según avanza la trama. Bendala sabe imprimir carácter a la historia buscando siempre un punto más allá y atrapando al espectador en la tela de araña que va construyendo. No es culpa suya que el Bendala guionista no sea tan pulcro en su trabajo, pero por su labor de director, que no se diga.

Sin embargo el guion es como un barco que no consigue tapar sus agujeros ni achicar el agua que entra por ellos. Sin ser demasiado detallista, hay un puñado de situaciones indefendibles, de esas que el espectador detestaría en cualquier thriller americano. En general, el guion pasa por alto muchos detalles que harían imposible el final planificado, pero para Bendala esto no importa porque el sentido de su película se basa, precisamente, en ese final. Hay muchos cabos sueltos que no se resuelven de manera lógica, algo que decepcionará a todo aquel que pretenda encontrar lo contrario.

El reparto pone mucho de su parte para que la película mantenga el nivel, y lo que consigue es elevarlo se manera sensible. La buena actuación de Villagrán como actor principal hace que el público se posicione de su lado de manera inmediata, pero también siente que debe alejarse de él, una dualidad muy complicada de lograr. La aparición de Expósito es un soplo de aire fresco, ahora muy conocida también por la serie “Élite”, y dota de desesperación a un personaje que podría ser muy plano. Y tener presente a Álvarez un cualquier proyecto siempre es positivo, poco más que decir.

“Cuando los ángeles duermen” sacrifica su fidelidad a la realidad por tener un final que justifique una idea, y en este camino deja al espectador con una buena dosis de acción y tensión pero le deja también con la triste sensación de que los detalles hay que cuidarlos mucho más.
Moody
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6
18 de diciembre de 2018
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es curioso cómo esta película no deja indiferente a nadie, creando dos grupos de opinión diametralmente opuestos: por un lado están aquellos que adoran su estética, su mimo al detalle, su puesta en escena; por otro lado aquellos que no encuentran el fondo a un bello envoltorio. Y, contra todo pronóstico, ambas opiniones son perfectamente comprensibles.
Cuarón pone todo su empeño en que “Roma” tenga la mejor factura posible, un reto que cumple con creces, creando una película que parece un concurso de planos. Siempre apoyado en un gran encuadre, el director describe con todo detalle cada escena, como si el espectador leyese el inicio de un capítulo de un libro. No hay un rincón que escape a su atenta mirada, y el hecho de estar rodada en blanco y negro hace que esta belleza destaque aún más. No hay duda que desde el punto de vista técnico y estético la película es un auténtico lujo.

Cuarón vuelve a firmar el guion de la película como ya hiciera en “Gravity”, aunque esta vez sin el apoyo de su hermano Jonás. Esta ausencia es suplida narrando una historia personal, un homenaje a la mujer indígena que le cuidó de pequeño, tal y como él mismo afirma. Esta cercanía a la historia quizás le impida observar que la narración no tiene un argumento demasiado sólido en algunos aspectos. Se podría decir que es una historia bonita, pero también que no es muy diferente de otras vistas antes. “Roma” tiene una estructura lineal ambientada en los años 70 en México, época convulsa que merecía un tratamiento más profundo, aunque se entiende que solo es el marco en el que se centra la historia. También se echa de menos una mayor profundidad de algunos personajes, le hubiera dado mucha fuerza al conjunto.

Sin embargo que “Roma” haya recibido multitud de críticas positivas y haya recogido nominaciones y premios por donde ha pasado no es casualidad. La complejidad de su propuesta destaca como un potente envoltorio en el que bastantes escenas tienen más fuerza que muchas películas completas, y es por ello que la aparente sencillez de su guion esconde, seguramente, mucho más contenido del que expone a primera vista.
Moody
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4
25 de junio de 2018
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine estadounidense continúa buscando episodios heroicos relacionados con el 11-S para hacer nuevas películas, para realizar de vez en cuando su necesaria catarsis y demostrar que el hecho sigue muy vivo en su memoria. Ahora llega a nuestras pantallas “12 valientes”, una nueva incursión en territorio hostil de un reducido grupo de militares con todos los pronósticos en su contra.

Es evidente que, de rebuscar y rebuscar, pueden estar años tirando de este tipo de historias dentro de un conflicto largo y continuo, y es por eso que en cuanto los guionistas tienen la más mínima complicación para desarrollar un nuevo guion, tiran de repertorio con productos patrióticos que desatascan las carteleras.

También es cierto que “12 valientes” no enseña banderas casi sin justificación, por lo que no resulta especialmente agobiante en ese sentido. Sin embargo sí que reúne algunas características del género, un grupo capitaneado por Hemsworth que lucha contra todo en Afganistán para acabar venciendo al enemigo a base de bombas que caen desde el cielo.

Todo aquel que espere algo más que explosiones tendrá su ración en un combate cuerpo a cuerpo en las que se nota la mano de la productora Jerry Bruckheimer, con secuencias largas e inverosímiles en las que los enemigos caen como moscas mientras los protagonistas esquivan balas.

Un inexperto Fulgsig desempeña una labor poco eficiente al enfrentarse a este blockbuster de manera honesta aunque ineficaz, demostrando que le faltan horas de vuelo para este tipo de proyectos. Con muchos planos en cada batalla en los que es complicado distinguir a unos de los otros, la historia pierde fuerza en cuanto todas las secuencias se parecen a las anteriores, algo que “12 valientes” debió prever, y Fulgsig debió modificar.

“12 valientes” no destaca sobre otras películas similares a pesar de dar algo de personalidad a sus protagonistas, que no definirlos, pero tampoco hay atisbo de autocrítica, ni se ensalza la labor de los militares… todo es simple fuego de artificio al servicio de una convencional historia cuya previsibilidad narrativa hace que sea menos entretenida que algunas con la misma temática.
Moody
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8
24 de junio de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En algún momento a todos se nos olvidó que hay vida más allá de lo que nos muestran los medios, la publicidad, los políticos, una realidad edulcorada que nos conviene lo tapa todo, pero que no es la única ni la más real en muchos casos.

A los protagonistas de “The Florida Project” la suerte les ha sido esquiva y las circunstancias totalmente adversas. Sobreviven, sí, pero lejos de lo que el sueño americano garantiza sin disponer de fondos para ello. Los protagonistas nadaron, y mucho, para acabar casi ahogados en la orilla, aunque vivos y coleando. Es el caso de Halley y su pequeña Moonee, una madre soltera que se gana la vida para pagar una habitación en un motel de Florida, a las afueras del imponente DisneyLand, durante un caluroso verano.

La película se centra en sus historias como si viéramos la vida pasar, en uno de los grandes aciertos de la película. El guion mezcla sus vidas mostrando la parte más amarga en la vida de la madre mientras nos enseña las travesuras de Moonee y sus amigos, aparentemente ajenos a la vida que le ha tocado vivir pero encontrando la belleza en el lugar más inesperado. Así podemos ver momentos en los que no pasa nada, tal y como ocurre en la vida real, y que son necesarios para que el resto tengan el contenido adecuado.

Baker crea un retrato de la sociedad muy real, siempre sincero y bastante directo aunque en ocasiones resuelva algunas situaciones de manera demasiado simple. Poco importa este detalle cuando es capaz de meterse en el bolsillo al espectador a los cinco minutos de metraje, demostrando buena mano para mostrar la miseria de esos momentos cotidianos.

La historia adquiere sin embargo profundidad gracias a la enorme actuación del reparto completo (ese Dafoe impresionante…), especialmente a la labor de la pequeña Brooklynn Prince, todo un descubrimiento a sus casi ocho años de edad. Desde su primera mirada, su primera línea de diálogo, Prince es la naturalidad en persona. Sus gestos y sus reacciones hacen que el público empatice con ella de inmediato, y así se adentre en una dura historia a través de su ingenua mirada.

Baker firma una película que mantiene el pulso con un espectador que intuye un triste desenlace que sabe llegará, y un llanto desesperado como resolución en el que las palabras no tienen hueco ante una reacción que, desde ahora, pasa a formar parte de la historia del cine contemporáneo. Y tampoco podemos olvidar su final, tan sensible y poético como el que se merecen las dos niñas, que solo hace que mostrar lo cerca, y a la vez lo lejos, que tenían sus sueños. Una verdadera obra maestra la de Baker.
Moody
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6
3 de junio de 2018
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Ivory puede presumir de haber hecho una adaptación impresionante de la obra original de Aciman. Su relato preciosista y onírico es llevado a la gran pantalla con sumo mimo y con un cuidado extremo, haciendo que “Call me by your name” tenga una factura excelente.

Guadagnino se aprovecha de este gran trabajo para narrar una historia sin prejuicios, en la que los personajes expresan sus sentimientos sin pensar en nada ni en nadie, solamente en ellos mismos. En esta localización tan ideal, la narración de este primer amor adolescente adquiere tintes oníricos, casi irreales, en un verano en el que Elio aprende a conocer a los demás mientras descubre su propia personalidad.

Este camino que Chalamet inicia es, sin embargo, poco real como ejemplo actual, y más teniendo en cuenta que las circunstancias que le rodean no son las que puedan tener muchas personas en su misma situación. Ni el guion ni la dirección pretenden ser un ejemplo en ningún momento, intentando siempre que la sensualidad y la curiosidad sean mucho más protagonistas que algo más explícito que buscase polémica. Este punto de vista que Guadagnino nos muestra es interesante para conseguir su único objetivo: ese deseo irreprimible del primer amor adolescente.

Chalamet y Hammer forman la pareja protagonista, que es el núcleo del film y alrededor de los cuales se asienta la historia. Chalamet experimenta el deseo irrefrenable, la curiosidad insaciable de un chico de su edad que pasa las vacaciones en la Toscana italiana. De forma natural es capaz de mostrar sentimientos profundos, con una imagen de fragilidad extrema ante cada situación, incluso en su relación con Garrel, el otro vértice de la historia. Hammer es el adulto, la persona reflexiva que se deja llevar por el deseo y la emoción, en un personaje que queda expuesto en muchos momentos. Ambos conectan muy bien enamorándose de la persona que tienen enfrente sin importar su género, algo que genera mucha química entre ellos, y así la película lo agradece.

Esta historia está localizada en Italia, pero ciertamente podría haber ocurrido en cualquier lugar del mundo porque este primer amor es atemporal, casi idóneo a pesar de que su amargo final sea conocido y esperado por todos. Esta conclusión, comprensible y adecuada, finaliza con dos profundos momentos: un inteligente aunque algo pretencioso diálogo entre padre e hijo, y un más importante largo plano que resume todos los sentimientos de ese verano. Un verano inolvidable.
Moody
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