Menuda sorpresa me he llevado con esta cinta de Xavier Dolan, un verdadero prodigio en esto del séptimo arte.

Hablamos de una película altamente estilizada, excesiva, que no teme a mostrar sus mayores virtudes y que logra apabullar a quién decide entrar en su juego. La pareja protagonista nos hace partícipes de un amor tan intenso que llega a límites insospechados pero que está condenado a ser imposible por culpa de los convencionalismos que los rodean.

Creo firmemente que esta es la mejor película de Alfonso Cuarón y una de las mejores del siglo XXI.

La ventaja dentro del género de la ciencia ficción es que las posibilidades son casi infinitas, por lo tanto no me molesta que no se expliquen el porqué de ciertas cosas, simplemente se trata de una distopía en la que las cosas son como son y la población solo trata de sobrevivir en esos duros tiempos.

La ambientación de ese futuro londinense es para quitarse el sombrero, no es difícil imaginarse que algo así pueda suceder en un futuro no muy lejano. Estoy casi seguro de que es el film con los mejores planos secuencia que jamás se han hecho, en definitiva, Children of Men siempre ha estado muy adelantada a su tiempo.

Un drama bastante correcto que no se hace aburrido en ningún momento y que trata temas algo interesantes.

Con Winona Ryder como la protagonista que busca entenderse y encontrar su lugar en el planeta, quisiera sobre todo destacar el descubrimiento como actrices de sus compañeras de reparto; una galardonada Angelina Jolie, la fallecida Brittany Murphy y una Elisabeth Moss que sorprendentemente terminó siendo la que desarolló una carrera más interesante en el mundo de la actuación.

Esta maravilla se ha convertido en una de mis películas favoritas de todos los tiempos, con cada visionado descubro más lecturas que le dan un valor casi profético al mostrarnos una situación impensable por aquel entonces y tan real hoy en día.

Todos somos Truman Burbank en algún punto de nuestras vidas, todos anhelamos una libertad que nos ha sido arrebatada, todos tenemos deseos de ver que hay más allá, un deseo indómito que nos incita a no conformarnos y a vencer nuestros mayores temores. Al llegar a la pared que divide ambas realidades, algunos deciden quedarse en su zona de confort y otros deciden ir hacia lo desconocido.

El mejor Jim Carrey paradójicamente siempre se ve en sus papeles menos histriónicos y aqui no es una excepción, mientras que Ed Harris lleva la batuta con una interpretación contenida y magnánima (soy un gran admirador de su trabajo). El film balancea a la perfección toques dramáticos y de comedia, y en mi opinión se destaca claramente en su guión y en su soberbia banda sonora.

Y del final, bueno que puedo decir de ese final tan apoteósico y revelador, creo que citando al mismo Truman concluiré con una frase que es ya historia del cine: "In case I don't see ya; good afternoon, good evening and good night".

Sin lugar a dudas, la película más importante en la historia del cine ecuatoriano.

No sólo se trata de un punto de inflexión en la forma de hacer cine en Ecuador, sino que también tenemos una conjunción de elementos tan nuestros que la convierten en una cinta más que solvente y que tiene un ritmo espectacular.