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Críticas de Iván Roldán
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Críticas 124
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
12 de noviembre de 2018
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Es más o menos amplio el abanico de cineastas que admiro, aquellos a los cuales me remito, atento a sus nuevos estrenos o rebuscando entre el basto/escaso material de su carrera cinematográfica. Imposible tocar una de sus películas sin mencionarlo. Maddin es uno de ellos, del vanguardismo al expresionismo alemán, evoca el montaje del cine soviético, el cine de Buñuel y de David Lynch. Su filiación ecléctica le ha permitido desarrollar una estética única consolidada en la saturación y la riqueza de sus recursos audiovisuales. En Keyhole, mirando hacia el paradigma de las más grandes peripecias humanas, aquellas que exigen sacrificios enormes: La Odisea de Homero.

Situado en el corazón del inconsciente, en donde los eventos (y dimensiones) son simultáneos y la muerte no es más que un rumor distante; relata su particular visión (film noir) de la epopeya sin gloria de Ulises. Una tragedia griega revestida de Él ángel exterminador (1962), Una página de locura (1926) y El carnaval de las almas (1962). La acción se centra en un grupo de gánsteres atrincherados junto a sus rehenes en una casa sitiada, la orden es: “los que estén muertos párense junto a la pared, los vivos de éste otro lado, mirando hacia mí”, aunque en realidad, todos yacen muertos, forajidos fantasmas y sus rehenes fantasmas, ambos, rehenes de los fantasmas que residen en dicha casa: una doncella destinada a fregar los pisos por la eternidad y un anciano desnudo y torturador encadenado a la cama. Juntos preparan el escenario para el retorno del héroe Ulises, quien llega cargando sobre sus hombres a una chica ahogada. Entre el fuego de las ametralladoras, los aullidos, el arrastre de las cadenas y una incesante música, la casa de Ulises, el único escenario en esta película, se convierte en el micro-universo de nuestros personajes, y trasladarse entre las habitaciones implica una odisea que intenta llegar a su clímax con el encuentro de Ulises y su esposa Hyacinth. Una misión para recuperar lo perdido y restaurar una imagen de la felicidad familiar que por un momento embrujado se ha diluido en la angustia.

Un filme más que una rareza, cautivador si nos permitimos guiar por su lógica narrativa. Una especie de collage en blanco y negro onírico en donde las traiciones y el delirio (de una mente sin recuerdos) nos introducen en esta adaptación libre. Es de apreciar la exquisita fotografía de Benjamin Kasulke, y el diseño de producción, rico en detalles (las cerraduras, la silla eléctrica, viejas guías telefónicas, falos, y otros artículos). Otro aspecto a favor es el diseño de los personajes, cada cual, por breve que sea su aparición, excéntrico y atractivo. En la actuación, grato es ver a Udo Kier, Jason Patric y Louis Negin (recurrente en la filmografía de Maddin). El metraje otro acierto, de haber durado un cuarto de hora más tal vez habría sido menos satisfactoria. Encontrando a mí gusto su aspecto más débil, solamente, en su final.

Y aunque The Forbidden Room (2015) causó estragos en mi (no me gustó...), creo que el cine de Maddin siempre será una bella extravagancia que apreciar.

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Iván Roldán
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7
12 de noviembre de 2018
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Comedia negra romántica y Drama criminal dirigido por el cineasta japonés Keisuke Yoshida (primera película en donde mezcla tales géneros, siempre más inclinado por la comedia romántica). Basado en el manga homónimo de Minoru Furuya, es el segundo manga de Furuya llevado al cine, el primero fue Himizu (2011) por Sion Sono (muy buena película).

Callar cuando has de levantar la voz, cobardía. Callar ante la injusticia, complicidad… ¿hasta dónde llega nuestra responsabilidad? Es, al final del filme, el mensaje de Yoshida, en ésta inicialmente comedia romántica, la historia de un triángulo amoroso protagonizado por Okada, Ando y Yuka. un par de amigos y compañeros de trabajo, que juntos ven sus días pasar atados a una rutina simple, deprimente y solitaria, hasta que cierto día Ando le platica a Okada el motor de su vida: está enamorado de la mesera (Yuka) de una cafetería, le basta con sólo ir a beber un café y contemplarla. Y es ahí cuando la presencia de un nuevo personaje cambiara el rumbo de sus vidas, Morita, otro cliente, que parece según Ando, estar acosando a Yuka.

El filme transcurre en su primera mitad con un tono japonés de comedia romántica… divertido en ocasiones pero en general bastante simplón. Hasta que, paralelo al noviazgo entre Yuka y Okada (y la decepción amorosa de Ando) emerge la maldad y la violencia proyectada por Morita, en otrora, un estudiante abusado por sus compañeros de clase, humillado al grado de hacerle perder su dignidad y cordura, ahora, un violador y sádico homicida, sin objetivo alguno que sólo causar destrucción y muerte. El filme da paso al drama criminal, permitiendo que la oscuridad de Morita destroce la cursilería de Okada-Yuka-Ando. De la comedia al sadismo explícito.

El resultado… un buen ejercicio con un típico final japonés, (ese dramatismo). Recomendable, aunque no es tan buena como me gustaría, y es que al menos a mí, su primera parte me parece MUY floja, y pese a que su segunda parte es mucho mejor, no deben valorar por separado, sino como lo que son, un todo. He ahí su mejor cualidad (dos géneros) y mayor debilidad.
Iván Roldán
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5
22 de septiembre de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque el cine de terror siempre ha sido castigado por la crítica como “poco sustancial”, éste siempre ha encontrado su público fiel. Motivo por el cual podemos observar una creciente incorporación de casas productoras, así como propuestas (bastante humildes) procedentes de países que no lo hubiésemos pensado. El cine de terror no solo se divide en subgéneros, sino dadas sus características podemos reconocer muy bien el cine de terror francés, del asiático, del turco, del norteamericano, del australiano, etc. Lo que respecta a esta entrada, cada año integrándose más en forma el canadiense; su mezcla de Cine Serie B, Ciencia Ficción y Terror Sobrenatural, teniendo como precursores The Mask (1961) de Julian Roffman que sería como la primera película de terror canadiense, a la espera de los años 70’s donde nace el cine de Cronenberg. The Heretics es la nueva película de Black Fawn Films, quienes en cuatro años han producido películas como Antisocial 1 y 2, The drownsman, Bite, Let her out, Bed of the dead o The Sublet.

Con el demonio dentro. The Heretics es la nueva película de Archibald (The drownsman y Bite). Un filme que lleva el bodyhorror a terrenos sectarios, en un esfuerzo por, según su director y guionista, ofrecer un giro más complejo. Se aprecia el intento, desgraciadamente el resultado no es tan satisfactorio como quisiéramos. Bastante tópica, consigue ser “entretenida” durante todo su metraje, sin embargo, no alcanza un buen desarrollo en aras del bodyhorror, la metamorfosis a comparación de Bite resulta menos morbosa… (allá en un insecto acá en un demonio), como si Archibald temiese dañar la bonita cara y las pestañas de su protagonista; ni tampoco consigue generar el suspenso, la intriga, ni esa atmósfera malsana y blasfema que debería acompañar a las películas sobre sectas que alaban al demonio.

La historia en primera instancia retrata a Gloria, superviviente de un sangriento rito del cual fue testigo 5 años atrás, cuando fue secuestrada. En el presente, aún presa de terribles pesadillas, intenta retomar su vida con la ayuda y el amor de su novia Joan, a quien conoció en un grupo de apoyo para mujeres maltratadas. Joan confiesa que no cambiaría nada en su vida, dispuesta a sufrir nuevamente cada abuso, cada golpe, pues gracias a ello conoció a Gloria. Una rutina de amor y entrega que se ve rota cuando Gloria es secuestrada por segunda vez por un miembro de la secta, que dice su misión es salvarle. Mientras tanto Joan desesperadamente con ayuda de la comunidad local intenta encontrar a Gloria, por su parte, Thomas, captor y salvador, lidia con su pasado y con Gloría, quien encadenada a la pared entre alucinaciones febriles, ve su cuerpo transformarse.

Técnicamente es una película más cuidada que sus anteriores trabajos, menos sucia pero también, menos interesante. La actuación y el diseño de los personajes tampoco es el mejor. Por un lado tenemos la de Nina Kiri, nuestra protagonista encarnando a Gloria, me queda la sensación de que no logra expresar el terror que sus pesadillas le causan, el miedo sempiterno a la secta y durante su metamorfosis, la locura y el horror (que sí logró ejecutar la protagonista de Bite). Otro ejemplo es el personaje de Thomas, se merecía una pre-historia más original… al igual que Joan.

The Heretics no es una película que te sugiera ver, a menos que busques algo ligero y nada complejo para pasar la noche. Y bueno, también si te interesa el cine canadiense y en menor grado el Bodyhorror.

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Iván Roldán
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6
22 de septiembre de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primer largometraje de Nikias Chryssos, de origen griego-alemán. Cineasta que entre sus referencias, cita a Zulawski, Jodorowsky, Polanski y Lynch, así como el trabajo de Fabrice du Welz (Calvaire), de ahí que, más allá del mensaje, lo que trasciende en nuestra memoria es su retorcida atmósfera y puesta en escena.

Chryssos reduce su universo a un búnker cubierto por la nieve, localizado prácticamente en el fin del mundo; cuando un joven estudiante aparece en busca de asilo y tranquilidad, para llevar acabo un importante trabajo científico: algo que cambiará el sentido de la misma relatividad propuesta por Einstein. Tranquilidad, algo que difícilmente encontrará bajo el techo de la extravagante familia que le ha abierto las puertas. En contra de lo esperado, nuestro estudiante logra hallar inspiración en este hogar subterráneo habitado por un matrimonio (practicante de un extraño culto hacia Heinrich) y su hijo Klaus, de casi 30 años aún tratado como un niño de 8 años y amamantado por su madre. La interacción del estudiante con la familia cambiará cuando se le obliga a ser el tutor de Klaus, despertando en él, y en el propio Klaus, acciones inesperadas para ambos. Y a todo esto, ¿quién es Heinrich? Probablemente un ente alienígena que habita la pierna lacerada de la madre, regente del bunker.

Aunque la historia llega a carecer en su tramo final de sentido y lógica, ofreciendo un desenlace bastante pobre (y alucinante), y el mensaje y trasfondo poco me interesa (el incesto freudiano y una crítica hacía la educación represiva), el diseño de producción es fantástico. Haciendo brillar esos toques bizarros de humor negro en un ambiente de ciencia ficción alienada. De hecho, ello es el mayor atributo de Der Bunker, su atmósfera-fotografía-vestuario-diseño de producción. Claustrofóbica y visceral (la iluminación rica en su paleta de colores, desde el rojo intenso y amarillo, a los grises más adustos), logrando reconocer en ese micro-universo el día de la noche (con todo y que, poco tiene que ver la luz del día en estas circunstancias), y un dejo retro-chic.

Por momentos Der Bunker me recuerda en esencia una mezcla entre Borgman (2013) de Alex van Warmerdam y Kynodontas (2009) de Lanthimos, desde un punto de vista más enrarecido… aunque menos bizarro de lo que hubiese deseado.

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Iván Roldán
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5
22 de septiembre de 2018
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Atraído por el cine de Kim Ki Duk me di a la tarea de ver toda su filmografía, también de ver aquellas películas en las que él ha sido el guionista, y es por ello que di con Rough Play, protagonizada por un cantante de K-pop, Lee Joon, y dirigida por Shin Yeon-shick, quien hasta entonces ya había dirigido sin mucho éxito algunas películas. ¿El resultado? Entretenido, pero bastante prescindible. Rough play transmite el estilo de Kim Ki Duk, y nos recuerda en su atmósfera películas como Time (2006) y Beautiful (2008). Sin embargo Rough Play no consigue generar ese impacto que me hubiese gustado, sí, mantiene una línea brevemente psicótica, pero es menos visceral, nada simbólica y más superficial, leyendo un poco acerca del director me doy cuenta del motivo: Shin modificó el 50% al menos del guion con la finalidad de hacerlo más comercial… Ni hablar.

Un recorrido hacia los aspectos más sombríos de la industria del cine; ése en donde entre más alto llegues, más hundido y comprometido puedes estar, en ocasiones hasta el punto de no retorno. Ello a través de los ojos de un joven imprudente, eclipsado por su propio carisma y talento.

Un filme más convencional de lo que esperaría, en su mayor atractivo encuentra el delirio de grandeza de su personaje, la angustia ante el fracaso, su fragilidad, y su constante fuga de la realidad (el inicio de la película me gustó, inmerso en su último papel, actuando frente al maniquí, agónico, desconcertado).

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