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Críticas de Chris Jiménez
Críticas 2.207
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
20 de mayo de 2024
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La propaganda alemana les llamó en broma "Las Ratas de Tobruk"...
sin embargo estas ratas soportaron una dura campaña de ocho meses para evitar que el puerto, vital para la llegada de suministros, cayera en manos enemigas.

El lugar, que vio con éxito la retirada del teniente general gracias a una combinación de divisiones australianas, indias, británicas y polacas, no resistió por desgracia ante una ofensiva lanzada algo más tarde por tropas reabastecidas y terminó rindiéndose en Junio de 1.942, aunque antes de esta amarga derrota para el curso de la campaña de África existió aquel pequeño instante de orgullo. No se puede decir que Richard Murphy supiese trasladarlo con demasiada fidelidad a las páginas de un guión que formaba parte de una estrategia con intenciones maliciosas: "El Zorro del Desierto" se convirtió en un curioso éxito donde se retrató a un enemigo de una manera humana y hasta favorable, inusual teniendo en cuenta que la producción era hollywoodiense.
Las malas críticas vertidas debido a esto, y la posibilidad de aprovechar el tirón comercial, dio pie a que 20th Century Fox organizara otra de nuevo protagonizada por Rommel pero centrándose en los aliados (pese a que no era la primera vez que se hablaba de la gesta de las divisiones de Tobruk en el cine...). La urgencia del accidentado rodaje, que vio varios retrasos, relevos de directores y de protagonistas, parece extrapolarse al mismo film; "Las Ratas del Desierto" cuenta con una gran baza: se desarrolla rápido, es concisa y va al grano, incluso (para incomodidad del público) un narrador omnisciente a modo de periodista o profesor narra los hechos históricos de fondo hasta el instante en que se nos sitúa en el escenario.

Un recurso tópico y torpe, que nadie pidió, y que se irá repitiendo de vez en cuando...de todos modos, si no se le tiene muy en cuenta, la acción puede ser disfrutada. Sorprende ver al gran James Mason de nuevo en la piel del teniente general, pero ahora desde una perspectiva más maniquea, simplemente cumpliendo su función como enviado de Hitler, un hombre arisco y ambicioso que quiere deshacerse de los aliados y tener la pequeña resistencia de Tobruk en sus manos...y que es tratado de mariscal de campo en lugar de teniente general. No será este el único error histórico que cometa el guión, ya que en una decisión un tanto extraña sitúa a un capitán británico al frente de las brigadas de Tobruk.
Éste, un joven Richard Burton cumpliendo su contrato con Fox, no quedó satisfecho con el papel. Tenemos que superar estas barreras de ataque a la veracidad: nunca hubo un MacRoberts en la batalla, y el personaje al que da vida Robert Douglas debería ser reconocido como Leslie J. Morshead, el general al mando en Tobruk, pero no sucede; aún más desconcertante es que la historia empiece en ese cuartel de cartón-piedra poniéndonos al corriente de unas estrategias para combatir a los alemanes que jamás existieron...pero aún más, si cabe, es que los únicos aliados que aparecen aquí son los soldados de la 9.ª división australiana, como si fuesen los únicos que lucharon contra Rommel.

Al menos siguen siendo australianos, no estadounidenses, sólo hubiera faltado eso. Robert Wise, tras la retirada de Samuel Fuller, se pone tras la cámara y filma con su particular brío, ritmo y una inclinación a la espectacularidad mientras el general alemán queda relegado a una figura implacable, los pobres soldados de Tobruk se llevan nuestra simpatía y la trama utiliza casi como pretexto la amistad del ficticio capitán británico y un soldado (Bartlett) que fue su antiguo maestro de escuela. Así que por encima del atractivo de Burton sobresale la humana interpretación de Robert Newton, convertido en un cobarde alcohólico que sólo desea ser útil en la dura batalla.
La relación entre los hombres y cómo sobreviven a cada ataque es importante aquí, a pesar de que nada libra al argumento de los clichés, pero si algo es esta película ante todo es una aventura bélica de primer orden y a la antigua usanza. A veces usando imágenes de archivo, Wise se dedica a ponernos contra la tierra del desierto californiano, que finge ser el africano, y hacernos tragar la arena, la metralla, la pólvora y hasta los casquillos; especialmente memorables son las secuencias de la primera batalla en mitad de una tormenta de arena y con los Panzer acorralando a los soldados en las trincheras.

Pero la 2.ª parte de la historia toma unos caminos un tanto confusos. Por un lado se propone la destrucción de un depósito de municiones, lo cual tampoco sucedió en la realidad; y esto, que podría haberse extendido hasta el final con intensos y largos cara a cara entre Rommel y MacRoberts y surgir una heroica operación de rescate, sólo ocupa un pequeño espacio en la película. Por otro la acción se precipita un poco descontrolada hacia el último tramo; ojalá el guión se hubiese tomado mucho más tiempo y de manera más sobria mostrando realmente la agonía de los soldados al tener que aguantar más meses de los que debían en un principio contra los alemanes.
Por último no se presenta una actitud derrotista ante el público; aunque Tobruk cayera, aquí, y mediante un colofón ridículo que parece sacado de una serie matinal familiar, prevalece el júbilo de los que resistieron hasta que los británicos hicieran su esperada aparición. "Las Ratas del Desierto" tiene bastantes cualidades en el lado de la aventura y la acción para agradar al fan del género...sus clichés, tropiezos argumentales y errores históricos la dejan por debajo de otros clásicos; de hecho en el momento de su estreno provocó incluso más críticas negativas que la de Hathaway.
Chris Jiménez
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5
19 de mayo de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para quien no lo sepa Norio Nagayama fue un auténtico insecto. Su vida se basó en recorrer los estercoleros urbanos de Japón alimentándose de la basura de cada uno, siempre remontando el vuelo, siempre extendiendo su putrefacción.
Sin embargo, a mediados de Octubre de 1.968 y a punta de pistola, empezó a cobrarse vidas en el proceso; 30 años después sería ejecutado...

A los pocos segundos de empezar esta película inspirada en su vida, el protagonista patea sin ningún remordimiento a un pobre perro mientras otea a través de las verjas que rodean la base estadounidense de Yokosuka. Desde el principio queda bien claro que la empatía hacia el personaje es absolutamente imposible; estamos en 1.968, momento en que roba una pistola y cincuenta cartuchos, días antes de dar rienda suelta a su orgía de sangre. Kaneto Shindo, fascinado por este caso que hizo temblar a la sociedad japonesa de la época, decidió llevarlo a la gran pantalla, al tiempo que Masao Adachi realizaba un documental sobre el mismo.
También desde el principio se establece una norma que puede no resultar muy agradable para el espectador: el desarrollo no cronológico. No sólo eso, el veterano director experimenta con la forma, rompe la lógica de la historia, con idas y venidas en el tiempo, narración de diferentes personajes y el uso de grandes elipsis; Hisao Enoki lleva a cabo un montaje caótico y desordenado, acorde a la personalidad y la existencia del protagonista, que aquí pasa a llamarse Michio Yamada. El primer "flashback" importante nos lleva a su reclutamiento en una empresa de venta de fruta...

En ese instante se nos hace partícipes del ambiente urbano opresivo desde el punto de vista de una generación que se siente excluida del implacable crecimiento económico y de las reformas sociales, pero también es la primera señal de las licencias que se toma con respecto a la realidad. Aquí Michio, interpretado por el carismático Daijiro Harada, que debutó poco antes en la obra maestra de Yoshida "Eros+Massacre", es mostrado como un muchacho amable, con facilidad de palabra y relación, lo cual contrasta con su violenta presentación, un tanto falso ya que el verdadero Norio solía sufrir de paranoia y su carácter era volátil, distante y lacónico.
Por otro lado este retrato sociopolítico de Tokyo recuerda al espíritu contestatario de Oshima. Michio y sus compañeros dan tumbos mientras las protestas de trabajadores y contra el tratado Japón-EE.UU. aumentan y tensan al máximo la situación. La historia, que por unos segundos viaja inesperadamente al futuro, se congela con los gritos de una masa de periodistas que acosan sin piedad a la madre del chico, cuando ya ha sido detenido por los cargos de asesinato; y entonces, sin darnos un respiro, nos trasladamos hacia un lejano pasado, a menudo atravesado por saltos al presente.

No obstante este es un "flashback" muy largo y de pasajes tan incómodos, tan desagradables, que a más de uno harán apartar la vista de la pantalla. Un narrador omnisciente comienza por presentarnos a la madre de Michio, Take, desde su niñez hasta su unión matrimonial con un desgraciado llamado Hanjiro; las elipsis no permiten conocer realmente a estos personajes (jamás les vemos tener una sola conversación) y lo que recorremos son algunos instantes trágicos, involucrando a sus ocho hijos. Esto recuerda a los núcleos familiares hundidos en la miseria del cine de Shohei Imamura.
Shindo se apega a este estilo. La realidad nos la lanza a la cara de un modo crudo, áspero, cruel y sin opción a la esperanza o la redención; a un padre jugador y alcohólico se suma una madre que, en lugar de echarle de la casa, sucumbe a él para luego volver a quedar embarazada; la veracidad histórica vuelve a estar bajo la dramatización de un guión que sustituye a la irresponsable y fría madre de Norio por una mujer entregada y que incluso parece tener una justificación para abandonar a la mitad de la familia en las destartaladas chabolas de Abashiri; también cambia la cosa al estar ella encarnada por Nobuko Otowa.

(CONTINÚA LA CRÍTICA EN ZONA SPOILER)

Sólo permanece la violencia, la única salida a todo el abuso de la extremadamente corrupta, viciosa, psicótica sociedad. En resumen, si Michio consiguió de algún modo superar su traumática infancia la sociedad se ha encargado de volverle un asesino...pero al final, después de todas las trágicas y brutales situaciones que enfrenta sigue sin haber una justificación.
Shindo, que filma de manera arriesgada y experimental y eso es digno de elogio, igual que el esforzado elenco, no sabe expresar bien sus intenciones, ni describir a sus personajes, ni plantear ideas sólidas; todo es ambivalente hasta la confusión. Lo que no cuenta "Hadaka no 19-sai" es qué ocurrió tras el arresto, porque el proceso a Norio hasta su ejecución duraría muchos años; hoy en día se le considera en Japón una víctima y uno de los casos más injustos sobre la pena de muerte en la Historia del país; bueno, es una opinión...la mía no.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Chris Jiménez
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8
18 de mayo de 2024
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Una joven sale cojeando de su casa el día de su boda, un pobre hombre muere devorado por la radiación mientras un viejo mendigo bebe tal vez su última botella de sake, tras lo cual escupe furioso "Maldita guerra...maldita bomba...que convierte a los humanos en gusanos...".

Historias reales de personas reales que sobrevivieron al día en que una luz blanca en el cielo precedió a una lluvia negra que se antojaba eterna: 6 de Agosto. El maestro y autor Arata Osada impartía clases en la Facultad de Ciencias y Literatura de Hiroshima, y al igual que sus vecinos no pudo imaginar que enfrentaría la muerte en forma de bomba atómica esa mañana; tras su larga recuperación, y mientras el país pasaba a estar en posesión de los norteamericanos, se volcaría en cuerpo y alma en dar voz a quienes lograron quedar en pie, especialmente a los niños.
Poco a poco él y sus alumnos reunieron más de cien anécdotas sobre la experiencia directa de la catástrofe y sus secuelas, que formarían parte de la recopilación "Genbaku no Ko", causando un gran impacto en medio Mundo ya que nada se había divulgado acerca de los efectos de la bomba debido a la censura de las fuerzas de ocupación. Los múltiples premios y la exitosa distribución internacional llevó al Sindicato de Maestros de Japón a preparar también una ambiciosa película; Kaneto Shindo, un audaz guionista nativo de Hiroshima y que hacía poco se independizó de los grandes estudios creando su propia productora, la Kindai Eiga Kyokai, era el más adecuado para el proyecto, o al menos eso creyeron...

Sin embargo no quedaron satisfechos con su guión, pues aun utilizando algunos relatos del libro consideraron que su tono demasiado melodramático echaba a perder todo sentimiento político y social, y que su estructura narrativa no era la correcta. Mientras ellos querían retratar el infierno sufrido tras la inmediata caída de la bomba, Shindo imagina otra forma de contar las cosas; Nobuko Otowa, en el papel de la maestra de escuela Takako, decide viajar a su Hiroshima natal, de la que partió hace años, y así el espectador adopta su punto de vista. La producción, que tras la retirada de la Daiei a causa del arriesgado contenido corre a cargo sólo de Kindai Eiga Kyokai, es desde luego un esfuerzo ambicioso.
Otowa pasea por las grandes calles de la ciudad, nos lleva a los suburbios, a los lugares aún en ruinas, incluso se introduce en el interior de la cúpula Genbaku. En una aproximación documental, o neorrealista, se nos muestra la ciudad y a sus gentes, tal como son, tan sólo siete años después; a partir de aquí la trama adopta un enfoque "periodístico", se podría decir, para desarrollarse de manera episódica: la protagonista, en su peregrinaje de redescubrimiento del lugar, irá encontrándose con familiares, amigos, viejos conocidos y alumnos. Cada uno con una historia que contar, un peso sobre sus espaldas, una tragedia que ocultar y un ser querido al que llorar.

Esto permite plantear una visión colectiva del desastre y las terribles cicatrices que ha dejado. A un lado niños huérfanos y viudas, al otro mujeres estériles o pobres sin hogar que mueren de radiación; empleando el director un estilo de fórmula del melodrama bastante simple entramos en la vida de todos ellos junto a Takako, compartimos la pena, el dolor y en especial la resignación. Esto es algo sorprendente: la hermana de un antiguo alumno suyo reacciona avergonzada, incluso molesta, al mencionar él su matrimonio, pero de un modo indiferente con respecto a su cojera, provocada cuando le cayeron los escombros de la casa.
Es el estoico espíritu japonés. La resignación al desastre, porque no hay otra cosa que se pueda hacer; y al mismo tiempo los ciudadanos obtienen de este sentimiento derrotista la fuerza necesaria para agacharse, apartar los escombros y las cenizas y reconstruir. No hay muchos personajes que se lamentan de su estado actual, simplemente aceptan las heridas, algunos recordando un pasado más feliz; los terrores que despertaron en muchos políticos cuando la película llegó a proyectarse en 1.953 en el Festival de Cannes fueron del todo innecesarios.

Y la razón es que Shindo se abstiene de comentarios sociales, políticos o de denuncia, él sólo se acerca al drama íntimo de los afectados; el viejo vagabundo medio ciego Iwakichi es el único que expresa su ira por su situación, pero nunca muestra un sentimiento anti-americano literal...únicamente contra la misma bomba, contra la guerra en términos generales, igual que la alumna moribunda ("La guerra es el peor de los males, es el Infierno"). Por otro lado la figura de la maestra sólo causa alegría en sus pupilos y allegados; debido a que la mayoría han quedado huérfanos ésta parece tomar el papel de madre protectora que ha regresado para consolarles...
Su viaje describe una interesante parábola que empieza en el hogar destartalado de su conocido Iwakichi, surgiendo un drama centrado en Taro, su nieto, del que ella desea hacerse cargo y ofrecerle un futuro lejos de las ruinas, la pobreza y la radiación. Derrotada tras la negativa egoísta del viejo de apartarle de su lado, no será hasta recorrer todos los hogares y observado de cerca la fatalidad de muchas familias que haga firme su decisión de "adoptar" al pequeño; aun constantemente silenciosa y expectante, se produce una evolución interior en la joven maestra a lo largo de la trama.

Como tantas otras veces, Shindo quiere que de algún modo la esperanza permanezca contra las calamidades y el horror; por otro lado "Genbaku no Ko" posee algunas de las secuencias más terribles (y poderosas) de su carrera y de la Historia del cine, y esas son las de la recreación de la destrucción de Hiroshima, al principio de la película...
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Chris Jiménez
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3
17 de mayo de 2024
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Al sr. Kaneto Shindo, que con 91 años ya debió retirarse mucho antes de iniciar este extraño experimento, le interesó volver a tratar el tema de los trabajadores inmigrantes en Japón, y en esta ocasión se centró en las aldeas pioneras de la prefectura de Aomori, viajando así hasta Towada...

Y hay que dar las gracias a los periodistas del lugar, quienes le pusieron al corriente sobre algunas viejas historias ocurridas en tiempos antiguos en la región, porque de ahí surgió "Fukuro", si bien la premisa remite a obras anteriores como "Onibaba" y "Kuro-neko", iniciada con dos mujeres, madre e hija, que se retuercen de hambre en el interior de una casa tan espaciosa como cochambrosa; una lechuza parece observar desde lejos constantemente los hechos. ¿Los motivos de haber acabado en esta situación? Ya los sabremos. Nosotros llegamos en ese momento en que deciden dar un vuelco a sus vidas.
Y la solución es hacerse pasar por prostitutas, atraer a hombres para robarles el dinero y asesinarles. No pasa ni un cuarto de hora cuando estamos observando este poco fiable escenario único, cual obra de teatro: madre e hija (Shinobu Otake y la todavía jovencita Ayumi Ito) se han acicalado bien y un hombre ha llamado a su puerta, el constructor de una presa que está siendo construida cerca; tras una breve interacción le piden el dinero, la madre se acuesta con él y le envenenan. Este, señoras y señores, es el proceso que se irá repitiendo durante un 1.er acto de más o menos una hora...pero las dudas y las preguntas ya se han acumulado sin orden ni concierto.

Primero: ¿cómo han conseguido disfrazarse tan hábilmente si en esa casa no hay absolutamente nada? Segundo: ¿por qué ahora llega tanta gente allí tras, deducimos, años de estar solas entre esos bosques alejados de la civilización? Cosas que no se explican del todo bien. Tercero y más importante: ¿cuál es la intención? En este lugar se agolpan muchas ideas: para empezar estas mujeres, muertas de hambre, deciden robar y matar por necesidad, y las víctimas son sólo hombres. ¿Acaso se plantea una venganza femenina contra una estructura social, un sistema jerarquizado y dominado por el poder masculino?
Si es así...¿es necesario que estas damas tengan sexo con cada hombre que abre la puerta? ¿Cuál es la razón si el objetivo es robarles todas sus pertenencias?, ¿no deberían matarles sin más? Estos personajes lo perdieron todo, sí, pero al menos Shindo podría haberles permitido conservar algo de dignidad (e inteligencia), y si ellas deciden matar por necesidad, ¿hace falta una justificación? Se supone que no, la pobreza es suficiente, pero el guión quiere ir más allá y en boca de la protagonista averiguamos que forman parte de una comunidad de emigrados de China durante la 2.ª Guerra Mundial, reubicados en esa aldea remota por el Gobierno y finalmente abandonados a su suerte.

Toda esta revelación de su pasado pretende justificar sus actos de robo y crimen. Pero, una vez más, ¿es necesario? La madre y la hija de "Onibaba" hacían lo mismo porque la pobreza las había sumido en la miseria, pero la guerra, aun estando presente, quedaba lejos. Shindo quiere usarla esta vez de excusa barata, ya que, por mucho que estas mujeres y sus familias hayan sido maltratadas por el Gobierno de otro país, ¿qué derecho les da matar a personas que nada tienen que ver con su situación actual?, y no a políticos millonarios, sino a simples trabajadores y funcionarios...
Por culpa de estos sinsentidos es imposible empatizar con las mujeres y más fácil hacerlo con esos hombres que han tenido la desgracia de ir a parar allí y, pobres gilipollas ellos, de caer todo el rato en la tentación sexual (¿de verdad ni uno es mínimamente listo para rechazar la invitación?). Por otro lado el director quiere amenizar la historia cambiando drama por humor negro, ese tipo de humor desagradable e incómodo que tanto gustaría a Shohei Imamura...pero incluso así la estructura se vuelve tediosa hasta la náusea. Repetitiva y por cierto igual a la de "Freeze Me", que Takashi Ishii realizó en las mismas fechas (solo que esta vez las mujeres no son las maltratadas, sino las que tienen el poder).

Shindo, como de costumbre, critica muchas cosas utilizando la verborrea de sus personajes: la discriminación racial, la injusticia del pueblo japonés hacia sus conquistados, el insignificante papel de femenino en un sistema social controlado por hombres, la inutilidad de los funcionarios públicos y el sufrimiento que la guerra causó a todos (siempre el fantasma de la guerra que no puede faltar en su cine pero que aquí sólo es un mero pretexto). Durante el último acto la historia mejora ligeramente gracias a la aparición de dos personajes clave: un tipo medio imbécil que trabaja para inmigración y se enamora de la hija y un joven familiar de las mujeres (y que comentaré en la Zona Spoiler).
El guión quiere hacerte creer lo importante de este último personaje, pero al ser la estructura episódica y repetitiva pierde todo peso y es simplemente uno más de los que llegan a la casa. La tenacidad para realizar a sus años una comedia negra como esta con la frescura y audacia de un director joven dice mucho de Shindo...pero pese a un interesante último tramo rematado con un toque onírico que mucho recuerda a "Kuro-neko", no se sostiene ni con pinzas el embrollo incomprensible y aburrido, a veces insoportable, en el que ésta va degenerando.

Para una historia intensa situada en un escenario único, y sin tener que salir del cine nipón, mejor acercarse a "2LDK", por ejemplo...
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Chris Jiménez
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8
16 de mayo de 2024
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Porque ser mujer en su realidad, es una desgracia. Sólo hay dolor, culpas, obligaciones y avatares. Tamiko lo sabe muy bien. Las desgracias se han extendido en su familia, esa es su gran carga, pero al menos, si algo puede hacer, es crear una vida, y soportarlo con coraje; para eso nació, para soportar.
¿Aún queda esperanza?

Kaneto Shindo se pregunta una vez más, y para no variar, sobre la condición de la mujer en la sociedad de su tiempo; con la Kindai Eiga Kyokai de nuevo a flote gracias al milagro de "The Naked Island", éste sigue incansable sin dejar sus métodos tradicionales de producción, y para la presente se establece en un salón público de Hiroshima junto a todo su equipo, cual comuna, viviendo con el mínimo posible ya que el presupuesto y los medios, como de costumbre, son precarios. La ciudad le presta una ayuda vital que se refleja en la historia.
"Haha" contará la historia de una ciudad, sí, pero iniciada desde una mirada, la de Tamiko (no podía ser otra que Nobuko Otowa, claro), quien durante los primeros minutos se expone ante nosotros sin ninguna restricción, del mismo modo que la pareja que apasionadamente se besa en la habitación del hospital y es observada por ella desde lejos. El abatimiento en su cara refleja un gran anhelo, el de ser otra persona; su visita es a causa de su hijo pequeño Toshio, diagnosticado con un tumor cerebral que le está dejando ciego y para el que hay pocas esperanzas, o tal vez ninguna. A partir de aquí nos metemos dentro de la cabeza de la madre, que experimenta una crisis cuya importancia se mantendrá en suspenso.

Una vida de la que sabremos muchas cosas ya que se nos contará de muchas maneras: a base de recuerdos, de conversaciones, de revelaciones de segundos personajes a terceros; la película toma una forma origami y se abre continuamente. Tamiko procede de una estirpe que regresa al pasado del director, y del mismo modo que su padre llevó a la ruina la hacienda por culpa de sus deudas aquí también hay un padre ausente que abandonó a la familia en el peor momento y además fue infiel a su esposa; dando vida a la madre de Tamiko, Haruko Sugimura, en cada pliegue de su rostro y en cada mirada, refleja una dolorosa insatisfacción, un pesar asfixiante.
El espacio dentro de su hogar es minúsculo, y siempre queda desplazada a un rincón, desde el cual expulsa sus penas como un veneno; Tamiko es su completo opuesto, no se llegó a atar a sus dos anteriores maridos y prefirió vivir sola con su hijo, pero mucho de ese pesar y desprecio familiar han germinado dentro de ella. Así, de vez en cuando, Shindo cruza la línea y nos hace escuchar sus deseos interiores, deseos de destrucción y asesinato de una mente en proceso de desequilibrio; por desgracia todo queda en eso y nunca se profundiza más de allá del mero deseo.

La voz de Sugimura, repitiendo a esas desagradables madres conspiradoras y desconfiadas que ya encarnó para Ozu, no oculta los secretos de la vida de su hija (en realidad se los cuenta a un nuevo pretendiente, interpretado por otro obligatorio de Shindo, Taiji Tonoyama), y cómo ésta empezó a quebrarse desde el nacimiento de Toshio. Aquí primero el matrimonio y luego el embarazo parecen ser piedras a la espalda de la mujer, que ya queda marcada por ambos; sin corresponder al amor que le brinda su ya tercer marido, Tajima, Tamiko está devorada por un anhelo absoluto.
Anhelo de poder ser libre de la carga de su hijo, de poder amar como otras mujeres hacen, de una independencia económica que no la rebaje al poder de otro hombre, pero los suburbios de Hiroshima no es el lugar adecuado para soñar, y si algo distingue a Tamiko es que sueña por encima de sus posibilidades; Shindo nos pone en esta tesitura a partir de la cual es difícil aceptarla de un modo transparente: por un lado exige dinero a una madre que subsiste a duras penas, no muestra cariño por un hombre bondadoso que ha pagado la operación de Toshio, quiere comprar a éste caprichos y llevarle a una escuela a sabiendas del poco tiempo que le queda...

(CONTINÚA LA CRÍTICA EN ZONA SPOILER)

Inclinando la historia hacia la tragedia con bastante crueldad Shindo plantea la maniobra opuesta a la de Ozu, porque si éste prefería mostrar el modo en que las consecuencias de una terrible situación trastocaban las vidas de sus personajes, el primero se recrea en el impacto dramático para implicar directamente al espectador junto a quienes lo están sufriendo.
Hay que elogiar también su ambición a la hora de desarrollar la trama de "Haha": lo que empezó como un simple drama íntimo entre una madre y un hijo se extiende a una visión mucho más amplia sobre la mujer, el sexo, la familia y la sociedad, hasta llegar a la misma fatalidad de la Historia de Japón. Una lástima que algunas partes del guión terminan siendo erráticas y queden cabos sueltos (el pasado de Tamiko, por el que se pasa de puntillas, la relación entre ella y Haruo y sobre todo éste, cuyas acciones son inexplicables y cuya trama secundaria está fuera de lugar dentro de la principal...).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Chris Jiménez
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