La ira es un pecado extraño y diferente: quien la emplea no persigue algo para sí mismo ni tampoco tiene por qué ser un acto egoísta. La ira no siempre es irracional e incluso en ocasiones puede estar justificada. Dante describía la ira como "amor por la justicia pervertido al resentimiento".

Quizá por eso el gran Humphrey Bogart no sea una persona que detestes en esta película; quizá por ello el giro postal a nombre "pedazo de" te haga sonreír; quizá por eso sea tan atractivo el personaje (a parte de su "chispa")...

La ira es también algo destructivo, no conduce a nada sino al dolor físico y/o emocional y cuando la ira puede justificarse, deja de ser ira. A menudo es muy difícil entender la causa de la ira de otra persona y muy difícil explicar la tuya propia. Así, la incomprensión ante la ira puede llevar ante la propia ira o ante el miedo: y Laura no se deja llevar ante la ira.

Quizá por ello no quieres que Laura siga escuchando a la gente; por ello protestas cuando Steele se enfada porque Laura no le haya dicho que le ha llamado la policía; quizá por eso estás esperando toda la película que se descubra el crimen.

Porque el crimen en el fondo te la pela,; cuando Laura reserva los billetes de avión te da exactamente igual si la ha matado él o no, los que han muerto han sido ellos.

Creo que el amor de la pareja que esta película demuestra es porque, como dice Steele, no son ellos quienes están diciéndose una y otra vez lo mucho que se quieren, sino que se ve en cosas cotidianas, como preparar un desayuno. Menos mal que fue Nicholas Ray quien ponía la cámara.
La primera vez que la vi estaba convencido durante el enamoramiento de que es ella quien le "salva" a él. Cada vez que la vuelvo a ver estoy más convencido de es a la inversa. No sé si me convence más la actuación de ella o él, pero ambas son magistrales.

Resumiendo: A un amor infinito lo divides entre la ira y le restas el miedo = desazón.