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Estados Unidos Estados Unidos · Chicago
Críticas de Donald Rumsfeld
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Críticas 80
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
1 de diciembre de 2017
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hasta hace no mucho prefería mirar hacia otra parte cuando alguien comentaba lo buena que era la historia de una película. Pensaba que en en el mejor de los casos podían ser correctas, pero que, por muy buena que fuera la película, nunca podrían acercase a la calidad narrativa que posee una novela normalita. Mi criterio se fundamentaba tanto en la complejidad y profundidad de la narración como en el control del que dispone el artífice de la obra. En una novela el control es absoluto y el tiempo ilimitado; en una película, al ser mayor el número de factores y condicionantes que intervienen en el proceso, el control es menos preciso y suele haber puntos en donde la narración se debe sacrificar ante el diseño de producción, el reparto, los efectos especiales o un simple plano de contextualización. Así, mientras una novela fácilmente puede alcanzar una tonalidad característica que se mantiene coherente página tras página, en el cine, en la medida en que funciona como una amalgama de elementos, las tonalidades son menos concretas y definidas. Por poner un ejemplo: es muy difícil ser ambiguo cuando tienes que sumar rostros, música, palabras, escenarios… ya que la ambigüedad sólo se puede lograr en la medida en que se controlan los recursos desplegados.

Por otra parte, las series siempre habían estado supeditadas al medio televisivo: al infame doblaje, a anuncios que rompen el ritmo, al formato de imagen, a un sinfín de obligaciones contractuales… Sin embargo, la expansión de las pantallas panorámicas en los hogares, los sistemas de sonido domésticos y las nuevas plataformas de servicios audiovisuales han cambiado por completo el escenario y las reglas del juego.

Todo el mundo lo sabe: vivimos la edad de oro de las series. Las razones fundamentales son: la independencia de la que gozan estas plataformas y los riesgos que se pueden permitir asumir, las posibilidades de elaboración audiovisual que ofrecen los formatos panorámicos y de sonido envolvente, y, sobre todo, la posibilidad de desarrollar tramas y personajes con una libertad y complejidad sin precedentes.

Narrativamente, Los Soprano no tiene nada que envidiar a la mejor novela de Mario Puzo. The Leftovers a una de Saramago. Making a murder a El Proceso. Weeds a En la Carretera.

Pero también, y en ocasiones esto puede resultar aún más importante, son especiales por el mismo hecho de tener rostros. De ver crecer, literalmente, a sus personajes; de compartir periódicamente un rato de nuestras de vidas con ellos (motivo por el cual tendemos a sobrevalorarlas) mientras nosotros crecemos a su vez.

En resumen: Las series actualmente se pueden beneficiar tanto de las ventajas del medio cinematográfico -es mucho más fácil empatizar con algo que tiene rostro, construir una atmósfera con música, establecer un ritmo mediante el uso de los planos-, como de otras características (duración, menor necesidad de ser rentables, mayor libertad y control...) que tradicionalmente habían estado reservadas al ámbito literario.

En definitiva, es la edad de oro de las series porque es el nacimiento de un nuevo medio de expresión artística. Si el siglo XX fue el siglo el del cine, el XXI, de momento, es el de la serie.

Añadan a esto un factor paralelo: la fuga de talento del cine hollywoodiense. Está claro que si juntas a guionistas cojonudos, directores talentosos, técnicos que se conocen todos los trucos, actores de primera, y permites que se comprometan en algo que les gusta, algo muy bueno tenía que acabar pasando.

Weeds es solo una prueba más de todo lo anterior.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Donald Rumsfeld
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El triunfo de la voluntad
Documental
Alemania1935
7,4
5.317
Documental, Intervenciones de: Adolf Hitler, Josef Goebbels
6
20 de noviembre de 2017
4 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Triunfo De La Voluntad no es un documental. No pretende informar ni enseñar; pretende manipular y adoctrinar. No es didáctico; es confuso. Intelectualmente, su valor es nulo. Y artísticamente sólo puede aspirar a la categoría de anuncio.

Quizás pueda ser el anuncio rodado con más medios, pero ni de lejos el mejor. Cualquiera de las importantes de Einstein, con muchos menos recursos, es plásticamente superior. Esta no sólo es fea, es decididamente cutre.

El Ecce homo de los documentales.

Es decir, cómo se usan los recursos formales para transmitir el contenido. Cómo los medios se adecuan al mensaje. Según Hitchcock, Truffaut, Wells o Kubrick el elemento formal más importante del cine es el montaje. ELTDLV sólo es una sucesión de escenas. Es reiterativa. Pero no tiene ritmo. No hay nexo. No hay planteamiento, ni contexto, ni tesis. Nada. Solo propaganda.

Dicen que si los encuadres, la iluminación y bla bla bla. Tan solo apuntaré que para 1935 Murnau ya había grabado su obra al completo. Por favor, Intolerancia es de 1916.

Y añado: Si con el mejor equipo técnico del mundo y sin límite de presupuesto sólo eres capaz de hacer eso, no puedes ser tan bueno.

Testosterona. Líneas rectas. Gente babeando. Antorchas. Sarta de tonterías. Gente con cara de cabreo. Tías húmedas al ver al líder. Rectángulo. Gente disfrazada. Himno. Aplausos.

Multiplícalo por un millón y ni siquiera andarás cerca.

Es tan mala y tan aposta que sospecho que ni siquiera la propia Leni podía creer en lo que hacía.

Su único valor positivo es estrictamente extra cinematográfico. En parte sociológico, en parte propagandístico. Profecía de todo lo estaba por venir. Y sigue llegando.

Más antorchas. Nos encanta la tradición. (Bueno, y también las V2 y el Zylon B). Cuadrado. Himno. Desfile. Rectángulo. Esto sí que debe ser abstracto y no de lo de Kandinski.

Juro que no me debí enterar de nada.

Eso sí: El uso del lenguaje cinematográfico estaba al mismo nivel que los monólogos. Si no fuera por lo extra, podría parecer una comedia. Chaplin, por supuesto, no tardó en darse cuenta. Aunque sus gruñidos resultaban bastante más coherentes.

Vaya cacao mental tiene el señor del bigote. O eso o es que no tiene ni puta idea de lo que está hablando.

Pobre Nietzsche ¿o se refiere a Schopenhauer? Pobre Wagner. Pobres alemanes. Pobre humanidad.

Nadie se merece ni un solo anuncio más.

Save Europe.

A ver, sí, primer plano, plano medio, panorámico, visión aérea. Pobre Wagner. Todo muy correcto. Cuadrado. Antorcha. Cántico. Pero no especialmente complejo. Bueno, mira, un romboide. He visto columnas dóricas con más grado de detalle.

Como si a Kandinski se le arrebatara el color. O a la “filosofía” de Nietzsche la poesía. O a la lógica el orden. O las palabras el sentido. O al cine el montaje.

En realidad, es una obra pionera en el uso del reciclaje. Todo es material reciclado. Y también de derribo. Increíblemente todo resulta ser melting pop sin orden alguno. Bueno, os lo advierto, hay muchos cuadrados.

A ver, ¿no se suponían que eran unos amantes del orden y la pureza? Porqué después de ver este anuncio es difícil explicar cómo podían lograr atarse los cordones. Si esta obra refleja de alguna manera el modo en que procesaban la información estaríamos hablando de un cuadro clínico muy chungo. Irreversible. Y todas luces contagioso: Michel Bay y George Lucas han manifestado los mismos síntomas. Y donde digo Bay y Lucas quiero decir Marvel.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Donald Rumsfeld
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7
8 de octubre de 2017
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
-…y es que en El Pentágono están muy preocupados por las enorme inversion que están haciendo Chinos y Rusos en desarrollar una IA que gestione… bueno, ya sabes.

-No te preocupes, Donnie. Recuerdo como si fuera ayer el primer congreso que hubo sobre IA. Fue a mediados de los sesenta. En el MIT, claro. Los allí presentes aseguraban que en 10 años tendrían una IA equivalente a la del ser humano. Ah, cuanta soberbia e ignorancia.

-No es eso. Ya sabes que esta gente lo hará por la única razón de que pueden hacerlo. Son así. No importa que sea una IA de tipo humana o no. Finalmente lo harán. Lo haremos. En ciertos sentidos ya ha sucedido.

-Mira, la supercomputadora más potente hasta la fecha tiene la misma capacidad de cálculo que el sistema nervioso de una cucaracha y la misma inteligencia que un corcho. Olvídate de Blade Runners y Terminators. Eso es algo que no va suceder en este siglo. Al menos no con la electrónica. ¿Te has tomado la pastilla?

-Sí. Pero olvidas que seguro que hay muchas cosas que se nos han pasado por alto. Y pasas por alto el factor más importante: el azar. Stepehen Hawking y otros han asegurado que la creación de una IA podría ser el error definitivo de la humanidad. No es un Blade Runner y sus emociones lo que me preocupa. Es Skynet. Es HAL. Recuerdas Juegos de Guerra. Yo siempre he estado a favor de modernizar el ejército y del ejército como columna vertebral de de los USA. Exactamente igual que lo que pretende hacer la UE ahora, tras la salida de Inglaterra. Pero esto es demasiado arriesgado.

-¿Y qué me dices de la ambientación? Realista o no, yo la encuentro magistral. Quizá en la medida en que se globaliza pierde algo de la claustrofobia y opresividad de la anterior. Es inevitable. Pero simultáneamente es esa globalización (sello de la posmodernidad) la que le permite mostrar con más detalle ese futuro distópico. Ser más exacta en su radiografía. Más profética.

-Sí, Joyce, visual y auditivamente es apabullante. Te golpea con imágenes que cortan el aliento y sonidos sacados del mismísimo infierno. Afortunadamente no hay lugar aquí para la épica de garrafón del señor Zimmer. Pero también es cierto que la primera ya creó un subgénero por sí sola y eso hace que ésta ya no resulte tan chocante y novedosa como aquella. Además, tú sabes que en Hollywood son los mejores en esto. He perdido la cuenta de las películas visualmente epatantes que se han estrenado tan sólo durante el último año. Desde Alien: Covenant hasta John Wick II pasando por Transformers V, Kong o La guerra del Planeta de los Simios. En Hollywood llegar a la perfección formal es sólo cuestión de tener pasta y buen gusto. Y ellos saben que justo esa perfección es lo que les diferencia de la industria de cualquier otra nación. Es su especialidad. Y por eso abusan de la ciencia-ficción, género especialmente propicio para las fantasías digitales, todo cuanto pueden. Muchas de estas películas están tan delimitadas por sus envoltorios visuales que incluso prescinden ostentosamente de un guión elaborado, de un argumento. Son solo forma. Y su significado viene de esa propia forma. En Transformers eran tan autoconscientes de esto que incluso ironizaban al respecto.

-Como en cualquier sinfonía. Y nadie las machaca sólo por eso. Hay muchas formas diferentes de hacer una película. Pero sabes que este no es el caso, que aquí más bien lo que sucede es lo contrario. Esta película no puede ser tan equilibrada como en la anterior precisamente porque es mucho menos esquemática. Mucho menos. Y no puede tener ese montaje tan milimétrico porque es más ambiciosa: hay subtramas que tienen su propia identidad. La anterior no más que era un thriller distópico y una fantasía masculina sobre el telón de fondo de la IA. La narración fluye a trompicones y luego simplemente para, jugándoselo todo a la carta de su fastuosa ambientación. En 2049 la naturaleza de esa inteligencia y las relaciones que establecemos con esa otra especie, o ella entre sí, o nosotros entre nosotros, son el centro exclusivo de la película, como en Arrival, y el thriller es la excusa. Además, también tiene más niveles de significado (de nuevo nos encontramos con un Muro), personajes y ambientaciones que la anterior. En definitiva es menos neón y cyberpunk que la anterior, pero también es más dura, seca y angustiosa. Más trágica y menos lírica. Menos equilibrada y más fluida. En su conjunto es esencialmente tan cruel como aséptica, tan elegante como pesimista.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Donald Rumsfeld
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8
5 de septiembre de 2017
8 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes que nada: Valorar una serie en función de cuanto nos haya satisfecho su desenlace es confundir la parte con el todo. Muchos lo hicieron con Perdidos, olvidando todas esas horas angustia, incertidumbre y tensión que previamente nos había deparado. Allí pasaba lo mismo que con los trucos de magia: lo que importa es el momento, el instante en que somos sorprendidos por lo imposible, por lo impredecible, por lo incomprensible. Valorar una obra únicamente por su desenlace es como valorar un truco de magia según lo que nos agrade el mecanismo por el cual hemos sido “engañados”. Es no entender qué es la magia. Y Toda narración es un truco de magia. Tema central en la serie que ahora nos ocupa.

Y ahora permitid que yo haga lo propio con The Leftovers: Sus dos primeras temporadas son muy buenas; la tercera es acojonante. Si en las dos primeras asistimos estupefactos a un planteamiento de situaciones y desarrollo de personajes que asombra por su originalidad y profundidad (algo imposible sin las alucinantes interpretaciones de los protagonistas), en la tercera todo ello encuentra su rúbrica sin la más mínima estridencia o desliz. Es un ejercicio de síntesis en el que temas que hasta ese momento parecían imposibles de tratar en una pantalla (Orson Welles lo hizo en Fraude pero de forma muy diferente: ¿el primer falso documental?) parecen haber encontrado directamente su forma definitiva.

Vayamos al grano: Algo no sucede hasta que no tiene una interpretación. Dicho de otra forma: Si una rama cae en el bosque y nadie la oye ¿hace algún ruido al caer? Los sucesos que nos narra en la serie son interpretados por sus personajes. Ellos construyen su propia narración. Ninguno de ellos es idiota, todos son complejos y algunos son extraordinariamente inteligentes. Cómo interpretan lo que no tiene sentido. Cómo interpretan el truco de magia. Nuestro entendimiento nos fuerza a extraer sentidos allí donde quizás no haya ninguno. Cojamos como ejemplo el personaje de Nora Durst. Alias The MILF. Quizá creáis que llegado un punto ya la habéis calado. Y posteriormente descubráis que ni siquiera os habías acercado. Y así cada vez que habla. Que vosotros también habéis sido víctima de un truco de magia y hayáis estado viendo algo que sólo sucedía en vuestra imaginación. O no.

Al igual los personajes, aquí estamos condenados a buscar un sentido allí donde quizá no haya ninguno. Sin trampa ni cartón. Sin soluciones definitivas. Sin respuestas absolutas. Como la vida misma. Otra narración.

Que de repente desaparezca un 3% de la población en verdad no es mucho más sorprendente que el hecho de existir. La mayor parte de la población cree que la causa última de nuestra existencia es Dios. ¿Por qué si desapareciese ese 3% deberían buscar otra explicación? O no buscarla en absoluto. Fijo que es el apocalipsis. Pero ¿qué es el apocalipsis? Acaso podría ser algo más que la conceptualización y (hoy, ya, ahora mismo) materialización de nuestras tendencias (auto)destructivas.

De hecho, hoy, ya, ahora mismo, gran parte de la humanidad está firmemente comprometida no sólo cono nuestra propia autodestrucción sino con la aniquilación de la vida en la tierra tal como la conocemos. Acaso puede haber narración o fantasía más egocéntrica que aquella por la cual pretendemos que tras nosotros solo quede el desierto. Quizá solo aquella que afirma que fuimos hechos a imagen y semejanza de Dios.

Protestantes. Baptistas. Anabaptistas. Adventistas. Culpables Remanentes. Católicos. Cienciólogos... El 98% de los estadounidenses afirma creer en algún Dios. Así estamos todavía. En una ciudad llamada Milagro.
Todo objeto o suceso es susceptible de contener el significado que nosotros le queramos dar. Borges encontró el Zahir mirando la vidriera de una puerta. Y ya estaba un poco ciego. Los personajes de The Leftovers no sólo cubren las dos lecturas más obvias y extremas (racional e irracional) sino también el espectro intermedio y gran parte del de ultratumba. La luz al final del túnel: Kevin Garvey dándose unas zambullidas. Cualquiera de esos impresionantes monólogos de ida y vuelta en los cuales asistimos atónitos al pensamiento estrellándose contra el lenguaje, a los personajes estampándose contra su situación. A los límites de nuestro control. A la imposibilidad del por qué.

<<Bueno, caballeros. Hagamos la parte difícil, ¿sí?
Yo, Patricia Levin, como Secretaria de Defensa, invoco el Protocolo Fisher, que anula el freno del corazón, conforme a la autoridad de Mando Nuclear asumido en el artículo 2º de la Constitución.
El Presidente hará una incisión a dos centímetros del esternón del voluntario, así tendrá acceso inferior a la caja torácica y podrá extraer manualmente la llave de lanzamiento de detrás de la aurícula izquierda.
Como reconocimiento del servicio, el voluntario recibirá una medalla de honor congresal post mortem, si el congreso existiera, que no será el caso>>.

Si hay un Dios, que se apiade de tu alma. Pero no lo hay.
Donald Rumsfeld
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5
11 de julio de 2017
7 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
-Claro. Lo que sucedió difiere mucho de lo que cuentan en la serie. A ver, no te digo que en las novelas de R. R. se diga abiertamente, más bien está en el subtexto. Es pura lógica. Esos cuerpecitos no se alimentan de aire. En una sola palabra: Proteínas. Suma a la estatura el notable volumen de masa muscular que caracteriza a los habitantes de los Siete Reinos y el resultado siempre será pollo. Mucho Pollo. Y esas pieles necesitan verduras, frutas, legumbres, una dieta en condiciones. Y qué me dices del pelo o los vestidos. Estamos hablando de un problema de logística muy jodido. Ya no se trataba de una batallita aquí y un polvete allá… Imagina campos de pollos, interminables campos donde los pollos ya no nacen, se los cultiva… mediante magia negra para satisfacer las insaciables necesidades avícolas de la población. Pues eso solo es principio. Porque detrás de los pollos malditos llegó una horda de nutricionistas, cirujanos estéticos y profesores de pilates dispuestos a arrasar con todos los carbohidratos. Ni uno sólo vivió para contarlo. Cuenta la leyenda que Winterfell llegó a ser el sitio con más gimnasios por kilómetro cuadrado de todo el planeta…

-¿Seguro que eso viene los libros?

-En el subtexto. Pero vaya, en la serie dicen millones varias veces. Y cómo se podría mantener ciudades o ejércitos así con una tecnología más bien medieval. Sólo mediante magia negra. Matemática básica. Pongamos dos millones de personas, a medio kilo de pollo diario (los chicos tienen que estar en forma para la batallita de turno) serían no menos de 400.000 pollos sacrificados diariamente. Si no fuera por la magia no podrían ni alimentar a los pollos. El primo de Saruman debía quedar agotado de tanto hechizo agroalimentario. Te digo que no le pagaban lo suficiente. Y con ese clima. Pufff. Así que desde sus mismos inicios todo el sistema productivo de los Siete Reinos estaba seriamente comprometido. Vivían en una burbuja especulativa de magia negra y plumas de pollo.

-Bueno, vale, ¿pero qué me dices del guión? He oído que la gente encontraba reminiscencias shakesperianas.

-Y es verdad. Si coges una obra de Shakespeare y le que quitas el ritmo, la intensidad, la trama completamente medida, la profundidad psicológica, el humor, el ingenio, el humanismo y el virtuosismo verbal, lo que quede debe parecerse a una reminiscencia de algo. Ahora añade un montón de violencia hiperrealista, espectácular y completamente absurda. ¿Tú has observado bien cuál es la visión que da la serie respecto a los procesos que rodean al poder? Drama de alcoba ¿no? Bueno, observa bien y te darás cuenta de que siempre hay unas tetas de por medio. Literal y metafóricamente. ¿Ves las tetas? No, eso que tiene en la boca es un chorrito de semen, que viene de chupársela a otro. Mira las tetas bien y dime qué es lo realmente importante ahora. En realidad, la trama, que tampoco va a ningún sitio en concreto, es sólo la excusa para enseñar estas y muchas otras. Hay cantidad de ellas y siempre de manera completamente gratuita. Por si tienes dudas aquí tienes otras dos.

-Lo que no podrás negar es que el diseño de producción es como el de las películas.

-Ehhh, estoy casi seguro de que muchos de los que comparan en un nivel visual las series con el cine también podrían hablar sin remordimientos de reminiscencias shakesperianas. Mira, no quiero entrar en detalles, pero el formato que usan las series no tiene el contraste suficiente para permitir que el brillo marque bien los colores, por lo que la composición de los planos no requiere el mismo grado de elaboración que en una película. Luego también está el formato de la imagen, la distancia de la cámara, la calidad de los efectos visuales y de sonido, y así hasta el montaje. Es algo que afecta a todas las series en mayor o menor medida, debido, precisamente, a la logística del proceso, por lo que difícilmente podrá cambiar a medio plazo. Así que toda comparación en este punto resulta un tanto ridícula salvo que la película sea muy cutre. Pero incluso en el plano de las series las ha habido mucho mejor acabadas formalmente, The Pacific probablemente sea el listón a superar. Mel Gibson contrató a todo el equipo técnico de la serie para Hacksaw Ridge y los puso a trabajar en el elemento icónico de su filmografía.

-¿Icónico?

-Sí, el potro de tortura. Lugar por el que Mel siempre ha sentido una especial predilección. Todas sus películas tienen potros. Y créeme que no son parte del decorado. Más bien se corresponden exactamente con los momentos cumbre de cada película. Sin embargo, como el es un hombre con amplitud de miras, los potros clásicos, con sus limitados aforos, se le quedaba pequeños, así que decidió deslocalizarlos sobre unas cuantas hectáreas y puso a los chicos de The Pacific a trabajar en ellas. Luego, por aquello del masoquismo, está que al protagonista eso le daba gustito, y Mel, por supuesto, sabe aprovechar la ocasión para alargar la escena cuanto es posible.

-Oye, creo que te has ido del tema.

-Sí, yo creo que es así como Mel encuentra la inspiración. Piensa en potros de tortura y la creatividad le empieza fluir. Eso sí que son hemorragias creativas.

-Bueno, pues a como todos. Ya no sé de qué…
Donald Rumsfeld
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