Antoine Fuqua es un director especializado en cine de acción en el que la ideología conservadora norteamericana queda muy evidente.
Lágrimas de sol contiene los mismos elementos fascistoides de Rambo, sólo que al estar protafonizado por unos actores más comedidos resulta más satisfactoria y tremendamente entretenida.
Una típica misión de salvamento por comando de élite se convierte en un gran anuncio sobre la necesidad de que ellos defiendan la paz mundial. Por otro lado no dudo de las atrocidades que se comenten por todas partes sean salvajes y totalmente injustas.
Bruce Willis cumple muy bien su rol, creo que es la última vez que lo ha hecho, porque desde entonces, la edad y los proyectos han ido de mal en peor.
Monica Bellucci, a pesar del maquillaje que la obliga a ir llena de barro, está preciosa.

Avalada por un premio menor en Sitges, la premisa parece interesante. en ningún momento se me ha hecho aburrida, pero he de reconocer que tampoco tiene nada de original al margen de su apariencia.
Como han dicho la mayoría de críticos el film está mas interesado en mantener una coherencia estética, que consigue, en algunos tramos me recordó a "carretera al infierno" como más luminosidad, que no en mantener esa misma intensidad en la narrativa, que parece episódica y difícil de seguir en su hilo principal.

Siento cierta reconciliación con Stephen Daldry, después de sus últimos intentos en que el drama desaforado hiciera mella en mi persona resultaran un fracaso.
El argumento de Trash me recuerda a otra película de Danny Boyle que no se menciona en las críticas que suelen compararla con facilidad con Slumdog Millonaire. En aquella película de Boyle unos niños se econtraban una maleta de dinero proveniente de la mafia.
La parte que mejor funcina es la de los chicos intentando descifar toda la gincana preparada por la víctima para desvelar el misterio que se esconde en la cartera que encuentran en un vertedero, lugar al parecer con menos basura que la que se encuentra en el mundo exterior llena de banqueros, policías y políticos corruptos.
Esta historia ambientada en Brasil, se asemeja también al hecho real que relata el documental "Seré asesinado", la víctima tiene la capacidad de planificar lo que debe suceder una vez él sea eliminado, y en que las nuevas tecnologías y youtube tiene un especial protagonismo.
El montaje es hábil, y los chicos están estupendos. Esto hace que la película se vea con interés, lástima que el conjunto adolezca de la fuerza que se supone tiene que contener un producto con semejantes ingredientes.

Estamos ante un western de aliento épico, de reparto glorioso, de dirección eficaz, que desearíamos que fuese mejor que lo que es realmente. No es que sea una mala, ni mucho menos, es casi notable, pero presumiblemente sus ingredientes daban para una obra maestra, al estilo de "Rio Bravo" o "El dorado".
Es de los últimos western de corte clásico que se rodaron en Hollywood. Los western posteriores adoptaron una estética más sucia, heredada del spaguetti o bien buscaron un tono más crespuscular, en muestra de un género que se estaba acabando, cómo también se acabó ese tiempo en el que los hombres cabalgaban juntos por las praderas.
Lo mejor: la música de Elmer Bernstein, después de su reputada sintonía de "Los siete magníficos" la mejor de su filmografía en el género western.

Sumamente entretrenido, este western no tiene ningún tipo de pretensiones.
Versión de atraco perfecto en el oeste, con dos grandes de la interpretación, seguros de vida para la taquilla y para hacer verosímil un relato que podría haber caido fácilmente en el ridículo. Con guiño incluido a los perdedores, tan efectivos en este subgénero que nación con "La jungla de asfalto".
John Wayne luce el mismo traje que en Rio Bravo.
Kirk Douglas tiene la peculiaridad de caer simpático en un rol que a otros odiarías.
Totalmente inofensiva y eficaz para distraer una tarde aburrida.