Quizás carece de la originalidad y frescura de la primera parte y también del humor constante de Toy Story 2. Pero esta tercera entrega de las aventuras de los juguetes mas famosos del mundo tiene un ritmo frenético e iguala en inteligencia a la primera película de la saga. El film tiene una trayectoria que viene siendo la habitual en Pixar en los últimos tres años: Buen comienzo, se atranca a la mitad y vuelve a un gran nivel en unos desenlaces siempre bien trabajados. Es cierto que es algo irregular en sus 90 minutos de duración, pero en los últimos 45 minutos coge ritmo y se embala, aunque en ese tiempo suceden tantas cosas que parece inexplicable como han metido tanto en ese espacio. El humor está presente, como siempre (el Buzz Lightyear andaluz y el Señor Patata-Tortita son dos momentazos).
Eso sí, sabe emocionar como pocas películas, y es así que por ello la emotividad es el punto fuerte de la genial Toy Story 3. Seguramente la mejor película de la saga