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Voto de Sines Crúpulos:
7
6,6
62.355
Drama. Terror
En un mundo moralmente plano en el que la ropa tiene más sentido que la piel, Patrick Bateman es un espécimen soberbiamente elaborado que cumple todos los requisitos de Master del Universo, desde el diseño de su vestuario hasta el de sus productos químicos. Es prácticamente perfecto, como casi todos en su mundo e intenta desesperadamente encajar en él. Cuando más intenta ser como cualquier otro hombre adinerado de Wall Street, más ... [+]
2 de junio de 2008
72 de 100 usuarios han encontrado esta crítica útil
El corte de película familiar que destila la cinta en su arranque hace más impactante su aspecto terrorífico, y mientras esto dura, resulta ciertamente interesante.
Y aunque es evidente que no tiene perdón de Dios decir que el Genesis de Phil Collins supera al de Peter Gabriel, es creíble y acertado poner ese discurso en boca de semejante ejecutivo de altos vuelos.
Me hace gracia cómo se exagera la trascendencia que le dan a aspectos livianos los seres que ocupan un puesto relevante en las oficinas de los rascacielos de espejo. Una tarjeta... color hueso, o blanco marfil, esa es la cuestión.
Mas de sopetón, la trama se pierde en el "ocurrió o no ocurrió, adivínelo usted, señor espectador", tan de moda en el cine del tercer milenio, y que a mí, personalmente, no me convence, porque me saca de mi leve ensimismamiento. Al principio les sigo el juego tratando de adivinar lo que pertenece a la realidad ficticia y lo que pertenece a la imaginación del protagonista, pero se me desvían las cavilaciones, y acabo pensando en mis cosas, que sé perfectamente, a veces por ventura, a veces por desgracia, que han ocurrido esa misma mañana.
Y aunque es evidente que no tiene perdón de Dios decir que el Genesis de Phil Collins supera al de Peter Gabriel, es creíble y acertado poner ese discurso en boca de semejante ejecutivo de altos vuelos.
Me hace gracia cómo se exagera la trascendencia que le dan a aspectos livianos los seres que ocupan un puesto relevante en las oficinas de los rascacielos de espejo. Una tarjeta... color hueso, o blanco marfil, esa es la cuestión.
Mas de sopetón, la trama se pierde en el "ocurrió o no ocurrió, adivínelo usted, señor espectador", tan de moda en el cine del tercer milenio, y que a mí, personalmente, no me convence, porque me saca de mi leve ensimismamiento. Al principio les sigo el juego tratando de adivinar lo que pertenece a la realidad ficticia y lo que pertenece a la imaginación del protagonista, pero se me desvían las cavilaciones, y acabo pensando en mis cosas, que sé perfectamente, a veces por ventura, a veces por desgracia, que han ocurrido esa misma mañana.