Definitivamente había que refrescar la memoria como antesala de “Blade Runner 2049” . Y era necesario considerando que la obra de Ridley Scott es más que una simple cinta de ciencia ficción. Es innegable la contribución de “Blade Runner” al cine y sobretodo dentro del género, no solo por su inconfundible estética, sino también por la posibilidad que nos brinda el argumento de realizar todo tipo de análisis, desde aspectos sociológicos hasta filosóficos. Pero también hay que reconocer que la misma cultura popular se ha encargado de engrandecer este film a travez del tiempo, reconociéndola como “película de culto”, olvidando que la verdadera pretensión de la cinta protagonizada por Harrison Ford era ser un Blockbuster más, que sucumbió ante la inmensa “E.T el Extraterrestre” de Steven Spielberg.
Algo que no está en duda, es que “Blade Runner” probablemente sea una de las mejores representaciones del sub género “Cyberpunk” en la historia del cine. Tampoco está en duda su cuidadoso apartado técnico, dotada de una espléndida fotografía, efectos especiales únicos para la época, el diseño de vestuario, la dirección de arte y la notable música de Vangelis. El problema de la cinta de Scott, radica en que a pesar de los diferentes trasfondos que pueda tener la narración en cuanto a los dilemas morales del héroe y las condicionantes del ser humano, estos no son abordadas de manera satisfactoria en el desarrollo. Quizá, ese sea el gran mérito de “Blade Runner”, que bajo un par de escenas y líneas brillantes en su guión, logró transmitir poderosa información que marcó a muchos, reafirmando la tesis que el poder de síntesis prevalece ante tantas habladurías.