Excelente muestra del pujante cine francés de terror, quizá la mejor, que dista mucho de la "americanada" que parece al principio: "Martyrs" se diferencia del típico producto yanqui en su empleo de una violencia óptica superlativa, unas actuaciones muy por encima de lo usual, y un espacio para el arte y la reflexión más allá de la sangre.

Una secta se dedica a la tortura con la esperanza de llevar a los mártires a un estado de sufrimiento tal que los ponga en contacto con el más allá y puedan revelar lo que hay tras la muerte (en griego "martys" significa precisamente "testigo").

La inspiración en otras películas es tenue, y la sensación que prima es estar ante un producto con personalidad propia. Dicho esto, esa secta de prácticas más que salvajes tiene ciertas reminiscencias de "Los sin nombre"; el terror entre ribetes lésbicos conecta vagamente con "Alta tensión"; y la manera en que irrumpen ciertas apariciones (más los rasgos semi-orientales de la actriz Mylène Jampanoi) entronca en algunos momentos con el terror asiático.

Siendo una película violentísima y sin apenas secuencias que no sean "fuertes", Laugier puntea la historia con momentos de una ternura no muy perceptible entre el espanto, pero también por eso llamativa: besar a una persona que se acaba de matar; acariciar los rubios cabellos de una niña muerta; recoger a cámara lenta un cuerpo que cae agonizante; lavar amorosamente un cadáver; coger la mano de la persona que estás torturando y darle ánimos "porque sólo falta una sesión más"…

También destaca su componente místico; ese trascender a un estadio superior a través del dolor (podríamos pensar en "La Pasión de Cristo", pero "Martyrs" no es una película nada religiosa dentro de su misticismo).

Gran revelación la de Mylène Jampanoi, actriz de exótica belleza (su madre es francesa y su padre chino). Tal vez estemos ante una nueva Isabelle Adjani.
La actriz marroquí Morjana Alaoui destaca menos al principio, pero también acaba haciendo un gran trabajo cuando le toca soportar el peso de la película en su atroz tramo final.