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Voto de harryhausenn:
9
Intriga. Thriller En un futuro cercano, el pueblo de Bacurau llora la muerte de su matriarca Carmelita, que ha fallecido a los 94 años. Algunos días más tarde, los habitantes se dan cuenta de que el pueblo está siendo borrado del mapa, al mismo tiempo que aparecen unos extraños forasteros. (FILMAFFINITY)
10 de octubre de 2019
52 de 64 usuarios han encontrado esta crítica útil
El universo aparece en una enorme pantalla. Estrellas y astros flotan, grabados en Panavision. La Tierra irrumpe en la imagen y al acercarse a nosotros, no es ni América del Norte ni Europa quien ocupa nuestro campo de visión, sino Pernambuco, localización improbable de las películas que empiezan con un plano del espacio. Allí conoceremos, en algún momento dentro de unos años como bien anuncian los créditos, el pueblo de Bacurau: una comunidad, otrora autosuficiente, que a duras penas sobrevive tras que una presa les cortase el acceso al agua.

No hay un personaje que podamos considerar el protagonista de la película, sino que el protagonista es el propio pueblo que da título al film. Al igual que en el cine de Einsenstein, en los albores del cine político, el protagonista es colectivo, la multitud que ha de rebelarse contra el opresor. Y se trata, de hecho, de una multitud de lo más varopinta: médicos, profesores, campesinos autónomos, criminales, putas, blancos, negros, mestizos, heteros, homos, cis y trans. La actriz que hace de Carmelita es una conocida activista indígena en la vida real. Sonia Braga en representación de la alta cultura carioca y el papel de Lunga, el sanguinario criminal exiliado recae en Silvero Pereira, una famosa drag-queen en el país.

Bacurau es una denuncia del futuro que alcanzó al equipo antes de terminar la película y que ya está aquí. Un modo de vida tradicional y sostenible que el poder quiere arrasar. Unas comunidades que han de ser exterminadas. Unos habitantes que han de ser vendidos al mejor postor. Otros habitantes que se venden con sumo gusto al mejor postor. Bacurau es un pueblo obligado a recordar su pasado para poder hacer frente al presente. Una aldea en la que el museo del pueblo cobra importancia vital. Los indígenas exterminados hace siglos, las revueltas campesinas que se levantaron en armas. Esas armas ahora crean manchas de sangre en las paredes que no pueden borrarse, pues entrarán en la historia.

Sorprende ver la película desarrollarse poco a poco, pasando de manera imperceptible de un género a otro. Sin desentonar pero descolocando al espectador. Comenzamos integrándonos en el pueblo, reconociendo al Mendonça de Aquarius en ese retrato de la vida cotidiana en Bacurau. La escuela, el ambulatorio, las plantaciones, el prostíbulo... Todo comienza con el entierro de la matriarca indígena. Para soportar el dolor de la pérdida hay que hacer uso de psicotrópicos que hacen que veamos el agua desbordar el ataúd. "Hoy ya he visto dos muertos" Una escena magnífica.

Pero poco a poco la vida comienza a verse perturbada. El profesor descubre que el pueblo ya no viene en el mapa. "¿Hay que pagar para aparecer en el mapa?" pregunta un inocente alumno que nos hace reír. Pero esa risa enseguida se congela pues en el mundo en que vivimos, no sería extraño que eso ocurriera un día. Una noche una estampida de caballos invade las callejas del lugar, horas antes que dos turistas aparezcan haciendo motocross.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
harryhausenn
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