Nunca digas nunca jamás

Innecesario regreso de Connery como James Bond, aquí convertido ya en un viejo de 53 años, gordo y con peluquín, con un guión infumable, confuso y sin sentido, y unas actuaciones espantosas de todos, en especial del protagonista, aunque por lo visto Connery se deja tentar demasiado por el dinero y le importa un rabano que llene su filmografía de películas prescindibles.

Este proyecto de Connery, el cuál le proporcionó varios millones de dólares por su participación (y no precisamente por recaudación en taquilla), supuso su venganza personal contra el productor Albert Broccoli, ya que cuando hizo las originales de Bond, Broccoli le pagaba una miseria y se adueñó de él.

Pero esta venganza dejó en ridículo a Connery.

Lo único positivo que le veo a esta película es que supuso la fama internacional para una jóven Kim Basinger.

Dirige el mismo de "El imperio contraataca" (Irvin Kershner).

Ese mismo año, 1983, se estrenó otra de Bond, que sí está dentro de la saga: "Octopussy", con Roger Moore (también hecho ya un abuelo).