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Primavera tardía

Drama Noriko vive con su padre viudo y cuida de él, pero ya va siendo muy mayor para permanecer soltera. Su padre desearía casarla, aunque ello represente su definitiva soledad. Lo malo es que el candidato a matrimonio se casa con la mejor amiga de Noriko. Su tía Masa le presenta a un joven a su pesar. (FILMAFFINITY)
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Críticas 32
Críticas ordenadas por utilidad
22 de mayo de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El arte de narrar una historia cuotidiana solo está al alcance de muy pocos. Yasujirō Ozu no sólo lo consigue en Primavera Tardía, sino que refleja el miedo de una sociedad regida por unos parámetros convencionales muy estrictos. Ozu profundiza en un dilema ético y personal, entre la elección de la familia o del matrimonio. De todos modos, la decisión de Noriko estará influenciada (o condicionada) por esta sociedad tan compleja.
danillobet
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12 de agosto de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocos directores han reflejado con tanta sutileza las relaciones familiares en un entorno cotidiano como lo ha hecho Yasujiro Ozu. Partiendo de un argumento que para algunos sería trivial, Ozu consigue emocionarnos profundamente al mostrarnos la relación entre un padre, que ya se va haciendo mayor, y su hija, a la cual ya se le está pasando el arroz para casarse. El respeto por las tradiciones, el amor padre-hija, el paso del tiempo y la soledad son algunos de los temas que Ozu trata con exquisita sensibilidad en esta película.

Además, Ozu, como algunas veces le pasaba a J. Ford, es capaz de hacer poesía con lo cotidiano y lo consigue sin aparentar pretenderlo, por lo cual se puede decir que las emociones y el lirismo parecen brotar de forma natural en esta inolvidable película. Valga como ejemplo de lo que acabo de decir el viaje (posiblemente el último que hagan juntos) que ambos realizan en tren poco antes del desenlace. Ayudan a ello, por supuesto, las portentosas actuaciones de la luminosa Setsuko Hara y de Chisu Ryu.

Por último, el director utiliza una sencilla planificación, con la cámara a ras del tatami, para filmar una historia sencilla y llena de humanidad. Y es que hay vidas a las que la primavera puede llegar tarde, pero no por ello dejan de ser menos hermosas.
Boo Radley
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29 de septiembre de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sólo he visto otra película suya, Buenos días (1959), y no me gustó demasiado. De una lentitud no sólo exasperante, sino inconsecuente e inservible.
Sus característicos planos a ras de suelo son interesantes, aportan un punto de vista muy distinto de la forma de rodar usual entre los cineastas, planos cortos, con gran angular y con un centro de gravedad muy bajo.
Filmar la tranquilidad de la vida cotidiana no parece muy sugestivo, y quizá no lo sea, pero de lo que se trata es de conseguir que lo sea. Y eso precisamente es lo que consigue Ozu, que está considerado un grandísimo director.
No digo que no sea una cinta valiosa, seguramente está muy valorada, pero no es mi tipo de cine. Me agrada verla, pero no es el tipo de película que me gusta. No me conmueve, no me araña los sentimientos, y no se trata de la lentitud o del tipo de relación fría y distantes que mantienen los personajes. No, es que la forma de contarla me deja un tanto frío. Comparar esta cinta con Vivir de Kurosawa, que también es una cinta fría y de sentimientos tranquilos no es descabellado. Pero aquella, que vi hace tiempo la recuerdo con verdadero cariño, mientras que esta me va dejando frío. Desde luego es una desarrollo canónico, muy ortodoxo, nada artificial y muy sentido y sincero. Pero no es la forma de rodar que más me agrada. Probablemente no aprecio las cosas en su justo punto. Simplemente soy un aficionado a ver películas, sin más, sin pretensiones, sin ver las cintas porque hay que verlas. Por eso me es completamente indiferente lo que piense el público o la crítica sobre una cinta. No me influye, ni para bien, pues hay algunas películas que se consideran estupendas y a mi me han aburrido soberanamente, y al revés, películas que han sido masacradas por los gurús de esto a mi me han encantado. Cierto es que depende un poco del estado de ánimo con el que vea las películas. Si estoy muy cansado suelen no agradarme, y, sin embargo, si las veo a mediatarde de un día sin ajetreo las saboreo más.
ÁAD
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3 de mayo de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es difícil verbalizar cual es el el poder que tienen las películas de Ozu. La simplicidad en la puesta en escena, también aparentemente en las coreografías, en los diálogos, la contención en las interpretaciones, en las acciones... No parece gran cosa. Sin embargo, su cine se mete en la cabeza de un modo casi ordenado, como si la pantalla y los compartimentos y estancias de la película se introdujeran en el cerebro en forma de cajones. Yo los abro a veces para mirar adentro, para refugiarme en sus imágenes calmadas, en sus gestos sosegados. Las películas nos interpelan, estimulan distintas partes de nuestra mente, en el caso de Ozu, sus películas sacan (al menos en mi caso) lo más auténtico, lo más sano, una mirada cristalina, y ello conlleva una paz interior. Quizás es ese el poder de las películas de Ozu, sacan lo mejor de nosotros.

El espectador, es, en cierto modo, pues, un animal adiestrado o pendiente de estarlo. Ozu nos muestra con la máxima transparencia una realidad cotidiana, y su lenguaje es una composición basica que elimina cualquier amago de falsedad o de engaño formal. En cierto modo, desde una mirada sosegada, tiene algo de neorrealismo, en el sentido que no hay trampa ni cartón. Enfrentarse a eso, para el espectador, es de inicio desconcertante, como si una luz le deslumbrara, hay que habituar las pupilas a esa realidad.

Ya en ese contexto y en ese tempo, se desarrolla una aventura emocional. Bastan las repeticiones de encuadres para que un simple giro de cámara tenga el impacto de un verso, para que el gesto de un actor a una velocidad distinta, o la reubicación de los personajes en el encuadre, nos permita acceder a profundidades insospechadas. El alma de esta muchacha, que adora a su padre, que cuida de él, que es tan feliz con lo que tiene, sin pedir más, se va poniendo al descubierto poco a poco, y se comprende su angustia, y se siente, aunque no se comparta. Y lo mismo puede decirse de su padre. El argumento de "Primavera tardía", tan extraño a nuestros días, tiene un peso emocional. Los personajes son la esencia de toda historia, y la manera de Ozu para llegar a ellos es quizá la más transparente del mundo. El genio del director japonés es como el de un prestidigitador. Me conmueve la escena en que padre e hija van al teatro, una escena acompañada por una música que desgarra, con muy pocos planos, con muy pocos cambios, llena de emociones, sin una sola palabra. Ni siquiera hay primeros planos.

Todas las historias significan algo, hasta la más pequeña, hasta la más anodina. Los personajes son la esencia, porque son el vehículo, el transmisor. Y ahí está el camino, ahí está la emoción con la que un tema trasciende. No hay ningún lugar seguro en el mundo, nadie puede refugiarse del tiempo ni de la vida. Ni siquiera el espectador, y menos cuando deja entrar en su cabeza una película de Ozu.
Uma
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1 de febrero de 2022
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La vi por primera vez el 31 de julio de 2014 y titule esa crítica como "Primavera acosada". 3 de 8 usuarios les pareció útil esta primera crítica que comentaba: "Interesante por ver una película japonesa en ocupación después de la guerra, y saber las cosas censuradas en esta película y las que muestra para ser lo más "occidental", como la marca Coca-Cola entre otras cosas. El resto no vale mucho, incluso incordia bastante... ver a la pobre muchacha amenzada para que se case una y otra vez, resultando bastante cansino. La humillación de la mujer en aquella época, donde se ve a una mujer dócil, recatada y servicial hacia el hombre. A mí Ozu me parece bastante lento y con temáticas muy parecidas, incluso en los títulos de sus películas: "Otoño tardío", "Primavera precoz",..."

Una vez vista de nuevo, primero le subo de un 5 a un 6, porque me parece más atractiva. Sí que pensaba que la figura de la hija, por ser mujer, estaba un poco acosada, pero debemos pensar en la cultura japonesa, y que al fin y al cabo, lo que se pretendía era la felicidad de la hija, no otra cosa.

Eso sí, la censura en un Japón ocupada, se impuso de una forma muy directa. Ya que no les parecía bien que concertaran la boda de esta forma, ya que parecía bastante feudal. También censuraron todo lo referente a la guerra (devastación), otra cosa que no entiendo que también censuraron "el culto a los antepasados" ya que lo desaprobaban (es por eso que no hay la referencia de ver la tumba de la madre cuando van a Kioto. Me parece raro que censuraran esto), en un principio también quisieron censurar la referencia a Gary Coopera pero al final lo dejaron porque era un elogio a un actor norteamericano, y entre otras cosas, Ozu lo tuvo un poco difícil.

Pero al final creo que le salió una buena película, donde incluso había referencias americanas como el bar "tea & coffee", el cartel de la Coca-Cola y claro está, la referencia a Gary Cooper y una de sus películas. También lo está el beisbol.

Pero la forma de filmar, la delicadeza de todo esto, y de como ha narrado la historia, merece verla. Ya que hay una constante batalla entre lo moderno y lo tradicional.

Es sencilla, pero eficaz.
edugrn
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