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Pasaron las grullas

Romance. Drama Veronica y Boris son dos enamorados de Moscú que se ven obligados a separarse cuando estalla la Segunda Guerra Mundial y Boris es reclutado como soldado para ir al frente a luchar. (FILMAFFINITY)
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Críticas 35
Críticas ordenadas por utilidad
24 de abril de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mikhail Kalatozov nos sorprende en el año 57 con un film magnifico, una genialidad del cine, una obra maestra absoluta. Es una película hermosa a cada escena, con una fotografía brillante, cómo no recordar al novio subiendo las escaleras del edificio.

En este caso la contestación a la guerra toma otro punto de vista, distinto por ejemplo al de Apocalypse Now, que nos muestra cómo se atrofia la mente humana EN la guerra, y la estupidez y aprovechamiento que da lugar estos horrendos actos de los que la humanidad tiene lamentablemente experiencia de sobra.

En este film nos muestran de qué manera se sufre en la otra vereda, es decir cómo la pasan las mujeres dejadas por sus hombres o cómo las madres sufren por sus hijos que están en la guerra. De cómo siempre hay gente que abusa de estas situaciones, aprovechándose de la debilidad de no tener a nadie en el mundo, o del drama psicológico que representa no saber si tu ser querido regresará. Y cómo no, la profunda angustia que sienten los soldados de saber si su esposa/pareja los dejó por otra persona.

Película que está cargada de sentimientos, pero no tirándolos en la cara como una película romántica cualquiera, sino que de manera inteligente, con su honestidad, sinceridad, y verosimilitud nos cautiva y atrapa en su bella trama. Recordar que no por nada fue la única película de la URSS en conseguir la anhelada Palma de Oro en Cannes.

Para concluir, les dejo un dato externos a la trama: Nikita Jrushchov luego de ver la película dijo airadamente que la protagonista era una "puta".
Natan
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5 de enero de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Una historia tradicional

Cuando pasan las cigüeñas es una tradicional historia de amor y guerra que tantas veces nos ha brindado el cine la oportunidad de conocer. Claro está, el cine clásico todavía no había ahondado en estos temas con suma profundidad. Aun así, esta película sirvió de antecedente para otras muchas películas de Hollywood que cuentan con un drama y romance que beben directamente de Cuando pasan las cigüeñas.

La cinta está basada en una obra de teatro de Rozov y cuenta como la destrucción bélica incide en la vida sentimental de muchas familias. En este caso y en representación de otros muchos romances y familias separadas por la guerra, tenemos a Verónica (Samojlova) y Boris (Batalov). Dos jóvenes enamorados que la guerra separará.

En la retaguardia la joven Verónica, interpretada por Tatyana Samojlova, sufre por su amado que no envía cartas ni noticias desde el frente. A su vez, el primo de Boris se interpone en los sentimientos de Verónica que cede ante sus repetidos y múltiples acoses. Una trama y un tema muy clásico en y para la época, dado que recientemente el eco de la segunda guerra mundial todavía resonaba y chirriaba entre la población. Por lo tanto, los temas recurrentes se acercaban en algunos casos a contar diferentes perspectivas de una gran guerra que se libró no hace mucho para aquellos tiempos de mediados del siglo XX.

*Increíbles planos

Los planos de Cuando pasan las cigüeñas son increíblemente maravillosos. La despedida de Boris esperando a su amada Verónica, con ese travelling lateral haciendo ver que muchas familias pasaron por lo mismo. En consecuencia y a vísperas de una gran guerra, nos conceden carreras frenéticas de Verónica entre la multitud para llegar sin acierto a su amado, sin diálogos ni medias tintas. Directo al corazón.

O por ejemplo, el aviso de bombas aéreas en la casa de los familiares de Boris mientras Verónica se niega con rotundidad a ir al subterráneo para protegerse de las posibles bombas y acaba eclipsando con la declaración de amor del primo de Boris hacia Verónica.

Por consiguiente en Cuando pasan las cigüeñas, observamos también los seguimientos de cámara al hombro a Boris en la guerra, al rescatar a un compañero herido del campo de batalla. Estos seguimientos hacen gala y son muestra, de lo bien pensada que está la escena que supone además un punto de inflexión en la película porque es, en ese preciso instante donde Boris, al borde de la muerte se le superponen dos escenarios en su mente. Uno, que es, en el que el mismo se encuentra, y otro escenario: el imaginativo; que supone un manifiesto de lo que pudo haber sido con su amada Verónica mezclando pensamientos y sueños entre delirios de su mas profundo ser.

*Riqueza visual

Cuando pasan las cigüeñas cuenta por si fuera poco, con una gran iluminación en los rostros de los protagonistas. Sobre todo en Verónica, una bella mujer que llena la pantalla y endulza sus sentimientos nostálgicos entre añoranzas y suma melancolía. Nos brindan también grandes planos en grúa y travelling con una delicadeza abrumadora. Un gran alarde de medios que hacen que esta historia cobre un aroma especial y que todavía hoy se recuerde con gran dedicación y romanticismo.

En esta historia se destaca la riqueza visual y su imperiosa modernidad a la hora de montar el film. El dinamismo de la película es exquisito. Jovial, romántico y desesperanzado. En el montaje se encarrila la cinta en cuanto a dar forma y carisma a la cámara, la iluminación y el sonido. Un vertiginoso y extraordinario uso de los distintos tipos de planos muestran un espíritu danzante y además, se culmina con una coreografía y escenografía muy bien elaboradas.

*Conclusión

Una obra muy bien realizada en sus escenas de acción sí hablamos de que esta cinta se estrenó en 1957. Podemos decir que en esa época ya el cine se ejecutaba de manera inteligente y se tenía muy presente a donde se quería llegar con esta historia. Cuando pasan las cigüeñas, es un cine clásico muy especial, desenfadado y rico en su lenguaje visual que se aleja de las formalidades lingüísticas cinematográficas para ir hacia algo mucho más personal.

En aquella época supuso un antes y un después. En la actualidad, el cine de Wes Anderson. Para aquella época, el cine de Mikhail Kalatozov. Sin duda, un cine moderno aunque clásico, lleno de grandes cosas.

Escrito por Cristian Urriaga Sepúlveda
Cinemagavia
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25 de octubre de 2009
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una pareja de jóvenes enamorados en Moscú corren de la mano, en medio del optimismo y la despreocupación. Todo parece dicha para ellos. Entretanto, y en lo alto del cielo, una formación -en "V"- de grullas sobrevuela el cielo límpido y recuerdan unos versos alusivos. Sin embargo, pronto y a punto de cumplir años ella -Ardilla, como la bautizó él- su novio es convocado a luchar contra las fuerzas alemanas que irrumpieron en el país. El tiempo pasa, y ninguna carta de su amado llega, sumiéndola en la incerteza con respecto a si vive o no. Paralelamente, y como en un acto de obstinación, el primo que toca en una oportunidad el piano frente a ella en un departamento, arranca las notas más enérgicas tratando de imponerse a los ruidos de la guerra, pero el bombardeo predomina, y los cristales de la ventana se rompen. En ese momento, él le declara su amor y se lanza sobre ella hasta vencer su resistencia. Pero el corazón de la mujer, con todo, permanece pendiente del interés en tener alguna novedad sobre Boris. En un hospital donde Ardilla es enfermera, un terrible ataque de desesperación de un herido porque su novia lo dejó cuando él estaba en el frente, es la fuente de una serie de dilemas morales y se discute emotivamente la situación entre los soldados y su jefe, y la mujer escapa fuera de sí del nosocomio, en una escena memorablemente filmada, su interesante cara en primer plano y un fondo de ramas de árboles en invierno que se suceden sin solución de continuidad. En fin, pero no corresponde avanzar más en la historia. Sí cuadra decir que la película está atractivamente filmada, con encuadres muy artísticos y excelentemente actuada también. El ritmo es algo lento por momentos, pero debe decirse que no hay apenas una sola escena gratuita en la cinta, todo está muy bien dirigido a narrar la historia sin "alargues" innecesarios, todo tiene su razón de ser. 8,90.
elneon
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20 de noviembre de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el marco del VX Salón del Auto Audiovisual, en la parte retrospectiva, se exhibió el film ruso “The Cranes are Flying”. Con una puesta en escena brillante y con imágenes (verdadera lección en los emplazamientos de cámara, buscando los valores dramáticos) cargadas de una poética transparente, esta historia de amor imposible es una alegoría a los amores verdaderos y a esos destinos que nunca están.

El comienzo y el final con la misma escena en el cielo donde las grullas las atraviesan, todos sentimos que en esta vida todo es efímero, aunque nuestras miradas estén dirigidas hacia donde siempre hemos querido.
gonzalo restrepo sanchez
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25 de febrero de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El amor es un movimiento del alma que impulsa el cuerpo, pero pocos artistas han conseguido plasmar esa elevación con la velocidad, fuerza y profundidad, que en "Летят журавли", Mijail Kalatozov (1903-1973), con la contribución de la fotografía de Sergei Urusyevsky (1908-1974), alcanzó en una obra maestra del séptimo arte, donde la "forma visual" y la "materia narrativa" se "equilibran" en un prodigio técnico de angulaciones y travellings. La faz luminosa de Tatyana Samoilova (1934-2014) da al movimiento físico la fuerza y hondura anímica que recorre los estados del espíritu, desde la ilusión amorosa juvenil a la aceptación madura de un amor a la humanidad, pasando por la espera incondicional de un amor ausente en la guerra. La naturaleza, en la migración de las grullas, retorna como esas ciudades y naciones, que el militar orador ensalza en el discurso final: "pasará el tiempo, las ciudades resurgirán, cicatrizarán nuestras heridas, ¡pero nunca cesará el odio feroz a la guerra! Sentimos profundamente el dolor de quienes no pueden hoy recibir a sus seres queridos. Por eso haremos todo lo posible para que las futuras novias nunca pierdan a sus prometidos, para que las madres no teman por la vida de sus hijos, para que los padres no lloren a escondidas. ¡No hemos vencido ni conservamos la vida en nombre de la destrucción, sino de la creación de nueva vida!".

"Летят журавли" (Letyat zhuravli) (1957), como "Баллада о солдате" (Ballada o soldatye) (1959) de Grigori Chujrai, o "Иваново детство" (Ivanovo Dyestvo) (1962) de Andrei Tarkovsky, introducen un nuevo tratamiento del cine bélico ruso.
"Cuando pasan las cigüeñas" está basada en la obra teatral de 1943, "Вечно живые" (Eternamente vivos) de Viktor Rozov (1913-2004), que no pudo estrenarse hasta 1956. Él mismo escribió el guion de la película, bastante diferente al de la obra original. Se amplió el ámbito de acción, muchos personajes desaparecieron o quedaron relegados a un segundo plano, se añadieron una serie de episodios, entre ellos el bombardeo de Moscú, la muerte de los padres de Verónica y el encuentro de los soldados victoriosos.
La Gran Guerra Patria, ya no es vista como el heroísmo militar de la primera línea del frente, sino como el dolor civil de la retaguardia, en la pérdida y el vacío.

Las impactantes técnicas visuales de "Летят журавли", de hecho, no fueron inventadas, sino redescubiertas por Sergei Urusyevsky. La cámara subjetiva podría haberse inspirado en "Шинель" (El abrigo) (1926) de Grigory Kozintsev y Leonid Trauberg, la óptica ultra gran angular (Urusyevsky usa una lente de 18 mm en la película) se usó activamente en "Стачка" (La huelga) (1925) de Sergei Eisenstein, y el escorzo fue un sello distintivo de todo el cine de vanguardia de los años 20. No son estas técnicas en sí lo importante, sino el hecho de que Urusyevsky supo, en primer lugar, hacerlas propias y, en segundo lugar, utilizarlas "orgánicamente", subordinándolas a la dramaturgia y la intención del film.

El actor Aleksey Batalov (1928-2017), en una entrevista, habla de la "forma" de la película, una "fantasía cinematográfica": "lo importante no son los actores, sino cómo fueron filmados" (форма картина)

El largometraje, compuesto por 10 bobinas- obtuvo la "Palme d'Or" en el Festival de Cannes de 1958 -donde participó por insistencia de Claude Lelouch, que había conocido y admirado a Kalatozov en Moscú-, pero, a pesar de su éxito de público en la URSS y Francia -con varios premios-, fue mal recibida por las autoridades soviéticas -Nikita Jrushchov señaló que desacreditaba «la vívida imagen de las trabajadoras de la retaguardia soviética» y consideraba la conducta de Veronika como «descuidada e indecente»-: la protagonista "traiciona" a su prometido, "voluntario" en el ejército. El predominio del punto de vista femenino -no el de los soldados en el frente-, y que Veronika haya tenido una conducta "inmoral" era desconcertante. El "enemigo" militar -ejército alemán- no aparece en el film, y el "antagonista real" es el primo "desleal" y el posterior comportamiento pasivo de Veronika, al unirse a él. Una cinta bélica, donde el conflicto psicológico tiene prioridad sobre el patriótico, y entronca con las novelas psicológicas de pecado, búsqueda y redención de Fyodor Dostoyevsky, no didáctica ni épica, sino íntima y lírica, que sentaba las bases de un nuevo tipo de cine en la URSS.

El amor juvenil da paso a la guerra. El personaje de Veronika evolucionará hacia una madurez, que sabrá de la culpa, el sacrificio, la lucha, la espera incondicional y la superación del dolor...
Francisco Huertas Hernández - Acorazado Cinéfilo
AcorazadoCinefilo
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